lunes, 23 de abril de 2018

Excursión X135: La Mariposa de Pinares Llanos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Camino de las Navacuelas

Final: Camino de las Navacuelas
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 11,4 Km 
Desnivel [+]: 386 m 
Desnivel [--]: 386 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 10

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

Tras un par de intentos de realizar esta ruta sin que el tiempo nos lo permitiera, por fin hoy se hizo posible. Se trataba de dar un paseo por Pinares Llanos y su entorno, terminando la jornada de parrillada en la casa de Jorge en Peguerinos.

Con este estupendo plan nos acercamos al cruce de la carretera de Peguerinos al Escorial con el camino de las Navacuelas, desde donde echamos a andar en dirección este, buscando la senda que recorre en suave pendiente la cara norte de Peñas Blancas. Al alcanzarlas, nos sorprendió un risco con forma de cara, que a mi me pareció que guardaba cierta semejanza con la de un ogro de los dibujos animados.

Entre grandes rocas de granito de curiosas formas y hermosos ejemplares de pinos, continuamos el ascenso hasta divisar una ventana que se abría entre las verticales moles. Algunos no pudimos resistir la tentación de cruzarla para saber qué había tras ella.

Un poco más adelante, a los 2,5 km del inicio, alcanzamos el muro de piedra que rodea el Valle de los Caídos, y junto a él, el refugio de la Naranjera, tristemente abandonado a su suerte sin que ninguna administración haga lo más mínimo por evitar su derrumbe.

Realizadas las fotos de rigor desde el mirador del refugio, con impresionantes vistas de la sierra, nos acercamos a los riscos cercanos que en dirección noreste y tras cruzar el muro de piedra, se asoman al valle ofreciendo a vista de pájaro las vistas más sorprendentes de la enorme cruz que domina el Valle de los Caídos, que con sus 150 metros de altura y 46 de ancha es imposible que pase desapercibida.

Más fotos, incluida la de grupo, y de nuevo en marcha, remontando los riscos más altos para descender por una enorme grita en busca del GR-10, que alcanzamos nada más cruzar el muro de piedra, dirigiéndonos en dirección noroeste en suave descenso hacia la Portera del Cura, tras dejar el GR a nuestra derecha.

Por el denso bosque de pinos, alcanzamos de nuevo el camino de las Navacuelas, al que seguimos en dirección norte, alcanzando enseguida el Campamento de Peñas Blancas, rodeado de pinares y praderas.

Comenzó a funcionar en el verano de 1973, en el lugar donde hoy se hallan los campings de Valle de Enmedio y de Peguerinos.

Allí siguió montándose hasta el verano de 1976, inclusive, pero al iniciar su actividad el camping surgieron muchos inconvenientes y se buscó otro sitio más idóneo. Se encontró el actual emplazamiento dónde se instaló desde el verano de 1977 hasta hoy.

En sus amplias mesas al aire libre tomamos el tentempié, llevamos 4,5 km desde el inicio. Continuamos en dirección norte hacia el camino de Canto Herrero, que enseguida abandonamos a la izquierda para buscar una singular roca en forma de cara que recuerda a las máscaras aztecas.

Desde allí descendimos, en dirección oeste, hacia el arroyo de Collado Hornillo, que llevaba bastante agua, cruzándolo con ayuda de unas piedras.

Con el canto de los pájaros y el murmullo del agua del arroyo, que nos quedaba a nuestra izquierda proseguimos hasta llegar a la carretera de Peguerinos al Escorial, que cruzamos para continuar por un sendero que vadea el arroyo de Collado Hornillo, pero que esta vez nos fue imposible cruzar, teniendo que seguirlo hasta llegar a la carretera y al fin hacerlo por el puente de ella.

Después de recorrer praderas soleadas y sombríos pinares, en dirección sur primero y luego girando al noreste, alcanzamos el monumento a la Mariposa, una gran placa de bronce conmemorativa del descubrimiento en 1849 de ésta preciosa mariposa llamada Graellsia Isabelae. Graellsia por su descubridor el Dr. Graells e Isabelae, por habérsela dedicado éste a la reina Isabel II.

Este lepidóptero es el más bello de Europa y uno de los más grandes. Su tamaño es de 8 ó 9 cm, sólo vuela durante la noche, en las primaveras y veranos de esta zona. Al igual que en la mayoría de las grandes mariposas nocturnas lo mejor para distinguir los sexos son las antenas, plumosas las del macho.

Tras las inevitables fotos junto a la placa, solo restaba alcanzar la cercana carretera para enseguida llegar a donde habíamos dejado los coches, dando así por finalizada esta agradable excursión entre pinos e historia.

