lunes, 30 de noviembre de 2020

Excursión X248: Chorreras de Miraflores de la Sierra

FICHA TÉCNICA
Inicio: Fuente del Cura. Miraflores de la Sierra
Final: Fuente del Cura. Miraflores de la Sierra
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,6 Km 
Desnivel [+]: 375 m 
Desnivel [--]: 375 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 8

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Antes de marchar a su exilio en Waterloo, Paco ha tenido la amabilidad de pasarnos una lista con 40 rutas posibles para que sepamos qué hacer cuando el disfruta del “caloret”. 

A iniciativa de Jorge, optamos por una, que -sin grandes desniveles- ha resultado muy celebrada por todos los participantes.

Salimos de la zona recreativa conocida como Fuente del Cura que está en un precioso robledal, junto al río Miraflores que, a poca distancia, vierte sus aguas en el Guadalix. El día ha levantado estupendo, moderadamente cubierto y con poco viento.

Desde el aparcamiento tomamos dirección Sur por una pista con buen firme para nosotros y para los automóviles que de vez en cuando nos obligan a apartarnos para dejarles paso. El robledal está precioso, ha debido hacer bastante viento pues apenas les queda alguna de sus lobuladas y características hojas que por estas fechas tienen un precioso color marrón y han cubierto el suelo totalmente con una buena capa.

En apenas medio kilómetro tomamos dirección SW, estamos en un paraje conocido como Las Bayonas, enseguida pasamos por Puerta Lobera y luego por Vallejo del Conjuro, en el Km. 2 de nuestra ruta, donde tomamos la bifurcación de la derecha en dirección W.

La pista se empina claramente. Justo donde cruzamos el Arroyo del Espino tenemos un respiro, pues la pista sigue un buen rato “junto” a la curva de nivel de los 1200 m. Pocos metros antes del Km. 3 de la ruta, pasamos sobre el túnel ferroviario que cruza nuestra Sierra y que ha permitió que la alta velocidad llegue a las ciudades del norte de España. 

Justo en este punto, nos desviamos nuevamente a la derecha y, tras superar unas zetas, tomamos la pista que, en zona de pinar -en el Barranco de los Eriales-, girando a nuestra izquierda en dirección W, nos llevará a la primera de las bonitas chorreras que contemplaremos, justo en el Km 4.5 de nuestro recorrido

Allí paramos a hacer unas fotos y a beber algo. Volvemos 300 m. sobre nuestros pasos y continuamos la ruta tomando una senda que sale a nuestra izquierda en claro ascenso.

El barranco lo dejamos a nuestra izquierda y poco después de un kilómetro, aguas arriba, volveremos a toparnos con el arroyo que lo ha (y está) formando, en este punto vemos la segunda chorrera.

Poco después del kilómetro seis llegamos a un claro donde paramos a tomar el ángelus. Se trata de un conjunto rocoso con vistas impresionantes hacia el embalse de Santillana y uno de nuestros mitos montañeros, el Cerro de San Pedro, uno de los mejores ejemplos de “Inselberg” de la pre-sierra de Guadarrama.

Continuamos nuestra ruta, a unos 500 metros, desviándonos un poco hacia la izquierda nos encontramos con un conjunto de saltos de agua sobre piedra perfectamente pulida, tres saltos a los que solamente nos acercamos a contemplar Teresa; Jorge y yo. Seguramente las chorreras más bonitas de la ruta.

Volvemos a la senda recorremos unos 200 metros y tomamos una empinada senda que, haciendo una V en sentido contrario nos lleva al Camino del Mostajo, paralelo a la senda que llevábamos hace un rato pero 50 m arriba y en sentido opuesto, cómodo y llano camino que, en ligera bajada, nos lleva hacia los Diecisiete Hermanos, un sorprendente grupo de robles. 

Nuevamente cruzamos nuestro conocido arroyo de las chorreras (en algún lugar lo llaman de San Blas pero no aparece con ese nombre en la cartografía) y luego, nuevamente, por encima del túnel ferroviario, 1200 metros adelante, junto a la Fuente de la Parada del Rey, de la que manaba mucha agua.

Pasamos una alambrada y vemos a lo lejos el majestuoso corro de robles las magníficas vistas que tenemos de la cuerda de Perdiguera frente a nosotros.

Entre nosotros y los robles una pradera donde pastan las vacas. El conjunto de robles es precioso visto de lejos y cuando estás dentro del corro, se trata de un conjunto de robles (12,13,15 o 17 según distintas fuentes) de buen porte que hacen una especie de círculo y con una roca de granito con forma de pilar de algo más de un metro en el centro, es un lugar mágico. Los 12 Hermanos le llaman.

