lunes, 27 de enero de 2020

Excursión X205: Fuenfría invernal

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas
Final: Las Dehesas
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10 Km 
Desnivel [+]: 720 m 
Desnivel [--]: 720 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc

RESUMEN
A menudo, cuando andamos por el monte, o al preparar la mochila, o al acabar las excursiones, me pregunto: ¿hasta cuándo podremos disfrutar de ello? Viejos no somos, aunque canas ya tenemos, tampoco somos unos jovenzuelos. Me suelo contestar que tenemos cuerda para rato, para mucho rato. Pero ¿cuánto es ese rato? ¿podríamos llegar hasta los 86 años? 

Vayamos con la excursión. Ya he participado en unas cuantas con este grupo de los lunes y lo lógico es que ya me tocase hacer la crónica, así es que lo acepté cuando me lo propusieron, haciéndome un poco el remolón claro, pero de buena gana.

En esta ocasión éramos siete participantes humanos y dos perrunos, Vitto y Twiter. Iniciamos la caminata en el aparcamiento de Majavilán, en Las Dehesas de Cercedilla, en torno a las 10h30. A priori teníamos la intención de subir vía Puerto de Fuenfría hasta la cumbre del Montón de Trigo, si bien no con mucho convencimiento ya que existía la posibilidad de que la abundante nieve nos lo pusiera difícil, como finalmente sucedió. 

Las predicciones decían que el día seria frío y nublado, y que tal vez lloviera por la tarde. Si bien, como otras tantas veces nos ha sucedido, la realidad suavizó mucho esa predicción. Incluso tuvimos sol y calor en buena parte de la jornada.

Sabíamos que habría mucha nieve, pero en el primer tramo apenas había. Por lo que de momento no utilizamos los mini crampones, o ‘los pinchos’ como solemos llamarlos. 

Desde el arranque tomamos un camino distinto al del track previsto, aunque algo más adelante coincidimos con él en algún tramo. En concreto utilizamos el Camino Viejo de Segovia (PR-M-30), que nos llevaría de forma bastante directa hacia el Puerto de la Fuenfría. La primera fase era entre pinos con el camino-pista bien diferenciado, en leve ascenso, con algo de nieve, que iba aumentando conforme ascendíamos. 

Pronto algunos nos pusimos los pinchos, seguramente no eran del todo necesarios ya que la nieve no estaba helada, pero nos deban mayor seguridad al movernos. Durante esta fase disfrutábamos de bonitas vistas del valle y en especial del Pico Majalasna, el primero de los Siete Picos, ese que mirando desde el lado madrileño esta a la izquierda, un tanto separado del resto, y un poco más abajo, y que es invisible desde el segoviano.

En este tramo cruzamos el Arroyo de la Barranca, el Regajo de la Peña, pasamos junto a la Fuente de los Acebos y cruzamos por un puentecito de madera el Arroyo de Fuenfría.

Más adelante la pendiente se empinó bastante, sin abandonar el camino, ahora más bien una senda, de forma directa hacia el puerto. La nieve era cada vez más abundante. Esta parte prácticamente no había sido transitada, por lo que, pese a que seguíamos las huellas de excursionistas más madrugadores, pisábamos nieve prácticamente virgen, y teníamos que estar atentos para no hundirnos en ella. Algunos de nosotros se habían puesto raquetas de nieve, por lo que en teoría nos irían abriendo camino, si bien no siempre era así. 

Conforme ascendíamos entre los pinos, cargados de nieve, el paisaje a nuestro alrededor iba mejorando. Todo era como una de esas impresionantes postales o calendarios invernales con muchos pinitos abarrotados de nieve. En ocasiones presentaban formas caprichosas por lo era una tentación hacer fotos.

Y llegamos al Puerto de la Fuenfría, con sus casi 1800 metros de altitud. A la derecha llegaba la Calzada Romana y un poco más allá la Carretera de La República. Y a nuestra izquierda veíamos perfectamente el que inicialmente era nuestro objetivo, el Montón de Trigo, y también el más próximo y bajito Cerro Minguete. 

