lunes, 27 de mayo de 2019

Excursión X180: Cascada del Cancho desde Navalafuente

FICHA TÉCNICA
Inicio: Navalafuente
Final: Navalafuente
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18 Km 
Desnivel [+]: 417 m 
Desnivel [--]: 417 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Para buscar las cascadas que forma el arroyo Gargüera nos acercamos a Navalafuente, pueblo con una historia que se remontar al siglo XII alrededor del pastoreo.

Desde el Ayuntamiento echamos a andar hacia la Iglesia de San Bartolome, en la que una cigüeña nos observaba curiosa en su nido. Al alcanzar el potro de herrar, giramos hacia el norte para buscar el Camino del Real de Bustarviejo, por el que seguimos, entre muros de piedra y un prado en el que un burrito descansa tranquilamente. Al llegar al puente sobre el arroyo de Gargüera, dejamos el apacible camino para seguir la senda que remonta el arroyo por su margen izquierda.

Enseguida nos encajamos en el barranco del Cancho, donde la vegetación es frondosa y espectacular, con fresnos, chopos, sauces, endrinos y alisos que crecen en la ribera del arroyo.

Pronto el sonido del agua al caer desde gran altura delata que hemos llegado a la más vistosa de las cascadas, la Cascada del Cancho, con un magnifico salto escurriendo el agua por las lisas lajas de granito en una embarrancada zona, finalizando en una pequeña poza. Bajo ella nos hicimos múltiples fotos, y no nos bañamos porque aún era temprano para remojarse.

Continuamos ascendiendo por la estrecha senda que remonta el cañón, acercándonos de nuevo al arroyo para contemplar los pequeños saltos y pozas que hay por encima de esta primera cascada del Cancho, ideales para el baño, de lo que tomamos buena nota para la vuelta.

Volvemos al sendero, para al poco visualizar de lejos la cascada más inaccesible, medio oculta por los alisos y fresnos, nos conformamos con intuirla entre la vegetación. 

Superada la parte más abrupta del barranco, nos desviamos a la derecha para ascender a un cerrillo que prometía buenas vistas, y efectivamente, desde él contemplamos al sur, a vista de pájaro, el barranco del Cancho y los tejados de las casas del pueblo. Al norte, el Momdalindo y el arroyo por el que seguiremos.

Descendemos el cerrillo y continuamos senda arriba, entre jaras en flor, paralelos al río Cargüera, hasta una pequeña dehesa, que nos permite asomarnos de nuevo al arroyo y contemplar aquí sus sosegadas aguas camino del barranco.

Al poco, pasamos junto a la depuradora de Bustarviejo, y un poco más adelante, cruzamos la M-631, acercándonos a la gasolinera que hay junto a ella para comprar algo de bebida fresca, que el sol aprieta ya lo suyo.

Tras el breve descanso, continuamos por el Camino de Guadalix, para al llegar a la cantera de los Navazales, desviarnos al Berrocal, un canchal de granito con estupendas vistas de todo el entorno. En ella nos hicimos la foto de grupo.

En la zona existe un predominio casi absoluto de roca granítica, donde canteros venidos de Colmenar Viejo, comenzaron en los años 50 del pasado siglo, a extraer enormes bloques de piedra, con los que se elaboraban adoquines destinados a empedrar las calles de Madrid.

Con un refrescante viento, descendimos del cerro para continuar hacia el norte, entre jaras en flor, escobas y enebros, que dificultan un poco el paso. Superada una pradera, alcanzamos una amplia pista, que en dirección noreste pasa por El Encinarejo y entre jaras en flor nos acerca de nuevo al Camino de Guadalix, por el que continuamos, con la Sierra de La Cabrera y su Cancho Gordo y Pico de la Miel como riscos más significativos.

Pasamos un arroyuelo, donde nuestros perros se lanzan a beber, pasamos la zona conocida como El Castillejo, y por una bonita senda que pasa bajo el túnel que salva las vías del ferrocarril Madrid-Burgos, en desuso desde 1998, nos acercamos a Valdemanco, pueblo de gran tradición cantera. En su plaza tomarnos unas refrescantes cervezas.

Tras el descanso, volvimos sobre nuestros pasos, pasamos de nuevo bajo el túnel del ferrocarril y descendimos en dirección sur, primero por una ancha pista y posteriormente por una senda con mucha vegetación, paralela al arroyo Albalá, al que vadeamos y finalmente cruzamos por un puente con barandillas de hierro.

Nos dirigimos ahora en dirección sureste hacia la laguna del Carrizal, para lo cual ascendemos por una senda que pasa junto a la Estación de Bombeo Valdemanco-Bustarviejo, cruzamos la carretera M-633 y un poco más adelante nos desviamos por un camino de tierra, que deja una perrera a la derecha y finalmente llega a la laguna, que para nuestra sorpresa estaba seca, una pena porque la primera vez que estuve aquí relucía preciosa.