Pasamos un buen rato allí y rápidamente llegamos al robledal del que hemos partido por la mañana donde hacemos la comida aprovechando las mesas del área recreativa. 

En resumen, una bonita y cómoda excursión que se merece 4 estrellas.
José Luis Molero

lunes, 23 de noviembre de 2020

Excursión X247: El Callejón de las Abejas de la Pedriza

FICHA TÉCNICA

Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 11,4 Km 
Desnivel [+]: 841 m 
Desnivel [--]: 841 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Ando en torno a la docena de crónicas, pero ninguna ha sido de excursión pedricera. ¡Y mira que vamos veces a La Pedriza! Más de una vez he pensado: ‘el día que me toque una crónica de La Pedriza me va a salir un churro. Piedras y piedras, cada una con su nombre’.

A veces identifico las formas pétreas: ‘Ah pues sí, esa masa de ahí arriba parece un pájaro’, o ‘es verdad, parece un hueso de jamón’ o por ejemplo ‘anda mira, El Elefantito realmente es como un elefante’. Curioso lo de ‘El Elefantito’, es como un elefante gigante, pero es que resulta que hay otra roca, más grande todavía que se llama ‘El Elefante’.

Todo esto mirando desde el ángulo exacto, claro está, que si no imposible de identificar nada. Pero, la mayoría de las veces, cuando alguien me señala la piedra de turno y me dice: ‘mira, Los Guerreros’, o ‘Las Damas’, ‘El Cocodrilo’ … yo suelo contestar, ‘sí, sí, ya lo veo’, pero … tururú, de eso nada monada, a duras penas reconozco tales formas.

Por cierto, que el aparcamiento era en Canto Cochino ¿habrá una piedra con aspecto de cochino, cerdo, puerco o marrano? . Pues sí, aunque hay que echarle imaginación.

Bueno, el caso es que ‘alguna vez tenia que ser’, y es que además en esta ocasión hasta me ofrecí voluntario para la crónica días antes de la excursión, sin saber que seria por La Pedriza, claro. En fin, ‘valor y al toro’. ¿habrá una piedra por aquí que se llame ‘el toro’? apostaría a que en La Pedriza hay una piedra que se llama ‘el toro’ y si me apuras hasta otra que se llama ‘el falso toro’. 

Esta excursión a priori iba a haber sido la semana anterior, pero dado que había llovido previamente, la prudencia aconsejaba dejarlo para otra ocasión (esta), no vaya a ser que dando brincos entre las piedras húmedas nos fuéramos a llevar algún disgusto por un mal resbalón. 

El día resultó espectacular, muy frio a primera hora, con escarcha en el campo, pero luego fue muy soleado, sin ni una nube, incluso pasamos calor. 

Nos citamos en Canto Cochino, en el que han remodelado el aparcamiento. La jornada prometía mucho. Para que fuera mejor aprovechada, nos acompañó el amigo Paco Cantos, buen conocedor de La Pedriza, lo que nos permitió identificar un sinfín de nombres de piedras y además tener un buen guía en la ruta. En La Pedriza, según el recorrido que hagas, es fácil meterse en un fregado por mucho track que se lleve. Por lo que la compañía del experto siempre da gran ayuda y seguridad. 

Iniciamos el recorrido hacia el norte, cruzando el puentecito de madera sobre el rio Manzanares para seguir por el camino llamado La Autopista, que va pegadito a un riachuelo a nuestra derecha, no estoy muy seguro, pero creo se llama Arroyo de la Dehesilla.

La Autopista, no es que sea la senda más cómoda que haya pisado, como puede parecer por su nombre, pero teniendo en cuenta que estamos en La Pedriza, pues sí, tiene bien merecido el nombre de Autopista. Hasta incluso hay algunas zonas empedradas para favorecer su tránsito. 

Durante este tramo dejamos a nuestra derecha Peña Sirio, en lo alto del monte. Pasamos por alguna piedra de forma característica. En algún punto hacemos una breve parada y Paco Cantos nos señala a la derecha algunas formaciones: El Canal de la Huevera, la Cueva de la Mora, el Risco de las Mezquitas.

Cruzamos un arroyuelo y un poco más adelante dejamos a nuestra derecha un puente de madera, que de cogerlo nos llevaría a El Tolmo, por el que regresaríamos más tarde. Este primer tramo ha sido muy cómodo, casi 2,4 km y solo unos 150 metros de ascenso. 

