jueves, 24 de junio de 2021

Excursión X292: Río Verde de Tibi

FICHA TÉCNICA

Inicio: Urb. Terol. Tibi
Final: Urb. Terol. Tibi
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,7 Km
Desnivel [+]: 321 m
Desnivel [--]: 321 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 18

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta








PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Me apunté a esta ruta que proponía Agustín Martín por tierras alicantinas y que prometía ser fresquita por transcurrir, parte de su recorrido, por el cauce del río Verde.

Quedamos en el aparcamiento que hay cerca del restaurante Las Gemelas, en la urbanización Terol, al noroeste de Tibi, desde el que se tiene unas bonitas vistas de la Sierra del Maigmó. Aquí enlace a las coordenadas del aparcamiento.

Echamos a andar hacia la carretera de Ibi, la CV-805, que cruzamos para enseguida alcanzar el río Verde, apelativo que debe al color de las algas de sus aguas. Nace a 1100 metros de altura en la sierra de Onil y una vez remansado en el embalse de Tibi, pasa a llamarse río Monnegre, ya que el cauce atraviesa un manto de calizas triásicas negras, presentando las aguas esa coloración como reflejo del lecho por el que discurre; y al llegar a la Huerta de Alicante y hasta su desembocadura en Campello, recibe el nombre de río Seco debido a su falta de agua, provocado por el aprovechamiento íntegro para los cultivos.

La presa de Tibi la mandó construir Felipe II a finales del siglo XVI, siendo la presa más importante de Europa y de todo el mundo conocido por su altura de más de cuarenta metros, que no se superó hasta la construcción de las grandes presas del periodo ilustrado. 

Aunque sufrió una importante rotura en 1697, entró de nuevo en servicio en 1738 y aún continúa en funcionamiento.

Nos había recomendado Agustín que llevásemos unas deportivas viejas para poder meterlas sin remordimiento en el lecho del río y efectivamente, fue lo mejor, porque no tardamos nada en estar hasta los tobillos de agua, en aquellos tramos en los que no hay otra forma de progresar.

La tupida vegetación de juncos y matorral de ribera, junto con la refrescante agua, hacían muy agradable acompañar al río en su lento descenso. Un tronco atravesado en el cauce propició múltiples fotos.

A poco más de un kilómetro del inicio, pasamos bajo un puente de la carretera CV-805, justo en el punto en el que salimos por la izquierda del cauce del río, no sin antes hacernos la foto de grupo.

Pasamos junto a las ruinas del Molino Terol, testigo mudo de unos tiempos pasados que se están borrando de nuestro legado histórico sin que nadie lo remedie.

Recorremos por encima del puente, cruzamos con cuidado la carretera y giramos a la derecha para, ya en secano, seguir por el Barranco de la Fita del término, una encajonada rambla de verticales paredes que zigzaguea por un bonito pinar dejando ver su blanquecino lecho calizo.

A resguardo del sol, se hacía muy cómodo el suave ascenso por el barranco. Solo nos sale una bifurcación a la derecha, que no hay que seguir, por lo que recorrer este intrigante desfiladero no tiene pérdida.

A poco de hacer el tercer kilómetro por el barranco, lo dejamos, remontando por la izquierda la loma del Cabezo de las Zorras, siguiendo un sendero que pasa junto a un portón y más adelante por debajo de un puente, acabado en arco de medio punto.

Este es el tramo de mayor cota de altura de la ruta. Enseguida conectamos con un camino de servicio, con la autopista A-7 rugiendo, a unas decenas de metros, a nuestra derecha.

Antes de los 800 metros, el camino gira a la izquierda, en ligero descenso, describiendo una media luna, atraviesa campos de frutales y de trigo, ya secos, y pasa junto al Club Hípico Maigmó, al que nos acercamos para contemplar los ponis que tienen en una de las cuadras, así como sus instalaciones, rodeadas de huertos, almendros y otros árboles frutales.

Tras la breve parada, regresamos sobre nuestros pasos y retomamos el camino que dejamos, que poco a poco vuelve a acercarse a la autopista A-7, siguiendo paralela a ella unos 500 metros, hasta alcanzar el polífono industrial Maigmó, donde paramos a tomar el tentempié de media mañana, con la agradable sorpresa de que en la empresa de transportes Luis Tortosa, por ser el día de San Juan, nos invitaron a café alguno de los del santo, todo un detalle que agradecimos mucho.

