viernes, 25 de enero de 2019

Excursión X163: Chorrera de San Mamés

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
San Mamés
Final: San Mamés
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 16 Km 
Desnivel [+]: 702 m 
Desnivel [--]: 702 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Cinco años hacia que no veía este salto de agua, uno de los más altos de la Comunidad de Madrid, la Chorrera de San Mamés, de unos treinta metros de altura y de gran belleza natural.

La mañana, algo fresca, prometía buen tiempo, al acercarnos al histórico pueblo de San Mamés, situado a los pies de los Montes Carpetanos, a 3,5 km de distancia de la cabeza del municipio, Navarredonda, y a escasos 5 km de Buitrago del Lozoya, que hace las veces de capital de la comarca.

San Mamés fue fundada a mediados del siglo XI por los árabes y fue la capital del un municipio independiente hasta 1857, año en el que se integró en el municipio de Navarredonda y San Mamés. En este enlace podemos encontrar más información de estos dos pueblos.

Desde el aparcamiento que hay a la salida del pueblo, nada más cruzar el puente sobre el arroyo del Chorro, comenzamos la ruta, saliendo del municipio por la calleja de la Fuente, camino entre muros de piedra, que se dirige en dirección norte hacia la Chorrera.

Dejamos atrás la quesería artesanal del pueblo e iniciamos la subida siguiendo la pista que, de seguirla, se interna en el valle que ha labrado el arroyo de la Chorrera, con ella al fondo como un hilo de plata. Pero antes de ir en su busca, nos desviamos a la derecha, para seguir en dirección noreste por el Camino de los Almajanes, que discurre por la Cañada de Rendales y el Cordel de la Cárcaba, que nos llevaron al depósito de aguas de Villavieja del Lozoya, junto al que un abrevadero hace de telón de fondo de unas bonitas vistas del valle.

Continuamos por la pista que entre robles desprovistos de hojas nos dirige en dirección noroeste. A un kilómetro del depósito la abandonamos para seguir a nuestra izquierda, sin senda aparente, en dirección oeste hacia el cerro de la Mesilla.

La pendiente es elevada, lo que nos obliga a ir en zigzag para hacerla más llevadera, un muro de piedras a nuestra derecha es nuestra única referencia. En el ascenso dimos con unos hermosos ejemplares de acebos, que dan nombre a esta zona, mientras el viento helador se hacía más presente.

En la zona de las Tollas encontramos las primeras nieves, que fue en aumento conforme ascendíamos en busca de la pista que nos llevaría al arroyo del Chorro. Al alcanzarla, resguardados del viento tras unas rocas, paramos a tomarnos los bocadillos y demás viandas.

Tras el descanso, seguimos por la pista, cubierta de nieve, por la que un par de ciclistas que nos encontramos apenas podían rodar. Pasamos junto a una fuente con el agua casi congelada siguiendo en todo momento la pista que en dirección suroeste y tras algunas curvas, nos llevó a un puente que salva el arroyo del Chorro.

Continuamos por una senda algo desdibujada y paralela al arroyo que desciende por la margen izquierda del mismo, acercándonos al arroyo de vez en cuando para contemplar el nacimiento del chorro desde unos miradores acondicionados con barandillas de acero para hacerlos más seguros.

Las vistas del agua cayendo precipitadamente dando paso a la "V" del valle son sublimes y nos costó abandonar el panorámico mirador desde el que tomamos muchas fotos.

Siguiendo la senda, descendimos hasta los pies de la chorrera, contemplando desde su base los más de treinta metros del salto de agua, que proviene de los Montes Carpetanos, donde nace, a los pies del Reajo Alto y el Lomo Gordo.

El regreso es mucho más cómodo, sin precipicios y con buena senda, señalizada y adaptada no hace mucho para facilitar el acceso desde el pueblo. Cruzamos un renovado puente de madera, alcanzando una pista en el punto en que han colocado un hito rotulado como Puerta de los Carpetanos del Parque Nacional Sierra de Guadarrama, pasamos junto a una fuente y la Casa del Labrador, en penoso estado de abandono, y llegamos a la quesería.

En lugar de continuar por el Camino de la Fuente, por el que habíamos venido, seguimos, a mano izquierda por la Calleja de las Tres Iglesias hasta llegar a la bonita Iglesia Parroquial de San Mamés, dedicada a San Roque, lugar donde se llevó a cabo la coronación de la reina de Castilla Juana “la Loca”, lo que muestra la importancia que el templo llegó a tener en la zona. Junto al cuerpo de la nave, se abre un pórtico que cubre el acceso principal, de gran belleza.