Seguimos por la misma senda, ya no tan autopista, en continuo giro hacia la derecha, la pendiente es cada vez mayor. Enfrente nuestro y al fondo podemos ver varias formaciones, algunas bastante conocidas, otras no tanto, pero que Paco Cantos no describe con una seguridad pasmosa. El Pájaro, el Platillo Volante, Los Guerreros, el Risco del Gargajo, el Puente de Lobos o el risco Matute. Y si miramos a la derecha Collado Vistillas, La Maza, El Vigilante ¿de verdad se puede ver es esa roca un vigilante? 

Hacemos una paradita en una especie de mirador natural, y desde aquí apreciamos como sale el sol por encima de las formaciones rocosas de nuestra derecha.

Cruzamos un puentecito de madera sobre el arroyo de la Ventana y dejamos a nuestra izquierda unas cascadas, son del arroyo de Los Poyos, que en este punto se une al de la Ventana. Llevamos unos 4 km y aproximadamente un tercio de la ascensión, unos 260 metros. Continuamos ascendiendo, dejando a nuestra derecha El Pájaro. 

Un poco mas adelante nos topamos con una piedra gigante, una mole, que claro, tiene nombre: El Buque. Efectivamente, esta vez sí, tiene claramente el aspecto de la proa de un buque. Frente a él observamos una gran cascada en el arroyo de la Ventana. 

Nuestro ascenso ahora hace varias pequeñas zetas, para suavizar la pendiente. Nos distraemos ligeramente, dejando paso a un atleta que baja corriendo, como si tal cosa. Esta mini distracción hace que nos desviemos del track ligeramente, durante unos 200 metros, por lo que retrocedemos para recuperar el camino correcto hacia el objetivo del día: El Callejón de las Abejas. Cruzamos el arroyo de la Ventana. A estas alturas ya llevamos unos 5 km y algo menos de 500 metros de desnivel. 

Seguimos, vemos el Risco del Uno, efectivamente, una piedra vertical que bien puede parecer el número uno. Nos paramos súbitamente y permanecemos en silencio. Delante nuestro y a muy poca distancia tenemos un rebaño de cabras, que parecen estar demasiado acostumbradas a la presencia de humanos, no huyen despavoridas. 

Un poco más arriba, justo cuando vamos a entrar en el Callejón de las Abejas, hacemos la parada del Ángelus para picar algo y reponer fuerzas. A la derecha tenemos El Caballito (con un poco de imaginación parece un caballo de ajedrez), y un poco su izquierda, el Collado de la Ventana, por el que pasaríamos a la vuelta. 

Continuamos, ya en el Callejón de las Abejas, paso casi vertical entre moles rocosas. Al parecer los pastores tuvieron por aquí colmenas, que pudo ser el origen del nombre. Delante tenemos Las Damas, el Cocodrilo y el Risco del Balcón. Si miramos hacia atrás podemos ver claramente el aparcamiento de Canto Cochino, en que habíamos iniciado la ruta. Podemos apreciar lo mucho que hemos ascendido, y con pendiente. 

Apenas hay vegetación, y la ruta es muy empinada, con abundantes señales de piedras para marcarnos bien el camino. A la izquierda vemos la Aguja del Sultán. Y a nuestra derecha y casi pegados a ellas tenemos unas moles rocosas, en las que oímos un constante zumbido de insectos, tal vez abejas. También pudo ser este el motivo del nombre de este ‘Callejón’. En esta zona, en ocasiones hay que trepar un poquito más para avanzar entre las rocas. 

Llegamos a lo alto, el final del Callejón, estamos en el Collado de la U. A nuestra espalda contemplamos La Bola del Mundo, La Maliciosa, el Puente de los Poyos (que no pollos, ojo). Hemos recorrido casi 6 km y ascendido unos 750 metros, casi el punto más alto de la jornada, estamos a unos 1770 metros de altitud. 

Desde el Collado de la U, giramos a la derecha, hacia La Ventana, y dejamos a nuestra izquierda una gran mole de piedra (como no), se trata de El Puro y más adelante, El Nevazo, que esta toda resquebrajada, pero que seguramente hace un porrón de años fue de una única pieza, al estilo de lo que aún es El Yelmo.

Y si miramos hacia adelante, hacia el sureste tenemos buena vista panorámica: El cerro de San Pedro (ese que se ve casi casi desde cualquier punto de la sierra), el embalse de Santillana, el viaducto del AVE, la cárcel de Soto, etc. 