No son pocas las veces que hemos estado es este puerto, la mayoría con nieve, y lo que siempre ha sucedido es que allí nos encontremos a otros excursionistas, bien senderistas, bien ciclistas. En esta ocasión no iba a ser menos. Allí había un grupo de unas quince personas, la mayoría de ellos antiguos ´telefónicos’, como muchos de nosotros, lo cual hizo que el encuentro fuera muy cordial y amistoso. 

Eran mayores que nosotros, yo diría que bastante más mayores. Charlamos un rato con ellos, incluso alguno nos dice su edad, uno iba a hacer 79 años, en general por ahí andaban, pero … ¿Qué edad tenía él ‘menos joven del grupo’?, pues eso: ¡86 añitos de nada!, y por supuesto no los aparentaba, ahí que estaba, hecho un chaval, en el Puerto de la Fuenfría, al que sólo se podía llegar pisando una gruesa capa de nieve, fuese cual fuese el camino utilizado. Entonces ¿Qué? Repito la pregunta que me planteaba al principio: ¿estaremos tragando montañas nosotros a esa edad? ¡Pues claro que sí, faltaría más!

En el puerto nos hacemos la foto de grupito, comemos algo, compartiendo viandas, y bebemos el buen vino que nos lleva el otro Jorge. A estas alturas de la jornada, ya habíamos decidido que no subiríamos hasta el Montón de Trigo, y que recortaríamos algo la ruta con el fin de poder llegar a comer a Cercedilla. Sin entretenernos mucho reanudamos la marcha, para llegar a tiempo al restaurante. Bueno, antes nos hacemos algunas fotos dentro de un pino en el mismo puerto, al que el peso de la nieve había doblado totalmente las ramas de forma que lo convertía en una gran cabaña.

Seguimos en ascenso por la izquierda, empinado sendero que nos dirige hacia el Cerro Minguete, y que trascurre prácticamente sobre la frontera entre Segovia y Madrid. Los pinos van desapareciendo, lo que en principio nos permite tener mejores vistas, ahora de todos los Siete Picos, de La Bola, Las Cabezas, Peñalara, etc. Todo blanco brillante por la nieve. Y mirando hacia abajo, por el lado madrileño, las lejanas nubes bajas nos decían que hacía mejor donde estábamos que en Madrid. Alguna nube se nos acercaba caprichosa, ocultando y descubriendo el Montón de Trigo. Incluso durante unos instantes estábamos con niebla, pero fue sólo eso, un instante. 

Conforme subíamos, ya sin árboles, apareció el viento que durante lo poco que nos quedaba de ascenso hasta el Cerro Minguete fue fuerte, algo frío e incluso molesto.

Por tanto al llegar al cerro (poco más de 2000 metros de altura) nos hicimos alguna foto rápidamente, y seguimos, ahora con algo de descenso. Así llegamos, siguiendo caminado por la frontera, hasta la Peña Bercial, que dejamos ligeramente a nuestra derecha.

Avanzábamos en ruta circular en sentido contrario a las agujas del reloj, o levógiro, como dirían los mas letrados. Seguimos, ahora sí, descendiendo con rapidez, hasta una pista forestal que se adentra hacia el lado segoviano por una puerta-valla, y por el otro hacia el madrileño, es la ‘pista de la Calle Alta’. Pero nosotros no tomamos esta pista, la dejamos a nuestra derecha, y ‘atronchamos’ bajando a lo bestia por un senderillo invisible por la nieve, prácticamente en línea recta hacia los coches. Aquí volvíamos a tener muchos pinitos con nieve.

Continuamente parábamos a hacerles fotos, ya que las formas que adquirían por el peso del manto de nieve invitaba a parar y plasmar cada momento.

Esta fuerte bajada nos llevó, por la zona denominada El Hoyuelo, hasta el camino por el que habíamos iniciado la jornada ‘el Camino Viejo de Segovia’. Ahora habíamos descendido unos 250 metros en 1´5 km, desnivel que a la subida hacia Fuenfría nos había supuesto unos 3 km. 

