lunes, 4 de noviembre de 2019

Excursión X197: Del Hayedo de la Pedrosa a la Ermita de la Virgen de Hontanares

FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Riofrío
Final: Ermita Virgen de Hontanares
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,4 Km 
Desnivel [+]: 1.156 m 
Desnivel [--]: 1.046 m
Tipo: Sólo de ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Esta excursión contaba con dos alicientes a cuál más atractivo, por un lado, internarnos en el otoñal Hayedo de la Pedrosa y, como segundo reclamo, recorrer la cuerda que va desde el Puerto de la Quesera hasta la Ermita Virgen de Hontanares.

El único "pero" que se le podía poner a la propuesta era que el pronóstico del tiempo no era todo lo bueno que la ruta se merecía, pero confiábamos ingenuamente en que no fuera para tanto.

Tras dejar un coche junto a la Ermita, iniciamos la ruta en el pequeño aparcamiento que hay junto al embalse de Riofrío de Riaza, cerca del Km 7 de la carretera SG-112, por la que caminamos casi un kilómetro, bordeando la cara norte del embalse, que estaba a rebosar, encajado entre los ocres de los bosque en los que el otoño se ha hecho notar.

A los pocos metros de cruzar el arroyo de la Tejera, donde la carretera traza una cerrada curva, nos salimos de la calzada para seguir, a nuestra derecha, por el Camino Viejo de Peñalba de la Sierra, sendero que discurre junto al río Riaza.

Entre las hojas secas de los robles que nos hacían de alfombra, remontamos la margen derecha del río, cruzamos un arroyo sin mayores dificultades y por un puente de palos el propio río Riaza, que llevaba mucha agua y a más de uno hizo dudar de la estabilidad y resistencia de la rústica pasarela.

A partir de aquí nos alejamos del río para ascender por la margen izquierda del arroyo del Avellano. Los robles van dando paso a las hayas, pletóricas de colorido, en la que sin duda es la parte más espectacular del Hayedo de la Pedrosa, uno de esos lugares encantadores, una maravilla que encierra tal belleza que te queda marcado para volver a disfrutar cada año del espectáculo natural que nos ofrece en cuanto sea posible.

Considerado el hermano pequeño del Hayedo de Tejera Negra, del que le separa solo 5 Km en línea recta, no cuenta con restricción de acceso como el citado o el de Montejo, por no estar aún muy masificado, pero que le hace vulnerable, pues a pesar de su belleza y su singularidad, de momento tan sólo ha sido incluido en la Red Natura 2000, como espacio natural de gran valor ecológico.

Al alcanzar el Hoyo del Avellano, disfrutamos del paisaje más otoñal de robles y hayas, mezclados en armonía, en un entorno plagado de árboles centenarios, retorcidos, llenos de musgo y líquenes que recuerdan a los bosques de los cuentos de hadas.

El aspecto retorcido se debe a que durante décadas, la principal actividad económica de Riofrío de Riaza, fue el torneado de la madera de haya. Hasta 40 tornos activos llegó a tener el pueblo.

Tras unas cuantas curvas en zigzag, ganamos suficiente altura y salimos a terreno despejado, en el llamado Colladito, desde donde contemplamos la amplia panorámica que se aprecia del hayedo, el valle del río Riaza, el embalse al fondo, el pueblo de Riofrio, Riaza, otros pueblos de la comarca y la planicie segoviana.

Al alcanzar unos riscos, nos acercamos a contemplar la amplia ventana que hay en ellos, que permite divisar los hayedos que arrimados al río Riaza y otros arroyos colindantes remontan la loma occidental del puerto de la Quesera, ofreciéndonos una amalgama de contrastes y colores.

Continuamos por la ladera maravillados por las vistas, a nuestra derecha, del hayedo hasta alcanzar, al poco, el Puerto de la Quesera, en el que nos sorprende ver un coche de la guardia civil y a dos de sus miembros, que nos informaron que estaban buscando a un hombre desaparecido el día anterior mientras hacía senderismo por la zona. Acordamos notificarles lo que viéramos que pudiera ayudar a su localización.

