lunes, 26 de diciembre de 2022

Excursión X379: Valle de La Barranca y fuente de la Caña

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: La Barranca
Final: La Barranca
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,2 Km
Desnivel [+]: 563 m
Desnivel [--]: 563 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Para esta ruta, la última del año y tras el día de Navidad, no pasamos de cuatro los participantes, los compromisos familiares y viajes tenían mucho que ver en eso.

Los más incombustibles no quisimos perder esta oportunidad de sacar las botas a pasear y nos reunimos en el aparcamiento de La Barranca, frente al hotel del mismo nombre, en un bonito y despejado día.

Echamos a andar por la pista que remonta el río Navacerrada, también llamado río Samburiel, que nace en el Alto de las Guarramillas, cerca del pico de La Maliciosa, donde forma un empinado canal, conocido como Garganta del Infierno, por el que discurre con el nombre de arroyo de Peña Cabrita.

Cruzamos el grueso muro de la presa del Pueblo de Navacerrada, que desbordaba por su aliviadero el agua sobrante con gran estruendo Las vistas del embalse desde aquí parecían de postal, con los árboles reflejándose en sus remansada agua como si fuese un espejo.

Al otro lado del muro hay una portilla, por la que pasamos para seguir por una senda, que en dirección noreste enfila hacia el arroyo de la Maliciosa, también llamado de las Tijerillas, que llevaba bastante agua.

Vadeado el arroyo, continuamos por la senda que remonta la orilla izquierda del río Navacerrada, en dirección norte, es la senda Alakán, que discurre entre helechos y espigados pinos, hasta alcanzar una amplia pista forestal en la que se encuentra el monolito de la Puerta de La Maliciosa.

De aquí arranca el amplio sendero que sube a la Maliciosa, pasando primero por la fuente de la Campanilla, a la que esta vez no nos acercamos, sino que continuamos por la pista en dirección al mirador de Las Canchas, cruzamos el puente de piedra sobre el Regajo del Pez y enseguida el del arroyo Peña Cabrita. Daba gusto ver cómo bajaban de agua ambos.

Dejamos la pista y comenzamos a ascender, en dirección noroeste, por la bonita senda del PR-17, A diferencia del año pasado en que por estas fechas los pinos lucían un aspecto inconfundiblemente navideño, hoy ni rastro de ella, ¿calentamiento global?

En unos riscos paramos a hacernos fotos antes de llegar a conectar con la senda de la Tubería, aquí nos animamos a subir a la fuente de la Caña, muy próxima, y de la que bebimos su fresca agua.

Tras el descanso, regresamos sobre nuestros pasos y continuamos el descenso por la senda de la Tubería, al amparo de los riscos de la Cuerda de las Cabrillas.

Con paso rápido, llegamos al mirador de las Canchas, En este privilegiado mirador se tienen unas magníficas vistas de la Maliciosa y del Valle de la Barranca.

Unas fotos rápidas y enseguida continuamos el descenso, por camino bastante difuso, en busca de la senda Ortiz, por la que continuamos mucho más cómodos, en dirección noreste.

Esta senda umbría y con apenas pendiente, es muy bonita y ofrece entre los pinos unas estupendas vistas del valle. Al llegar a un sendero que desciende a la derecha, marcado por un hito, atajamos para enseguida alcanzar el embalse del Ejército del Aire y unos metros más abajo el aparcamiento, donde habíamos dejado los coches.

En las Postas celebrando el estupendo día con unas cervezas, dando así por finalizada esta estupenda excursión más primaveral que invernal a la que le otorgo 4,5 estrellas.
Teresa Abella

lunes, 19 de diciembre de 2022

Excursión X378: Fuente del Batallón Alpino y Peñalara

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11 Km
Desnivel [+]: 715 m
Desnivel [--]: 715 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Un año más seguimos la tradición de subir a Peñalara llegando fin de año. Es esta ocasión con mucha menos nieve que la que disfrutamos el año pasado.

Con el cielo algo nublado, pero que no impedía ver el sol, salimos del puerto de Cotos en dirección a Venta Marcelino, que en ese momento estaba abriendo, lo que aprovechamos para tomar café y degustar una estupenda quesada que había hecho Teresa. Ya más calentitos y reconfortados, iniciamos la ruta. Pasamos junto al que fue el Albergue de la Real Sociedad Española de Alpinismo.