De nuevo en este camino ya casi no había nieve, por lo que nos quitamos los ‘pinchitos’, y raquetas, y hacemos en sentido contrario al inicial kilometrito que nos separaba de los coches en Majavilán. Cuando llegamos nos cambiamos el calzado con rapidez y sin ‘estirar’ ni mínimamente nos vamos a Cercedilla, no vaya a ser que llegásemos demasiado tarde para poder comer. Habíamos reservado mesa en el Restaurante La Maya, donde comimos de menú, dando así por finalizada una preciosa jornada.

En resumen, el tiempo fenomenal, prácticamente todo el recorrido con abundante nieve, paisajes fantásticos y final con comida feliz. Y, además, vimos con nuestros propios ojos que para subir a la montaña la edad no es problema, recordemos ¡al menos hasta que tengamos 86 años!

Pues que sean 5 estrellas.
Jorge Montero

lunes, 20 de enero de 2020

Excursión X204: Canal del Guadarrama y Presa del Gasco

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14 Km 
Desnivel [+]: 334 m 
Desnivel [--]: 334 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Como la borrasca Gloria se había instalado en la mitad de la Península, la previsión del tiempo por la Sierra era de lluvia e incluso nieve, lo que nos llevó a buscar zonas menos expuestas para nuestra excursión del lunes.

De ahí surgió la idea de hacer esta ruta por uno de los parajes más singulares de los alrededores de Torrelodones, el canal del Guadarrama y la Presa del Gasco.

Reunidos en la plaza de la Constitución, echamos a andar hacia la calle Huertos, pasamos bajo los colosales túneles de la autovía de la A-6 para enseguida girar a la derecha y ascender, por una empinada escalinata, de maderas a la Torre de los Lodones, atalaya que toma su nombre del almez, árbol que también es conocido como lodón o lotonero y que era abundante en su enclave y de aquí que, por extensión, el caserío surgido a sus pies acabó llamándose Torrelodones.

Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI, durante el periodo andalusí, y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo, con la que la población musulmana intentaba frenar el avance de los reinos cristianos.

Siempre me ha emocionado sentir el viento de la historia al imaginarme lo que vieron desde ella los primeros moradores de sus almenas, y los sucesivos oteadores del horizonte infinito que desde ella se contempla, especialmente bellas, llegándose a divisar a lo lejos La Peñota, Bola del Mundo, La Maliciosa, Cuerda Larga, la planicie de Madrid con sus torres a modo de faros de la urbe y más cercano, el Palacio del Canto del Pico, como levantado en un pedestal.

La verdad es que las panorámicas invitan a quedarse a disfrutarlas un buen rato, cosa que he hecho muchas veces, pero teníamos toda la ruta por delante y había que continuar.

Descendimos del risco en el que se asienta la torre y en dirección suroeste, nos dirigimos en busca del Camino del Pardillo, pasando previamente por un precioso pinar de altas copas y varios riscos a los que bordeamos, acercándonos a un mirador natural de excelentes vistas.

Alcanzamos el Camino del Pardillo, llamado así porque conecta Torrelodones con Villanueva del Pardillo, calzada por la que se proveía antaño a las múltiples tabernas y posadas de Torrelodones con el vino y viandas de ese pueblo. Pasamos justo por encima del túnel del ferrocarril, ascendimos hacia la Casa del Enebrillo, pero poco antes de llegar a ella, nos desviamos a la izquierda para continuar por un camino que pasa junto a unas ruinas de lo que nos pareció alguna instalación de ocio.

El camino ofrece, entre encinas, unas bellas vistas hacia el pueblo y, al poco, alcanzamos el Mirador del Búho, donde disfrutamos, desde su banco de piedra, de las excelentes panorámicas de la llanura Madrileña, la Torre de los Lodones, el Palacio del Canto del Pico y el Canal del Guadarrama.