Repuestas las fuerzas, cruzamos el pequeño polígono y giramos a la izquierda para descender por un bonito y estrecho sendero, que al poco pasa por debajo de la carretera CV-810, gracias a un enorme tubo que me recordaba al Túnel del Tiempo, una serie que me encantaba de pequeño.

Tras las múltiples fotos entrando o saliendo del túnel, nos internamos en los pinares del Mecli, un extenso bosque de pinos por el que en suave pendiente vamos bajando en busca del Barranco Salat, otra torrentera, que se va haciendo cada vez más profunda conforme avanzamos y que nace a los pies de la fuente de la Teula.

Los altos acantilados de una de sus paredes dejan ver las diferentes capas de conglomerados de lo que en su día fueron fondos marinos de las cuencas sedimentarias del neógeno-cuaternaria, hace millones de años.

Al poco, dejamos el sendero para buscar a la izquierda un estrecho pasadizo entre los farallones, dificil de encontrar si no se sabe que está allí y que lógicamente hizo disparar mucho las cámaras. La angosta hendidura da paso a una cuesta de gran pendiente, que bordea un barranco a considerable altura y que acaba conectando con el río Verde.

Agradecimos volver a mojar los pies, recalentados por los barrancos. A mano izquierda, iniciamos el ascenso por el lecho del río, entre juncos que a veces impedían un paso cómodo, obligándonos a salir momentáneamente del agua. Varios puentes de cemento que dan acceso a casas de labranza, uno de ellos con un pequeño salto de agua y poza, nos entretuvieron el regreso hasta conectar con la parte del río ya recorrida por la mañana y que nos devolvió al punto de partida.

Para terminar aún mejor la jornada, Agustín había reservado menú en el restaurante Xirau, junto a la gasolinera Maigmó, al estar el del aparcamiento completo, dando así por finalizada esta agradable excursión de agua y con rincones de gran belleza, que califico con 4,5 estrellas sobre 5.
Paco Nieto

lunes, 21 de junio de 2021

Excursión X291: Del Puerto de Navacerrada a las Dehesas de Cercedilla

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Dehesas de Cercedilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,4 Km
Desnivel [+]:  277 m
Desnivel [--]: 753 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Es muy raro que hagamos rutas lineales, en esta ocasión el ambiente en el grupo es de vaguería total y además teníamos un lesionado en recuperación, por lo que decidimos hacer un descenso y, además, tranquilito. Esto nos obliga a llevar dos coches, primero nos acercamos a Majavilán donde dejamos un vehículo para continuar juntos en otro hasta Navacerrada.

Desde el aparcamiento del Puerto caminamos por la carretera asfaltada que lleva hasta la Residencia de los Cogorros y el inicio del camino Schmid. A pesar de ser finales de junio amanece un día algo frio y bastante nublado en muchos momentos.

Al llegar a los Cogorros nos planteamos no ir por el concurrido camino Schmid que tantas veces hemos recorrido y hacerlo por una de las sendas intermedias que discurren entre el camino y la cuerda de Siete Picos.

Decidimos tomar el segundo de los desvíos que nos encontramos a nuestra izquierda por lo que avanzamos por la senda que va entre la Senda Herreros (PR-8) a nuestra izquierda y abajo, a nuestra derecha el Camino Schmid. En el comienzo es un sendero bien marcado, dejará de serlo al acercarnos al Collado Ventoso. 

La senda, siempre en sombra, discurre durante todo el trayecto junto a la isolínea de los 1900 m pero la impresión al recorrerla es de que va en subida constante.

En el kilómetro 2 de nuestro recorrido cruzamos el arroyo del Telégrafo y, al poco de pasarlo, ya circulamos por la zona conocida como Umbría de Siete Picos, en la vertiente norte de los mismos.

A menudo nos encontramos árboles secos con formas llamativas que nos piden a gritos que les hagamos unas fotos, como siempre Jorge por delante tirando del grupo y, en la cola Emilio, Teresa y yo que vamos algo mas lentos. No tardamos mucho en llegar al Collado Ventoso (1.5 horas para 4.5 Km).

Debatimos sobre subir al Cerro Ventoso, pero al final, optamos por ir al Puerto de la Fuenfría por una senda medio perdida que hay que tomar, bajando por el Camino Schmid, a la derecha a 500 m aproximadamente del Collado. 

