martes, 26 de mayo de 2020

Excursión X220: Torrelodones por la Presa del Gasco

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 10,4 Km 
Desnivel [+]: 340 m 
Desnivel [--]: 340 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Para celebrar el paso a la fase 1 del plan de desescalada por el Covid-19, en la que ya se podía hacer deporte en grupos de hasta 10 participantes, nos reunimos cinco del grupo para acercarnos a ver la presa del Gasco.

Iniciamos la ruta en la plaza del Ayuntamiento, dirigiéndonos hacia la explanada del punto limpio, previo paso bajo los arcos que sostienen la autovía A-6. Dejando a la derecha el roquedal en el que se alza la torre de los Lodones, avanzamos por la planicie hasta alcanzar el arroyo de la Torre, donde nos esperaba otro de los habituales compañeros de rutas.

Cruzamos el arroyo de la Torre y continuamos por la senda que enseguida sale a la izquierda, dejando la principal que sube hacia la urbanización de las Marías.

Entre encinas y jaras, pronto conectamos con otra senda de mayor anchura que se dirige en dirección este hacia El Gasco, con un recorrido paralelo a las vías, por las que no dejaban de pasar, a cada poco tiempo, los trenes de cercanías que van y vienen a Madrid.

Esta senda tiene un par de cuestas y cruza un arroyuelo que pocas veces lleva agua y va a dar al Camino del Pardillo, sobre el túnel del ferrocarril. Allí nos esperaban, en emotivo reencuentro tras el confinamiento, dos chicas del grupo, completando así los cinco participantes de esta ruta.

El cielo estaba muy nublado, lo que hizo que las fotos que tomé estuvieran todas tamizadas por una luz grisácea que le dieron una fuerza tremenda, sobre todo en los contraluces. 

Poniéndonos al día de las vivencias de cada uno mientras caminábamos, con mascarillas y guardando las distancias de seguridad, remontamos la cuesta que va a dar con la entrada a la Casa del Enebrillo, en la que aparece una plantación artificial de pino piñonero con algunos ejemplares de gran envergadura.

En ligero descenso, enseguida alcanzamos Casa Panarrás, con enigmática silueta que recuerda las que salen en las películas de miedo, y donde de hecho creo que se ha rodado alguna.

Es un caserón de estilo vasco construido por un marqués a principio del siglo XX, se convirtió en puesto de mando republicano en la batalla de Brunete, con unas vistas estratégicas al flanco norte de esta ofensiva que tenía por objetivo frenar el avance de las tropas franquistas a Madrid y ayudar a las provincias del Norte de España, que acabó con multitud de muertos de ambos bandos en veinte días de crueles enfrentamientos.

Desde allí, iniciamos el descenso por el Camino de la Isabela, para poco después, en la primera curva, dejar el camino para seguir la senda que sale a la derecha en dirección a un cerro desde el que se tiene estupendas vistas.

El Monte Abantos y las Machotas al oeste, al este la planicie de Madrid, al sur unas bonitas vistas del embalse de Molino de la Hoz y toda la urbanización que ha nacido a su vera y al norte el Monte Gurugú, donde se asienta Casa Panarrás.

Continuando en dirección sur por esta bonita senda, tras un moderado descenso, giramos a la derecha, para seguir una desdibujada senda, muy tapada por la exuberante vegetación, para descender por una empinada cuesta hasta dar con el camino que lleva a la presa del Gasco.

A su inmenso muro llegamos, diseñado, en su momento, como la más alta del mundo, con 93 metros. De este proyecto, sólo se conserva un lienzo de 53 m de altura y 251 de longitud, con una anchura que oscila entre los 72 m de la base y los cuatro de la parte superior.

Tras contemplar desde su cima cómo el río Guadarrma lo atraviesa, retrocedemos sobre nuestros pasos,hasta llegar al precioso bosque de pinos donde el Canal del Guadarrama se hace más presente, manteniendo agua todo el año.

El Canal del Guadarrama, fue una ciclópea obra que pretendía realizar un canal navegable de 771 km, que, salvando un desnivel de 700 m, hubiese unido fluvialmente la ciudad de Madrid con el océano Atlántico, partiendo de una presa que habría de construirse a la altura de Torrelodones, enlazaría las cuencas de los ríos Guadarrama, Manzanares, Jarama, Tajo, Riansares, Záncara, Jabalón, Guarrizas, Guadalén, Guadalimar y Guadalquivir. Sólo pudieron ejecutarse los primeros 27 km del canal y la Presa de El Gasco, su embalse regulador. Aquí muchos más detalles del proyecto.

Sin subir a las casas de Isabela, para poder cumplir en tiempo los horarios estipulados, iniciamos el regreso desde el frondoso pinar que hay junto al canal, ascendiendo por la Cuesta Blanca del Camino de Isabela, en dirección norte, hasta llegar de nuevo a Casa Panarrás y Casa del Enebrillo, donde enlazamos con el Camino del Pardillo.

Este camino unió durante siglos Torrelodones con Villanueva del Pardillo a través del Molino de la Hoz. La primera constancia de su existencia se remonta al siglo XII, como paso vinculado a la aldea de Santa María del Retamar, fundada por madrileños en la primera mitad del siglo XII y habitada, por lo menos, hasta finales del siglo XIV.

En el siglo XVI adquirió un importante auge al iniciarse las obras del monasterio de El Escorial que hicieron de Torrelodones parada y fonda. Durante este periodo, el Camino sirvió para el transporte de mercancías desde Villanueva del Pardillo para los mesones y posadas de nuestro pueblo.

La construcción de los puertos de Galapagar y del León, y el nuevo camino hasta Segovia por Las rozas, Galapagar y Guadarrama, supusieron la decadencia progresiva del Camino del Pardillo.

Desde allí descendimos hasta pasar de nuevo por encima del túnel del ferrocarril, donde giramos a la derecha para seguir por una senda que en dirección noreste pasa junto a unos riscos hasta alcanzar la urbanización Las Marías.

Atravesamos un bonito pinar, continuando en dirección norte hasta alcanzar la Torre de los Lodones, con vistas especialmente bellas de la Sierra de Guadarrama, la planicie de Madrid y todo Torrelodones, destacando al fondo el Palacio del Pico, otro de los iconos del pueblo.

La atalaya toma su nombre del almez, árbol que también es conocido como lodón o lotonero y que era abundante en su enclave y por extensión, el caserío surgido a sus pies acabó llamándose Torrelodones.

Fue erigida en algún momento indeterminado del período omeya de Al-Ándalus, entre los siglos IX y XI, durante el periodo andalusí, y formaba parte del muy jerarquizado sistema defensivo omeya de la Marca Media, que tenía su centro en Toledo, con la que la población musulmana intentaba frenar el avance de los reinos cristianos.

Sólo quedaba descender por una empinada pendiente de escalones con traviesas de madera en dirección al pueblo, pasar por el viaducto bajo la A-6, girar para a la izquierda para pasar frente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión y hacer una parada en el Club 72 para tomar unos cafés y celebrar el esperado reencuentro y el final de esta primera ruta en fase 1.

Completamos el recorrido al llegar a la plaza del Ayuntamiento, completando así esta excursión que complementa los atractivos naturales con los históricos y que bien se merece 3,5 estrellas.

Antes de despedirnos, nos emplazamos a realizar nuevas excursiones e ir recuperando la "normalidad" y la forma perdida en el encierro.
Paco Nieto

FOTOS

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