La parrillada y vinos para acompasarla insuperables, y para remate, tras los postres, algunos nos acercamos a contemplar las cascadas que forma el arroyo de Chubieco muy cerca de Peguerinos, todo un espectáculo visual y auditivo.

Por todo lo relatado, esta excursión merece ser calificada con 4 estrellas.
Paco Nieto

sábado, 14 de abril de 2018

Excursión X134: Añe - Armuña

FICHA TÉCNICA
Inicio: Añe

Final: Armuña
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 17 Km 
Desnivel [+]: 157 m 
Desnivel [--]: 122 m 
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
A propuesta de Marcos H, nos acercamos a Añe para realizar una ruta que acabara en su pueblo, Armuña, siguiendo la ribera del río Moros primero y la del Eresma después, para darnos a conocer la belleza de su tierra.

De la plaza de Añe comenzamos a caminar, con un cielo muy nublado que en el trayecto en coche desde Madrid nos hizo pensar que sería una ruta pasada por agua. Pero afortunadamente, justo antes de llegar dejó de llover y conforme avanzó la mañana, las nubes se fueron retirando para dar paso a un tímido sol.

Abandonado Añe por su lado oeste, descendimos entre almendros y prunos en flor al encuentro del río Moros, que desde su nacimiento al pie del Collado Minguete sigue una curva de media luna en busca del Eresma, al que entrega sus aguas cerca de aquí tras haber recorrido unos 80 km. Cruzamos el puente, maravillados por la gran cantidad de agua que llevaba el río, y nos internamos en una extensa fresneda conocida como El Soto, por la que es un placer caminar contemplando los fresnos trasmochos de enormes troncos, inabarcables por una sola persona, engrosados por las talas de su enclenque ramaje, que se corta al cero cada temporada para alimentar al ganado en invierno.

Continuamos, en dirección noreste, por la pista de tierra que bordea la fresneda, ya que desde no hace mucho la han vallado supuestamente para su protección. El camino conserva en forma de charcos el recuerdo de las últimas lluvias, lo que nos obliga en más de una ocasión a esquivarlos, ya fuera a la izquierda, hacia el frondoso bosque de pinos o a la derecha hacia los fresnos.

Al pasar por una zona plagada de cubos resineros, limítrofe con la pradera de los Álamos, Marcos nos contó que antaño era muy común esta práctica, de la que vivían numerosas familias de la zona, pero dejó de ser rentable y se abandonó, por eso al igual que a nosotros le sorprende ver ahora tanto pino con su correspondiente pote.

Oficio duro éste del resinero, en el que primero se derroñan los pinos, retirando la pizorra; para después clavar las chapas con puntas y sujetar los potes en los que caerá la resina, para después hacer la pica para que el pino sude la resina y cuando caiga al pote y éste está lleno se recogerlo.

Para lograr buenos resultados es necesario que haya altas temperaturas, y también es imprescindible que llueva, para que el pino produzca más resina y de mejor calidad, por lo que parce que este año va a ser muy bueno.

También nos sorprende la gran cantidad de ramas, cuando no pinos enteros, que el aíre a quebrado, lo que unido a las labores de poda que estaban realizando hacía que el suelo del bosque estuviera impracticable.

Terminada la fresneda, y con ella su larga valla, por fin nos pudimos acercar a la orilla del río para contemplar su acaudalada corriente. Retomado el camino, a la altura de lo que queda en pie de lo que fue casa forestal, proseguimos por la pista de tierra paralela en todo momento al río Moros, que al poco desemboca en el Eresma, poco antes de llegar al Molino de Hornos, duplicando así su caudal y anegando toda su ribera. Imagen muy distinta a la estival, en la que apenas lleva agua y es fácil incluso su vadeo.

Después de ver a lo lejos, al otro lado del río, la abandonada estación de Yaguas del Eresma y su cercano puente de hierro, paramos a descansar y tomar el aperitivo, en la pradera antesala de Los Casares, donde se estaba maravillosamente, solo incomodados por unos mosquitos a los que tratamos de evitar cambiando de sitio.

Reanudado el camino, y llevando ya casi 9 km, enlazamos con lo que fue el trazado del ferrocarril, ahora reconvertido en la Vía Verde del Valle del Eresma. Duró poco el camino plano y liso, porque a los 500 metros lo abandonamos a nuestra derecha para acercarnos de nuevo al río que, aunque más encauzado, iba igualmente muy desbordado.

Junto a uno de sus amplios meandros se encuentra el Molino Caldillas, aunque curiosamente no era el agua del Eresma el que lo hacia funcionar, si no las de un manantial que según nos contaba Marcos, jamás deja de manar un agua cristalina. Del que fue próspero negocio, hoy no queda nada, solo la casa en avanzado estado de ruina, ¡¡qué pena de restauración!!

