domingo, 22 de diciembre de 2013

Excursión X033: Segovia por el río Clamores y Eresma

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pradera de San Marcos. Segovia
Final: 
Pradera de San Marcos. Segovia
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia:  6 Km
Desnivel [+]: 194 m
Desnivel [--]: 194 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 2

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Fue una escapada especial, por la mañana, visita a Carbonero el Mayor, por donde paseamos Ya de vuelta hacia Carbonero el Mayor, donde nos adentramos hacia el centro del pueblo para conocer la Iglesia de San Juan Bautista, una joya del gótico, y el curioso edificio del ayuntamiento. La comida, como era de esperar, en el Mesón El Riscal, templo del buey a la piedra.

Había que terminar la jornada con un paseo que nos hiciese quemar las calorías de más que habíamos ganado, y de vuelta a Madrid, paramos en Segovia para hacer una ruta corta, pero muy bonita por los alrededores de su perímetro, siguiendo los rios Clamores y Eresma.

Tras una breve parada en la Ermita de San Roque de Zamarramala, dejamos el coche en el aparcamiento cercano a la Pradera de San Marcos, estupendo mirador, donde el Alcazár proporciona una vista de postal, la misma que los turistas no se cansan de reproducir de este singular castillo con apariencia de palacio de cuento de hadas, que aglutina gustos arquitectónicos de distintos monarcas y relata historias palaciegas a todos aquellos que se acercan a conocerlo.

Austero, como lo eran los reyes castellanos, lugar de residencia por muchos de los monarcas de la dinastía Trastámara, se eleva sobre la roca en la confluencia de los valles del Eresma y el Clamores, parece guardar la ciudad.

Su bella torre del Homenaje, a menudo comparada con la proa de un barco navegando entre los ríos, es de una belleza impresionante.

A sus pies iniciamos la ruta, cruzando por un largo puente de madera el río Eresma para continuar por lo que fue la ribera del río Clamores, que desde el año 1952 se encuentra canalizado y recuperado para el uso y disfrute de los amantes de la naturaleza, tras muchos años de abandono.

Es un lugar idóneo para el paseo, con magníficas vistas sobre la ciudad y un entorno ajardinado hermoso.

Recorriendo este sendero no da la sensación de estar casi en medio de la ciudad, al introducirte en una vegetación exuberante; en primavera y verano, además, te puede acompañar el canto del ruiseñor y de los patos.

El camino, señalizado con círculos rojos, sigue los meandros que realizaba el río y en su recorrido encontramos restos de antiguos puentes, cuevas naturales y unas vistas privilegiadas de la muralla. A los pies de ella también hay una gran colección de huertas que todavía se siguen trabajando.

La erosión fluvial ha generado multitud de cuevas, que sirvieron en su día como refugio y hoy dan cobijo a numerosas aves.

Pasamos bajo la Casa del Sol, museo enclavado en lo alto de un espolón rocoso donde se levantaba el último arco que cerraba el barrio judío, en lo que fuera el antiguo matadero judío del siglo XV.

La torre de la catedral gótica de Segovia, del siglo XVI, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, se dejaba ver a cada curva del camino y nos servía de faro para saber por dónde íbamos.

Enseguida alcanzamos el puente de la Estrella, que enlazaba el barrio judío de Segovia con el cementerio, que nos queda a la derecha, en lo que hoy es conocido como el Pinarillo, al haber sido repoblado con este tipo de árboles. Este lugar sobrecoge un poco, si pensamos que era lo último que los judíos recorrían en su tránsito de la vida a la muerte.

A pocos metros, nos encontramos con el Parque de la Hontanilla, en el que el rumor del agua y la frondosa vegetación te hace pensar que estás en el paraíso, con la silueta de la catedral recortndo el horizonte.

Atravesado el parque ascendimos por escalinatas al Paseo de los Tilos, y de allí al Paseo del Salón de Isabel II, con una privilegiada terraza-mirador de la ciudad y del valle formado por el río Clamores.

