sábado, 25 de marzo de 2023

Excursión X398: Barranco de la Viuda y Acantilados de Benitachell

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Moraig. Benitachell
Final: Moraig. Benitachell
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12 Km
Desnivel [+]: 315 m
Desnivel [--]: 315 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 23

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
La ruta de los acantilados de Benitachell es muy famosa en Alicante por ofrecer unas impresionantes vistas del litoral de la provincia. Se realiza normalmente desde el aparcamiento del Moraig a la Cala Llebeig y vuelta por el mismo sitio, con unos 6,5 Km de recorrido en total, pero para hacerla circular y poder pasar por el Barranco de la Viuda, la hicimos circular, en un recorrido algo más largo pero que evita tener que ir y volver por el mismo itinerario, con el añadido de pasar por más zona de barranco y vegetación.

Aparcamos en la parte alta de la cala del Moraig, frente a la entrada del Mirador de los Testos, ya que se han suprimido los aparcamientos en la propia cala, y se han creado plazas en el lateral de la carretera que va del Roabit a las urbanizaciones.

Echamos a andar ascendiendo, en dirección oeste, por la carretera que va a las urbanizaciones de la cara este de las Cumbres del Sol y Pueblo del Mar, atractivas en general, con viales anchos y con muy poco tráfico, aunque de gran impacto visual sobre los acantilados que quizás nunca debió permitirse.

En la entrada al Pueblo del Mar, giramos a la izquierda, para acercarnos un poco después al primer mirador, situado al final de lo que parece una parcela sin construir, junto a un parque y con excelentes vistas de los acantilados de la Cala del Moraig.

Enseguida llegamos a la calle Hernán Cortés, cruce con Pizarro, donde se encuentra el Mirador del Racó del Illot, de impresionantes vistas hacia el mar, en el que nos hicimos la foto de grupo.

Al final de la calle, muy cerca, se encuentra el Mirador del Moraig, con magníficas panorámicas bajo nuestros pies de la cala de Moraig.

Frente a nosotros el increíble Morro de Falqui a cuyos pies se encuentra la pequeña cala dels Testos, al fondo el incomparable Cabo la Nao con la pequeña isla de Ambolo y a nuestra derecha la inmensidad del Mar Mediterráneo.

Regresamos por la calle Hernán Cortés hasta dar con la calle Magnolias, recorriendo, en dirección noroeste, la urbanización Montecala, paralela a la carretera y con mucho menos tráfico, con buenas vistas hacia Calpe y Moraira, pasando repetidas entradas hacia el barranco Garsivá.

Al final de la calle salimos a la carretera, que en esta zona recibe el nombre de Vía Pista, que desciende por detrás del Puig Llorença, en dirección suroeste, hacia el barranco de la Viuda.

En las inmediaciones de una gran cantera, en la que unas excavadoras estaban extrayendo rocas, la carretera gira bruscamente a la izquierda, dejándola para continuar por la calle Vista Ifach, en la que abundan grandiosas construcciones con piscina, en su mayoría adquiridas por extranjeros del norte de Europa a los que les gusta especialmente esta costa.

A la que descendemos, la calle va cambiando de nombre a Algar y Alcolecha, con la urbanización Pueblo Alcássar a la derecha y un parque arbolado, muy verde, a la izquierda.

Al llegar a una encrucijada continuamos por la calle Canario, parando previamente bajo unos árboles a tomarnos el tentempié de media mañana.

Continuamos por la calle Gaviota, que continúa por el sendero del barranco de la Viuda, por el que descendimos, hacia el sureste, en entretenido recorrido, de sorprendente arbolado, hasta el cruce con el barranco Garsivá y, después, hasta la Cala del Llebeig.

Un tramo muy sombrío y con algún que otro paso rocoso que le hace muy divertido.

En la cala nos tomamos un largo respiro para contemplar este rincón tan intimista, de aguas azul turquesa y verde esmeralda, usada por los pescadores como pequeño embarcadero y refugio para las barcas.

