jueves, 7 de mayo de 2020

Excursión X214: Torrelodones por los parques de Los Bomberos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 6,9 Km 
Desnivel [+]: 154 m 
Desnivel [--]: 154 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 1

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Tercera ruta en desconfinamiento fase 0, en esta ocasión en horario de tarde y nuevamente por lugares que no había recorrido apenas nada de Torrelodones, los parques y caminos situados al este del pueblo, por la zona de Los Bomberos y del Área Homogénea Sur.

Poco después de dar las ocho campanadas en el reloj del ayuntamiento, eché a andar por la calle Real, en dirección a la rotonda del Dedo Gordo, crucé la carretera de Hoyo de Manzanares, en este tramo llamada Conde de las Almenas, en honor al que fue creador del Palacio del Pico, y por la calle Daniel Jiménez descendí hasta el Cordel de Hoyo de Manzanares.

Por ser por la tarde el número de los que paseaban o corrían, era mucho mayor que los que había encontrado en mis rutas de por la mañana, se ve que madrugar no anima a ello.

Llegando al tanatorio, me sorprendió ver la esteba blanca de un avión dibujada en el cielo como si de un camino se tratara, hasta hace unos día, ni un solo vuelo había surcado esta zona, muy utilizada antes del confinamiento.

Tras contemplar los bonitos rosales de la entrada al Tanatorio, continué por la senda de la parte trasera del campo de fútbol, desde donde se tienen unas amplias vistas de Madrid y sus torres, hasta dar con la rotonda construida para conectar con Espacio Torrelodones por el túnel, bajo la autovía A-6.

Continué por la calle Herrén de Madrid, hasta seguir el bonito paseo que elevándose por la izquierda de esta calle, pasa por la parte trasera de la gasolinera, Verdecora y el Casino hasta dar con una rotonda donde a mano izquierda surge una senda que se interna en un denso encinar.

La senda principal lo bordea, pero merece la pena internarse por el estrecho sendero, casi tapado por juncos y matorral, que serpentea por el interior de este desconocido bosque, en el que las amapolas, las margaritas y las jaras han llenado de alegría y colorido con sus flores.

Recuperada la senda exterior, descendí hasta dar con la calle Arroyo del Coronel, por la que descendí, con el sol ya medio poniéndose de frente, hasta llegar al puente que, un poco más abajo, cruza el arroyo de Varela. 

Sin llegar a cruzar el puente, me desvié a la derecha para adentrarme en el parque que a ambos lados del arroyo se ha habilitado en lo que era su ribera. Me agradó el paseo entre la abundante vegetación, por sendas amplias y bien cuidadas. 

Por un puente de madera crucé a la otra orilla, y siguiendo una acera de cemento, conecté con el puente que aguas arriba vuelve a cruzar este paraje.

Nada más pasar el puente por debajo, ascendí por unas escaleras metálicas hasta dar con la rotonda de la Avenida de la Fontanilla. en la que hay unos bonitos rosales lucían una amplia gama de colores.

Por la amplia avenida, ascendí realizando un semicírculo, rodeado de chalets adosados y pisos de amplias terrazas con excelentes vistas hacia Madrid. Al llegar a la rotonda inferior de Espacio Torrelodones, me interné por el parque que desciende hacia las vías del ferrocarril.

De nuevo me invadieron los aromas de las rosas que adornan en masa este amplio espacio público del que desconocía por completo todo su atractivo y que me alegra haber descubierto, aunque haya tenido que ser en tan lamentosos momentos.

Pasé junto a las instalaciones educativas y deportivas del colegio San Ignacio de Loyola y al toparme con las vías, ascendí por una empinada senda que surge a la derecha, hasta conectar con el camino que conecta con la explanada del punto limpio.

Este amplio y casi plano camino, es ideal para tranquilos paseos en los que deleitarse con la puesta de sol, que poco a poco se va escondiendo entre los riscos cercanos a la torre de los Lodones, buscando las recortadas siluetas de las cumbres más altas de la Sierra de Guadarrama.

En una revuelta del camino han habilitado un mirador, contemplar este bello espectáculo sentado en  uno de sus bancos, no tiene precio. La exuberante vegetación asalta las lindes del camino, que en poco nos deja a los pies de la torre.

Con la última luz del día y las primeras luces de la noche, pasé bajo el túnel de la A-6 para regresar a la plaza que, ahora iluminada por la tenue luz de sus soportales, aparecía solitaria y nostálgica, añorando quizás el gentío y el correr de los niños por entre su fuente.

Por lo bonito de este paseo y el haber podido descubrir los bellos parque de esta zona, le otorgo 3 estrellas a esta ruta.
Paco Nieto

FOTOS

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