Por la puerta del Sol, uno de los acceso medievales de la muralla, accedimos a la calle de la Judería Vieja, inicio de calles estrechas, íntimas y repletas de pasadizos del antiguo barrio judío.

Paramos a visitar la casa de Abraham Senneor, un conjunto de edificios que pertenecieron a las familias que le fueron dando los distintos nombres que posee, comenzando por éste, el Contador Mayor de Enrique IV y de los Reyes Católicos. además de Rabino Mayor de la Aljama de Castilla, hoy convertido en Centro Didáctico de la Judería.

Tras la interesante visita, callejeamos hasta alcanzar la calle Juan Bravo, por la que descendimos, pasando junto a la imponente Iglesia de San Martín, templo de origen mozárabe con estilo románico, con monumental pórtico y torre, levantada en el siglo XII., está situada a mitad de camino entre la catedral de Santa María y el acueducto romano.

Un poco más abajo, alcanzamos la plaza del Azoguejo, lugar de encuentro y el punto más turitico de la ciudad. donde antaño se reunían los labradores, ganaderos y tratantes, ahora lo hacen los turistas, agolpados a ritmo de autobús antes de ir a comer el cochinillo en los afamados restaurantes de esta plaza.

Según parece, su nombre derivada de azogue, plaza de algún pueblo donde se tiene el trato y comercio público. Puede proceder también de la palabra árabe zoco, lugar de reunión y comercio, nombrándose azoguejo o zoquejo o zoco pequeño, a diferencia del zoco grande, que era el sitio actual de la plaza Mayor.

La grandiosa obra del acueduzto, que cierra la plaza a modo de teló de fondo, fue levantadado, piedra sobre piedra, sin ningún tipo de argamasa que sirviera de pegamento. Hay que considerar que el acueducto estuvo en servicio hasta la década de los 40 del siglo XX.

Su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano. En la parte más elevada mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.

Hay una leyenda del acueducto de Segovia en la que se cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el demonio y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma.

La niña aceptó y el demonio comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el gallo, lo que hizo que el demonio fracasara y la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de Nuestra Señora de la Cabeza.

Pasamos bajo sus arcos para acercarnos a ver la escultura de Rómulo y Remo, amamantados por la loba, un regalo de la ciudad de Roma a Segovia hecho en 1974, ambas histórica y monumentalmente hermanadas.

Desde allí, continuamos por la calle de Santo Domingo de Guzmán hasta desviarnos para descender, por unas escaleras de piedra, al Monasterio de Santa Cruz la Real. Fue el primer monasterio dominico fundado en el país por el propio santo Domingo de Guzmán en 1218 sobre unas casas que le donó la ciudad.

En este Monasterio gótico, se dice que entró en éxtasis Santa Teresa de Jesús. También conserva la cueva penitencial de Santo Domingo de Guzmán. Destaca su precioso conjunto escultórico de la portada principal con los Reyes Católicos, ante un cristo yacente. fueron ellos quienes entregaron al convento una reliquia del lignum crucis, que les había donado Boabdil, último rey de Granada, y en su fachada aún se conserva el lema de los monarcas, el conocido «Tanto monta».

En la actualidad, sus dependencias conforman el campus que la IE University tiene en la ciudad.

Dejamos atrás el monasterio y continuamos bajando por un camino en el que el otoño ha dejado desnudas las ramas de los árboles y alfombrado de colores ocres el suelo, hasta alcanzar el río Eresma, que lo cruzamos a través del Puente de los Huertos, antesala del magnífico Parque de La Alameda, tantas veces recordado por Antonio Machado.

Por la orilla derecha del río paseamos disfrutando de los últimos rayos de sol, acompañando al río en su descenso hacia el encuentro del río Clamaores mientras contemplamos a decenas de patos que nadaban plácidamente por sus tranquilas aguas. Nos acercamos a la derecha a contemplar una afluencia de agua que desciende de un muro a modo de fuente.