Tras el breve descanso, descendimos por la pista que en varias revueltas a modo de zetas, desciende hasta la ribera del arroyo de la Torre, por la que seguimos hasta que se convertirse en senda, alejándose del arroyo para volver al poco a su encuentro al alcanzar el Canal del Guadarrama, al que seguimos en su serpenteante recorrido hasta llegar al plácido pinarcillo donde aflora el canal a nuestra vista y la pista que sube a las Casas de Isabela, desde donde disfrutamos de unas hermosas vistas tanto del embalse de Molino de la Hoz como de la Sierra y presa del Gasco.

El Canal del Guadarrama, fue una ciclópea obra que pretendía realizar un canal navegable de 771 km, que, salvando un desnivel de 700 metros, hubiese unido fluvialmente la ciudad de Madrid con el océano Atlántico, partiendo de una presa que habría de construirse a la altura de Torrelodones, enlazaría las cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Záncara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar y Guadalquivir. Sólo pudieron ejecutarse los primeros 27 km del canal y la Presa de El Gasco, su embalse regulador. Aquí muchos más detalles del proyecto.

Descendimos de las casa de Isabela para volver al Canal del Guadarrama que seguimos a nuestra izquierda por el camino que nos lleva hasta la Presa del Gasco, donde disfrutamos de sus vistas y de los bocadillos que llevábamos, resguardados del viento al fondo del muro.

La presa es un inmenso muro diseñado, en su momento, como la más alta del mundo, con 93 metros. De este proyecto, sólo se conserva un lienzo de 53 metros de altura y 251 de longitud, con una anchura que oscila entre los 72 metros de la base y los cuatro de la parte superior.

El infortunio hizo que el 14 de mayo de 1799 se derrumbara parte del muro meridional, después de que una terrible tormenta, dejando al descubierto sus juntas laterales y muros transversales, cuando se llevaban 53 metros construidos y 12 años invertidos.

Descansamos un buen rato en el privilegiado mirador en el que se ha convertido la presa, que los siglos han coronado de encinas y enebros, mientras nos asomábamos a sus precipicios, no aptos para gente con vértigo, pensando en el triste final del ingeniero francés Carlos Lemaur, al que se debió la iniciativa de su construcción, y que se suicidó, antes de ver acabada su obra. Tampoco sus hijos, continuadores del proyecto, lograron verlo acabado, permaneciendo desde el día de la tormenta tal como lo contemplamos hoy.

Tras la parada, volvimos sobre nuestros pasos, para desviarnos al poco a la izquierda y remontar por una empinada senda que enlaza con el Camino de la Isabela, por el que continuamos, en dirección norte, iniciando desde él un prolongado ascenso hasta Torrelodones, pasando junto al Cerro Gurugú, a cuyos pies están situadas la Casa de Panarrás, caserón de estilo vasco que fue construido por un marqués a principio del siglo XX. Durante la Guerra Civil se convirtió en puesto de mando republicano en la batalla de Brunete por sus vistas estratégicas al flanco norte de esta ofensiva.

De nuevo en el Camino del Pardillo, continuando en dirección norte, pasando, un poco más adelante, junto a la Casa del Enebrillo, descendiendo hasta alcanzar el túnel del ferrocarril, donde giramos a la derecha para seguir por una senda paralela a las vías del tren, acercándonos a un par de miradores naturales de excelentes vistas al oeste de la urbanización Las Marías.

Sólo quedaba descender hasta la explanada que se abre al oeste de la torre, pasar por el viaducto bajo la A-6, y llegar a la plaza del Ayuntamiento, inicio y final de esta interesante y cultural excursión que bien se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

lunes, 13 de enero de 2020

Excursión X203: Tejos Milenarios del Barondillo

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Isla. Rascafría
Final: La Isla. Rascafría
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,6 Km 
Desnivel [+]: 701 m 
Desnivel [--]: 701 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Nuevamente volvemos por la zona de los tejos en el valle de la Angostura o Lozoya. En esta ocasión nos reunimos un grupo bastante numeroso para lo acostumbrado, hasta once senderistas más los perritos vamos llegando al aparcamiento, junto al restaurante la Isla.