Este sendero discurre por encima de la Carretera de la República por las zonas conocidas como El Lanchazo y La Calva y termina en la Carretera citada 200 metros antes de llegar al Puerto y con preciosas vistas del valle y del Majalasna.

Llegamos al puerto sobre las 12:30 y es allí donde paramos para beber y comer algo mientras nos deleitábamos con las panorámicas del Montón de Trigo y el Valle de la Fuenfría, que entre nubes, nos ofrecía unas excelentes vistas. 

La bajada decidimos hacerla por el Camino Viejo de Segovia que recorrí no hace muchos años por primera vez con Enrique Peso (mejórate) y es uno de los que más me gustan para subir al puerto, si es con nieve mejor.

Descendimos cómodamente, a pesar de lo deteriorado que está en alguna zona el camino. 

Nada más empezar, cruzamos el arroyo de la Fuenfría, poco después otro, sin nombre, que alimenta el anterior aguas abajo y llegamos enseguida a la bonita fuente de los Acebos, situada junto a una pasarela de madera (hay otra fuente con el mismo nombre en el mismo valle en el nacimiento del río Pradillo, cerca de la Senda Herreros).

Seguimos bajando y pasamos el regajo de la Peña y el arroyo de la Barranca, dejamos a nuestra derecha la senda que sube al Collado de Marichiva y, en unos minutos, llegamos al aparcamiento de Majavilán.

En coche hasta el Puerto de Navacerrada donde nos tomamos las preceptivas cervezas y nos vamos a comer a casita que, en esta ocasión, tenemos tiempo de sobra.

Diez kilómetros bien cómodos, en buena compañía, incluido Emilio que no es tan habitual. Se merece una calificación de 4 estrellas.
José Luis Molero

lunes, 14 de junio de 2021

Excursión X290: Cova Tallada

FICHA TÉCNICA

Inicio: Denia
Final: Denia
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 4,2 Km
Desnivel [+]: 143 m
Desnivel [--]: 143 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
La idea era acercarnos a Denia para visitar la Cova Tallada, después subir al faro del Cabo de San Antonio y contemplar los molinos de la Plana, pero el intenso calor y lo bien que se estaba en el agua en la cueva nos hizo desistir de la segunda parte de la ruta, que no estaba el día para sofocones.

Una vez reunidos en el aparcamiento que hay junto al restaurante Mena, echamos a andar en dirección sureste, siguiendo la carretera que bordea los acantilados de la costa.

Dejamos a la izquierda el mirador de avistamiento de cetáceos, en el que, además de unas estupendas vistas, hay carteles con las especies más frecuentes que se pueden divisar, habitualmente delfines mulares, el más común en todo el mundo, pueden llegar a nadar a unos 35 km/h, aunque también se avista el rorcual común, la segunda especie de ballena más grande del mundo, cada ejemplar puede llegar a medir 24 metros y a pesar más de 80 toneladas, solo es superada por el rorcual azul.

Pocos metros más adelante, seguimos por la calle que sale a la derecha, donde un cartel nos anuncia que estamos en el buen camino para ir a la cueva. Un nuevo giro, a la izquierda, nos sitúa en una cuesta, en la que, al final, nos sale la senda que lleva a ella.

Un marco con la leyenda "Denia, una obra de arte" sirve para encuadrar el bello paisaje que nos surge delante. Tras las diversas mejoras que se han realizado en el sendero, éste cuenta con muros de piedra, cuerdas, escalones y otras medidas que han ayudado a mejorar la seguridad del trayecto, que no llega a los 700 metros, pero que tiene zonas con cierto riesgo, al ser escarpadas y con pendiente.

Enseguida alcanzamos un mirador de preciosas vistas de los acantilados y calas recónditas, una de ellas nudista. Un poco más adelante, el muro de protección da paso a unas escaleras de cemento por las que descendemos con la ayuda de una barandilla de madera.

El sendero se vuelve más agreste y el calor aprieta, no hay sombras, nos espera una bajada por escalones de fuerte pendiente, afortunadamente no muy aérea.

Al llegar abajo, paramos a hidratarnos, el calor es sofocante. Solo nos refresca la contemplación del mar, que con sus transparentes aguas de colores turquesa nos invitan al baño. Estamos demasiado altos aún para llegar a ella.