Desandamos parte del camino para luego seguir en dirección suroeste, cruzamos de nuevo la M-633 y llegamos al arroyo del Molino de la Huesa, un humedal, que éste si, tenia algo de agua. Por un sendero entre abundante vegetación llegamos a una gran dehesa, donde se encuentra pilón Jaramala, y un poco más abajo, a la Choza de Jaramala, construida en piedra, antiguo refugio de pastores.

Proseguimos por amplios caminos hacia el Molino Bajero, con caballos en una de las fincas colindantes. En un cruce de caminos, seguimos el que desciende paralelo al pequeño arroyo Gamonal,hasta alcanzar la Cantera de los Navazales por su parte baja, en la que los grandes bloques de granito se apilan como inexpugnables murallas.

Por la estrecha senda continuamos a orillas del río, parando a la sombra de los árboles a tomar el bocadillo. Repuestas las fuerzas, proseguimos hasta de nuevo tener que cruzas la M-631, donde giramos hacia el oeste por la calle del Cancho, donde a mitad de calle, se encuentra un enebro centenario.

Al final de cuesta, descendemos hasta alcanzar de nuevo el puente sobre el arroyo de Gargüera, por el que pasamos al inicio de la ruta. Aquí la mitad del grupo se fue a refrescarse a un bar de la plaza del pueblo, mientras otros nos refrescamos en las pozas del Cancho que habíamos visto por la mañana.

Reunidos de nuevo en un bar de la plaza de Navalafuente, todos juntos celebramos el fin de esta nueva ruta que bien se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

sábado, 25 de mayo de 2019

Excursión X179: Vuelta a la Isla de Rascafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Isla. Rascafría
Final: La Isla. Rascafría
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 7 Km 
Desnivel [+]: 190 m 
Desnivel [--]: 190 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Para dar un tranquilo paseo por unos de los parajes más bellos de la sierra, nos acercamos a la zona recreativa de la Isla, en Rascafría. 

Y como no todo va a ser andar, dejamos los coches en el restaurante Los Claveles, donde comeríamos a la vuelta de la excursión.

Desde allí iniciamos la ruta acercándonos al aparcamiento de la Isla, para remontar el arroyo de la Angostura, una de las fuentes del río Lozoya, por su margen izquierda.

Al poco, ya se hacia sentir el estruendo del agua al caer del muro de la presa del Pradillo, que conforme nos acercábamos era cada vez más espectacular su salto de agua.

Esta presa se construyó para surtir de agua a los motores de la antigua fábrica de la luz, que hace años desapareció, y está sin uso desde entonces, pero que crea una pequeña cascada bastante atractiva en cualquier época del año.

Junto a ella nos hicimos las inevitables fotos para el recuerdo, continuando a su vera hasta el comienzo del embalse, que a esta hora parecía un espejo donde se reflejaban las nubes, dándole un aspecto muy romántico al valle.

Continuamos el suave ascenso, pasamos junto a la caseta de medición del caudal del río, igualmente en desuso, y pegados lo más posible al agua, seguimos la refrescante senda que al poco se acerca a una bonita poza, con pequeño salto incluido, donde el agua se arremolina antes de caer en una gran poza.

Aunque queremos ir siempre junto al arroyo, la orografía de la ribera, repleta de majestuosos pinos, nos obliga a alejarnos en el tramo final, antes de llegar al precioso puente de la Angostura, uno de los bellos de la sierra.

Está encajado en la apretura granítica que le da nombre, entre abedules barbudos y una maraña de brezos y rosales silvestres. Este arco de seis metros de luz, de mampostería sin labrar, que Felipe V mandó construir para poder viajar en coche de La Granja a El Paular, yace, desde hace más de un siglo, en un romántico abandono, que le favorece mucho.

Lo cruzamos, y antes de retornar por el otro margen del río, nos acercamos a contemplar una bonita área con amplias praderas verdes, al final de la cual se encuentra la maravillosa poza de la Angostura, una de las más grandes y profunda de la zona.

Tras su contemplación, retornamos hacia al puente y, sin cruzarlo, nos acercamos al agua para contemplar su hermoso arco desde su lado más fotogénico.

Remontamos el repecho donde se encaja el arroyo y buscamos el sendero señalizado como RV1, que paralelo al arroyo, desciende hasta llegar de nuevo a la presa del Pradillo, en la orilla contraria a la que estuvimos. Este recorrido es muy hermoso, entre pinos, helechos y vegetación de ribera, cruzamos el arroyo de Valhondillo y dos más a continuación muy fácilmente gracias a unas pequeña pasarelas de madera.