Giramos aún más a la derecha y en las rocas a lo alto vemos otro rebaño de cabras que, al igual que el anterior, tampoco parecen asustarse mucho. Estamos en la parte de atrás de La Ventana. 

Iniciamos el descenso, pasamos una zona en que el camino no esta muy claro y tiene bastantes matojos, lo que lo hace un tanto impracticable. 

Vemos la Falsa Bola y continuamos de nuevo por una senda difícil de seguir, ya en clara bajada. Estamos en la zona de Navajuelos. Descendemos un poco más y cuando el camino esta más claro paramos a comer. 

Continuamos con el descenso, pasamos un bosquecillo. A nuestra izquierda tenemos el Balcón Oscuro y el Cancho Amarillo, otra mole de piedra, con algunas partes de un tono claramente amarillento, esta es la puerta de entrada al Laberinto. Un poco más abajo llegamos a una zona muy complicada, en que tenemos que hacer algunas cabriolas para descender un tramo entre rocas, pero de una gran belleza. 

Finalmente llegamos al arroyo de la Dehesilla, que cruzamos, ya con buena senda, que nos lleva primero a La Masa, y un poco mas adelante a El Tolmo. Ambos son enormes piedras redondeadas, y aisladas. La duda: ¿se habrán desprendido desde alguna forma rocosa mayor? ¿o más bien han sido sacadas a la luz tras la erosión de las zonas que las rodeaban? A nuestra espalda distinguimos claramente El Hueso, y mejor aún El Pájaro. Llevamos casi 10 km y hemos descendido casi 600 metros. 

Bueno, pues ya nos queda poco, desde El Tolmo, a unos 600 metros llegamos al puente de madera que al principio habíamos dejado a la derecha. Muy cerquita del Refugio Giner de los Ríos, en Llano Peluca. Cruzamos el puente y ya estamos de nuevo en La Autopista. Y desde aquí solo nos queda desandar los 2,4 km por los que ya habíamos pasado al principio. 

Y final de la jornada. Que resultó fenomenal, mejor de lo que yo esperaba y eso que la previsión era muy buena. Tuvo frio, sol, calor, cabras, aventura, buenas vistas, tramos sencillos y otros complejos, incluso muy complejos. Y sobre todo encanto, mucho encanto, lo habitual en La Pedriza. Me atrevo a calificarla con 5 estrellas.
Jorge Montero

sábado, 21 de noviembre de 2020

Excursión X246: Pico Aitana desde la Font del Partagat

FICHA TÉCNICA

Inicio: Font del Partagat. Benifato
Final: Font del Partagat. Benifato
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11 Km 
Desnivel [+]: 643 m 
Desnivel [--]: 643 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 5

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

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RESUMEN
Quería subir a la emblemática cumbre Aitana, la más alta de Alicante, y a falta de grupo busqué voluntarios en la página de Facebook Senderismo Alicante, apuntándose varios a la aventura.

El punto de inicio era la Font del Partagat, a la que llegué tras una mala pasada del Google Maps, al meterme por las estrechas calles del pueblo de Benifato, en lugar de rodearlo, lo que me hizo perder algo de tiempo. Tampoco la carretera de acceso desde el pueblo facilitó una subida rápida, las cerradas curvas y lo mal que estaba el asfalto, con socavones en los que cabe medio coche, lo pusieron difícil.

Por fin llegué al aparcamiento del área recreativa de la Font de Partegat, que debe su nombre a una fuente de tres caños que mana agua pura y cristalina proveniente de la cara norte de la Sierra de Aitana, en el Valle de Guadalest, comarca de la Marina Baja.

Este lugar está considerado como la “puerta de entrada” principal a la Sierra de Aitana y desde él se pueden realizar varias rutas de senderismo que se adentran en este sorprendente macizo montañoso, techo de Alicante.

Hechas las presentaciones, iniciamos la ruta ascendiendo por la pista forestal que sale a la izquierda del área recreativa, entre bancales de almendros. Pronto llegamos a una bifurcación, en la que seguimos el camino de la derecha, en dirección suroeste; el otro es el que utilizaremos para el regreso.

La senda, señalizada como botánica, no es muy ancha, pero cómoda de seguir, con bonitas vistas del valle y de los cortados de la Sierra de Aitana. Varios carteles informan de la geología, flora y fauna de este lugar.

Al poco llegamos a otra bifurcación, en la que de nuevo tenemos que seguir por la derecha, ya que el otro camino sube a la Font de la Teula y preferimos no desviarnos.

