lunes, 25 de septiembre de 2017

Excursión X113: La Pedriza por Prao Poyo, Hermanitos y la Bota

FICHA TÉCNICA
Inicio: Canto Cochino. La Pedriza
Final: Canto Cochino. La Pedriza

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 14,4 Km 
Desnivel [+]: 1019 m 
Desnivel [--]: 1019 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 6

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Hacer una ruta por La Pedriza, implica dificultad y si es por La Pedriza Posterior, al esfuerzo habría que añadir dotes de orientación. Y si a lo anterior, sumamos que vamos a franquear una zona, sin senda conocida, tenemos ante nosotros un reto, en el cual sabemos a la hora que comenzamos, pero muy posiblemente no acertaremos con la de regreso. Y eso es precisamente lo que nos ocurrió.

La Pedriza, es uno de los mayores conjuntos graníticos de Europa, con numerosos riscos, arroyos y praderas, por el que discurren infinitas sendas, siendo las más importantes y que están señalizadas el, GR-10, PR-M1, PR-M2, PR-M16 y PR-M18. Así como la, Senda Carboneros y Senda Maeso <ésta forma parte del PR-M1>.

El grupo, compuesto por seis buenos andarines, inició la marcha sobre las 09:40, desde Canto Cochino, teniendo como primera meta La Aguja del Sultán, casi al final del Callejón de las Abejas.


Tras cruzar el río Manzanares por el puente de madera, marchamos sobre el PR-M2, más conocido en este tramo, como La Autopista, no tanto por el suelo que pisamos, sino por la gran afluencia de personas que lo suelen transitar.

Acompañados del casi seco Arroyo de la Majadilla, vamos ganando altura en dirección Norte, sobrepasado el desvío al Collado Cabrón, dejamos a la derecha, el camino que lleva al Refugio Giner.

Vencemos una primera pendiente, hasta un mirador; desde el que se contempla perfectamente el peñasco de El Pajarito. La vereda nos da un respiro y llaneando, dejamos un vivac, a la izquierda y unos metros más adelante, giramos a la derecha (2,9km), para cruzar el Arroyo de los Poyos.


Esta vez no supone ninguna dificultad y no necesitamos utilizar la pequeña pasarela, que hay unos metros más arriba. A partir de aquí, ya se puede catalogar la subida, como “durilla”. Transcurre a poca distancia del arroyo y con las eses típicas para suavizar la pendiente. Hemos dejado a la derecha el peñasco de El Pájaro y Cancho Butrón. Al alcanzar una gran piedra a la derecha de la senda, vemos cómo se une por la derecha, el Arroyo de la Ventana (3,52km).

Proseguimos con este, aguas arriba, la cuesta se endurece aún más, rebasamos el ramal que lleva a Cuatro Caminos y trescientos metros más adelante, cruzamos el seco cauce del Arroyo de la Ventana(11h - 4,2km – 1.482m), entrando así en
el Callejón de las Abejas.

La senda por la que hemos subido, desaparece y tenemos casi que trepar; para remontar la pendiente, desértica y pedregosa, con rampas que alcanzan el 47%, hasta conseguir la bifurcación (4,67km – 1.652m), donde dejamos el “callejón”, en el que por cierto no hemos visto una sola abeja. Lo de los nombres en ciertos lugares, daría para una tesis.

Un esfuerzo más y pisamos un colladito, a pocos metros de la base de La Aguja del Sultán (11:45h), donde nos tomamos el merecido descanso y la primera de las manducas. Nuevamente en camino (12:15h), insistimos en la misma dirección, penetramos en zona boscosa y vamos girando hacia la izquierda. Pasamos a los pies de, Los Tres Hermanitos (5,2km – 1.761m), altas rocas que no pudimos contemplar, por el espeso pinar que lo rodea.


Unos metros después, finalizamos el giro que veníamos haciendo y enfilamos al Oeste, en busca del sendero principal; a través del nutrido pinar, donde intentamos dejar huella de nuestros pasos, para futuros andarines.