Continuamos el camino, y enseguida comprobamos que pasaba por una zona anegada, lo que nos obligó a cruzar el arroyo del molino, ayudados por unos troncos, con algo de complicación por las zarzas existentes. De nuevo nos internamos en el pinar, que al poco dejamos al enlazar con una pista que pasa junto al Duermo, un sembrado de trigo de un color verde intenso.

Continuamos por el Camino Viejo de Carbonero, que al poco dejamos para acercarnos al Arroyo del Tormejón en busca de un lugar por el que cruzarle y así poder ascender a la ermita románica de la Virgen del Tormejón, pero no fue imposible. En mi intento por conseguir mover un tronco que facilitara el paso, solo conseguí resbalar y caer al agua, pero sin mayores consecuencias.

Resignados con no poder llegar a la ermita, fuimos en busca de la vía verde que antes habíamos dejado, de la que apenas recorrimos 700 metros porque nos desviamos a la izquierda para seguir por la pista que sube a Aramuña, tras pasar por las ruinas de lo que fue una fábrica de tejas. ¡¡Otro oficio en desuso!!.

Llegados al cementerio de Armuña, lo bordeamos para encaramarnos en el vértice geodésico que hay a pocos metros del mismo, que con sus 938 metros, fue la mayor altura alcanzada en el día. Las vistas de toda la Sierra de Guadarrama convalidó el esfuerzo de toda la ruta. De punta a punta era imposible plasmarla en una sola foto, sin duda una de las panorámicas más completas que se pueden tener de ella.

Solo quedaba bajar a la plaza de Armuña, donde todo el pueblo se había reunido entorno al bar de la plaza, a la vera de la Iglesia de San Bartolomé, para degustar unas judías con chorizo y oreja que nos supieron a gloria. Marcos disfrutó doblemente, por vernos tan felices y por reencontrarse con familiares y amigos.

Recuperado el coche que habíamos dejado en Añe, rematamos el día yéndonos a comer unas buenas y exquisitas raciones de cochinillo, con unas espléndidas vistas del Alcázar de Segovia, en el Ventorro San Pedro Abanto, haciendo así que el día fuese redondo, por lo que esta excursión bien se mereció 4,5 estrellas.
Paco Nieto

martes, 3 de abril de 2018

Excursión X133: Los Chorros de la Granja de San Ildefonso

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Granja de San Ildefonso

Final: La Granja de San Ildefonso
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,2 Km 
Desnivel [+]: 780 m 
Desnivel [--]: 780 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Para continuar en la búsqueda de cascadas y chorreras que lleven mucha agua, nos acercamos a la Granja de San Ildefonso, sinónimo de belleza, arroyos y magníficas vistas.

Salimos de la explanada que sirve de antesala al Palacio, dirigiéndonos en dirección noreste hacia el Parador Naciomal de Turismo, que dejamos a nuestra izquierda, descendiendo en busca del Paseo del Pocillo.

Enseguida lo abandonamos al llegar a las puertas de la Fábrica de Vidrio, para seguir por el Camino de Mata de la Sauca, cruzamos el arroyo de las Flores, que por primera vez veo con algo de agua y eso que en su reciente canalización ha dejado preparado su cauce para caudales que ya quisiera el río Eresma.

Continuamos siguiendo la sombría pista entre robles melojos, haciendo muy agradable el recorrido. A nuestra derecha, visualizamos una cantera de granito abandonada y al poco la pista cruza el arroyo del Chorro y Grande y enseguida, tras una curva, el Arroyo del Chorro Chico.

Poco antes de llegar al Rancho de Berrueta, a 3 Km del inicio, alcanzamos la puerta de entrada a la Casa Forestal de la Pedrona, una finca de la Junta de Castilla y León que normalmente está cerrada y que siempre he deseado conocer.

Para nuestra sorpresa hoy podía transitarse, lo que aprovechamos para seguir por su amplia pista, que pronto se empina en suave y constante pendiente. Es aquí donde Sol se da cuenta que se ha dejado el móvil en el coche y junto a José Luis deciden ir a buscarle, no volviéndonos a ver hasta llegar al Chorro Chico.

La pista de tierra está flanqueada de robles que exhibían sus peladas ramas, a la espera que la primavera las vista de hojas y engalanen su silueta, bella de por sí al trasluz de la fresca mañana.

Al frente se asoma altanera la Atalaya, cerro que domina el valle por el que discurre de caldera en caldera el río Cambrones, regalo para bañistas en verano.

