jueves, 8 de agosto de 2019

Excursión X191: Pozas del Valle de la Angostura

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,5 Km 
Desnivel [+]: 606 m 
Desnivel [--]: 606 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc

RESUMEN


Para recorrer el precioso valle de la Angostura y conocer sus innumerables pozas, quedamos en el puerto de Cotos, el punto más alto de la ruta, con los que quisieron apuntarse de Senderismo Madrid y mi amigo José Luis.

A la hora convenida, enfilamos hacia el final del aparcamiento, para seguir a la izquierda, tras cruzar la carretera M-604, por el Camino Viejo del Paular, señalizado con las marcas blancas y rojas del GR-10.4.

Dejamos a nuestra derecha la caseta de control y entre pinos, con más sombras que claros, vamos descendiendo por el valle, con ganas de llegar a las pozas para darnos un chapuzón en alguna de ellas.

Al poco, volvimos a cruzar la carretera M-604 y tras descender por unas agradables zetas, llegamos al Camino de las Vueltas, por el que seguimos bajando, entre grandes pinos que dejaban a ratos vislumbrar el arroyo de la Angostura y alguna de sus pozas.

Cruzamos un puente sobre el arroyo de la Laguna, procedente de Peñalara hasta alcanzar el puente de la Angostura, que fue mandado construir por Felipe V para facilitar los viajes entre la Granja de San Ildefonso y el Monasterio del Paular.

A continuación comenzamos a remontar el valle, con el arroyo de la Angostura siempre a nuestra derecha. Enseguida paramos en una gran poza, la primera del recorrido y quizás una de las más grandes del valle. Continuamos remontando el arroyo, abandonando enseguida la pista para poder ir más próximos al agua.

La sucesión de pozas y pequeños saltos de agua no se hizo esperar, hasta 40 contabilizamos a lo largo del recorrido. En una grande que hay un poco antes de llegar al puente de los Hoyones, nos zambullimos para quitarnos el calor acumulado, fue muy refrescante.

Continuamos el ascenso, cruzando el arroyo de Peña Mala, seco, sin tener que hacer uso de los puentes de madera. Dejamos sin cruzar el puente de los Hoyones y en agradable paseo por una senda que trascurre a cierta altura del arroyo por su ladera derecha, y tras cruzar el arroyo de las Cerradillas, éste sí con agua, llegamos a la poza y cascada que hay junto a unos tejos milenarios.

En esta parte del camino nos encontramos a un senderista de Alpedrete que iba buscando los tejos milenarios, no éstos, si no los del arroyo Barondillo. Advertido de su error, nos acompañó a conocer éstos, al menos le sirvieron de consolación.

Repuestas las fuerzas, acometimos el tramo final, subiendo una empinada cuesta que bordea los tejos y que da paso a un mirador natural con unas espectaculares vistas del valle, que desde aquí se antoja inmenso.

Enseguida cruzamos con la ayuda de unas piedras el arroyo de las Guarramillas, sin demasiados problemas, remontándolo por su orilla izquierda hasta alcanzar la poza de Socrátes, dejando atrás otras más pequeñas de gran belleza. Junto a ella paramos a tomar los bocadillo, mientras algunos nos metíamos bajo la cascada, que aunque con poca agua, no por ello estaba menos fresquita que en la pozas anterior.

Esta apartada y recoleta poza no debe su nombre al sabio ateniense, sino a Sócrates Quintana, que salvo filósofo fue de todo a lo largo de su dilatada existencia (1892-1984): jugador del Atlético de Madrid, plusmarquista nacional de salto con pértiga, 800 metros y decatlón, pintor impresionista, grabador y funcionario de Hacienda.

También fue, desde 1914, un miembro hiperactivo del Club Alpino Español, y como delegado del albergue que dicha sociedad tiene en Cotos, se preocupó de acondicionar con un muro de contención esta cercana poza para que los señores socios pudieran bañarse con una comodidad insólita para los inicios del pasado siglo.

Tras el descanso, continuamos el ascenso del valle, dejando el refugio del Pingarrón a nuestra derecha. Y por una senda paralela a la carretera de acceso a Valdesquí, llegamos de nuevo al puerto de Cotos, acercándonos al refugio de Cotos, habilitado en las instalaciones de la estación del mismo nombre. No le conocía y me llevé muy buena impresión.

En la estupenda terraza del bar, con bonitas vistas al bosque, nos tomamos las merecidas cervezas, mientras recordábamos la bonita excursión, en la que nos hemos deleitado con los múltiples rápidos, cascadas y las pozas profundas, más que muchas piscinas, a la sombra de los pinos albares, los robles y los abedules. Por todo lo anterior califico esta ruta con la máxima nota, un 5.
Paco Nieto


FOTOS