En la escarpada ladera, destaca en lo alto la Torre del Gerro, una torre vigía construida en el siglo XVI para proteger esta parte de la costa de los incesantes ataques de los piratas.

Su nombre procede de su forma de jarra o jarro (gerro, en valenciano). Se eleva 125 metros sobre el nivel del mar y es un bien patrimonial de gran valor histórico en este preciado entorno natural de las estribaciones del Parque Natural del Montgó.

Llegamos al tramo en el que una cadena y un pasillo de piedra y cemento facilita el paso del inclinado talud. Toca ahora descender, entre matorral y palmitos hasta llegar a otra fuerte bajada, en la que una cuerda facilita el descenso a fin de evitar riesgos.

Una señal nos indica que solo nos quedan unos metros para llegar a la Cova Tallada, solo tenemos que descender con la ayuda de una cadena y bordear una gran roca para alcanzar, por fin, una de las entradas a la cueva, enclavada en las paredes de los acantilados del Cabo de San Antonio.

La Cova Tallada, debe su nombre al hecho de ser utilizada como cantera para extracción de piedra tosca desde el siglo XVI (la arquitectura del centro de Jávea está llena de esta piedra), aunque se han encontrado en su interior, restos de la época musulmana (S XI-XII).

Sus casi 400 metros de recorrido, consta de partes inundadas por el agua del mar y de salas secas. Mide alrededor de 75 metros de ancho y 15 metros de altura media, aunque en algunas zonas la altura llega a 40 metros.

La piedra tosca es una roca calcárea que se originó hace miles de años en la costa alicantina. Tiene una textura porosa y rugosa, y es una piedra rara, que se encuentra en muy pocas zonas del mundo. Su color pardo da calidez y se ve en fachadas del centro histórico de Jávea (Iglesia Fortaleza de Sant Bertomeu y algunas torres del castillo de Denia).

El acceso a la Cova Tallada se puede hacer sin mojarse los pies, siempre y cuando el oleaje sea débil, en otro caso no habría más remedio que mojarse, pues hay que salvar un pequeño tramo de rocas y utilizar las dos manos para ir agarrándose en la parte superior de las mismas. En este vídeo se aporta más información.

Entrar en la cueva fue todo un espectáculo, no la imaginaba tan grande, a pesar las fotos que de ella había visto. Se necesita bastante tiempo para explorarla, ya que hay muchas salas, unas secas y otras inundadas de agua, algunas oscuras en las que se necesita iluminación con linterna o frontal.

Por todas partes de su interior se pueden encontrar marcas de cortes de cinceles en las rocas, en el suelo, dentro del agua, en las paredes, en el techo...una maravilla de la que no sabíamos cómo irnos.

Bajo su inmensa bóveda nos tomamos el tentempié mientras, al fresco de su brisa, nos recuperábamos de la solanera soportada hasta llegar a su acceso.

Unos refrescantes baños y una exploración rápida de la cueva, además de las infinitas fotos, muchas de ellas de bellos contraluces, hicieron las delicias del personal antes de iniciar el regreso.

Desandamos el entretenido pero algo peligroso camino que, eso sí, ya bien fresquitos, se nos hizo más llevadero que el de ida y eso que, lógicamente, ahora tocaba subir en lugar de bajar.

Como opción al llegar a la carretera se puede bajar a una bonita cala rocosa que también tiene una pequeña cueva.

Nosotros preferimos rematar bien el día, degustamos una riquísima paella en el restaurante Mena, desde el que teníamos unas excelentes vistas del mar, de los acantilados y parte de la ruta que habíamos seguido, dando así por finalizada esta estupenda excursión que tendremos que repetir completa con menos calor y a la que le otorgo 4 estrellas.
Paco Nieto

P.D.: Si alguien quiere hacer esta ruta, debe tener en cuenta que del 5 de junio al 30 de septiembre está prohibido el acceso sin reserva bajo sanción. En esta web se puede tramitar la reserva.

lunes, 7 de junio de 2021

Excursión X289: Lagunillas de Peguerinos

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Peguerinos
Final: Peguerinos
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 10,5 Km
Desnivel [+]:  247 m
Desnivel [--]: 247 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Jorge Isidro nos propuso esta ruta por su segundo pueblo, Peguerinos, como paseo previo a la paella y parrillada que nos iba a preparar en su casa. Ya se sabe que para este tipo de eventos, más vale ir con hambre.