Nada más superar la primera curva, el murmullo del agua del Arroyo del Hueco nos alegra el camino. Paralelos a él continuamos el ascenso, acercándonos cada vez más a sus saltarinas aguas. Un cartel nos orienta sobre el nombre de esta zona: "Monte SG-1002 de Elenco. Los Saltillos".

El arroyo lo tenemos tan cerca que no podemos resistir la tentación de acercarnos a fotografiar sus numerosos pequeños saltos que alegran la vista y el oído.

Unos metros más arriba lo cruzamos por una puente, y poco después dejamos a la izquierda el camino que nos llevaría a La Pedrona, continuando en su lugar de frente, en dirección noroeste primero y luego norte, para continuar ascendiendo por la larga pista.

La altura alcanzada nos permite divisar el embalse del Pontón Alto, muy recuperado de su estiaje, y al fondo el Palacio de Ríofrío y pueblos aledaños, amén de la omnipresente Atalaya, coronada por las antenas que hay en su cumbre de 1.647 metros.

Pasamos junto a la indicación, que a la izquierda de la pista, señala el lugar donde está situada una pequeña fuente, llama da del Eslizón. Un poco más adelante, a los 6,5 km del inicio, nos encontramos con la pista que viene de los Chorros, por la que seguimos, no si antes charlar un poco con unos guardias forestales que estaban justo en el cruce de los dos caminos, justo en la loma donde se sitúan las famosas Calderas del río Cambrones, que desde aquí se adivinan valle abajo.

La pista por la que continuamos bordea primero en dirección sureste y después noreste la loma de Los Saltillos, un cerro de 1614 metros. Al sol de su cara sur paramos a tomar los bocadillos, con impresionantes vistas de La Granja, con las cumbres de la Mujer Muerta adornadas con un precioso manto blanco.al fondo.

Reanudada la marcha y superada la parte más alta de la ruta, iniciamos un ligero descenso, cruzando el Arroyo de la Majada y a continuación el del Hueco, donde encontramos gran cantidad de nieve en la pista, lo que hace que los más desconfiados se pusiesen los gretes, aunque pronto vimos que no era para tanto.

Al cabo de un par de kilómetros, a la sombra de Peñas Buitreras, en dirección sur, alcanzamos el puente sobre el arroyo del Chorro Chico, desde donde divisamos cómo se precipitaba el agua desde uno de los riscos. En espera de que llegasen los compañeros que fueron a rescatar el móvil, algunos nos animamos a subir a la base de la chorrera, siguiendo una senda marcada con hitos de piedras que sale poco antes del puente. Mereció la pena el esfuerzo porque la contemplación de cerca de la chorrera nos proporcionó un vistoso espectáculo.

De regreso al puente, ya habían llegado los compañeros, reanudando la marcha ascendiendo por un repechón y seguido de una fuerte bajada hasta alcanzar el Arroyo del Chorro Grande, que a falta de puente, es obligado su vadeo, con la ayuda de unas escurridizas piedras. Nada más pasarlo, nos desviamos a la izquierda para seguir por la senda que asciende, en poco menos de 50 metros, a la base del Chorro Grande, que con tanta agua estaba espectacular. Aprovechando la presencia de un grupo de niños con sus padres, nos hicimos la foto de grupo, amén de otras muchas más.

Retomada de nuevo la pista, continuamos el regreso, pero en lugar de seguir la cómoda Senda del Chorro que desciende plácidamente, a alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, se le ocurrió seguir un camino distinto, consistente en subir por una empinadísima cuesta cruzar el Arroyo de la Fuente del Infante, descender hasta el Arroyo de Peña Berrueco, subir otra cuesta, eso sí, de menor pendiente, continuar por unas zetas y por fin alcanzar la urbanización de Seo de Urgel.

Salimos junto al Arroyo de las Flores, que discurre paralelo a la tapia del Palacio hasta llegar a la plaza del toros, donde giramos a la izquierda para visitar el Pozo de la Nieve, construido en 1736 por encargo real para abastecer al pueblo, que se creaba entonces, y fue sufragado por los vecinos con un impuesto especial.

En el 2011 fue reconvertido en sala de conciertos y exposiciones, incorporando una cúpula de cristal, que emula una gigantesca bola de nieve, un suelo de cristal deja ver el pavimento originario de losas de barro y las paredes de piedra con una profundidad de más de ocho metros. El pozo oval, de 11 por 9 metros, fue descubierto por la Asociación Castellarnau, de estudios históricos en San Ildefonso.

Desde allí, solo quedaba bajar a la Plaza de los Dolores y alcanzar de nuevo la explanada del Palacio, dando así por finalizada esta bonita excursión con el agua como principal protagonista, ganándose 5 merecidas estrellas.
Paco Nieto.