En el bar del pueblo nos tomamos las cervezas para celebrar el haber finalizado esta bonita excursión que se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

lunes, 21 de enero de 2019

Excursión X162: Alto del Gobernador

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Albir
Final: Albir
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 8,6 Km 
Desnivel [+]: 479 m 
Desnivel [--]: 497 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 3,5
Participantes: 2

MAPAS 
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RESUMEN
Segunda ruta por Sierra Helada, tras la anterior al Faro Punta del Albir, en este caso ascendiendo al Alto del Gobernador, para disfrutar de esta pequeña alineación montañosa de orientación NE-SO que separa las bahías de Benidorm y Altea. Se caracteriza por su perfil asimétrico, que queda patente a lo largo de los 6 km de longitud.Su flanco SE forma una impresionante costa escarpada, mientras que el flanco NO muestra una vertiente mucho más suave, fuertemente diseccionada por la red de drenaje. El punto más alto es el Alto del Gobernador donde se sitúan antenas de radio con 435 m de altitud.

El origen, tanto de la sierra como de los islotes Mitjana y de la Isla de Benidorm, es tectónico, probablemente del comienzo del plioceno. El acantilado está formado por materiales de diferente resistencia a la erosión, como areniscas calcáreas y calcarenitas, más resistentes, o margas más erosionables. Esto confiere al acantilado un aspecto característico, donde se alternan morfologías que suceden acantilados con taludes en un paisaje único.

Como en nuestra anterior excursión, salimos desde el hotel en que nos hospedamos, el Sun Palace Albir, cercano al aparcamiento de entrada al Parque Natural de Sierra Helada. El camino discurre en su primera parte, la de ascenso al Alto del Gobernador, y por pistas en el resto del trayecto.

Nada más entrar en el Parque, seguimos la senda que nos sale a la derecha, bien señalizada con postes a lo largo del recorrido, que asciende 400 metros en 2,4 Km sin apenas tregua.

Conforme ganamos altitud vamos ganando en vistas cada vez más espectaculares sobre la bahía de Altea y Alfaz del Pi, cada vez que los pinos ofrecían un claro.

A un kilómetro del inicio de la ruta nos sale un desvío a la derecha hacia la antigua Cantera, que seguimos para alcanzar enseguida el enorme socavón que se ha horadado a la montaña, hoy día reconvertida en área de recreo, con instalaciones infantiles.

En el muro vertical que ha quedado tras la explotación se ha instalado una bonita vía ferrata de 60 metros de altura, muy utilizada para la iniciación y practica de rapel. A falta del equipo apropiado, optamos por volver sobre nuestros pasos y remontar el farallón por la senda que se dirige al Alto del Gobernador, al que llegamos tras pasar por un pequeño collado, siguiendo las marcas que bajo la línea eléctrica de las instalaciones de radar y antenas ubicadas en la cumbre, nos guiaban durante el recorrido.

Una vez superada la pendiente, alcanzamos la carretera que da servicio a las instalaciones, que cruzamos para buscar el vértice geodésico que marca el punto más alto de Sierra Helada, ubicado en una de las esquinas valladas del recinto.

Desde el vértice, las vistas de la bahía de Benidorm y los acantilados precipitándose en el mar son impresionantes. Tras las fotos de rigor, iniciamos el descenso, siguiendo la pista que recorre en dirección suroeste parte de la cresta de la sierra, para luego girar al noroeste hacia la Marina Baja. Pasamos junto a algunas fincas y buscando la carretera N-332 en busca de la parada del autobús 10, ubicada frente al camping Benisol, que nos llevó de nuevo a la playa de Albir.

Por las espectaculares vistas de esta sierra esta excursión se merece 3,5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

sábado, 19 de enero de 2019

Excursión X161: Faro Punta del Albir

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Albir
Final: Albir
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,6 Km 
Desnivel [+]: 554 m 
Desnivel [--]: 554 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
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RESUMEN
La Sierra Helada (en valenciano Serra Gelada) es Parque Natural de la Comunidad Valenciana desde el 11 de marzo de 2005, abarcando una superficie de 5.564 ha. Está formada por un impresionante relieve, que se alza abruptamente desde la planicie de Benidorm y Alfaz del Pi. La sierra da lugar, en su frente litoral, a espectaculares acantilados de más de 300 m.