Seguimos la carretera durante 600 metros, para dejarla en la primera curva. A la izquierda arranca la senda a la Ermita de Hontanares, como reza en una señal de madera, en la que indica que para llegar a ella nos esperan 11 km, que nosotros hicimos en casi dos más por no seguir en su totalidad dicha senda, que en un un par de ocasiones evita las crestas, que nosotros sí recorrimos.

La primera de ellas es la que asciende a Peña la Silla (1.935 m), desde la que divisamos gran parte del recorrido que nos quedaba pendiente. A los pies de sus riscos paramos a descansar y tomarnos el tentempié de media mañana. Fue en ese instante cuando se acercó otra pareja de guardias civiles que también estaban buscando al senderista perdido, y a los que ofrecimos parte del turrón que Javier había traído.

A partir de aquí todo fue un baja sube, baja, por la Cuerda de las Berceras. Primero descendiendo al Collado de la Lagunilla (1.781 m), donde el tiempo comenzó a empeorar y el viento hacerse notar. A continuación, ascendiendo al Alto del Parrejón (2.013 m), dominado por un enorme hito de piedras, en el que la lluvia se sumó al viento y no nos dejó ya hasta llegar a la Ermita.

Desde allí, descendimos al Collado Cervunal (1.932 m), subimos al Alto del Cervunalillo (2.016 m), bajamos al Collado de la Buitrera (1.983 m) y ascendimos hasta alcanzar el vértice geodésico de la Buitrera (2.045 m), en el Cerro de Mesa Peñota. Todo ello con un viento ya convertido en ventisca, que nos lanzaba el agua a la cara como punzantes alfileres, y lo que era peor, impidiéndonos disfrutar de las impresionantes vistas que toda esta cuerda tiene.

Descendiendo a la Pradera de Zópegado (1.896 m),para enseguida alcanzar el Portillo de los Lobos (1.908 m) y el Cerro Gordo (1.906 m) y enseguida el Calamorro, en el que con cuidado, dado que las rocas estaban muy resbaladizas, cruzamos su precioso paso.

Descendimos al Collado Cimero (1.780 m), y de allí subimos al vértice geodésico del Merino (1.799 m), para a continuación destrepar por un estrecho hueco, con piedras afiladas y muy resbaladizas por la lluvia.

Tras el complicado descenso, llegamos al cerro donde hay instalada una gran cruz que contempla Riaza desde sus 1.735 metros de altura, aunque hoy apenas pudimos verla, con tanta niebla.

En el collado de la Fuente nos agrupamos para acometer el último tramo, girando a la izquierda para descender entre robles y más tarde entre pinos hasta alcanzar la Ermita de la Virgen de Hontanares (1.420 m), final de nuestra aventura.

Tuvimos la suerte de encontrar la ermita, que más parece una iglesia, abierta. Creo que más de uno le dio las gracias a la Virgen por haber podido acabar la ruta sin que nos pasara nada.

Frente a ella, a la puertas del bar, que estaba cerrado, nos tomamos los bocadillos antes de acercarnos a Riaza y buscar el coche que habíamos dejado en el embalse. En uno de los bares de su preciosa plaza celebramos el haber realizado esta exigente ruta en las peores condiciones climatológicas, lo que le da más valor. Por ello califico a esta ruta con 5 estrellas.
Paco Nieto

P.D.: En los días posteriores estuvimos pendientes de las labores de búsqueda de la persona desaparecida, y que según nuestras noticias aún no ha sido encontrado.

P.D.: El 23-06-2020, 234 días desde que se perdiera la pista del senderista madrileño que se extravió en esta zona el día antes de hacer esta ruta, localizaron su cadáver en «una zona de muy difícil acceso entre barrancos». Este era su blog, en el que describió innumerables rutas. D.E.P.

FOTOS