Junto al embalse, disfrutamos de las magníficas vistas que proporciona el contraste de sus amansadas aguas con el bosque de su alrededor. Continuamos bordeando el embalse, ganando algo de altura y deleitándonos de las panorámicas que desde el acantilado se tienen.

Al alcanzar el muro de la presa, bajamos a contemplar cómo se precipita el agua al rebosarlo. La perspectiva del valle de la Angostura desde aquí es majestuosa. La sensación de paz y sosiego, solo roto por el armonioso sonido del agua y el canto de los pájaros, es total.

Tras la bella estampa, seguimos descendiendo aguas abajo, hasta alcanzar La Isla, donde dejamos la senda para acercarnos al bar restaurante del mismo nombre, donde nos tomamos el aperitivo y contemplamos cómo ha quedado tras la remodelación que los concursantes de Masters de la Reforma le hicieron este invierno, y que se puede contemplar en este vídeo

Tras el breve descanso, cruzamos el pequeño puente que salva el arroyo, justo a unos metros de donde sus bravas aguas han labrado con paciencia en el granito una enorme poza, y nos fuimos rápidos a degustar algunos de los platos que ofrece el restaurante los Claveles, inicio y final de esta estupenda excursión.

Un paseo por el pueblo de Rascafría y su fábrica de chocolate puso el broche dulce a este estupendo día que se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

lunes, 20 de mayo de 2019

Excursión X178: Fortines y petroglifos de Valle Enmedio

FICHA TÉCNICA
Inicio: Camping Valle Enmedio
Final: Camping Valle Enmedio
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,3 Km 
Desnivel [+]: 612 m 
Desnivel [--]: 612 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
El Valle de Enmedio está situado al sur de la Sierra de Malagón, encajado entre los cerros de las Navas del Toril y Cueva Valiente, perdido entre enormes bosques que le dan sombra y afilados roquedos que le dan magníficas vistas. Lugar de leyendas y escondidos tesoros que descubrimos de la mano de Jorge, gran conocedor de la zona.

Para ello, nos acercamos a Peguerinos, tradicionalmente ligado a la explotación de sus pinares, de los que se extraía, entre otros productos, la pez, obtenida a partir de la destilación de la trementina y destinada a calafatear el casco de los buques, impermeabilizar el interior de las botas de vino o marcar al ganado. De hecho, el nombre del pueblo parece tener que ver con los términos peguera (lugar en que se fabrica la pez) o pegueros (fabricantes y vendedores de pez).

Atravesado el pueblo, proseguimos, con bonitas vistas del embalse de la Aceña, has llegar al pequeño aparcamiento que hay a la entrada del camping Valle Enmedio, inicio y final de nuestra inolvidable excursión.

Echamos a andar siguiendo el sendero que va paralelo al arroyo Valle de Enmedio y que, en dirección noroeste bordea el camping, para enseguida cruzarlo aprovechando un puente de cemento, iniciando una subida por senda bien marcada que se aleja del arroyo en busca del embalse del arroyo del Prado del Toril, construido para abastecer de agua al camping.

Junto al embalse se encuentra un refugio en avanzado estado de dejadez, al que nos acercamos a echar un vistazo. Calmada nuestra curiosidad, continuamos ascendiendo, bordeamos el embalse y cruzamos por primera vez el arroyo del Prado del Toril, que nace en la Nava con el mismo nombre y desemboca en el arroyo de Enmedio 2,5 km mas abajo.

Tras un segundo cruce del arroyo, alcanzamos la verde pradera de Navas del Toril, cerrada en su parte norte por una de las frecuentes formaciones rocosas que jalonan el Valle de Enmedio. Nos encaramamos a ella para enseguida descubrir uno de los muchos fortines que visitaremos en la ruta.

Son un conjunto de posiciones, fortificaciones, acuartelamientos, puestos de ametralladoras y trincheras construidas durante la Guerra Civil por el frente nacional en su avance hacia Madrid y Segovia. Nos sorprende la anchura de los muros de piedra y el entramado de trincheras que unen unos puestos con otros, en el que incluso utilizaron escaleras de piedra.

Vistos los fortines y las impresionantes vistas que del valle se tienen desde el roquedal, buscamos una pista, que antiguamente era la carretera que unía el Alto del León con Pereguinos pasando por Cueva Valiente. Por ella ascendemos unos 300 metros, desviándonos a la derecha para subir a otro roquedal donde se encuentra otra de las posiciones, también fuertemente amurallada y con varios nidos circulares para las ametralladoras.

Hechas las pertinentes fotos, retomamos la pista, por la que continuamos el ascenso hasta alcanzar el collado que hay antes de la subida a Cueva Valiente. Tumbados en su pradera descansamos un rato, mientras nos tomábamos el tentempié de media mañana.