Y para conocer uno de sus recorridos más popular, que lleva al faro de la Punta del Albir, salimos desde el hotel en que nos hospedamos, el Sun Palace Albir, cercano al aparcamiento de entrada al Parque. El camino discurre por la antigua carretera que llevaba al faro, por lo que es accesible para todo el mundo, con poca pendiente y muy bien señalizado.

Nada más comenzar el recorrido, se encuentra una pequeña zona recreativa con mesas de madera y una fuente al doblar la primera curva. Enseguida por la izquierda nos sale una senda que entre pinos lleva a la Cala del Metge, pero que no será hasta la vuelta que la sigamos.

Continuamos hacia el faro, y tras otra curva, también a la izquierda, alejado unos metros del camino, se encuentra el primer mirador, protegido por un muro de piedras y madera, desde el que se tiene unas vistas espectaculares de la bahía de Altea y Calpe con el Peñón de Ifach, majestuoso, alzándose en medio del mar. Detrás las montañas. La sierra de Bernia, el Ponoig, Puig Campana, Cabeçó d’Or y la ciudad de Altea. Las fotos con tan incoparable fondo son inevitables.

Continuamos y un poco más adelante, tras otra curva a la izquierda, nos surge un segundo mirador, separado también unos metros del camino, justo antes de entrar en un túnel excavado en la roca. Las vistas son análogas a las del anterior, mejoradas en la parte de la playa de Albir por efectos de la perspectiva. Un panel informativo detalla cada uno de los puntos de interés de la panorámica.

De vuelta al camino, pasamos bajo el túnel, divisando a la derecha una roca con curiosas incrustaciones, que en realidad son fósiles de unos moluscos bivalvos, los condrodontos, ya extinguidos desde hace más de cien millones de años, y que vivían en el fondo marino que por entonces era esta sierra.

Desde aquí, al fondo divisamos ya nuestro objetivo, el faro del Albir, con los restos de la antigua torre Bombarda a su lado. Seguimos avanzando y después de otra curva a la izquierda, nos sale una senda que desciende al Racó del Pallarés, una playa muy visitada en verano, descendemos para conocerla, con cierta dificultad por la pendiente y con cuidado de no resbalar.

De vuelta al camino, continuamos disfrutando de las vistas del mar, y tras unas cuantas curvas, a mano derecha, en la ladera de la montaña, divisamos la cueva del Bou o boca de la Ballena, una cavidad producto del agua filtrada sobre la roca caliza a la que accedemos por una senda que remonta la ladera entre arbustos para disfrutar de las vistas y descansar a la sombra de su cavidad.

Tras el pequeño descanso, descendemos y continuamos el camino, donde enseguida encontramos otra senda a nuestra izquierda que desciende a la playa, y que además permite visitar las minas de ocre y la Cala de La Mina, lo que haremos a la vuelta de la visita al faro.

Desde aquí hasta el faro no queda mucho, pero antes, a pocos metros nos volvemos a desviar para conocer un nuevo mirador, llamado llamado Alfonso Yébenes Simón, que nos sale a la derecha, con cierta pendiente, pero protegido con vallas de madera. Ascendemos hasta la cresta, lo que nos permitió ver la parte de la sierra que da a alta mar, con sus impresionantes acantilados. Aquí nos hicimos muchas fotos, incluso nos salimos del terreno vallado, con muchísimo cuidado porque la altura es considerable, para ver la parte del faro que da al mar.

Tras las magníficas panorámicas, descendemos para seguir el camino al faro, al que llegamos enseguida tras superar un repechón. Desde las barandillas que rodea el faro, aún en funcionamiento, tenemos 360 grados de impresionantes vistas. Dicen que desde aquí con un poco de suerte se pueden ver delfines molares, que viene a alimentarse alrededor de la piscifactoría que hay entre el faro y el peñón de Ifach, pero nosotros no tuvimos tanta suerte.

El faro fue restaurado en el año 2011 y se ha convertido en un centro de interpretación de la sierra y el propio faro con paneles explicativos de la historia y funcionamiento del mismo, con imágenes e instrumentos de la época. Junto al faro se encuentra la torre Bombarda, torre vigía construida en el siglo XVII para defenderse de los piratas berberiscos y destruida durante la guerra de la independencia.

De regreso, nos desviamos a la derecha para visitar las minas de ocre y la cala de La Mina. Con cuidado de no resbalar en el primer tramo, el de mayor pendiente, descendemos por la senda, bien señalizada.