Al llegar al azud que represa las aguas del río Eresma, construido en el siglo XVI para derivarlas a la la Casa de la Moneda, nos desviamos para trepar por una calle empedrada a mano derecha, para contemplar el Monasterio de Santa María del Parral, desde el que se tiene unas bonitas vistas del parque de la Alameda y de la parte antigua de la ciudad de Segovia, destacando el Álcazar de Segovia.

Este conjunto monacal están distribuidos en torno a varios claustros de estilos gótico, mudéjar y plateresco. Lo mandó construir el rey Enrique IV de Castilla en el año 1447.

Retrocedemos y nos adentramos en la sede de la primera Casa de la Moneda mecanizada en España. manda construir a finales de 1580 por Felipe II y diseñada por Juan de Herrera, está reconocida como uno de los edificios de arquitectura industrial más antiguos de toda Europa.

Desde ella ascendimos para cruzar de nuevo el río Eresma por un puente de piedra y acercarnosa contemplar, ya de noche, la Iglesia de San Marcos, de comienzos del siglo XII con bonita torre cuadrada del siglo XIII.

De nuevo en la pradera de San Marcos, que alberga bajo su suelo un enorme estanque de tormentas, hicimos las últimas fotos a la majestuosa proa del Alcázar, que con la iluminación, resaltaba aún más su belleza.

Había que volver a Madrid, tras esta jornada inolvidable que se merece 4 sobradas estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

domingo, 3 de noviembre de 2013

Excursión X032: Embalse de Picadas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Picadas
Final: Embalse de Picadas
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,8 Km 
Desnivel [+]: 69 m 
Desnivel [--]: 69 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Tras visitar los viñedos de la bodega ecológica Luis Saavedra de Cenientos y seguir las amenas explicaciones de su gerente sobre el proceso de elaboración del vino y los diferentes tipos de uvas, nos fuimos a comer al restaurante la Carpinteria, situado en el centro de Cenicientos.

De regreso a Madrid por la carretera M-501, paramos en el embalse de Picadas para caminar junto a su orilla, partiendo del área recreativa que hay en la margen derecha del embalse, en un entorno, poblado por extensos bosques de pinos piñoneros.

Continuamos siguiendo lo que fueron las vías del ferrocarril del Tiétar, que uniría Madrid con Almorox, proyecto que quedó postergado por la Guerra Civil y convertida en la actualidad en Vía Verde del Alberche. Más información aquí.

Nosotros recorrimos el tramo hasta la presa que con buen tiempo y sin calor, proporciona un agradable, aunque largo paseo. Varios puentes presenta el recorrido, el primero cruza la desembocadura del arroyo Mataloros en el embalse , el segundo nos cruza de orilla, el tercero la desembocadura del arroyo de la Mesilla, para enseguida adentrarse en un túnel excavado a pico de casi 300 metros de longitud.

La pista cruza después por otros puentes el arroyo del Chorrillo, el de la Jaranda y el del Cerro del Verdugo antes de llegar al enorme muro de la presa, con una altura de 59 metros y una longitud de 145 metros, levantado en el año 1952 sobre el cauce del Alberche, que, en sus 177 km de recorrido, es retenido en otros tres grandes pantanos.

Como los días son cortos en esta época del año, pronto comenzó a atardecer y tuvimos que aligerar el paso de regreso, para llegar, ya con poca luz al aparcamiento donde habíamos dejado el coche, dando así por finalizada esta excursión que se merece 3,5 estrellas.
Paco Nieto

domingo, 29 de septiembre de 2013

Excursión X031: Las Chorreras de San Martín del Pimpollar

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Martín del Pimpollar
Final: San Martín del Pimpollar
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,1 Km 
Desnivel [+]: 287 m 
Desnivel [--]: 287 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Aprovechando una escapada de fin de semana, realizamos esta bonita excursión para conocer el entorno de San Martín del Pimpollar, pueblo abulense de la comarca Valle del Tormes, de tradición agrícola y ganadera que ha sabido sobrevivir aprovechando la monumental riqueza natural que le rodea.