Aparcamos en una de las últimas calles de la Urbanización Las Damas de Peguerinos para así tener el campo cerca y en cuanto estuvimos todos echamos a andar, entre arbustos en flor.

Salimos en dirección sur para luego dirigirnos al oeste, buscando una pista forestal que nos acercó a la hermosa lagunilla que forma un pequeño arroyo, que pocos metros más abajo desemboca en el arroyo de la Losilla.

La chaca de las Ranas, le llama él, por la gran cantidad que suele tener de estos anfibios, que con su continuo e incansable croar intentan atraer a las hembras.

Proseguimos cruzando un portón, remontamos una senda, junto a un muro de piedras, para enseguida abandonarla a la derecha, campo a través, en dirección norte hasta dar con otra pista. Por ella seguimos hacia la izquierda.

Pasamos junto a un numeroso rebaño de vacas y desde unas rocas tuvimos unas estupendas panorámicas de la dehesa donde estaban pactando plácidamente.

La pista cruza el arroyo de la Losilla, que apenas nacido unos metros más arriba, apenas llevaba agua. Pasamos junto a un pilón en el que nuestra mascota se refrescó a placer.

Enfrente se ubican unos búnker de la Guerra Civil, bastante camuflamos a un lado del camino.

Retrocedimos unos metros sobre nuestros pasos para luego seguir por la pista que nos sale a la izquierda, que en dirección noreste se dirige al pequeño refugio de piedra que hay cerca del embalse de Cañada Mojada.

Antes, dejamos a la derecha una extensa pradera de la que se adivinaban varías charcas, ahora muy exiguas por el estiaje, pero que seguro recobrarán vida con las lluvias del invierno.

Cruzando un pinar, llegados al refugio, pasamos a su interior. Nos sorprendió lo bien cuidado que estaba y el que tuviese sartenes, parrilla y hasta una olla exprés. Todo preparado para pasar unas cuantas jornadas en él.

Junto al refugio, a la sombra del pinar de enfrente, paramos a tomar el aperitivo de media mañana. Tras el breve descanso, continuamos por la pista por la que habíamos venido, nos acercamos a ver un pilón que hay a la izquierda, llamada fuente de los Pastores.

Un poco más adelante, al encontrarnos con el arroyo de Chubieco, dejamos la pista para acercarnos a contemplar, a la derecha, el embalse de Cañada Mojada, del que tuvimos unas primeras imágenes muy bonitas.

En esta zona existen dos pequeños embalses, el Embalse de Tobar, que conecta con el de la Aceña por un túnel y el pequeño y encantador Embalse de Cañada Mojada, que suministra agua potable a la localidad de Peguerinos.

La cabecera del río de la Aceña está formada por tres arroyos que parten de las laderas meridionales de Cueva Valiente, y que son: el de Collado Hornillo, el del Valle de Enmedio y el del Chubieco, donde nos encontramos.

A unos dos kilómetros de Peguerinos, río arriba, los tres arroyos se unen, entrando así a formar parte de la cabecera del citado embalse de la Aceña.

Rodeamos el embalse por su lado oriental hasta conectar con la pista que nos acercó al espolón de la presa. En este tranquilo y precioso rincón nos hicimos la foto de grupo y otras tantas del majestuoso entorno. Un remanso de paz bajo un mar de nubes que sus quietas aguas reflejan para aumentar, si cabe, su belleza.

Tras el breve descanso, proseguimos por la pista, que pronto abandonaríamos, nada más pasar un portón, para seguir por la derecha en busca del arroyo del Chubieco, que vadeamos para continuar, en leve ascenso, por el Rehoyo, una verde pradera salpicada de pinos.

Al conectar con el Camino de los Trampales, lo seguimos a la izquierda, entre un murete de piedra a nuestra derecha y un pinar al lado contrario. El camino termina en un portón que da acceso a un cruce de caminos, junto a unos corrales de carga de ganado.

Continuamos por el camino que, en suave cuesta, se dirige hacia el sureste, al poco alcanza un depósito de abastecimiento de agua de la urbanización de la que partimos y, siguiendo una de sus calles, llega al punto de inicio.

Dimos así por finalizada esta agradable ruta, que no el día, porque faltaba lo mejor de la jornada, la parrillada y otros manjares que junto a la rica paella hicieron de esta excursión el merecer un par de estrellas más, total 5 le otorgo.
Paco Nieto

FOTOS