Enseguida, entre arbustos nos encontramos estas minas, explotadas ya por los fenicios y romanos y que duró, después de varios periodos de abandono, hasta mediados de siglo pasado. A la derecha de la senda principal nos aparece una pequeña cueva de paredes oxidadas por el hierro de las piedras. El ocre se utilizaba como pigmentación, basta tocarlo para comprobarlo.

Proseguimos este sendero hacia abajo y siguiendo unos pilares de piedra, restos de la antigua construcción para transportar el ocre hasta el mar, lugar donde los barcos lo llevaban a tierra, llegamos a la impresionante Cala de La Mina, lugar de fondeo de numerosos veleros e ideal para refrescarte si es época de calor, que no era nuestro caso.

Sus aguas limpias y transparentes y la tranquilidad del lugar invitan con buen tiempo a un refrescante baño o simplemente un descanso, como hicimos nosotros. Bordeamos la cala, para seguir por un sendero que nos lleva paralelos al mar al otro extremo de la cala. Desde ahí remontamos el barranco para regresar al camino, justo en la misma curva del desvío a la cueva.

Continuamos el regreso en plácido paseo hacia el aparcamiento de la entrada al Parque, pasando de nuevo por el túnel, pero a pocos metros de llegar a la zona recreativa, nos desviamos a la derecha para seguir la senda que dejamos pendiente que baja a la Cala del Metge, siguiendo un amplio camino entre pinos, donde nos esperan las aguas limpias y cristalinas donde si hubiese sido factible, seguro que nos hubiésemos dado un chapuzón. Continuamos desviándonos a la derecha para seguir una senda que bordea unas fincas y va a salir a la entrada del Parque.

Antes de regresar al hotel, descendimos a la playa del Albir, pasando junto al Centro de Educación Ambiental "Carabineros" y continuamos el descenso hasta llegar al Paseo de las Estrellas el paseo marítimo de Alfaz del Pi, en el que se va reflejando el nombre –dentro de su estrella de piedra y bronce- de los homenajeados en cada edición del Festival de Cine que cada mes de julio celebra este pueblo.

Tras el bonito paseo junto al mar, regresamos, pasando frente a la Villa romana, que data de los siglos II a V después de Cristo. La cuesta de la calle Camino de la Cantera nos devolvió al hotel desde donde iniciamos esta ruta fácil, didáctica e interesante, con excelentes vistas y llena de alicientes, que bien se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

lunes, 14 de enero de 2019

Excursión X160: Puerto del Reventón desde Rascafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Rascafría
Final: Rascafría
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 19,6 Km 
Desnivel [+]: 903 m 
Desnivel [--]: 903 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
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RESUMEN
Después de que en nuestra excursión X157 estuviéramos por aquí, de nuevo nos acercamos a Rascafría, esta vez para subir al puerto del Reventón, en lugar del Malagosto, que tanto monta, monta tanto. El camino que atraviesa el robledal de los Horcajuelos es una parte de la antigua vía de comunicación entre Rascafría y La Granja, llena de atractivos paisajísticos.

Con un magnífico día soleado, salimos del pueblo por la Cuesta del Chorro, junto al polideportivo y piscina municipal. Pasamos un portón y entre praderas enseguida divisamos a nuestra izquierda la esbelta silueta adornada de nieve del macizo de Peñalra y Cuerda Larga, con excelentes vistas al valle del Lozoya y al remontar un poco más la cuesta que tenemos de frente, avistamos unas bucólicas vacas con la torre del Monasterio de El Paular como incomparable fondo. La panorámica no puede ser más serrana.

Justo antes de llegar al hermoso robledal de Rascafría, llamado de los Horcajuelos, enlazamos con las marcas blancas y amarillas del PR-10, que nos acompañarán durante todo el ascenso por este bello bosque, muy bien conservado, que otorga al Valle de El Paular de una singular riqueza cromática.

Desde el frescor del verde pálido del verano, a los ocres y amarillos con la llegada del otoño, y que en invierno alfombra los caminos con sus hojas secas. Un monte de mil tonalidades.

El camino, con orientación noroeste, es cómodo y de moderada pendiente. Tras un par de zetas que dibujan unas cerradas curvas, el roble da paso al pino, entrando en un peculiar y frondoso paraje salpicado de una serie de bloques de granito amontonados entre los pinos de la ladera de la montaña. Es como si un caprichoso gigante los hubiera colocado unos encima de otros para adornar el paisaje.