Nos hospedamos en la casa rural el Yantar de Gredos, donde nos dieron las indicaciones precisas para poder realizar esta ruta. Y tras desayunar recorrimos las estrechas calles del pueblo hasta dar, por la calle Mayor, con la iglesia poligonal de San Martín del Obispo, para a continuación cruzar el el arroyo de las Hoyuelas por el bonito puente romano de la Cacera, de tres ojos.

Callejeando, salimos en dirección sureste a los inmensos y verdes prados que flanquean al río Arenillas, que cruzamos por otro puente, éste de un solo arco. Por una pista que tras una gran curva se dirige en dirección sur por las Cerradas del molino, en busca de las preciosas chorreras, que forma un arroyo a corta distancia del puente.

Los sucesivos saltos de agua constituyen un pequeño paraíso que te atrapa e invita a la contemplación. Superada la parte alta del arroyo, lo cruzamos, continuando el ascenso por El Cierro hasta alcanzar la cota de mayor altura de la ruta, la Cruz de Piedra un cruce de caminos con estupendas vistas.

Dejando una valla de piedra a nuestra izquierda de una finca próxima en la que pastaban tranquilamente unas vacas, descendimos, en suave pendiente, hacia la Cañada de Prado Real hasta alcanzar la garganta de Navarenas, hermoso lugar, en el que el agua se encajona entre las rocas.

Tras descansar un rato junto al puente de la garganta, que no cruzamos, iniciamos una fuerte subida por la loma del cerro del mismo nombre.

Con estupendas vistas de la garganta descendimos por Los Malagones y los verdes prados de la Cerrada de los Estiles, hasta llegar al puente que cruza el río Arenillas por la cara oeste del pueblo. por el que callejeamos hasta alcanzar nuestro punto de partida.

Una excelente comida puso el broche de oro a esta estupenda excursión antes de salir hacia el puerto del Pico, un extraordinario paraje en altitud donde pudimos contemplar la impresionante calzada romana que le corona.

Por todo ello, esta ruta bien se mereció 4 estrellas.
Paco Nieto

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domingo, 16 de junio de 2013

Excursión X030: El Chorro de Navafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Chorro de Navafría
Final: El Chorro de Navafría
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 4,3 Km 
Desnivel [+]: 167 m 
Desnivel [--]: 167 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 3
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC


RESUMEN
El Chorro de Navafría es una cascada que forma el arroyo del Chorro poco antes de entregar sus aguas al río Cega.

Para acercarnos a Navafría (Segovia) fuimos desde Madrid por el puerto de Navacerrada, el de Cotos, Lozoya y puerto de Navafría, aunque el acceso por la parte segoviana es también factible e incluso más recomendable por ahorrar dos puertos.

Una vez en el aparcamiento de la zona recreativa del Chorro, nos acercamos al bar restaurante cercano, dotado de mesas en su amplia terraza.

De allí al divertido laberinto formado por troncos del que logramos salir todos. Continuamos pasando junto al refugio que hay al lado de una fuente, cruzamos el arroyo del Chorro por un puente y dejamos la pista para ascender, a la izquierda, por la senda que en un kilómetro nos lleva a este singular lugar entre un frondoso bosque de pino silvestre, helecho y musgo.

El agua desciende en una trayectoria recta y con una inclinación bastante constante. La anchura de la cascada es también muy uniforme, por lo que su forma se asemeja mucho a la de un tobogán.

La altura del chorro es de unos 20 metros y está a una altitud de 1.320. Su agua es una de las más frías que conozco de la Sierra. Bajo ella hay una pequeña poza donde las aguas del arroyo descansan para después seguir descendiendo hasta llegar al río Cega.

