sábado, 2 de octubre de 2021

Excursión X298: Acuiferos de Agres-Mariola

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Alfafara
Final: Alfafara
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18 Km
Desnivel [+]:  913 m
Desnivel [--]: 913 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Para realizar esta ruta, quedamos en Alfafara, un pueblo del norte de la provincia de Alicante que se encuentra enclavado en la comarca del Condado de Cocentaina, en la falda norte de la sierra de Mariola, en un pequeño valle (La Valleta) formado entre el Parque Natural y la sierra de la Solana, muy cercana a municipios como Agres, Bocairent o Ontinyent.

Pueblo con reminiscencias íberas, fue un lugar musulmán como lo demuestra su nombre árabe alfawara que significa fuente o surtidor y que, probablemente hace referencia a la Peña del Chorro, salto de agua que cae con fuerza en épocas de lluvia. Tiene poco más de 400 habitantes.

A poco de iniciar la ruta, en dirección noroeste, pasamos junto al puente romano o Assolat (asolado), de bella presencia y varios siglos de antigüedad, que salva el barranco procedente de la Font de l'Assut. Es un puente de mampostería formado por un sólo arco de 8,8 metros de luz. Posee una longitud total de 34 metros, con una anchura de 4,8 metros y una altura hasta el cauce de 10,5 metros.

Su construcción se ha querido atribuir a los romanos, como creen las gentes de la zona, y de ahí su otro nombre. Pero, es más admisible situar su origen en el s. XVIII, época de Carlos III.

La causa de este particular nombre “Desolat” o "Assolat", tiene sus orígenes en el año 1884, el “Any del Diluvi”, como lo bautizaron algunos autores; y también, como reflejan algunos textos de la época: “se abrieron las cataratas del cielo y vertieron sus aguas sobre la comarca”.

Las arrasadoras lluvias de la naturaleza no tuvieron piedad con esta obra de la mano del hombre, derrumbando parte de su estructura, de tal forma que una vez amainada la tormenta presentaba un aspecto tan “desolado” que le valió su nombre.

Formaba parte del antiguo camino de comunicación de Alfafara hacia Bocairente hasta que se construyó la carretera actual, quedando apartado del tráfico principal.

Continuamos en suave descenso, cruzamos unas antiguas vías de ferrocarril, hoy convertidas en vía verde, y descendimos ligeramente hasta llegar a El Pantanet, donde nos acercamos a ver una bonita cascada de agua de unos cuatro metros de altura y su precioso entorno en la entrada del barranco.

Unos metros más adelante, pasamos junto a las ruinas del molino del Pantanet, del que se tiene conocimiento de su existencia desde al menos 1637. Es una pena el lamentable estado de ruina en el que se encuentra ahora.

Más abajo, encontramos el Molino Rupestre excavado en la roca calcárea, en bastante buen estado de conservación. Se especula mucho en lo referente a los orígenes de esta exclusiva infraestructura en el río Pantanet aunque, por la forma de estar todo su recinto horadado, podría proceder de la Edad Media, o de la época morisca.

Desde el azud, que hay justo al lado, se derivaba el agua hasta el molino. En la cueva se observan, todavía, las esclusas de entrada del agua que hacían girar la única muela del molino, que era utilizada para realizar la molienda de trigo necesaria para los habitantes de esta comarca. Cuenta, además, con grafitis rupestres cincelados en las paredes de la cavidad, donde unas cruces presentan morfologías variadas, siendo algunas de ellas de tipo compuesto con peanas u orlas.

Explorado el molino, volvimos sobre nuestros pasos para luego dejar el barranco y girar a la izquierda para conectar con el sendero que asciende en dirección norte, entre romero, tomillo, pebrella y otros matorrales hacia el Cabeçó de Maó, con el bellísimo paisaje del barranco del Pantanet a nuestra izquierda, aunque está un poco desolado tras el incendio que se produjo en su loma en septiembre de 2011.

En la calcárea cima del Cabeçó de Maó (603m) nos encontramos a un grupo de senderistas muy bien uniformados, todos con camisetas verdes.

Por unos escalones labrados en la roca descendimos hacia el Mirador del Toll Negre (Charco Negro), en el que hay una plataforma de madera que se encuentra en un lamentable estado de conservación, con cierto peligro de derrumbe. Desde aquí las panorámicas de los cortados del barranco son extraordinarias.

Tras disfrutas de tan excelentes vistas, remontamos lo andado hasta el Cabeçó de Maó, y un poco más abajo seguimos por la senda de la izquierda. Pasamos junto a la Mas del Comtat, una masía medio abandonada rodeada de árboles de los que destaca una hermosa higuera.

La senda desciende suavemente hacia otra masía, la de Carbonell, pero un poco antes de llegar a ella, nos desviamos a la izquierda para bajar bruscamente hacia la Cova de les Finistres (Cueva de las Ventanas), unas curiosas excavaciones, que cuentan en su interior y parte alta de un grupo de pequeñas cavidades en la roca con oberturas cuadradas a modo de ventanas.

Tras diferentes interpretaciones lo más probable es que estas cuevas fueran graneros de la época islámica medieval, probablemente de origen bereber, ya que son idénticas a un modelo de graneros del norte de África pertenecientes a esta etnia.

