viernes, 22 de mayo de 2020

Excursión X219: Torrelodones por su pequeña Pedriza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 6,9 Km 
Desnivel [+]: 185 m 
Desnivel [--]: 185 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 1

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Para la última ruta en desconfinamiento fase 0, me reservé una que tenía muchas ganas de hacer, la que podríamos denominar la integral por la pequeña Pedriza de Torrelodones, o lo que es lo mismo, la circular al Monte de los Ángeles.

Nada más dar las ocho en el reloj del ayuntamiento, eché a andar por la calle Carlos Picabea, haciendo una breve parada junto a la Iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión, bello rincón que siempre me gusta contemplar al pasar cerca de el.

Continué callejeando hasta salir al Instituto Diego Velázquez para, cruzando la Avenida de la Dehesa, internarme por una de las muchas sendas que cruzan el Monte de los Ángeles, eligiendo la que sube directamente al depósito de agua del Canal Isabel II que abastece al pueblo. Continué por la senda que discurre a la derecha de la valla de la finca del Monte de los Ángeles, en dirección noreste, dejando atrás la espigada antena de telefonía y TV que domina el horizonte.

Esta bonita senda discurre entre encinas, jaras, tomillo y olorosas lavandas, pasando por varios aglomerados graníticos que hacen de excelentes miradores con estupendas vistas de la parte más occidental de esta pequeña Pedriza, desde donde además se contempla gran parte del pueblo y, en la lejanía, la extensa planicie de Madrid, con sus inconfundibles torres. Mucho más cerca, destaca la omnipresente silueta del Palacio del Canto del Pico, cerca del cual pasaría un poco más tarde.

Por un estrecho paso, continué por la serpenteante senda, que entre grandes rocas y matorral va abriéndose camino hasta alcanzar la tapia de la finca del Canto del Pico. El alto muro de piedras apiladas se extiende de este a oeste en perfecta línea recta.

Haciendo un giro de 90 grados hacia la derecha, continué por el borroso y estrecho sendero que, en dirección este va paralelo a la tapia, a pocos metros de ella. El primer tramo desciende por una arenosa senda, rodeado de encinas, madreselvas, juncos y jaras en flor que alegraban con sus aromas el camino, cruzando un par de regatos, ya sin agua.

La senda vuelve a subir, acercándose progresivamente a la tapia hasta alcanzar unos riscos con excelentes vistas que hacen las veces de magnífico mirador natural del Monte de los Ángeles.

Aquí se gira a la derecha, descendiendo hacia el sur, perpendicular a la tapia, para salvar un alto risco, en el que un par de escaladores se preparan para subir a su cima. La rodeamos hasta alcanzar el arroyo del Canto del Pico, también llamado del Piojo.

Desde el arroyo, la senda asciende arrimándose a la tapia, que en este tramo, de fuerte pendiente, está reforzada por una valla metálica en bastante mal estado.

El premio al esfuerzo es conseguir haber llegado al punto más alto de la ruta, a la par que disfrutar de una de las mejores panorámicas del recorrido, a nuestra derecha, toda la mini Pedriza a nuestro alcance, a la izquierda, una magnífica vista del Palacio del Canto del Pico.

La malograda casa-museo fue proyectada por José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, en ella reunió un buen lote de elementos arquitectónicos que había recolectado por toda la geografía española.

Por los muros del palacio han desfilado numerosas personalidades de la historia de España. En él falleció el estadista Antonio Maura, que residía en una mansión cercana, denominada El Pendolero, propiedad del hijo.

En una de sus visitas al lugar murió repentinamente mientras descendía por unas escaleras, según se recoge en una placa conmemorativa instalada en el interior del edificio («Bajando por esta escalera, ascendió al cielo don Antonio Maura»).

Durante la guerra civil, el Palacio del Canto del Pico fue sede temporal del Mando Militar Republicano que sirvió de cuartel general a Indalecio Prieto y al general Miaja, quienes dirigieron desde allí la ofensiva militar para aliviar a Madrid de la presión de las tropas sublevadas y que desembocó finalmente en la batalla de Brunete.

El conde de las Almenas perdió a su único hijo durante la guerra. Su muerte le ocasionó una fuerte depresión.​ Dejó en 1947 la finca y el palacio escriturados a nombre de Francisco Franco como herencia.Tras su muerte, la propiedad pasó a sus herederos. Su nieta, María del Mar Martínez-Bordiú, Merry, y el periodista Jimmy Giménez-Arnau fijaron allí su residencia a finales de los años 1970, después de contraer matrimonio.​

El palacio fue abandonado por su familia durante 13 años, durante este tiempo el edificio quedó en estado de semi ruina, saqueado y desvalijado, cuando el palacio fue comprado en 1988 por la empresa inglesa Stoyam Holdings, actual propietaria, que ante los impedimentos para hacer de él un hotel, al estar patológicamente protegido, lo ha abandonado a su suerte.

Tras contemplar el penoso aspecto que presenta el palacio, con el techo semiderruido tras un segundo incendio y lleno de pintadas, continué por la senda que, ahora muy pegada al muro, sigue en dirección este, pasando junto a grandes riscos y una enorme roca que parece estar a punto de despeñarse.

Entre jaras, juncos y alguna encina, fui recorriendo, siempre cerca de la tapia, el Monte de los Ángeles, que nos regalaba estupendas vistas de Torrelodones y, a lo lejos, los pueblos circundantes y la silueta de las cumbres de la Sierra de Guadarrama, hasta dar con un depósito de agua ya en desuso que linda con la tapia.

La desdibujada senda, rodea por la derecha el depósito y, una vez se acerca de nuevo a la tapia, gira a la derecha, en dirección sur, pasando entre unas grandes rocas, salvando la última mediante unos escalones labrados en la roca, alcanzando así el mirador de Los Robles, al que muchos acuden para tener a vista de pájaro una panorámica completa del Monte de los Ángeles y del Palacio del Pico.

Girando a la derecha, se conecta con la senda, que en dirección suroeste va bordeando los chalets más al norte de Los Robles. Este tramo está poco pisado y hay que ir atentos a los hitos de piedra que la señaliza, a la que contribuí en su mejora en los puntos más confusos.

Un giro a la derecha hace que la senda tome dirección oeste, para al poco, pasar junto a un poste de hierro caído, y al poco girar a la izquierda para descender en dirección suroeste hasta alcanzar el Canto de la Cueva, en el que se encuentra la pequeña cueva en la que hay pinturas rupestres, aunque parece ser que no son tan antiguas y en la que su acceso acceso se encuentra tapiado para evitar su deterioro.

Por una de las muchas sendas que surgen bajo estos riscos y sus adyacentes, en los que es habitual ver aficionados a la escala entrenándose, descendí en dirección suroeste hasta vadear el arroyo del Piojo, girando a la izquierda para seguirlo por su margen derecha.

Continué por el parque de Flor de Lis y por a plaza del Arca del Agua regresé al Ayuntamiento, dando así por finalizada esta panorámica ruta que rodea al completo la pequeña Pedriza que circunda el Monte de los Ángeles, privilegiada zona que tenemos la suerte de tener muy cerquita del pueblo. Por todo ello, esta excursión se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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