Desde la poza, de poca profundidad, que forma la cascada, accedimos a la parte alta de ella, a través de una escalera lateral de piedra, desde donde se tienen unas inmejorables vistas del valle y los diferentes tramos de la cascada.

Una vez refrescados, iniciamos el regreso, que para no repetir recorrido lo hicimos cruzando el romántico puente de madera al pie de la cascada para seguir una senda que sin apenas desnivel nos llevó a la pista que asciende a la parte alta del arroyo.

Desde la pista, descendimos hasta enlazar con la carretera de acceso a la zona recreativa, desviándonos a la derecha para pasar junto a las piscinas naturales que forma el río Cega. De allí, a la zona de mesas y barbacoas, donde preparamos unas sardinas y unas ricas chuletitas de cordero que nos supieron a gloria.

Tras una pequeña siesta y un café en el bar, regresamos repitiendo el trayecto seguido a la ida, solo que al pasar por Rascafría paramos en la Isla para mostrar al grupo la Presa del Pradillo, que no la conocían. Así dimos finalizado esta bonita excursión que bien merece 3 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

sábado, 15 de junio de 2013

Excursión X029: Valle de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,5 Km 
Desnivel [+]: 649 m 
Desnivel [--]: 649 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Nueva salida con el grupo de amigos del polideportivo, esta vez a uno de los valles más paisajísticos de la Sierra de Guadarrma, el bonito Valle de la Fuenfría, rodeado de magníficos bosques de pino silvestre de gran valor ambiental y en el que existe una amplia red de sendas que discurren por el Valle para disfrutar de los múltiples rincones naturales existentes en esta zona.

Y para recorrer algunas de estas sendas, nos reunimos en el aparcamiento de las Dehesas, situadas al norte de Cercedilla, siguiendo la carretera desde la Estación.

Echamos a caminar en dirección al siguiente aparcamiento permitido, el de Majavilán, dejamos a la izquierda su piramidal fuente y nos internamos en el bosque girando a la derecha para seguir una senda que remonta con suave pendiente el valle en dirección norte, dejando el arroyo de la Venta a la derecha.

Cruzamos el arroyo de la Barranca y poco más adelante alcanzamos la Calzada Romana. La Vía XXIV de Antonino, el más conocido de los caminos romanos, que unía Titulcia con Segovia hace dos milenios. por el puerto de la Fuenfría y el valle de Valsaín. La obra romana, muy transformada por las grandes reformas que sobre ella realizó Felipe V en 1722, data de la época del emperador Vespasiano, que gobernó entre los años 69 y 79 d. C.​

Por ella continuamos el ascenso, cruzamos el puente de Enmedio y, con mayor pendiente, superamos el tramo final de la calzada haciendo caso de la lógica senderista, pero también de las numerosas flechas amarillas del Camino de Santiago madrileño, que hasta aquí se viene para atravesar el Guadarrama rumbo a la capital espiritual gallega.

Por él seguiremos, al ser el camino más directo para alcanzar el puerto de la Fuenfría, donde hicimos una parada para descansar y comer algo.

Este puerto, puede que sea la más importante encrucijada de caminos del Guadarrama, en él se esparce una notable concentración de los más variados monumentos y señales. Mojones del Real Sitio de Valsaín, señales de sendas, cuentakilómetros del camino de Santiago, homenajes a guadarramistas, con el aparente fin de entretener al caminante mientras recupera el resuello.

De allí, descendimos rumbo a Valsaín, adentrándonos en tierras segovianas por la amplia pista al otro lado de una barrera, que no es otra que lo que dejó la carretera de La República y que en este tramo vampirizó el trazado de la venerable vía romana hasta alcanzar la Casa Eraso.

Fue ésta una venta o casa de propiedad real en los alrededores del puerto de la Fuenfría destinada a albergar los descansos de la nobleza en sus viajes al palacio de Valsaín. Nada queda de su esplendor, más que un par de muros y un arco que asemeja una solitaria costilla.