Un poco más adelante, hacia el oeste, pasamos junto a la Font del Anouer y después alcanzamos el Pou de Neu, o lo que queda de lo que fue un pozo de nieve de grandes dimensiones, tenía unos 15 m de diámetro y 12m de profundidad, con una capacidad de unos 1800 m³ y carece de muro de coronación. Ahora está totalmente abandonado.

A su lado, se encuentra la curiosa Font de Forata, formada por cinco pilones por los que va saltando el agua en cascada. En este cruce de caminos, continuamos ladera arriba por el sendero que, en dirección sureste, asciende con los altos acantilados a nuestra derecha, y en su cima la Base Militar, de la que se divisa su peculiar y enorme balón blanco.

Con el cielo cada vez con menos nubes y al abrigo de los altos riscos de Aitana, divisamos de frente el espectacular Arc, un agujero redondo en la piedra, que parece estar hecho con compás.

Ascendemos con los agradables aromas del tomillo blanco, la sanguina o cornejo y el cojín de pastor, o pierno azul; especies que no estoy acostumbrado a ver por mis habituales, hasta ahora, lugares de caminatas.

La senda poco a poco se va acercando al acantilado, al que llega finalmente justo donde una pedrera muy vertical parece impedir seguir avanzando. 

Con mucho cuidado y superando algún que otro escalón con pequeñas trepadas, alcanzamos el famoso Pas de la Rabosa, una cerrada abertura en la roca que nos permite cambiar de vertiente.

Al otro lado, nos sorprende una profunda sima por la que aparentemente hay que descender, pero, antes al contrario, se debe girar a la izquierda y siguiendo las marcas amarillas y blancas, remontar una roca y, en un par de metros, alcanzar la altiplanicie.

Hay tres grandes simas, por una de ellas pasamos justo al lado después del Pas de la Rabosa, llegando a alcázar más de 100 metros de profundidad. Sobreponiéndonos al vértigo, algunos nos acercamos a los acantilados para comprobarlo. Las vistas eran de infarto.

Descendimos para coger el desvío que sube al pico Aitana. Lo hacemos por la derecha, acercándonos primero a los altos acantilados de la cara norte. Paramos junto a unas rocas que hacen de excelente mirador natural.

A nuestra izquierda, presidiendo la cima, al filo de los cortados, el Acuartelamiento del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº5, cewntro de telecomunicaciones, plagado de antenas, que da servicio a Alicante y sus alrededores y popularmente llamado L´Aitaneta, que es el punto más alto accesible porque el verdadero vértice geodésico está en el interior de las instalaciones militares, a 1.557 metros, pero su acceso está prohibido y protegido por doble valla y múltiples cámaras de vigilancia.

Con las estupendas vistas que se tienen desde aquí, de las que destaca el omnipresente Puig Campana, paramos a tomar el tentempié de media mañana, con la satisfacción añadida de haber subido al punto más alto de la provincia de Alicante.

Tras el descanso, descendimos nuevamente al llano de las simas para seguir el PR-CV21 para seguir por la senda que, entre arbustos, discurre por el cordal de Aitana, al filo de los escarpados acantilados, con las cimas de Peña Alta y Alto de Tagarina como puntos de mayor altura y en los que paramos, no sin cierto vértigo, a hacernos las inevitables fotos con estupendas vistas a ambos lados de la cresta.

De repente, por encima del Puig Campana, las nubes se tornaron grises, oscuras, amenazantes, llegando a cubrir por completo la brecha de esta mítica cumbre, lo que nos animó a descender al collado de Tagarina lo más rápido posible.

En el collado, seguimos hacia la izquierda la amplia pista forestal que, tras una cerrada curva, desciende en dirección noroeste hacia el punto de partida, la Font del Partagat, a la que llegamos en tranquilo paseo.

Junto a la fuente, en un entorno de gran belleza paramos a tomarnos los bocadillos, en una de las mesas redondas con bancos de piedra, que hay junto a la fuente, en la que además hay una zona de barbacoas, un pequeño grupo de casas, con una ermita, al abrigo de grandes árboles, que habían perdido ya casi todas sus hojas, entre los cuales fluye un pequeño arroyo, haciendo de este un lugar con mucho encanto.

En resumen, una ruta muy entretenida, con solo un par de puntos en los que hay que estar atentos, cerca del Pas de la Rabosa, y de extraordinarias vistas desde la cima y cordal de Aitana, que hacen que esta excursión se merezca 5 estrellas.

Agradezco profundamente la compañía de Nuria, los dos Sergios y Olmi, así como la de Juan y Rafa que hicieron mucho más agradable el recorrido.
Paco Nieto

FOTOS