Últimamente quedamos un poco mas tarde por lo que comenzamos la ruta a las 10:30 de la mañana. Como en tantas ocasiones cruzamos el río de la Angostura junto al restaurante y tomamos la senda que, en dirección SW, transcurre por el margen derecho del río que en esta zona la cartografía del IGN lo denomina Angostura y que unos kilómetros aguas abajo, junto a Rascafría, le cambia el nombre por el de rio Lozoya.

En un momento llegamos al embalse del Pradillo donde paramos a contemplar la bonita cascada que se genera en la presa del mismo. Continuamos por la senda PRM25 entre pinares donde podemos comprobar los efectos de una buena ventolera que la logrado arrancar árboles aparentemente sanos y, algunos de ellos, de gran porte.

Aproximadamente en el Km. 2.700 de nuestra ruta dejamos la PRM25 y, claramente hacia el Sur, tomamos una senda que va junto al Arroyo de Valhondillo, que cruzaremos varias veces. El perfil se va haciendo un poquito mas duro y los que vamos más lentos nos descolgamos un poquito del resto. 

Cruzamos la pista conocida como Camino de las Vueltas y continuamos por la bonita senda, junto al arroyo, dejando a nuestra izquierda la pista que, paralela a la senda, discurre poco algo más alta. La volvemos a pisar cerca del Km 4.00 de nuestro recorrido. Hacemos una paradita junto al arroyo para comer, beber algo y recuperar fuerzas.

Continuamos la marcha y enseguida cruzamos el arroyo de los Pinganillos que junto a nosotros se une al arroyo de Valhondillo, aguas arriba, en un ratito cruzamos el de las Zorras gregario igualmente del Valhondillo.

La cuesta poco a poco se va haciendo mas pesada, el arroyo se encaja y la senda se separa del mismo hacia arriba, sin darnos cuenta llegamos al destino principal de la ruta, hemos hecho cerca de 5 Km y, poco antes de llegar al milenario, hemos visto algunos tejos tras unas vallas de alambrada que intentan protegerlos.

El conocido como milenario (entre 1500 y 1800 años según un cartel informativo que está junto al mismo) está rodeado por un murete de piedras y una cerca de hierro. Nos hacemos la foto de grupo y nos acercamos a otro tejo, junto a la pista, que está catalogado como singular, algún desaprensivo ha hecho desaparecer su número.

Cruzamos el arroyo con cuidado (algunas de las piedras tienen hielo) y ya en la pista Emilio nos dice que se ahorra la última subida y que nos encontraremos justamente donde nuestro track cruza el camino nuevamente.

A partir de este punto comienza nuestra aventura a la búsqueda de una senda que viene reflejada en la cartografía del OpenCycleMap y, lo que es más raro, buena parte de la misma aparece en la cartografía del IGN 1:25000 que se puede consultar en Iberpix.

El tema es que desde que dejamos los tejos atrás no vimos esa senda por ningún sitio, algunos cruzamos un tramo de grandes bloques justo por donde, teóricamente, debería estar la dichosa senda invisible.

Total, que subimos hasta la Loma de Valhondillo unos 1200 m de distancia y 261 de desnivel pisando piornos y grandes bloques, sin ver ni rastro de la senda por ninguna parte y, a veces, con pendientes del 40%.

En algunos momentos temí que se linchara allí mismo al que había diseñado la ruta pero no llegó la sangre al río, porque en parte estas penalidades se vieron compensadas por las preciosas vistas que contemplamos desde el punto mas alto de nuestra ruta (1920 msnm) hacia el macizo de Peñalara y hacia el Valle del Lozoya y Cuerda Larga, aguas abajo.

Como en la subida, en el descenso, hasta que llegamos a la pista donde nos esperaba Emilio, no vimos senda por ningún sitio y siempre teniendo a la vista al resto, cada uno bajamos por donde veíamos mejor paso y la intuición nos dictaba.