Sus recovecos y estancias, a las que se accede por una plataforma de madera, se unen por intrincados pasadizos horizontales y verticales que fue muy entretenido recorrer. En este vídeo se ve cómo son por dentro.

De vuelta, desandamos el camino, ahora hacia arriba, por la Solana del Rio, siguiendo la zigzagueante senda hasta conectar de nuevo con el sendero PR-CV 389, que a poca distancia alcanza la Mas de la Solana de Carbonell, también llamada Mas d’Enmig (Masía de Enmedio), que está en un avanzado estado de ruina, con los techos hundidos y una parra aferrándose a sus ajados muros, que le da un cierto aspecto romántico.

Unos metros más abajo, llegamos a la fuente Carbonell, recoleto rincón, a la sombra de unas espectaculares encinas donde fue un placer refrescarnos y tomar el tentempié de media mañana.

Tras el breve descanso, reanudamos la marcha, pasamos junto a la Mas de Carbonell, también en lamentable aspecto de ruina. De haber continuado rectos, hubiésemos llegado, pasado un kilómetro, a la Ermita de de San Antonio y la Virgen de la Luz, pero giramos a la derecha para descender por el Cordel del Royeral rectos hacia Alfafara,

Entramos en el pueblo por el camino del cementerio, cruzamos la carretera a Agres, la CV-700 y. al llegar a la calle de la Cruz, la seguimos a nuestra izquierda para iniciar la segunda parte de la ruta, que en dirección este nos llevaría a la Font del Molí Mató después de 3 Km y 250 metros de desnivel.

Para llegar a la fuente, primero subimos entre olivos centenarios, frutales y pinos al Alto de Errecorrais para luego descender hasta alcanzar este bello paraje,

La Font del Molí Mató es un espacio marcado por la presencia del agua que surge por todos lados tras nacer en una cueva cercana y se dirige hacia la fuente desde donde se precipita por unas cascadas entre musgo hasta una balsa de agua. El sitio, muy sombrío, tiene un gran valor paisajístico.

En una de las numerosas mesas de madera nos tomamos los bocadillos, con el susurro constante del agua de fondo.

Tras contemplar todos los saltos de agua, iniciamos el regreso siguiendo el mismo recorrido de la ida, hasta desviarnos a la izquierda en dirección al manantial de la Cova de la Font, que cuenta con una bella balsa de riego, un fantástico balcón con vistas al pueblo de Alfafara y al valle.

A pocos metros más arriba de la balsa se encuentra un depósito que canaliza el agua, con una escalera metálica para bajar a la acequia.

Desde tiempos remotos ha tenido gran importancia esta surgencia que drena el acuífero de Agres, pues cubría las necesidades de uso doméstico del pueblo de Alfafara y agrícola de los regantes. En los años 60 del siglo XX, debido al descenso de caudal, se tuvo que excavar una galería de unos 133 metros en busca del agua.

Tras asomarnos a ella, continuamos por un amplio sendero hacia el Racó de la Font Penya del Xorro, cogiendo el primer desvío a la izquierda hasta llegar a una cueva con un manantial que en nuestro caso estaba seco.

Desandando el camino, volvimos a conectar con la pista, que seguimos en dirección oeste hasta alcanzar el área recreativa de la Font del Tarragó, dotada de juegos infantiles y mesas alrededor de un gran estanque cuadrangular vallado, que hay a los pies de la fuente.

Tras refrescarnos en su gélida agua, descendimos hacia el albergue del mismo nombre, para continuar por la pista asfaltada entre chalets que se dirige hacia la plaza de la Constitución, donde giramos a la izquierda para conocer la fuente del Azud Nuestra Señora de los Desamparados, un bello rincón junto a un arroyo al que se accede por unas escaleras.

Aún no sería la última fuente que visitáramos, porque en la plaza hay una ornamental y un poco más abajo, otra en la pared con un bello alicatado, pero la más interesante es la fuente de los Dos Chorros, símbolo de identidad del pueblo.

Está situada cerca del ayuntamiento. Fue construida a principios del siglo XIX, a ella se conducen las aguas procedentes del manantial Cova de la Font.

El pueblo de Alfafara se ha abastecido directamente de la misma hasta la construcción del depósito de agua municipal.

Los sobrantes de esta fuente se derivan al lavadero municipal, a la vuelta de la esquina, todavía utilizado hoy en día y al que se llega por un estrecho callejón de apenas medio metro de ancho que desemboca en el lavadero.

Un curioso rincón que todavía cumple su función para los habitantes de este singular pueblo y en el que, aunque parezca mentira, encontramos una mujer haciendo la colada porque según nos contó, "le gustaba más cómo quedaba aquí que con la lavadora".

Pasamos junto a la Iglesia de la Transfiguración del Señor, de estilo románico, y nos acercamos a la calle donde dejamos los coches, no sin antes tomarnos unas cervezas en el primer bar del pueblo que vimos abierto, dando así por finalizada esta interesante ruta cargada de sorpresas y en la que el agua es la protagonista, que califico con 5 estrellas.
Paco Nieto

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