Por mucho tiempo, el viaje al palacio de Valsaín desde Castilla la Nueva pasaba necesariamente por el puerto de la Fuenfría. Para mayor comodidad en los viajes reales, Felipe II encargó en 1565 a su secretario Francisco de Eraso la construcción de una casa para evitar a las personas reales el tener que descansar en la venta pública del puerto, de escasa seguridad e inapropiada para albergar a todo el personal de la corte.

La casa cumplió su función hasta 1768. En este año se finaliza la nueva carretera encargada por Carlos III, que partía de Villalba para llegar al Real Sitio de La Granja de San Ildefonso que pasaba por el puerto de Navacerrada y se abandonaba por tanto el paso real por el puerto de la Fuenfría.

Este singular lugar inspiró oscuras leyendas de novela, en las que situaban el Convento de Casarás en esta casa, con tesoros escondidos y caballeros templarios, nacidas en un tiempo en que cruzar la Sierra era asunto de enjundia. Tanto que eran más los fantasmas y espíritus que los propios caminantes que se aventuraban por sus amenazantes trochas.

Tras contemplar tan mágico lugar, retrocedimos hacia el puerto, solo que para no repetir camino, lo hicimos por el antiguo trazado de la calzada romana y ahora conocido como cordel de la Sevillana y que discurre pocos metros más arriba de la carretera de la República.

Tras cruzar el arroyo de la Argolla y el de Minguete, llegamos al puerto y continuamos en dirección sur por la carretera de la República, ahora convertida en una amplia pista de tierra, llamada así por ser un proyecto de la II República, para hacer más accesible el paso a Segovia y que no llegó a terminarse a causa de la Guerra Civil.

Pasamos por el Mirador de la Reina, con espectaculares vistas de todo el valle, al poco alcanzamos la fuente de Antón Ruiz, situada al final de los escalones de piedra que surgen a la izquierda, en el cruce con el camino Schmid. En ella nos refrescamos antes de continuar por la carretera. Tras cruzar el arroyo de la Navazuela por un puente con protectores de piedra, y recorrer en suave descenso unos tres kilómetros, llegamos a la Pradera de Navarrulaque.

Es ésta quizás la pradera más afamada de la Sierra del Guadarrama, a causa de la celebración anual desde hace más de un cuarto de siglo del Aurrulaque, concentración festiva de montañeros y amantes de estas montañas.

En ella se localiza un curioso monumento de madera. Se trata de siete traviesas de madera colocadas en porción circular que homenajea a los guadarramistas pioneros y un poco más allá. el Reloj de Cela, erigido en 1995 en honor del ilustre escritor.

Siguiendo la carretera llegamos al Mirador de Vicente Aleixandre y Luis Rosales, el primero se construyo en 1985 al premio Nobel de Literatura de 1977 Vicente Aleixandre, un año más tarde se construyo un segundo mirador en memoria de Luis Rosales, poeta que se instalo en Cercedilla en 1961, en él existe un buzón donde poder dejar mensajes y con suerte, un libro para leer mientras se contempla Cercedilla y todo el valle.

Tras el largo descanso en los miradores retomamos la carretera, ahora en dirección norte, para continuar el descenso por el valle, cruzamos el arroyo de los Acebos y más abajo, en una cerrada curvas a la izquierda, el arroyo de la Navazuela, donde pocos metros más arriba se halla la hermosa cascada conocida como Ducha de los Alemanes.

Poco más abajo, cruzamos el arroyo de la Fuenfría y entroncamos con la Calzada Romana, desde la que descendemos siguiendo el mismo camino que utilizamos en la subida, hasta dar con el aparcamiento de Majavilán y a continuación el de las Dehesas, principio y fin de esta bonita excursión para conocer un poquito mejor el fabuloso Valle de la Fuenfría y que bien merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

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