domingo, 22 de diciembre de 2013

Excursión X033: Segovia por el río Clamores y Eresma

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pradera de San Marcos. Segovia
Final: 
Pradera de San Marcos. Segovia
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia:  6 Km
Desnivel [+]: 194 m
Desnivel [--]: 194 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 2

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Fue una escapada especial, por la mañana, visita a Carbonero el Mayor, por donde paseamos Ya de vuelta hacia Carbonero el Mayor, donde nos adentramos hacia el centro del pueblo para conocer la Iglesia de San Juan Bautista, una joya del gótico, y el curioso edificio del ayuntamiento. La comida, como era de esperar, en el Mesón El Riscal, templo del buey a la piedra.

Había que terminar la jornada con un paseo que nos hiciese quemar las calorías de más que habíamos ganado, y de vuelta a Madrid, paramos en Segovia para hacer una ruta corta, pero muy bonita por los alrededores de su perímetro, siguiendo los rios Clamores y Eresma.

Tras una breve parada en la Ermita de San Roque de Zamarramala, dejamos el coche en el aparcamiento cercano a la Pradera de San Marcos, estupendo mirador, donde el Alcazár proporciona una vista de postal, la misma que los turistas no se cansan de reproducir de este singular castillo con apariencia de palacio de cuento de hadas, que aglutina gustos arquitectónicos de distintos monarcas y relata historias palaciegas a todos aquellos que se acercan a conocerlo.

Austero, como lo eran los reyes castellanos, lugar de residencia por muchos de los monarcas de la dinastía Trastámara, se eleva sobre la roca en la confluencia de los valles del Eresma y el Clamores, parece guardar la ciudad.

Su bella torre del Homenaje, a menudo comparada con la proa de un barco navegando entre los ríos, es de una belleza impresionante.

A sus pies iniciamos la ruta, cruzando por un largo puente de madera el río Eresma para continuar por lo que fue la ribera del río Clamores, que desde el año 1952 se encuentra canalizado y recuperado para el uso y disfrute de los amantes de la naturaleza, tras muchos años de abandono.

Es un lugar idóneo para el paseo, con magníficas vistas sobre la ciudad y un entorno ajardinado hermoso.

Recorriendo este sendero no da la sensación de estar casi en medio de la ciudad, al introducirte en una vegetación exuberante; en primavera y verano, además, te puede acompañar el canto del ruiseñor y de los patos.

El camino, señalizado con círculos rojos, sigue los meandros que realizaba el río y en su recorrido encontramos restos de antiguos puentes, cuevas naturales y unas vistas privilegiadas de la muralla. A los pies de ella también hay una gran colección de huertas que todavía se siguen trabajando.

La erosión fluvial ha generado multitud de cuevas, que sirvieron en su día como refugio y hoy dan cobijo a numerosas aves.

Pasamos bajo la Casa del Sol, museo enclavado en lo alto de un espolón rocoso donde se levantaba el último arco que cerraba el barrio judío, en lo que fuera el antiguo matadero judío del siglo XV.

La torre de la catedral gótica de Segovia, del siglo XVI, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, se dejaba ver a cada curva del camino y nos servía de faro para saber por dónde íbamos.

Enseguida alcanzamos el puente de la Estrella, que enlazaba el barrio judío de Segovia con el cementerio, que nos queda a la derecha, en lo que hoy es conocido como el Pinarillo, al haber sido repoblado con este tipo de árboles. Este lugar sobrecoge un poco, si pensamos que era lo último que los judíos recorrían en su tránsito de la vida a la muerte.

A pocos metros, nos encontramos con el Parque de la Hontanilla, en el que el rumor del agua y la frondosa vegetación te hace pensar que estás en el paraíso, con la silueta de la catedral recortndo el horizonte.

Atravesado el parque ascendimos por escalinatas al Paseo de los Tilos, y de allí al Paseo del Salón de Isabel II, con una privilegiada terraza-mirador de la ciudad y del valle formado por el río Clamores.

Por la puerta del Sol, uno de los acceso medievales de la muralla, accedimos a la calle de la Judería Vieja, inicio de calles estrechas, íntimas y repletas de pasadizos del antiguo barrio judío.

Paramos a visitar la casa de Abraham Senneor, un conjunto de edificios que pertenecieron a las familias que le fueron dando los distintos nombres que posee, comenzando por éste, el Contador Mayor de Enrique IV y de los Reyes Católicos. además de Rabino Mayor de la Aljama de Castilla, hoy convertido en Centro Didáctico de la Judería.

Tras la interesante visita, callejeamos hasta alcanzar la calle Juan Bravo, por la que descendimos, pasando junto a la imponente Iglesia de San Martín, templo de origen mozárabe con estilo románico, con monumental pórtico y torre, levantada en el siglo XII., está situada a mitad de camino entre la catedral de Santa María y el acueducto romano.

Un poco más abajo, alcanzamos la plaza del Azoguejo, lugar de encuentro y el punto más turitico de la ciudad. donde antaño se reunían los labradores, ganaderos y tratantes, ahora lo hacen los turistas, agolpados a ritmo de autobús antes de ir a comer el cochinillo en los afamados restaurantes de esta plaza.