Luego de atravesar un kilómetro de zona boscosa, conservando la altitud, enlazamos con el sendero PR-M2 (13:14h – 5,99km). Lo seguimos a derecha unos trescientos metros y lo dejamos momentáneamente, para acercarnos a la roca conocida como ¡La Bota!, que ninguno conseguimos identificar; pues no fuimos capaces de ver; la bota de andar y menos, la bota de vino, ya que a sus pies, se pierde toda su perspectiva.

Desengañados, regresamos a la vía general y proseguimos subiendo, hasta arribar al Collado del Miradero o de Prado Poyo (14h – 6,88km – 1.882m), fotos, vista a todo nuestro alrededor y ¡segundo bocata!

Media hora más tarde, reanudamos la caminata siguiendo el PR-M1 para atacar Las Milaneras,  que pasamos por su lado oeste, bordeando Cancho Centeno hasta llegar al pie de Los Tres Cestos (15:15h – 6,62km).

Por la Portilla de los Tres Cestos volcamos al otro lado de la cuerda y nos enfrentamos a la difícil bajada de la Gran Milanera, con su rampa del 53%, que conseguimos dejar atrás, casi una hora más tarde, cuando llegamos a una bifurcación (16:10h - 9,25km – 1.570m), poco antes del Collado de la Romera.

Vista la hora, decidimos no pasar más apuros y tomar a la izquierda, la plácida senderita que entronca (9,56km), con la Vereda de los Forestales, en la zona de Los Llanillos, girando a la derecha, pasando por el Mirador de los Pinganillos, con espléndidas vistas del Pájaro y sus riscos adyacentes, hasta alcanzar el Collado Cabrón (17h - 11,7km – 1.304m).


En este cruce de caminos, desesperados por finalizar la ruta, continuamos por la senda de enfrente, el antiguo trazado del PR-M1, pasando a los pies de Peña Horcajo y el Cancho de los Muertos.

La bajada de kilómetro y medio, es vertiginosa y conectamos otra vez con el PR-M1 actual, en media hora (17:37h - 13,2km). Y desde allí, por la despejada vía, recorremos los quinientos metros que restan para llegar de nuevo al puente de madera sobre el Manzanares y dar por concluida la ruta en el aparcamiento de Canto Cochino.

Por lo divertida que resultó ser esta ruta, a la par que exigente, le otorgo 4,5 estrellas sobre 5.
Cristóbal López

FOTO REPORTAJE

martes, 19 de septiembre de 2017

Excursión X112: Integral de Siete Picos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de Navacerrada

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 14 Km 
Desnivel [+]: 784 m 
Desnivel [--]: 784 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Se nota que nos hemos reincorporado, descansados y con ganas de superar la temporada anterior, pues tras la ruta exigente de la semana pasada, a Cueva Valiente; hoy vamos a realizar, los Siete Picos y regresar por el PR-M8,  Senda Pata la Cabra. y Senda Herreros.

Partimos de los 1.821 metros, del Puerto Navacerrada, siguiendo la pista asfaltada que lleva a la residencia militar de Los Cogorros. Justamente en la puerta, por la izquierda se inicia el Camino Schmid. 

Andamos unos metros por ella y en la primera bifurcación, la dejamos, continuando por el ramal de la izquierda (señalado con puntos rojos en los árboles) que nos lleva al extremo oeste, de la Pradera de Siete Picos (2,32km), punto de encuentro con la Senda Herreros, por la que regresaremos.

Desde la dirección que traemos, giramos un poco a la derecha y ascendemos con rumbo oeste. Y cumpliendo el pacto con Paco, se pone a la cabeza José Luís, marcando el ritmo y persiguiendo el rastro de hitos y algunos puntos rojos, sobre los árboles. Pero la promesa dura poco ¡es que hay algunos componentes! que parece que en las subidas se les active el turbo.

El caso es que subimos casi doscientos metros, en solo ochocientos de recorrido, para arribar a la cuerda de los picos, muy cerca del séptimo, el cual alcanzamos (1:16h – 3,45km - 2.138m).