Repuestas las fuerzas, giramos hacia el sureste para ascender a los 1872 metros que tiene de altura el Cerro Valiente, la máxima cota de la ruta. En lo más alto se encuentra otra posición, construida como el resto con piedras de granito. Desde aquí las vistas de la Sierra de Guadarrama, al fondo, con el Alto del León y la vertiente segoviana son impresionantes.

Descendimos de tan privilegiada atalaya y nos dirigimos en dirección sur hacia el otro objetivo de la ruta, encontrar unos petroglifos que solo conocíamos en fotos. Alcanzado un pequeño collado, la idea era continuar cresteando para enseguida dar con ellos, pero a alguien se le ocurrió visitar el refugio de Valle Enmedio, también en un lamentable estado, lo que nos supuso descender 160 metros y luego subir una endiablada cuesta de casi cien metros de desnivel hasta reencontrarnos con la senda que llevábamos.

A poco menos de 300 metros de descender por la cresta, dimos con los petroglifos, el primero a nuestra izquierda, un trébol de cuatro hojas, representado en una roca. Según parece, por cada trébol de cuatro hojas hay unos 10.000 de tres hojas. 

Cada hoja representa uno de los cuatro componentes básicos de la felicidad, que son esperanza, fe, amor y suerte. Para otros los cuatro símbolos que representan son: riqueza, fama, amor y salud. Según la tradición, tales foliolos traen buena suerte a sus buscadores, especialmente si es encontrado accidentalmente.

Frente a esta roca, se encuentra el segundo petroglifo, en otra roca en la que hay reflejada otra enigmática figura, el ojo de Dios, o el ojo que todo lo ve, un poderoso símbolo esotérico que originalmente representaba un mayor poder espiritual o Dios, utilizado en la mayoría de las civilizacioners, un atento vigilante de la humanidad o una parte espiritual despertado dentro. Pero en estos días es más probable que sea visto como un símbolo Illuminati de control y vigilancia por parte de las élites.

Cumplido nuestro segundo objetivo, continuamos el descenso por el sendero, pasando bajo una roca a modo de túnel de gran atractivo fotográfico, en lo es un precioso balcón desde el que contemplamos el valle, con sus bosques y sus praderas, en toda su extensión. En estos peñascos hay numerosas vías de escalada que son la delicia de los aficionados a esta práctica.

Giramos a la izquierda, en dirección este, pasamos junto a un abrigo proporcionado por una cavidad entre grandes rocas, para luego seguir descendiendo hacia el sur, hasta casi llegar a la carretera, ya que antes seguimos una senda paralela a ella que nos sale a la derecha, en dirección suroeste.

Pasado 1,5 km llegamos al Rocódromo, donde junto a un chozo, hay varías vías en las altas rocas para practicar escalada. Desde allí, proseguimos hasta acercarnos al arroyo Valle Enmedio, continuando paralelos a él hasta llegar al aparcamiento del camping, donde comenzamos.

El remate de fiesta consistió en degustar una estupenda paella, precedida de una barbacoa, en casa de Jorge, haciendo que el día fuese redondo y la excursión se mereciera 5 estrellas.

domingo, 19 de mayo de 2019

Excursión X177: Paseo por el Gurugú de Tres Cantos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Tres Cantos
Final: Tres Cantos
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 5,6 Km 
Desnivel [+]: 186 m 
Desnivel [--]: 186 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 2,5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Aprovechando que habíamos quedado a comer en Tres Cantos, dimos un paseo antes para hacer hambre y como lo más cerca que nos quedaba era el cerrillo Gurugú, a él nos dirigimos.

Salimos del aparcamiento que hay frente a la estación de Tres Cantos, detrás del hotel Eurostars Madrid, cruzamos por un puente la carretera M-607 de Colmenar Viejo, y a continuación la línea del AVE de Madrid a Segovia y Valladolid.

Proseguimos por el GR-124, coincidente con el Cordel de Valdeloshielos, por el que descendemos hasta llegar al arroyo de Tejada, que cruzamos por un puente, y enseguida el arroyo del Pepino, completamente seco.

El arroyo de la Tejada nace en las Laderas de Tejada de Colmenar Viejo y desemboca, a poco más de cuatro kilómetros de donde estamos, en el embalse del Pardo. 

Lo remontamos en dirección norte por una pista durante 600 metros, muy pegada a su cauce, hasta dar con otra que regresa en dirección este, que seguimos hasta llegar al cerrillo Gurugú, con bonitas vistas de la zona.

Continuamos paralelos a las vías del AVE hasta llegar al puente que las cruzas, regresando al aparcamiento por donde habíamos venido, finalizando así este agradable paseo que conviene hacer en épocas de poco calor, por carecer de sombras.

Califico a esta excursión, apta para todos los públicos y zapatos con un 2,5.
Paco Nieto