Según parece, su nombre derivada de azogue, plaza de algún pueblo donde se tiene el trato y comercio público. Puede proceder también de la palabra árabe zoco, lugar de reunión y comercio, nombrándose azoguejo o zoquejo o zoco pequeño, a diferencia del zoco grande, que era el sitio actual de la plaza Mayor.

La grandiosa obra del acueduzto, que cierra la plaza a modo de teló de fondo, fue levantadado, piedra sobre piedra, sin ningún tipo de argamasa que sirviera de pegamento. Hay que considerar que el acueducto estuvo en servicio hasta la década de los 40 del siglo XX.

Su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano. En la parte más elevada mide 28 metros (con cerca de 6 metros de cimientos) y tiene dos órdenes de arcos sobre pilares. En total, tiene 167 arcos.

Hay una leyenda del acueducto de Segovia en la que se cuenta que una niña subía todos los días hasta lo más alto de la montaña y bajaba con el cántaro lleno de agua. Un día, harta de aquello, pidió al demonio que construyera algún medio para que no tuviera que subir y bajar todos los días con el cántaro. Entonces, por la noche, se le apareció el demonio y le concedió el deseo a cambio de que, si conseguía terminar el acueducto antes de que cantara el gallo, le tendría que dar su alma.

La niña aceptó y el demonio comenzó a construir el acueducto, momento en que la niña se arrepintió de haberlo deseado. Justo cuando le quedaba una piedra para terminar cantó el gallo, lo que hizo que el demonio fracasara y la niña no perdiera su alma. En el hueco que quedó es donde está ahora puesta la estatua de la Virgen de Nuestra Señora de la Cabeza.

Pasamos bajo sus arcos para acercarnos a ver la escultura de Rómulo y Remo, amamantados por la loba, un regalo de la ciudad de Roma a Segovia hecho en 1974, ambas histórica y monumentalmente hermanadas.

Desde allí, continuamos por la calle de Santo Domingo de Guzmán hasta desviarnos para descender, por unas escaleras de piedra, al Monasterio de Santa Cruz la Real. Fue el primer monasterio dominico fundado en el país por el propio santo Domingo de Guzmán en 1218 sobre unas casas que le donó la ciudad.

En este Monasterio gótico, se dice que entró en éxtasis Santa Teresa de Jesús. También conserva la cueva penitencial de Santo Domingo de Guzmán. Destaca su precioso conjunto escultórico de la portada principal con los Reyes Católicos, ante un cristo yacente. fueron ellos quienes entregaron al convento una reliquia del lignum crucis, que les había donado Boabdil, último rey de Granada, y en su fachada aún se conserva el lema de los monarcas, el conocido «Tanto monta».

En la actualidad, sus dependencias conforman el campus que la IE University tiene en la ciudad.

Dejamos atrás el monasterio y continuamos bajando por un camino en el que el otoño ha dejado desnudas las ramas de los árboles y alfombrado de colores ocres el suelo, hasta alcanzar el río Eresma, que lo cruzamos a través del Puente de los Huertos, antesala del magnífico Parque de La Alameda, tantas veces recordado por Antonio Machado.

Por la orilla derecha del río paseamos disfrutando de los últimos rayos de sol, acompañando al río en su descenso hacia el encuentro del río Clamaores mientras contemplamos a decenas de patos que nadaban plácidamente por sus tranquilas aguas. Nos acercamos a la derecha a contemplar una afluencia de agua que desciende de un muro a modo de fuente.

Al llegar al azud que represa las aguas del río Eresma, construido en el siglo XVI para derivarlas a la la Casa de la Moneda, nos desviamos para trepar por una calle empedrada a mano derecha, para contemplar el Monasterio de Santa María del Parral, desde el que se tiene unas bonitas vistas del parque de la Alameda y de la parte antigua de la ciudad de Segovia, destacando el Álcazar de Segovia.

Este conjunto monacal están distribuidos en torno a varios claustros de estilos gótico, mudéjar y plateresco. Lo mandó construir el rey Enrique IV de Castilla en el año 1447.

Retrocedemos y nos adentramos en la sede de la primera Casa de la Moneda mecanizada en España. manda construir a finales de 1580 por Felipe II y diseñada por Juan de Herrera, está reconocida como uno de los edificios de arquitectura industrial más antiguos de toda Europa.

Desde ella ascendimos para cruzar de nuevo el río Eresma por un puente de piedra y acercarnosa contemplar, ya de noche, la Iglesia de San Marcos, de comienzos del siglo XII con bonita torre cuadrada del siglo XIII.

De nuevo en la pradera de San Marcos, que alberga bajo su suelo un enorme estanque de tormentas, hicimos las últimas fotos a la majestuosa proa del Alcázar, que con la iluminación, resaltaba aún más su belleza.

Había que volver a Madrid, tras esta jornada inolvidable que se merece 4 sobradas estrellas.
Paco Nieto

FOTOS