lunes, 24 de agosto de 2020

Excursión X230: La Barranca por el Paso Cagalera y la Ventana de la Maliciosa

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Barranca
Final: La Barranca
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 7 Km 
Desnivel [+]: 493 m 
Desnivel [--]: 493 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 10

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
El Valle de la Barranca se encuentra bajo el Cerro de las Guarramillas, más conocido como Bola del Mundo, por las antenas de TV instaladas en su cima y que se representaban encima de la bola del Mundo en las primeras emisiones desde Navacerrada.

Por él se pueden realizar varias rutas fáciles y aptas para todos los públicos, siguiendo un bonito recorrido de unos 11 kilómetros que pasa por el Mirador de las Canchas y la fuente de la Campanilla, pero pocos conocen otros rincones que esconde este precioso valle, mucho más espectaculares.

Y con el objetivo de darlos a conocer a algunos componentes del grupo, nos reunimos en el aparcamiento más próximo al Hotel la Barranca, al que se llega siguiendo, desde Navacerrada, la carretera que, como curiosidad, fue asfaltada en 1982, con motivo del Mundial de fútbol para facilitar el acceso a los futbolistas de la selección francesa que se alojarían en este hotel.

Por la pista, ahoya ya de tierra, ascendimos, en suave pendiente, dejando a nuestra derecha los embalses del Pueblo de Navacerrada y del Ejército del Aire, en los que los riscos cercanos a la Maliciosa y a la Bola del Mundo se reflejan en sus mansas aguas como si de un espejo se tratara, sin duda una de las estampas más alpinas de la sierra de Guadarrama.

Al llegar a la zona recreativa de las Vueltas, antes de una cerrada curva a la izquierda, dejamos la pista para seguir la senda que surge a la derecha, próxima a la caseta de control de Pino a Pino, y que enseguida cruza el río Navacerrada, al que acompañamos, remontándolo, primero por su margen izquierda y después por el de la derecha, tras vadearlo por segunda vez.

Otro nuevo vadeo, y una pequeña cuesta, nos hizo alcanzar la senda Alakan, que paralela al río, entre frondosos pinos y enebros, conecta al final con la pista que recorre el valle. En dirección sur la seguimos, para en su primera curva, abandonarla e iniciar el ascenso, sin senda que nos guiara, en busca de los riscos donde se oculta el Paso Cagalera.

Es éste un curioso hueco abierto entre la mole de granito, con una altura vertical de unos 10 metros, divididos en dos tramos y que seguramente debe su nombre al mal cuerpo que a más de uno se le debe de poner al verlo desde arriba. La verdad es que no es para menos.

Hasta ahora siempre lo había bajado sin mayor dificultad, pero hoy, para variar, tocaba subirlo.

Llegados a la base de tan singular paso, lo primero era trepar, con la ayuda de una cadena, un escalón de unos tres metros de altura, al que le sigue una pared vertical de unos cuatro metros, superable gracias a una escalera de hierro colgada entre las rocas, de unos cuatro metros de altura, asegurada con un cable atado a una roca en su parte más alta.

De uno en uno, no hay espacio para más, fuimos subiendo todos, menos los que se quedaron con los perros, porque por aquí es imposible auparlos y por ello tuvieron que rodear estos riscos. Mi conclusión es que se sube mejor que se baja.

Una vez arriba, había dos opciones, seguir la canal hasta alcanzar el collado del Callejón de las Tijerillas o subir por la vía ferrata El Cuervo. Sólo la mitad del grupo se atrevió con la segunda opción, a ciencia cierta mucho más prudentes que nosotros.

Al pie de la desafiante pared constatamos que ya no existe la placa que la anunciaba, donde figuraba también su año de creación: el 2003. En su lugar hay un grabado a mano realizado a golpe de cincel sobre la roca y pintado en rojo, en el que se lee "Vía Cuervo". También han desmontado el cable de vida instalado junto a las anillas de sujeción.

Comenzamos el ascenso de uno en uno y guardando una cierta distancia de seguridad, tanteando cada uno de los peldaños, para comprobar su estabilidad. Siempre con al menos un pie y una mano asegurados y sin mirar para abajo, fuimos superando los aproximadamente 15 metros de altura de la pared, que conforme se va subiendo va ganando en verticalidad.

Al llegar arriba, una roca plana permite contemplar, con cierta congoja, el precipicio por el que se sube. Un metro más arriba asoma una cruz de hierro pintada en azul, utilizada para asegurar el desaparecido cable de vida de la vía ferrata.

A ella llegamos los cinco, con una poco disimulada alegría por haber superado el reto. Ni que decir tiene que, si no se está preparado, este tramo es muy peligroso, por lo que no es aconsejable para personas con vértigo o sin el debido entrenamiento.

Una vez hechas las inevitables fotos junto a la cruz, rodeamos los riscos hasta alcanzar el collado de las Tijerillas, donde nos esperaba el resto del grupo y un nutrido grupo de vacas ocupadas en buscar algo verde que llevarse a la boca.

Nosotros, para no ser menos, allí nos tomamos el tentempié de media mañana mientras contemplábamos las excelentes panorámicas del valle de la Barranca, el embalse de Navacerrada y sus alrededores.

Tras el descanso, ofrecí la opción de acercarnos a la Ventana de la Maliciosa a aquellos que no la conocían, lo que secundaron éstos y alguno más, que repetía, porque lo cierto es que su espectacularidad bien merece el paseo.

A ella se llega tras una trepadita por las rocas que se encuentran al este del collado, y siguiendo una tenue senda marcada con hitos de piedra enseguida se alcanza este roto en los pétreos riscos de la parte sur de la Maliciosa. A los nuevos creo que le encantaros las vistas desde este original mirador.

Regresamos sobre nuestros pasos hasta el collado de las Tijerillas, dirigiéndonos desde él a la fuente de la Campanilla, donde nos esperaba Antonio y José Luis, siguiendo una empinada senda, muy desdibujada en la que abundaban troncos caídos que ya a nadie parecen interesar. ¿Dónde quedan aquellos tiempos de gabarreros que mantenían limpios los bosques?

En la fuente tocamos, como es preceptivo, la campanilla que le da nombre y, tras recargar las botellas con su fresca agua, iniciamos el regreso, descendiendo por el PR-26 hasta la pista donde un hito marca la "Puerta de la Maliciosa", donde nos hicimos la foto de grupo.

Por la pista, cruzamos el puente sobre el arroyo de Peña Cabrita, pasamos junto a la fuente de Mingo. La idea era continuar por la pista, ver el mirador de las Canchas y regresar por la senda Ortiz, pero el tiempo apremiaba y optamos por dejar la cómoda pista para seguir la senda que se acerca al río Navacerrada, al que acompañamos en su descenso lo más arrimados posibles a su cauce.

Al llegar a la zona recreativa de las Vueltas vimos unos cuantos niños saltar de pino a pino, y recuperada la pista, descendimos en cómodo paseo hasta disfrutar de nuevo de las vistas hacia la Maliciosa y la Bola del Mundo desde el Embalse del Ejército del Aire y del Pueblo de Navacerrada, antes de llegar al aparcamiento de inicio.

La jornada acabó en casa de Pepa, donde celebramos su cumpleaños con barbacoa y bañito piscinero incluido, haciendo de este día una jornada inolvidable, que bien se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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