Dejamos a la derecha, el centro de Interpretación del Parque, para ascender al Mirador de Lucio, comienzo de la exigente Senda del Batallón Alpino, que entre el frondoso pinar remonta, en dirección noroeste, la loma de Dos Hermanas, con vistas a Siete Picos, Bola de Mundo y las pistas de Valdesqui.

El Batallón Alpino, fue organizado en septiembre de 1936 para mantener a raya desde las cimas más altas de Madrid a las fuerzas rebeldes acantonadas en La Granja.

Ellos abrieron desde el puerto de Cotos (1.848 metros) esta senda para abastecer las posiciones de Peña Citores (2.181), Dos Hermanas (2.285) y Peñalara (2.428), superando aquí los tres peores inviernos que nadie haya pasado jamás en la sierra de Guadarrama.

La senda estaba libre de nieve y subimos a buen ritmo entre el bosque de pinos, Ni siquiera cuando superamos el pinar había rastro de nieve, tuvimos que ascender mucho más para llegar a ella.

Pronto alcanzamos el collado donde nace el arroyo del Infierno, cuyo manantial recibe el nombre de Fuente de los Pájaros, arropada entre piedras. Por su tubería brotaba un hilillo de clara y fresca agua que enfila hacia el valle del Eresma.

Tras las fotos de rigor, animé a Carlos a que me mostrara la fuente del Batallón Alpino, en la había estado no hace mucho, en la excursión X357. No queda muy lejos de ésta, apenas 300 metros le separan.

Mientras fuimos en su búsqueda, los demás iniciaron la larga subida hacia Peñalara. Para llegar a la fuente tuvimos primero que encontrar el lecho del arroyo de Dos Hermanas y seguirlo, esquivando algunas zonas con placas de hielo.

La fuente fue construida sobre un pequeño manantial que tiene agua todo el año, para suplir la falta de ésta que tiene la de los pájaros en época estival.

Se inauguró oficialmente el 16 de septiembre del año 2012, con el nombre de fuente del Batallón Alpino, para homenajear a sus integrantes

Estaba rebosante de agua, sus tres caños no daban abasto y se desbordaba por los laterales. Aguas abajo, el arroyo se precipita por el valle hacia el encuentro con el arroyo de Peñalara y de éste al río Eresma.

Desde allí, iniciamos la subida a Peñalara, ascendiendo primero junto al arroyo de Dos Hermana, donde comenzamos a ver los primeros retazos de nieve, hasta dar con el PR-3, que discurre siguiendo la cuerda, desde la que tuvimos unas impresionantes vistas con un mar de nubes que bajo nuestros pies tapaba casi por completo el Valle del Lozoya, haciendo que pareciera que la nieve de Cuerda Larga llegara hasta nosotros.

Una parada en el hito conmemorativo del centenario del Club Alpino Peñalara, ya con algo más de nieve, nos dio un respiro antes de alcanzar la cima más alta de la Sierra de Guadarrama, que con sus 2.428 metros, se señorea sabiendo que ninguna otra le hace sombra.

El helador viento hizo que buscáramos unas rocas cercanas en las que resguardarnos y mitigar sus efectos, allí brindamos con el champán que había comprado Ara y subido Carlos R, como si no llevara ya suficiente peso en su siempre pesada mochila.

Nos endulzamos con lo que habían traído los demás y celebramos las rutas compartidas y las que nos quedan por hacer.

Tras el festejo, iniciamos el descenso volviendo sobre nuestros pasos en dirección al collado de Dos Hermanas, donde me asomé con prudencia la conocida como La Ceja, la cornisa que, formando una media luna, domina los altos que rodean la laguna de Peñalara y que desde aquí se contempla a vista de pájaro, este año aún sin nieve.

Subimos a Dos Hermanas, con inmejorables vistas de toda la sierra, bajamos por las zetas del PR-3 hasta llegar al Cobertizo del Depósito, descendimos por la pista, parando brevemente en el Mirador de la Gitana, donde el reloj de sol marcaba la una de la tarde, lo que se traducía en las dos en hora oficial. 

Un poco más abajo, pasamos junto a la fuente Cubeiro, con un buen chorro de agua, y enseguida llegamos al puerto de Cotos.

Para rematar el día, habíamos reservado mesa en el restaurante Jardín Terraza de Felipe, donde acabamos de celebrar un año más de estupendas rutas. Por lo bonito y emotivo del día, le otorgo 5 estrellas a esta excursión.
Paco Nieto

lunes, 12 de diciembre de 2022

Excursión X377: Dehesas de Collado Villalba y Moralzarzal

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Collado Villalba
Final: Collado Villalba
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 15,1 Km
Desnivel [+]: 360 m
Desnivel [--]: 360 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Por votación popular salió realizar la comida de Navidad del grupo este día y había que buscar una ruta corta y a ser posible no muy lejos del restaurante que habíamos elegido para la celebración: el Gallinero, en Collado Villalba.