Juntos  de nuevo todos los del grupo, seguimos bajando paralelos al arroyo de la Majada del Espino, hasta encontrarnos de nuevo con el PRM25 pero, de bajada y tras cruzar el Puente de la Angostura, por el margen izquierdo del río.

Rápidamente nos merendamos los dos kilómetros que quedaban hasta La Isla, contemplando alguna que otra poza, rebosante de agua, y el emblase del Pradillo, ahora desde la orilla opuesta a la de la ida.

En La Isla rematamos la faena, como siempre, con unas cervecitas bien ganadas.

Esta excursión se merece 4 estrellas.
José Luis Molero

FOTOS
Fotos de José Luis Molero
Fotos de Paco Nieto

sábado, 11 de enero de 2020

Excursión X202: Paseo por el Gasco y Torre de los Lodones

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 7,8 Km 
Desnivel [+]: 151 m 
Desnivel [--]: 151 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN

El día no podía ser mejor para dar un paseo antes de comer, así es que desde la plaza del Ayuntamiento de Torrelodones salimos con ganas de estirar las piernas. Echamos a andar hacia la calle Huertos, pasamos bajo los colosales túneles de la autovía de la A-6, arteria que divide el municipio en dos.


Cruzamos la explanada que antecede al Punto Limpio, dirigiéndonos hacia el arroyo de la Torre, que cruzamos para seguir por una senda que, en dirección oeste, asciende hacia el Mirador de las Marías, con estupendas vistas hacia las vías del tren y El Gasco.

Continuamos ascendiendo por la senda, hasta alcanzar el hermoso pinar de Las Marías, que bordeamos para descender, entre riscos con buenas vistas, hacia el Camino del Pardillo, sobre el túnel del ferrocarril. Desde allí, proseguimos hacia la Estación del ferrocarril, siguiendo una senda paralela a las vías.

Pasamos por la zona sur de la urbanización Montealegría, con grandes casa de piedra junto a la Travesía de El Gasco y dejando el mítico restaurante de La Pera a nuestra derecha, alcanzamos la Estación del Ferrocarril, pieza clave en el crecimiento de La Colonia, lugar de veraneo de los madrileños en el siglo pasado.

Continuamos para dirigirnos hacia la Casa de la Cultura, pasando por comercios que fueron o son todo un clásico del pueblo como el restaurante Capone, el Arca de Noé, Intermoto, El Bulevar o la heladería.

Continuamos por la carretera de Galapagar a Torrelodones, denominada calle de Jesusa Lara en este tramo. Pasamos frete al centro comercial La Pirámide, el bar Zeppelin, de larguísima tradición, antes de entrar al parque Prado Grande, lugar de ocio por excelencia de la Colonia.

Continuamos por la calle de las Canteras, cruzamos un remodelado parque, con lagunilla incluida, para a continuación bordear el Club de Campo, pasar frente a la estupenda terraza de Paddle People, introduciéndonos en la urbanización de Las Marías hasta dar con la Torre de los Lodones, con vistas especialmente bellas de la Sierra de Guadarrama, la planicie de Madrid y todo Torrelodones, destacando al fondo el Palacio del Canto del Pico, otro de los iconos del pueblo.

La atalaya toma su nombre del almez, árbol que también es conocido como lodón o lotonero y que era abundante en su enclave y por extensión, el caserío surgido a sus pies acabó llamándose Torrelodones.

Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI, durante el periodo andalusí, y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo, con la que la población musulmana intentaba frenar el avance de los reinos cristianos.

Sólo quedaba descender por una empinada pendiente de escalones con travesaños de madera hacia el pueblo, pasar por el viaducto bajo la A-6 y llegar a la plaza del Ayuntamiento. Por todo lo visto y disfrutado, esta emotiva excursión, llena de recuerdos, se ha ganado 3 estrellas.
Paco Nieto


FOTOS