Este paisaje ha sido también escenario de desembarcos y de incursiones piratas, Por esto, se construyeron desde época medieval hasta el siglo XVIII, un total de veinte torres, castillos y fortalezas que servían para organizar el sistema de vigilancia a lo largo de esta costa tan abrupta.

En el siglo XIX, cuando la amenaza pirata ya había desaparecido, seguía siendo necesario vigilar la actividad en estas recónditas calas, por ser éstas el punto de entrada del contrabando de tabaco, azúcar, café o armas.

Por eso, entre 1829 y 1836 se establecieron por toda esta costa cuarteles y casas de carabineros, como esta de la Cala del Llebeig.

Tras la pausa, con fotos incluidas, volvimos sobre nuestros pasos unos metros, para iniciar el ascenso por los acantilados, en dirección noreste, hacia la cueva del Morro del Bou, con impresionantes vistas de la cala.

Tiene una pared de piedra seca cerrando su cavidad natural, dejando una apertura sin puerta par entrar. Delante de la cueva hay un espacio para hacer fuego protegido por la pared rocosa.

Debajo, en la base del Morro del Bou, hay un agujero en la roca, por donde el mar, cuando hace temporal, empuja y proyecta agua y aire, produciendo un sonido que denominan Rufi.t del Bou, porque desde lejos se escucha como el resollar de un toro, aunque hoy, con el mar en calma, el toro debía estar dormido.

Continuamos por los acantilados, ganando altura, con extraordinarias vistas al mar y de los impresionantes farallones, pasando a continuación por la cuevas de Toni el Señalat, una de las más amplias, construida con lienzo de piedra seca de 3,5 por 2 metros, que cierra una cavidad natural de 8 metros de anchura por 3,5 metros de profundidad.

Más adelante, pasamos bajo unas enormes rocas, situadas junto a la cueva de Pepet del Morret, constutuida por una pared de piedra seca que cierra un espacio de reducidas dimensiones sobre la roca, con una única abertura que se cerraba con una puerta de madera hoy día desaparecida. Junto a ella una una estructura de escalones para facilitar su acceso.

Le siguen más acantilados desde los que se tienen una estupendas vistas de la Falla del Moraig, y la cueva de Domingo l'Abiar, que tiene tres muros de piedra seca que cierran la cavidad, formada por la pared rocosa del acantilado.

La estrecha senda sigue bordeando los acantilados y alcanza la cueva de Les Morretes, un abrigo rocoso cerrado con muros de mampostería trabados con mortero de cal y hasta tenía un horno para cocer pan.

Continuamos hasta llegar al área recreativa creada recientemente con el nombre de Nuevo Mirador del Moraig, una alargada planicie protegida con barandillas de madera donde paramos a tomarnos los bocadillos en una de sus mesas de madera con bancos, al lado tiene una fuente y desde allí se tienen unas estupendas vistas de la cala y la falla del del Moraig.

Tras el descanso, algunos bajamos a la cala para ver la cueva de los Arcos (Cova dels Arcs), impresionante cavidad formada por el mar soportada por unos arcos naturales, a modo de grandes patas, que le dan nombre.

A tras luz, son el marco perfecto para unas bonitas fotos que no nos cansábamos de hacer.

Junto a ella, hay un mirador y retrocediendo un poco sale un sendero a la izquierda que nos lleva a la Falla del Moraig, también llamada del Riu Blanc, junto a la superficie de la falla se desarrolló una gran hendidura en cuyo fondo se ve el mar.

De vuelta al aparcamiento, tomamos la senda del Mirador de los Testos y su área recreativa, pasando primero por los restos de un horno de cal, utilizado para convertir la piedra calcárea, que se extraía de las canteras, en cal mediante la combustión de leña.

Desde el mirador, contemplamos toda la línea de acantilados, formados durante millones de años por la separación de África y Europa que generó fallas y enormes escalones marinos y después el continuo oleaje formo las calas, cómo ésta de los Testos, solamente accesible a pie y después de salvar un terraplén de 400 metros.

Nos hacemos nuevas fotos, y volvemos al aparcamiento dando así por finalizada esta bonita y sorprentente excurzión que califico con 5 estrellas.
Paco Nieto

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