Antonio sugirió salir desde el propio restaurante, recorrer las dehesas de Villalba, llegar hasta Moralzarzal y regresar por las canteras de Alpedrete, y como nos iba a acompañar la lluvia, ésta pareció una buena opción.

Así pues, aparcamos a las puertas del restaurante y a la hora fijada, las 10, nos pusimos en marcha, atravesamos el recinto ferial en dirección a la pasarela que cruza la carretera M-601, que va al puerto de Navacerrada. La lluvia, no muy intensa hace que tengamos que sacar las prendas de agua y paraguas.

Desde el otro lado de la carretera nos dirigimos hacia la Dehesa de Collado Villalba, de titularidad municipal, por las que siempre vemos pasear a la gente cuando nos dirigimos a las rutas que realizamos por la Sierra de Guadarrama. Un cartel nos indica que estamos en la Cañada Real Segoviana.

Ocho siglos nos separan desde la primera delimitación de esta Dehesa por el Honrado Concejo de la Mesta. De unas 130 hectáreas originarias quedan en la actualidad 71,5 en el municipio de Collado Villalba con usos tan diversos como el recreativo-social, ganadero, silvestrista y micológico.

Ya los primeros pobladores en la Reconquista hacían vallados para proteger los rebaños como así lo recoge el origen en latín de la palabra dehesa: "defesa" o defensa. Para conseguir una dehesa, se ha tenido que aclarar previamente un bosque denso con la obtención de leña y estabilizado la vegetación para destinarla a pastizales para el ganado.

En el siglo XII, lo que hoy es Collado Villalba pertenecía a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia y había terrenos que se empleaban en el aprovechamiento de los vecinos para pastos, leña o caza.

Con la creación del Concejo de la Mesta por Alfonso X en 1273 se empezaron a crear caminos -cañadas, cordeles, coladas…- para delimitar el tránsito del ganado del terreno para los cultivos.

En el siglo XIV se entregó toda la Comarca al Señorío de Mendoza por servicios al rey hasta que cada pueblo adquirió su derecho propio de Villa alrededor del siglo XVII.

El uso de la Dehesa se explotó para sus dueños hasta que pasó a ser un beneficio para el ayuntamiento por su arrendamiento a los ganaderos. Actualmente no se paga ninguna tasa municipal.

Según el historiador local Enrique García de Herreros "esta Dehesa es una joya natural que da singularidad a Collado Villalba y una de las causas de la separación de los barrios históricos del municipio".

Según opinión de Antonio Leal, de familia ganadera de Zamora que llegó en los años 80 a Villalba, "no tiene piedras y es todo pasto". Cuenta con 200 vacas que usan la Dehesa para pastar entre abril y enero. El resto de meses se deja de usar para regenerar la hierba y traslada a su ganado a otra finca en las proximidades. El otro ganadero local es Javier, el más antiguo, que tiene una cabaña menor con 60 vacas.

Continuamos por el relajante recorrido, a la derecha tenemos el muro de piedra que delimita la despoblada Dehesa. Al poco, alcanzamos el puente de piedra que salva el arroyo de la Poveda, que da paso al parque del mismo nombre, una dehesa de encinas centenarias que forman este espacio, muchas de ellas catalogadas como árboles singulares de la Comunidad de Madrid debido a su porte y edad, salpicadas de arbustos y plantas aromáticas.

Al llegar al final, giramos al norte, y volvemos a cruzar el arroyo de la Poveda por otro puente, que sirve de refugio de pequeñas aves y pequeños  anfibios.

Tras recorrer de arriba abajo la Dehesa, proseguimos por su perímetro norte. Al llegar a la zona de merendero y kiosco de la Dehesa, cruzamos la carretera M-608, que se dirige a Moralzarzal y Cerceda.

Por una amplia acera y carril bici nos acercamos al Hospital de Collado Villalba, cruzamos por un puente de nuevo el arroyo de la Poveda y, en dirección norte, bordeamos el recinto hospitalario siguiendo una senda paralela al arroyo.

Pasamos junto al aparcamiento de la zona de urgencias del hospital, seguimos por el Camino de Alpedrete a Moralzarzal, que en muchos de sus tramos estaba encharcado, teniendo que avanzar con cuidado por los extremos de las balsas de agua que se habían formado las continuas lluvias de estos días.

