domingo, 16 de junio de 2013

Excursión X030: El Chorro de Navafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Chorro de Navafría
Final: El Chorro de Navafría
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 4,3 Km 
Desnivel [+]: 167 m 
Desnivel [--]: 167 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 3
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC


RESUMEN
El Chorro de Navafría es una cascada que forma el arroyo del Chorro poco antes de entregar sus aguas al río Cega.

Para acercarnos a Navafría (Segovia) fuimos desde Madrid por el puerto de Navacerrada, el de Cotos, Lozoya y puerto de Navafría, aunque el acceso por la parte segoviana es también factible e incluso más recomendable por ahorrar dos puertos.

Una vez en el aparcamiento de la zona recreativa del Chorro, nos acercamos al bar restaurante cercano, dotado de mesas en su amplia terraza.

De allí al divertido laberinto formado por troncos del que logramos salir todos. Continuamos pasando junto al refugio que hay al lado de una fuente, cruzamos el arroyo del Chorro por un puente y dejamos la pista para ascender, a la izquierda, por la senda que en un kilómetro nos lleva a este singular lugar entre un frondoso bosque de pino silvestre, helecho y musgo.

El agua desciende en una trayectoria recta y con una inclinación bastante constante. La anchura de la cascada es también muy uniforme, por lo que su forma se asemeja mucho a la de un tobogán.

La altura del chorro es de unos 20 metros y está a una altitud de 1.320. Su agua es una de las más frías que conozco de la Sierra. Bajo ella hay una pequeña poza donde las aguas del arroyo descansan para después seguir descendiendo hasta llegar al río Cega.

Desde la poza, de poca profundidad, que forma la cascada, accedimos a la parte alta de ella, a través de una escalera lateral de piedra, desde donde se tienen unas inmejorables vistas del valle y los diferentes tramos de la cascada.

Una vez refrescados, iniciamos el regreso, que para no repetir recorrido lo hicimos cruzando el romántico puente de madera al pie de la cascada para seguir una senda que sin apenas desnivel nos llevó a la pista que asciende a la parte alta del arroyo.

Desde la pista, descendimos hasta enlazar con la carretera de acceso a la zona recreativa, desviándonos a la derecha para pasar junto a las piscinas naturales que forma el río Cega. De allí, a la zona de mesas y barbacoas, donde preparamos unas sardinas y unas ricas chuletitas de cordero que nos supieron a gloria.

Tras una pequeña siesta y un café en el bar, regresamos repitiendo el trayecto seguido a la ida, solo que al pasar por Rascafría paramos en la Isla para mostrar al grupo la Presa del Pradillo, que no la conocían. Así dimos finalizado esta bonita excursión que bien merece 3 estrellas.
Paco Nieto

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sábado, 15 de junio de 2013

Excursión X029: Valle de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18,5 Km 
Desnivel [+]: 649 m 
Desnivel [--]: 649 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Nueva salida con el grupo de amigos del polideportivo, esta vez a uno de los valles más paisajísticos de la Sierra de Guadarrma, el bonito Valle de la Fuenfría, rodeado de magníficos bosques de pino silvestre de gran valor ambiental y en el que existe una amplia red de sendas que discurren por el Valle para disfrutar de los múltiples rincones naturales existentes en esta zona.

Y para recorrer algunas de estas sendas, nos reunimos en el aparcamiento de las Dehesas, situadas al norte de Cercedilla, siguiendo la carretera desde la Estación.

Echamos a caminar en dirección al siguiente aparcamiento permitido, el de Majavilán, dejamos a la izquierda su piramidal fuente y nos internamos en el bosque girando a la derecha para seguir una senda que remonta con suave pendiente el valle en dirección norte, dejando el arroyo de la Venta a la derecha.

Cruzamos el arroyo de la Barranca y poco más adelante alcanzamos la Calzada Romana. La Vía XXIV de Antonino, el más conocido de los caminos romanos, que unía Titulcia con Segovia hace dos milenios. por el puerto de la Fuenfría y el valle de Valsaín. La obra romana, muy transformada por las grandes reformas que sobre ella realizó Felipe V en 1722, data de la época del emperador Vespasiano, que gobernó entre los años 69 y 79 d. C.​

Por ella continuamos el ascenso, cruzamos el puente de Enmedio y, con mayor pendiente, superamos el tramo final de la calzada haciendo caso de la lógica senderista, pero también de las numerosas flechas amarillas del Camino de Santiago madrileño, que hasta aquí se viene para atravesar el Guadarrama rumbo a la capital espiritual gallega.

Por él seguiremos, al ser el camino más directo para alcanzar el puerto de la Fuenfría, donde hicimos una parada para descansar y comer algo.

Este puerto, puede que sea la más importante encrucijada de caminos del Guadarrama, en él se esparce una notable concentración de los más variados monumentos y señales. Mojones del Real Sitio de Valsaín, señales de sendas, cuentakilómetros del camino de Santiago, homenajes a guadarramistas, con el aparente fin de entretener al caminante mientras recupera el resuello.

