martes, 14 de marzo de 2017

Excursión X085: Nerín - Cañón de Añisclo

FICHA TÉCNICA

Inicio: Nerín
Final: 
Cañón de Añisclo

Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 8,4 Km
Desnivel [+]: 223 m
Desnivel [--]: 541 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 11

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Quinto día de nuestra escapada a Pirineos, iniciamos la ruta en Nerín, tras pasar la noche en el Albergue Añisclo, recogemos todo, porque ya no volvemos, y nos ponemos en marcha saliendo en dirección este hacia la carretera de subida al pueblo. Nada más llegar a ella, unos carteles nos indican las rutas que se pueden hacer desde allí, sobresaliendo la del GR-15, que pasa por Nerín, el Sendero Prepirenaico.


Siguiéndole en todo momento, descendemos hasta Sercué, a casi 3 Km de Nerín, después de pasar los Barrancos de Estañón y Ballatar, así como la Collata Castellar y el Barranco Mosquera.

Paramos a descansar en Sercué, un bonito pueblo casi abandonado, dentro del término municipal de Fanlo, en el Sobrarbe, oscense. Su lengua propia es el aragonés del valle de Vió.

Su iglesia parroquial se encuentra bajo la advocación de San Martín y en sus cercanías se halla la ermita de San Miguel. El 16 de agosto es su fiesta mayor en honor a San Roque.

El boj sigue siendo el arbusto más abundante del sotobosque; gracias a él, hasta mediados del siglo XX muchas familias del Valle de Vio se dedicaron a la producción artesanal de utensilios domésticos, como cucharas y tenedores obtenidos de su preciada madera.

Ahora en Sercué solo vive una familia que tiene una tienda de utensilios hechos con madera de este arbusto.

Tras las fotogénicas fotos de sus calles y rincones, continuamos la ruta, siempre siguiendo el GR15, en dirección este. 
A poco más de un kilómetro, alcanzamos el Collado de Nerín, también llamado de Portiello, con excelentes vistas del cañón de Añisclo y el Valle del río Aso.

Desde el collado, la senda se precipita con fuerte pendiente hacia el Cañón de Añisclo, realizando una amplía U para suavizar algo el descenso, que en menos de un kilómetro pierde 200 metros hasta alcanzar el río Bellos.

En el río paramos a tomar el aperitivo y recrearnos con el chapoteo del agua, en tan idílico escenario, conocido como El Portillón. Continuamos descendiendo por la ribera derecha del río Bellos, para pasados 500 metros, cambiar de ribera tras cruzar el puente Sangons.


Con el ruido constante del agua, encajonada por los imponentes paredones de uno y otro lado, descendimos hasta llegar a las proximidades de la Ermita de Úrbez, donde giramos a la derecha para descender por una senda que nos lleva al lecho del río Bellos.

Desde el puente que lo cruza, contemplamos las ruinas del antiguo molino harinero y. un poco más adelante. cruzamos por otro puente el río Aso, deleitándonos con la abrumadora presencia del agua de la cascada que, con gran estruendo, se precipita frente al puente.


La senda asciende al aparcamiento que hay junto a la carretera, desde donde sale una senda que desciende hasta el viejo Puente de Úrbez, construido con piedra caliza sobre el profundo y vertiginoso desfiladero del río Bellos. Junto a él existe un puente moderno que facilita el tránsito de personas y vehículos por el que regresamos una vez contemplada la Ermita de San Úrbez.

Durante siglos, éste ha sido el centro de devoción de todos los habitantes del Valle de Vio. Para su construcción se aprovechó una cueva natural situada a unos 10 metros por encima del camino. La fusión de roca, agua y tradición mereció un tiempo de descanso y disfrute, regresando siguiendo el camino que nos había llevado hasta allí desde el aparcamiento, punto final de esta bonita excursión.

Sólo quedaba recoger el resto de los coches que habíamos dejado en Nerín y emprender el regreso a Madrid, descendiendo el Cañón de Añisclo para apreciar toda su belleza y llevarnos en nuestra memoria todavía más nostalgia para regresar en otra ocasión a este paraíso.

Por todo ello, esta preciosa excursión se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

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