lunes, 13 de noviembre de 2017

Excursión X120: Hayedo de la Pedrosa

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FICHA TÉCNICA
Inicio: Embalse de Riofrío. Riaza
Final: Embalse de Riofrío. Riaza

Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,7 Km 
Desnivel [+]: 703 m 
Desnivel [--]: 703 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua:
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
El Hayedo de La Pedrosa es uno de esos lugares encantadores, una maravilla que encierra tal belleza que te queda marcado para volver a disfrutar del espectáculo natural que nos ofrece en cuanto sea posible.

Considerado el hermano pequeño del Hayedo de Tejera Negra, del que le separa solo 5 Km en línea recta, no cuenta con restricción de acceso como el citado o el de Montejo, por no estar aún muy masificado, pero que le hace vulnerable, pues a pesar de su belleza y su singularidad, de momento tan sólo ha sido incluido en la Red Natura 2000, como espacio natural de gran valor ecológico.

Para deleitarnos con los colores otoñales de sus hojas, nos acercamos en esta fría mañana a cerca del Km 7 de la carretera SG-112 de Riaza a Majaelrayo, junto al embalse de Riofrío, donde  iniciamos el ascenso siguiendo primero la carretera, para después dejarla a la derecha por el Camino Viejo de Peñalba de la Sierra, en dirección sureste y aunque el sendero está muy claro, las marcas azules hacen que no haya ninguna duda a lo largo del trayecto. Cruzamos poco después el Arroyo de la Tejera y por un rústico puente de palos de madera el de la Quesera, donde nace el río Riaza.

Al alcanzar el Hoyo del Avellano, disfrutamos del paisaje más otoñal de robles y hayas, mezclados en armonía, en un entorno plagado de árboles centenarios, retorcidos, llenos de musgo y líquenes que recuerdan a los bosques de los cuentos de hadas.

Es indescriptible la emoción que proporciona contemplar cómo el color de sus hojas cambia de tonos verdosos a tonos dorados y ocres, ofreciéndonos un espectáculo visual de extremada belleza.

El aspecto retorcido se debe a que durante décadas, la principal actividad económica de Riofrío de Riaza, en cuyo término municipal se encuentra el hayedo, fue el torneado de la madera de haya. Hasta 40 tornos activos llegó a tener. Como recuerdo de aquella época queda un torno y algunos ejemplares que adoptaron ese aspecto tortuoso característico al talarlos y brotar después nuevos troncos, adquiriendo un aspecto que nos puede llegar a parecer siniestro, pero que son una delicia para las fotos.

Tras unas cuantas curvas en zigzag, ganamos suficiente altura y salimos a terreno despejado, en el llamado Colladito, desde donde contemplamos la amplia panorámica que se aprecia del hayedo, el valle del río Riaza, el embalse al fondo, el pueblo de Riofrio, Riaza, otros pueblos de la comarca y la planicie segoviana.

Al alcanzar unos riscos, nos sorprendimos al existir en uno de ellos una amplia ventana que permite contemplar los hayedos que arrimados al río Riaza y otros arroyos colindantes remontan la loma occidental del puerto de la Quesera, ofreciéndonos una amalgama de contrastes y colores, que valoramos aún más por ser conscientes de las condiciones climáticas tan extremas a las que están sometidas, no tanto por el frío del invierno, situación a la que las hayas están perfectamente adaptadas, si no por el calor que pudieran llegar a tener que soportar en verano o por la falta de humedad durante periodos de ausencia de lluvias, como ha sido el caso de este seco año.

Al alcanzar el Puerto de la Quesera el fuerte viento se hizo notar, haciendo que la sensación térmica fuese de un frío helador, tanto que para poder tomarnos el tentempié, tuvimos que resguardarnos en la cara sur del puerto, donde protegidos de aire, el frío era mucho más soportable.

Reanudada la marcha, iniciamos el ascenso, en dirección oeste, por una senda que recorre el Lomo de las Caseruelas hasta alcanzar el Collado de Prado Llano, con un viento que estimamos de más de 60 Km/h y que por momentos medio nos tiraba al suelo, y que hacía que nuestras manos, a pesar de llevar doble guante, estuviesen medio congeladas. Solo la contemplación y fotos del espectacular aspecto navideño de los pinos hizo más llevadero la fatigosa subida.

Pero nada de esto hizo que nos amedrantáramos, antes al contrario, aunque no teníamos previsto alcanzar la cumbre del Calamorro de San Benito (1872m), por bordearlo la senda oficial, nosotros continuamos rectos hasta alcanzarla, disfrutando de sus espectaculares vistas de la Cuerda de La Pinilla, Pico del Lobo y Sierra del Ocejón.

Desde la helada cumbre iniciamos el descenso en dirección norte primero y después hacia el oeste hacia el Collado de la Hayuela, más a resguardo del viento, afortunadamente para nosotros, reencontrándonos a los pocos metros con la senda oficial, marcada con señales azules, pasando por un pequeño manantial encharcado antes de alcanzar la pradera del referido collado. Desde ella continuamos en dirección norte hacia el Pinarejo, disfrutando de nuevo de los colores de las hojas de los robles.

Seguimos en fuerte descenso hasta alcanzar la Dehesa del Alcalde, donde nos hicimos la foto de grupo, girando a la derecha para internarnos de nuevo en el bosque, cruzar el Arroyo de la Hayuela, donde se suavizó la pendiente para después cruzar un arroyuelo e iniciar de nuevo el descenso hasta llegar de nuevo al embalse de Riofrío, tras pasar por la amplia pradera de los pinganillos.

Desde la desembocadura del aliviadero del embalse, en el que sorprende unas grandes tuberías, seguimos la carretera hasta alcanzar de nuevo los coches que habíamos dejado al inicio de la excursión.

Para celebrarlo, nos fuimos a tomarnos un estupendo y calentito cocido a Riaza. Por las sensaciones vividas y lo bonito del recorrido, esta ruta bien se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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