El más conocido de estos apilamientos es el Carro del Diablo, al que llegamos al alcanzar la pista que limita el Parque Nacional Sierra de Guadarrama con un hito en el que se lee “Puerta del Reventón” .

El diabólico carro es en realidad un grupo de enormes bloques de granito apelotonados unos contra otros y coronados por una gran roca caballera que se apoya sobre las demás en un llamativo alarde de equilibrio. 


Según la leyenda, Juan Guas arquitecto de la primitiva catedral de Segovia -que fue prácticamente destruida en el año 1520 durante las feroces contiendas de la Guerra de las Comunidades de Castilla-, vendió su alma al diablo a cambio de su ayuda para concluir el templo, que se estaba demorando demasiado. Cuando vio que sí iba a cumplir el plazo pactado, deshizo el trato con Satanás, quien en venganza convirtió en piedra el último carro de rocas que cruzaba por este punto la sierra para concluir la segunda torre de la iglesia, que de esta manera quedó inacabada.

La verdad es que con algo de imaginación, ese conjunto de bolos de granito puede parecer un carro, cargado con una gran roca. 

Con todo, nos acercamos unos metros por la pista para acercarnos a otro roquedo singular, mucho más grande y con alargadas formaciones a modo de tótem a la que nos encaramamos para obtener atrevidas fotos.

De regreso al PR-10, continuamos por él, en lo que era el antiguo camino del Monasterio del Paular a La Granja de San Ildefonso. Unos postes indicadores de los muchos que han instalado desde que es un Parque Nacional nos informa que nos quedan 5,5 km hasta el puerto del Reventón.

Primero en dirección suroeste y después hacia el oeste, el camino va ascendiendo con pendiente casi constante gracias a las múltiples zetas que realiza. En una de ellas se acerca al arroyo de Santa María, que nace cerca del puerto al que vamos y entrega sus aguas al Lozoya junto al Monasterio al que presta el nombre, Santa María del Paular.

Una curva más y nos plantamos en la explanada en la que un pluviómetro rompe la monotonía del paisaje, ya sin árboles como es habitual en estas cotas. Unas fotos junto al obsoleto medidor de lluvia nos hacen tomar fuerzas para acometer el último tramo, una subida recta hasta alcanzar los 2.039 metros de altura del puerto del Reventón.

En el puerto paramos a tomar el bocadillo, junto a un desgastado y solitario monolito en memoria del teniente coronel Ibáñez Marín, primer presidente de la Sociedad Militar de Excursiones.

Solo tres excursionistas que hacían la cuerda vimos en tan apartado lugar, antaño concurrido por los que iban y venían del Monasterio a la Granja. Confortados por las viandas y el sol, iniciamos el descenso volviendo sobre nuestros pasos, con Peñalara y la Cuerda Larga ahora a nuestra derecha y el inmenso valle del Lozoya de frente.

Al alcanzar el arroyo de Santa María hicimos un alto para acercarnos a ver las curiosas formas de hielo que el agua había formado en su lecho.

Continuamos el descenso intentando evitar en lo posible las curvas, atrochando por donde era factible, hasta llegar de nuevo al cruce de caminos, junto al Carro del Diablo, donde decidimos seguir por la senda que sale a la derecha, en dirección sureste.

Al poco, la senda dejó de existir, aunque figuraba en el mapa del IGN, se ve que poca gente pasa por allí. Cruzamos un arroyo sin nombre que desemboca un poco más abajo en el arroyo de los Apriscos, buscando sin éxito la dichosa senda, hasta que desistimos y regresamos por donde el GPS marcaba el supuesto camino hasta volver a cruzar el arroyo, donde ahora sí, se apreciaba un camino, que aunque desdibujado, remonta la ladera hasta dar con el camino de los Horcajuelos y PR-10.

Desde allí, ya por camino conocido salimos del robledal para enseguida alcanzar el polideportivo y regresar a la plaza de Rascafría, donde nos tomamos las reconfortantes cervezas, dando así por finalizada esta bonita ruta que se merece 4 estrellas.