Dejamos el arroyo del Cañal a nuestra izquierda, culpable también de tanta agua, y ascendemos muy suavemente por una cañada empedrada cercada por muretes de piedra a ambos lados, entre fincas de ganado, Cercas Viejas y Cerca de la Jara, ambas a la derecha. Los robles, ya deshojados, contrastaban con el verde de sus prados en los que pastaban mansamente las vacas.

Cruzamos un paso canadiense, cerrado por una barrera pero con portón de paso en su lateral  izquierdo y continuamos por el Camino de Alpedrete, entre cercas de piedra, encinas y rebollos a ambos lados. En una de las extensas dehesas de la derecha del camino figura un cartel de peligro por reses bravas, ahí mejor no entrar.

Al poco, llegamos a los primeros chalets adosados de las afueras de Moralzarzal y tras superar como pudimos una gran charca que inundaba el camino, alcanzamos la calle "Camino de Apedrete", como era de esperar. Dejamos atrás un colegio y subiendo por unas escaleras, llegamos a la plaza del ayuntamiento, adornada con motivos navideños.

En la terraza techada del bar La Plaza paramos a tomar café y unos bollos, yo me pedí un chocolate que me supo a gloria. Continuaba lloviendo, sin ser copiosa pero de manera constante.

Tras el descanso continuamos, en dirección oeste, callejeando hasta salir del pueblo por el parque de la Tejera, que bordeamos por su cara norte, subiendo por un callejón empinado que acaba en un portón con acceso a los Praduelos, una zona de encinas y enebros por la que nos internamos.

En dirección sroeste continuamos hasta dar con una pista, da la que nos desviamos al poco hacia la izquierda para descender junto al arroyo del Valle.

El lugar no podía ser mas bello, el agua corría dando pequeños saltos en cada escalón que encontraba a su paso. Las corujas que crecían en sus aguas daban fe de la pureza del agua.

Unas decenas de metros más abajo abandonamos el arroyo y ascendimos por la derecha siguiendo una senda que al poco nos deja a los pies de la fuente del Cornocal, que vislumbramos a lo lejos entre la niebla. Junto a su alargado pilón  nos hicimos la foto de grupo.

Había ahora que buscar la forma de descender hacia las canteras de Alpedrete, en dirección suroeste. Abandonamos el sendero hacia la izquierda y enseguida nos topamos con un chozo, 
 junto a unas lajas, en el que en una de ellas se lee Chozo del Cornocal. No es muy amplio, pero puede servir para cobijarse en caso de necesidad.

Entre robles y enebros continuamos el descenso hasta que nos topamos con un muro de piedra reforzado con una valla metálica inexpugnable. Cabían dos alternativas, remontar la valla hasta bordearla, lo que parecía una tarea incierta porque parecía no tener un fin cercano, o descenderla intentando encontrar un lugar de paso.

Elegimos la segunda opción porque el tiempo apremiaba y ésta, al menos, tenía un recorrido conocido.

En otra ocasión exploraremos la forma de enlazar con las canteras. Siguiendo un cortafuegos que desciende vertiginoso hacia el Camino de Alpedrete. Llegamos a él a la altura del portón por el que habíamos pasado horas antes, allí nos reagrupamos antes de continuar. 

Volviendo sobre nuestros pasos regresamos al hospital, ahora con el camino aún más encharcado que a la ida. Bordeamos el hospital por su lado oeste, el contrario que esta mañana, para salir a la pradera que hay frente al Tanatorio.

Tras cruzar la carretera M-608, nos internamos de nuevo en el Parque de la Poveda, que recorrimos hasta enlazar con el sendero que cruza el arroyo de la Poveda y va a dar a la pasarela de la M-601, que nos devolvió al recinto ferial y de ahí al los coches.

En el restaurante el Gallinero nos esperaban algunos de los compañeros que no habían podido venir a la caminata para celebrar, un año más, el haber recorrido juntos un montón de valles y montañas. No me imaginaba que entre todos me iban a sorprender con una chaqueta polar y unos palos, yo creo que con la intención de que siga haciendo rutas por aquí y no me vaya a Alicante. Gracias a todos por vuestro cariño y colaboración para hacer todo esto posible.

Por el recorrido tan bonito entre dehesas, el estupendo desayuno en Moralzarzal y el colofón final con la comida de celebración navideña, le otorgo 4,5 estrellas a esta excursión.
Paco Nieto