Trepamos hasta la cima, con su vértice geodésico, como corresponde al punto más alto de la zona y aguantando el frío viento, nos hacemos la foto de grupo, echamos un vistazo a la interminable panorámica y bajamos echando leches, donde creo que los “lentos” fueron los primeros.

Pasamos el sexto pico, apenas doscientos metros más adelante, y con otros tantos llegamos al quinto, que lo bordeamos por el lado madrileño, ya que el resto del conjunto, del dos al siete, se pasa por territorio segoviano.

Dejamos atrás el cuarto y llegamos al tercero, con ganas de ver la Ventana del Diablo. Y no sólo la vemos ¡si no que pasamos por ella! Cuatro pasos nos separan del segundo pico, llegamos hasta su base, pero desechamos subir a las cimas, pues en realidad son dos montículos, separados unos metros.

Nuevamente en la ruta, comenzamos la bajada hacia el primer pico, en las proximidades de la Pradera de Majalasna. Pasamos una especie de collado, incorporándose por la derecha la Senda de los Alevines, con la que compartimos unos metros.

La dejamos para encaminarnos al Pico Majalasna (primero de los siete picos y único con nombre propio). Sin pérdida llegamos a su base y encontramos la manera de pisar su cima. Más fotos y contemplación de las vistas.

Descendemos y en la Pradera de Majalasna, hacemos la parada para el tentempié, finalizado con el cafelito bien calentito, acompañado de “medicina y pastitas”, no todo va a ser andar.

Reiniciamos la marcha, cruzando la pradera y enfilando la adecuada Senda de los Alevines, si exceptuamos algún pequeño tramo. Descendemos los 240 metros de desnivel, que nos separan de la carretera de la Republica, entre pinos, en los que vemos las marcas, blanco y amarillo del PR. A poco más de la mitad del recorrido, pasamos una pequeña fuentecita a la derecha del sendero, con su pequeño chorrito.

En la Pradera de Navarrulaque (3:34h – 7,75km –1.660m), no queremos dejar de acercarnos al, Refugio del mismo nombre, sorprendiéndonos por encontrar su fuente ¡seca!, pues para todos, es la primera vez que nos ocurre.

Retrocedemos al cruce de la carretera de la Republica, con la Senda Alevines, por la que bajamos, el GR-10 y Vereda de la Encinillas, que aparece por la derecha, y entre ambas arranca el PR-M8, Senda Herreros o Senda de Pata la Cabra.

El origen de este apodo, es desconocido, algunas creencias apuntan a que el nombre, se debe a los cabreros que en tiempos pasados, traían a pastar su ganado, por estos parajes. Lo cierto es que el trazado desde la Pradera de Siete Picos a la de Navarrulaque, se asemeja a una pata.

En el inicio hay un gran banco, con una leyenda en uno de sus respaldos, recordando a Enrique Herreros, personaje con una gran dimensión cultural, en la España del siglo pasado. Montañero, en primer lugar, por lo que nos atañe, humorista, dibujante cartelista, periodista y cineasta. Esta ruta fue trazada por él, de ahí este simple monumento, dedicado por el círculo Aurrulaque.

Así que mentalizados del duro trayecto que nos espera, atacamos esta travesía, en principio por un amplio camino, que pronto adapta las dimensiones naturales, de una senda de montaña. Con pequeñas subidas y bajadas y con esporádicas vistas del Concavo de Siete Picos, conocido también como Hoyo del Terradillo y Pozo de la Nieve.

En un kilómetro, tras una curva a la izquierda, tenemos las Rocas de Laín Entralgo, un mirador situado casi en el centro, del hueco de los Siete Picos que la agrupación Aurrulaque, perteneciente al Club de Senderismo de Peñalara, dedicó a este personaje.

