lunes, 11 de mayo de 2020

Excursión X216: Torrelodones por el embalse de los Peñascales

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 8,6 Km 
Desnivel [+]: 217 m 
Desnivel [--]: 217 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 1

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Para la quinta ruta en desconfinamiento fase 0 en Torrelodones, elegí una que. no por haberla recorrido muchas veces, deja de sorprenderme gratamente cada vez que vuelvo a contemplar el embalse de los Peñascales y su entorno.

Como desde el centro del pueblo hay una cierta distancia, salí pronto de la plaza del ayuntamiento y, sguiendo por la calle Real, crucé la Avenida Conde de las Almenas, título que ostentaba el primer propietario del cercano Palacio del Canto del Pico, uno de los símbolos más reconocibles del pueblo, caído en desgracia y en el más terrible de los abandonos.

Dejamos atrás la rotonda del Dedo Gordo, mediocre reproducción del que fue un risco que había a la salida del pueblo, junto a la antigua carreretera de la Coruña, volado en la construcción de la autovía A-6.

Continuamos hacia el campo de fútbol y nada más alcanzarlo, giramos a la izquierda, descendiendo hacia el cementerio, al que rodeamos por su lado este.

Desde allí, giré a la izquierda, para bajar por la calle Daniel Jiménez hasta alcanzar el Cordel de Hoyo de Manzanares, por el que descendí hacia el Tanatorioo, que bordeé por la parte norte del cementerio hasta rodear la urbanización Bellavista, por la calle Rosales, y salir por una bonita senda que surge a la derecha, que entre encinas y mucha vegetación, ahora toda en flor, alcanza una casa a los pies del arroyo Villarejo.

Girando a la izquierda, tocaba ahora remontar, por la calle Guadix, una empinada cuesta, que se alivia al girar por la primera de la derecha, calle Jalón, por donde bajé hasta salir, por la calle Ebro, a los pies de la presa del embalse de los Peñascales, oficialmente llamado de Gabriel Enríquez de la Orden, aunque pocos deben de saberlo.

Fue construido en 1962 para abastecimiento de agua de las urbanizaciones de su entorno, si bien ha perdido este uso con el desarrollo de otras infraestructuras hidráulicas por parte del Canal de Isabel II, que suministran agua a las viviendas de Los Peñascales.

La presa tiene 179 metros de longitud y 18 metros de altura, que no impiden que su capacidad de almacenamiento se haya mermado mucho por la continua sedimentación a que está sometido.

El humedal al que ha dado lugar el embalse está integrado, desde el año 1985, dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, así como su zona de influencia, poblada por sotos y encinares carpetanos.

Tras una situación de medio abandono, el Ayuntamiento de Torrelodones aceptó el 16 de junio de 2014 la cesión gratuita de los terrenos que ocupa el embalse de Los Peñascales así como la presa, ante el riesgo que existía de inicio de un expediente de puesta fuera de servicio de la presa y su desaparición a medio plazo.

En el sentido horario, fui bordeando su ribera, siguiendo una preciosa senda que lo circunda.

Me recreé con las bellas imágenes de las nubes reflejándose en sus quietas aguas, los patos nadando parsimoniosamente, cuando no echando a volar ante cualquier ruido que les asustara, y solitarios paseantes de perros.

Es un placer pasear por la preciosa senda, que rodeada de juncos, zarzamoras, jaras y flora de ribera serpentea entre las lujosas viviendas que lo circundan, dejando ver a cada recodo el embalse.

Un par de puentes salvan los arroyos que lo nutren de agua, especialmente bonito es el renovado puente sobre el arroyo de Trofas, el que más caudal aporta.

Al terminar de completar la vuelta a las aguas, en la otra punta del muro de la presa, continué por las escalinatas que descienden con cierta pendiente hacia la antigua depuradora, frente a la cual hay un puesto de control de la urbanización, un pequeño aparcamiento, un buzón de correos, una parada de autobús, una fuente y un banco, para que no falte de nada.

Continué por la Avenida del Lago, para a los pocos metros desviarme por el camino que paralelo al arroyo de Pretil se interna después, convertido en senda, en el Prado de la Solana, ascendiendo entre encinas, en dirección noroeste, de nuevo hacia el cementerio, al que se llega tras cruzar el arroyo de Villarejo.

Bordeé el cementerio por su cara sur y crucé el Cordel de Hoyo de Manzanares para enseguida llegar a la Avenida Conde de la Almenas, regresando por la calle Real de nuevo a la Plaza de la Constitución, donde se ubica el ayuntamiento dando así por finalizada esta estupenda excursión por uno de los parajes más naturales y sorprendentes de Torrelodones y que bien merece ser calificada con 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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