De regreso a Madrid, paramos en la Isla para acercarnos a ver la Presa del Pradillo con sus aguas medio congelada.
Paco Nieto

FOTOS

martes, 8 de enero de 2019

Excursión X159: Garganta del río Cofio desde La Paradilla

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
La Paradilla
Final: La Paradilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 491 m 
Desnivel [--]: 491 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
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RESUMEN
Volvemos a acercarnos a La Paradilla, una pequeña población que pertenece a Santa María de la Alameda, y que está situada en el kilómetro 40,9 de la carretera M-505, que se dirige a Ávila. Hoy tocaba recorrer la garganta del río Cofio para conocer el impresionante desfiladero que este río ha labrado entre riscos y cerros.

Iniciamos la ruta en esta mañana fresquita, pero con un cielo despejado, descendiendo en dirección sureste hacia el valle por el Camino de Robledo, que enseguida dejamos para continuar por otro que nos sale a la derecha en dirección sur. Pasamos un portón y proseguimos entre vallas de piedra hacia el Barranco de La Paradilla, un arroyuelo que nace apenas 600 metros más arriba y que entrega su escasa agua al río Cofio, 1600 metros más abajo, tras tallar un pequeño y vistoso despeñadero.

Cruzado el arroyo, la senda asciende un repechón, acercándose a una valla metálica de gran altura, donde de nuevo descendemos entre rocas para cruzar sobre un túnel las vías del ferrocarril del Norte, utilizadas actualmente para unir Madrid con Ávila.

Al poco vadeamos el arroyo de la Casa, que nace dos kilómetros más arriba a los pies de un espolón del Cerro de San Benito y que 400 metros más abajo se une al Barranco de la Paradilla. Dejamos atrás otro portón y pasamos junto a un cochambroso cercado en el que había un coche oxidado, mientras contemplábamos de frente el risco de Santa Catalina.

Al poco, tras un par de zetas, alcanzamos el inicio de la garganta, a los pies del Cerro Corrales, justo donde estaba la presa de Robledo, que el 29 de septiembre de 2014, fue demolida usando más de una tonelada de explosivos. En este enlace se puede ver el momento de la voladura.

Tenía 22,7 metros de altura, 60 metros de coronación, 9.000 m3 de hormigón y 220.000 m3 de volumen de embalse, que abasteció de agua a Robledo de Chavela hasta 1990. Ha sido una de las de mayores dimensiones puesta fuera de servicio en España, culminando así el proceso de restauración de la conectividad ecológica e hidrológica del río Cofio.

Contemplados los restos de la presa, iniciamos el remonte de la margen izquierda del río, al principio siguiendo una pista de pescadores que acaba en una valla con una singular puerta a modo de parrilla que demuestra lo imaginativo que es el personal.

Seguimos lo más próximos al cauce del río, salvando zarzas y arbustos que en ocasiones entorpecían el paso e incluso nos obligaba a remontar un poco la ladera en busca de mejor paso. A nuestra izquierda, el río forma estupendas pozas que nos hacen pensar en visitarlas en verano. Rebasado el segundo meandro, pasamos por una estupenda praderita en la que nos hacemos fotos junto al río.

Al poco, cruzamos el resultado de la unión del arroyo de la Casa con el del Barranco de La Paradilla, momento en que nos tenemos que separar del río por encajonarse demasiado y así facilitar el paso. Aprovechamos para tomar el bocadillo y descansar un rato.

Durante todo el recorrido tuvimos oportunidad de contemplar el efecto devastador del incendio provocado a finales de agosto del 2012, que calcinó más de 1500 hectáreas y que supuso la evacuación de 2000 vecinos. Actualmente el entorno está en proceso de recuperación, siendo una de las 5 Zonas de Especial Conservación (ZEC) en la Comunidad de Madrid. Este es uno de los muchos enlaces sobre la catástrofe.

De nuevo en marcha, pasado un arroyuelo, nos volvemos a acercar al río. Gran error porque nos esperaba el paso más complicado del recorrido. Lo mejor hubiese sido continuar por el acantilado, como hizo uno de nosotros, o bien buscar un paso más cómodo junto al río.

Salvado el farallón, nos relajamos contemplando el río en un remanso con una gran poza y una pradera que invitaba al descanso, pero había que continuar. Con la vista puesta en el viaducto de la carretera M-505, famoso por practicarse en él puenting, como puede verse en este enlace, polémico tras varios accidentes, el último con muerte incluida.

Nos alejamos del río progresivamente ganando altura hasta alcanzar el Camino de los Gallegos, atravesamos una urbanización, pasamos sobre el túnel de la Paradilla y paralelos a la carretera llegamos a las primeras casas de la Paradilla, dando así por cerrada esta bonita ruta que se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

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