Dos pequeños bolos de granito, están grabados con el año del homenaje, uno y el otro, parte de la carta que el intelectual escribió a Luis de Rosales, a propósito del Guadarrama. Y desde el banquito, se tiene una espectacular imagen de la vertical del hueco, así como de las rocas situadas abajo, que hacen de asiento natural. Sobre la lancha, se encuentra el petroglifo de un dragón.

A medida que nos acercamos al centro de la curvatura, la senda se hace más estrecha, gana altura y entra en zona boscosa, aparecen los robles y pasamos junto a la fuente de los Acebos, a la izquierda y unos esplendidos ejemplares de esta especie arbórea, a la derecha, muy cerca del arroyo Pradillo (4:14h - 8,28km – 1.720m), reguero que junto al arroyo de la Venta y el arroyo del Regajo del Puerto, conforman el nacimiento del río Guadarrama.

Y aquí se acaban las contemplaciones, comienza la dura realidad de esta sinuosa travesía por la vertiente sur de Siete Picos. Es sobre la zona de Los Riscos de Cueva Lirón, donde muestra su cara más abrupta y al mismo tiempo; más singular y bonita. Ascendiendo en constante zigzag, con exigentes y continuos repechos.

Cada metro es una aventura, en que hay que extremar la atención, para no perder de vista; los hitos y marcas del PR. Así como ayudándose de las manos, para superar algunos tramos.

La Senda Herreros, no es recomendable sin experiencia y dotes de orientación, exigiendo un buen nivel físico. Helada o con nieve, la travesía puede resultar muy peligrosa, haciéndose necesario ir equipado con crampones y piolet.

Pero como no hay mal que cien años dure, lo más duro acaba, cuando estamos bordeando el séptimo pico. Setenta metros más arriba de la Pimpolla Negra, donde volvemos a ver las cimas de La Bola del Mundo y La Maliciosa.

El nivel se relaja y la senda gira a la izquierda, para recorrer la ladera Sureste del séptimo pico. Casi manteniendo el nivel, aunque con las lógicas subidas y bajadas, la senda se estrecha y tiene raíces, que hay que evitar, para no sufrir un percance, que nadie desea.

Por fin la senda se allana y ensancha, cuando olemos la proximidad de la Pradera de Siete Picos, en la que aparecemos, en el punto mencionado anteriormente (5,34h - 11,6km - 1.950m). Proseguimos por la parte Sur de esta explanada, persiguiendo las marcas del PR-M8, pasamos junto al roquedal, del Alto del Telégrafo, sobre el que vemos la silueta de la Virgen de las Nieves.

Continuamos hasta la antena y tomamos la senda que parte a la derecha, que baja rodeando la pista de esquí para principiantes. Sufriendo los últimos metros del PR-M8, puedo decir que odiado por algunos, según clamores que me llegaban.

Estos metros finales son un pedregal, que no hace más que aumentar el cariño que me tenían, los murmuradores. Que gritan ¡al parecer no hemos tenido suficiente con la Pata la Cabra! Pero lo hemos logrado, desembocamos en la calzada asfaltada y nos vamos derechos a por la fresca cerveza, que calme la sed y apague los resquemores.

La Puntuación que se merece es la máxima, por lo que le doy un cinco, sobre cinco.
Cristóbal López

martes, 12 de septiembre de 2017

Excursión X111: Cueva Valiente

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alto del León
Final: Alto del León

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,6 Km 
Desnivel [+]: 859 m 
Desnivel [--]: 859 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Primera ruta tras las vacaciones de verano, con ganas de explorar nuevos caminos y la recompensa de venir con nosotros Fernando, tras su año de opositor en el que no se ha dejado ver, suerte con la nota.

Iniciamos la excursión en el puerto del Alto del León, sorprendidos por un desapacible viento, lo nublado que estaba el cielo y el frío que hacía: ¿alguien ha echado ropa de más?...pues habrá que apañarse con lo puesto.

Con la esperanza de que al caminar entrásemos pronto en calor, enfilamos hacia las antenas del ejército que coronan este puerto.