De allí, descendimos rumbo a Valsaín, adentrándonos en tierras segovianas por la amplia pista al otro lado de una barrera, que no es otra que lo que dejó la carretera de La República y que en este tramo vampirizó el trazado de la venerable vía romana hasta alcanzar la Casa Eraso.

Fue ésta una venta o casa de propiedad real en los alrededores del puerto de la Fuenfría destinada a albergar los descansos de la nobleza en sus viajes al palacio de Valsaín. Nada queda de su esplendor, más que un par de muros y un arco que asemeja una solitaria costilla.

Por mucho tiempo, el viaje al palacio de Valsaín desde Castilla la Nueva pasaba necesariamente por el puerto de la Fuenfría. Para mayor comodidad en los viajes reales, Felipe II encargó en 1565 a su secretario Francisco de Eraso la construcción de una casa para evitar a las personas reales el tener que descansar en la venta pública del puerto, de escasa seguridad e inapropiada para albergar a todo el personal de la corte.

La casa cumplió su función hasta 1768. En este año se finaliza la nueva carretera encargada por Carlos III, que partía de Villalba para llegar al Real Sitio de La Granja de San Ildefonso que pasaba por el puerto de Navacerrada y se abandonaba por tanto el paso real por el puerto de la Fuenfría.

Este singular lugar inspiró oscuras leyendas de novela, en las que situaban el Convento de Casarás en esta casa, con tesoros escondidos y caballeros templarios, nacidas en un tiempo en que cruzar la Sierra era asunto de enjundia. Tanto que eran más los fantasmas y espíritus que los propios caminantes que se aventuraban por sus amenazantes trochas.

Tras contemplar tan mágico lugar, retrocedimos hacia el puerto, solo que para no repetir camino, lo hicimos por el antiguo trazado de la calzada romana y ahora conocido como cordel de la Sevillana y que discurre pocos metros más arriba de la carretera de la República.

Tras cruzar el arroyo de la Argolla y el de Minguete, llegamos al puerto y continuamos en dirección sur por la carretera de la República, ahora convertida en una amplia pista de tierra, llamada así por ser un proyecto de la II República, para hacer más accesible el paso a Segovia y que no llegó a terminarse a causa de la Guerra Civil.

Pasamos por el Mirador de la Reina, con espectaculares vistas de todo el valle, al poco alcanzamos la fuente de Antón Ruiz, situada al final de los escalones de piedra que surgen a la izquierda, en el cruce con el camino Schmid. En ella nos refrescamos antes de continuar por la carretera. Tras cruzar el arroyo de la Navazuela por un puente con protectores de piedra, y recorrer en suave descenso unos tres kilómetros, llegamos a la Pradera de Navarrulaque.

Es ésta quizás la pradera más afamada de la Sierra del Guadarrama, a causa de la celebración anual desde hace más de un cuarto de siglo del Aurrulaque, concentración festiva de montañeros y amantes de estas montañas.

En ella se localiza un curioso monumento de madera. Se trata de siete traviesas de madera colocadas en porción circular que homenajea a los guadarramistas pioneros y un poco más allá. el Reloj de Cela, erigido en 1995 en honor del ilustre escritor.

Siguiendo la carretera llegamos al Mirador de Vicente Aleixandre y Luis Rosales, el primero se construyo en 1985 al premio Nobel de Literatura de 1977 Vicente Aleixandre, un año más tarde se construyo un segundo mirador en memoria de Luis Rosales, poeta que se instalo en Cercedilla en 1961, en él existe un buzón donde poder dejar mensajes y con suerte, un libro para leer mientras se contempla Cercedilla y todo el valle.

Tras el largo descanso en los miradores retomamos la carretera, ahora en dirección norte, para continuar el descenso por el valle, cruzamos el arroyo de los Acebos y más abajo, en una cerrada curvas a la izquierda, el arroyo de la Navazuela, donde pocos metros más arriba se halla la hermosa cascada conocida como Ducha de los Alemanes.

Poco más abajo, cruzamos el arroyo de la Fuenfría y entroncamos con la Calzada Romana, desde la que descendemos siguiendo el mismo camino que utilizamos en la subida, hasta dar con el aparcamiento de Majavilán y a continuación el de las Dehesas, principio y fin de esta bonita excursión para conocer un poquito mejor el fabuloso Valle de la Fuenfría y que bien merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

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sábado, 1 de junio de 2013

Excursión X028: Los Tejos Milenarios de Rascafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Isla. Rascafría
Finnal: La Isla. Rascafría
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,6 Km 
Desnivel [+]: 547m 
Desnivel [--]: 547 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN

Esta excursión pretendía hacer conocer a unos amigos los tejos milenarios de Barondillo, situados no muy lejos del pueblo de Rascafría.

Para ello, partimos de la zona recreativa de la Isla, situada en el Km 31,8 de la carretera M-604, la de de bajada del puerto de Cotos a Rascafría. Remontamos el arroyo de la Angostura por su orilla izquierda, lo más cercano posible a su cauce, llegando así a la presa del Pradillo y trepando un murete, al embalse del mismo nombre,creado para hacer funcionar la fábrica de luz que se instaló aguas abajo.

Tras las inevitables fotos con tan bonito marco, continuamos en suave ascenso remontando el arroyo, pasando por la caseta de medición de su caudal, siempre junto a la orilla izquierda del arroyo, deleitándonos con pequeños saltos y pozas ideales para refrescarse.

Al cabo de 3 Km alcanzamos el bonito puente de La Angostura, para proseguir por la pista que sale a nuestra izquierda y en suave ascenso, visualizando hermosos ejemplares de acebos y algún que otro tejo, al pasar por el puente que salva el arroyo del Valhondillo o Barondillo.

Continuamos el ascenso por la pista, que realiza dos amplias curvas, la segunda de ellas para acercarse al arroyo del Paraje, hasta que en la siguiente curva llegamos a un deposito de cemento junto al arroyo de Valhondillo, allí paramos para tomar el aperitivo y reponer fuerzas.

Continuamos ascendiendo por la pista, que realiza una amplia curva hacia la izquierda, y en la primera bifurcación, en el Raso del Baile, seguimos por la pista que asciende a nuestra izquierda que la seguimos hasta su final, cuando llega a encontrarse con el arroyo Valhondillo.

Cruzamos con cuidado el arroyo por unos troncos, y enseguida, en su margen derecha, comenzamos a ver una gran cantidad ejemplares de tejos, hasta llegar al Abuelo, el tejo milenario del Barondillo.

Este ejemplar de tejo común o europeo que se calcula que tiene una edad comprendida entre los 1.500 y los 2.000 años, lo que le convierte en el ser vivo más viejo de la Comunidad de Madrid y de la Sierra de Guadarrama, se encuentra vallado con el fin de protegerlo de las pisadas que le pueden afectar, todo ello hace que este rincón sea de gran valor ecológico.

El tejo común (Taxus baccata) es un árbol “discreto” y hasta “feo” y seguramente pasaría para muchos como un árbol vulgar, sin interés alguno pero cuando uno se fija de cerca, llama la atención su sobriedad, robusteza y majestuosidad.

Pocos pensarían al verle que el tejo ha sido uno de los árboles que más ha influido en gran parte de la historia de Occidente. Hubo un tiempo, en que los bosques de tejos tenían una enorme importancia estratégica.

Tener muchos tejos, significaba que el suministro de armas en tiempos de guerra estaba garantizado. Se han hecho fieles reproducciones que atestiguan la efectividad de los arcos de tejo. En competiciones celebradas en Inglaterra, han conseguido lanzar una flecha a más de 304 metros.

La rojiza madera del tejo, es de una dureza extraordinaria, comparable a la del boj, esto unido a su resistencia al frotamiento, hace que en el pasado fuese muy utilizada para los ejes de los carros.

Las virtudes curativas del tejo son conocidas desde hace milenios (En 1971 un instituto americano descubrió en la corteza del tejo del Pacífico (Taxus brevifolia), el taxol, una sustancia que hoy en día es uno de los más potentes anticancerígenos).

Pero del mismo modo que cura, el tejo puede matar pues todas las partes del tejo, excepto la carne roja de las bayas, contienen taxina, un potente alcaloide que paralizan el sistema nervioso central y puede llegar a producir la muerte por parálisis respiratoria.

Después de admirarlo y hacernos las inevitables fotos, regresamos para cruzar de nuevo el arroyo Valhondillo por los troncos de madera y regresar por la pista forestal por la que habíamos ascendido, tomándola a nuestra derecha hasta llegar de nuevo a la pista que traíamos en el Raso del Baile, continuando por ella a la izquierda en suave ascenso hasta su cruce con el arroyo de Peña Mala, donde paramos a comernos los bocadillos, que ya había hambre.

Tras el descanso, descendimos con fuerte pendiente por la pista semicubierta de matorral paralela al arroyo, que no dejamos de escuchar, hasta alcanzar el Camino de las Vueltas, plácida pista que, con el arroyo de la Angostura a la izquierda, desciende hasta alcanzar de nuevo el Puente de la Angostura, haciendo una parada previa en la gran poza que hay poco antes de llegar a él.

Desde el puente, que esta vez no cruzamos, proseguimos por la senda que sale a nuestra izquierda, que seguimos entre pinos, acebos y helechos. Al cruzar el arroyo Valhondillo por un puente de madera y otros dos, un poco después, nos acercamos al arroyo de la Angostura.

Continuamos el descenso y a continuación alcanzamos el embalse del Pradillo, visto por su margen derecha. La altura de esta orilla permite disfrutar de unas hermosas vistas del valle, que se pierde buscando las montañas de la Cuerda Larga, así como del propio embalse, que desde aquí parece un gran río amazónico.

De uevo en marcha, enseguida llegamos a la Isla, tras cruzar el arroyo de la Angostura por el puente de madera, remozado recientemente, accediendo así de nuevo al aparcamiento de la Isla, principio y fin de esta preciosa ruta.

Por todo ello esta ruta se ganó 4 merecidas estrellas.
Paco Nieto

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