Al llegar al Camino del Víacrucis, la carretera que sigue hacia Peguerinos, nos desviamos a la derecha, dejando de frente la senda que sube a Cabeza Líjar, el GR-10, continuando por una senda, que tras pasar por una puerta alambrada, se dirige plana hacia el oeste por un frondoso pinar.

Resguardados del gélido viento y sin cuestas a la vista, nuestro ánimo mejoró mucho, máxime cuando incluso descendíamos, camino del arroyo de la Gasca (sin agua) ¿qué más se podía pedir?.

Y aún bajamos más, al llegar a la Cañada Real Leonesa, el Camino de la Peña del Águila y al Arroyo Mayor, el punto de menor cota de la ruta. Pero claro, tantas facilidades tenían un precio: ahora teníamos que recuperar los placenteros metros perdidos.

Pagamos con creces el relajo hasta ahora conseguido con una inacabable cuesta que seguía el arroyo del Secal, que como su nombre indica estaba más seco que la mojama, eso sí, piedras tenía para aburrir.

Fueron unos 400 metros de constante ascenso, solo aliviados por un despejado rellano, en el que unos riscos hacen de mirador natural de la planicie segoviana, con El Espinar a sus pies. Allí nos hicimos la primera foto de grupo.

Sin más remedio que continuar ascendiendo, por fin llegamos a un alto de inmejorables vistas, conocido como el Peñoncillo, por unas rocas que parecen eso. Aún nos quedaban desde aquí unos 150 metros para alcanzar la cumbre de Cueva Valiente, pero antes queríamos conocer la escondida cueva que da nombre a esta zona.

Con la ayuda de un lugareño que sube por aquí casi todos los días desde El Espinar, descubrimos, con no poco esfuerzo, tan camuflado secreto.

Parece ser que ya de hace tiempo subir a la cueva era una prueba de valor, y el cerro se llamaba prueba valiente como se aprecia en mapas de 1849.

Y no solo era subir a la cueva, había que dormir una noche en ella, en una zona llena de bandoleros, como Juan Peña, por lo que no solamente era lidiar con los imaginario, si no con lo real de un trabuco por la espalda para robarte incluso las sandalias.

En este vídeo nos hablan de esta cueva granítica de casi 20 metros de profundidad, a la que algunos atribuyen un origen minero, que no natural.

Volvemos sobre nuestros pasos para recuperar la senda que traíamos para ascender los cien metros que nos quedan hasta alcanzar la cumbre de Cueva Valiente, que a pesar de su modesta altitud es uno de los miradores más generosos del Sistema Central. Las vistas que regala se extienden desde la lejana Sierra de Gredos, al Oeste, hasta la porción central de la Sierra de Guadarrama, con el Peñalara, Montón de Trigo y La Peñota, como referencias más fácilmente identificables.

Bajo las rocas de la cumbre se localiza un coqueto refugio de piedra. Originalmente fue un puesto del frente durante la Guerra Civil Española. Reconstruido hoy es un excelente resguardo para los días invernales.

El punto culminante, donde hay un vértice geodésico, se alcanza por una corta trepada que arranca junto al refugio. Ya en lo más alto, sólo queda contemplar el referido paisaje, mientras nos hacemos las fotos de rigor.

El regreso lo iniciamos tras dar cuenta de los bocadillos al pie del refugio, descendiendo algo más de 200 metros hasta el Collado del Hornillo, desde allí seguimos la antigua carretera a Peguerinos, en este tramo aún asfaltada, en dirección al collado de la Cierva o de la Mina.

En el collado dejamos la carretera para seguir el GR-10, que enseguida asciende a Cabeza Líjar, mirador de privilegiadas vistas, tanto a la zona segoviana como a la madrileña.

El descenso hasta el puerto del Alto del León, final de nuestra ruta, no tiene pérdida, solo hay que seguir el GR-10, hasta el Collado de la Gasca y el Cerro Piñonero.

Por esta aventura tan emocionante y repleta de contrastes y espectaculares vistas, esta ruta se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJE