viernes, 17 de marzo de 2023

Excursión X396: Integral Sierra de Oltá

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Área recreativa Sierra de Oltá. Calpe
Final: Área recreativa Sierra de Oltá. Calpe
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,4 Km
Desnivel [+]: 556 m
Desnivel [--]: 556 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 11

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Me habían hablado muy bien de esta ruta por la Sierra de Oltá, en Cape, desde la que se tiene las mejores vistas posibles del Peñón de Ifach.

La Sierra de Oltà, en la comarca de la Marina Alta, es una modesta elevación, en comparación con la Sierra de Bèrnia, su «hermana mayor». A pesar de ello, constituye un excelente mirador de la propia Sierra de Bernia, el Puig Campana, Sierra Gelada, el Montgó, el Morro de Toix, el Peñón de Ifach y, con un poco de suerte, la «cercana» isla de Ibiza.

Esta pequeña joya, situada entre los términos municipales de Benissa y Calpe, con poco esfuerzo ofrece sus fantásticas vistas y su variado e interesante recorrido con zonas de abundante vegetación.

Y para descubrirla, quedamos en el área recreativa de Oltá, señalizada también como Zona de Acampada Monte Oltà, en Calpe. Hasta ella se llega por la N-332, buscando las indicaciones de la estación de ferrocarril y de la zona de acampada.

Puntuales, comenzamos a caminar a la hora prevista, a pesar de que alguno medio se había perdido en las muchas curvas de la carretera que, entre urbanizaciones, llegan hasta el punto de partida.

Salimos del aparcamiento buscando el sendero PR-CV 340, que enseguida nos dirige a un camino ancho de tierra que, en dirección sur, con poca pendiente va ganando cota hacia la Ermita Vella.

En cómodo paseo pasamos junto a una fuente con grifo encajada en un hornacina de ladrillo, al poco rebasamos una barrera que impide el paso de vehículos y a continuación otra fuente similar a la anterior.

Estamos rodeados de pinos, que de vez en cuando dejan ver el mar y la imponente silueta del omnipresente Peñón de Ifach, con una panorámica, a vista de pájaro, que sorprende y a la que acabaríamos acostumbrándonos a lo largo de la ruta.

El Peñón es una de las últimas estribaciones de las cordilleras Béticas, tiene una altitud de 332 metros.

Poco después de dejar a la derecha un depósito de agua, el camino pasa junto a un mirador en el que hay un banco de madera con la inscripción #asómateacalpe, una iniciativa de la oficina de turismo de esta localidad. Allí hicimos la foto de grupo, aprovechando la presencia de una simpática pareja.

Continuamos por el camino hasta llegar a la Ermita Vella y su pequeña área recreativa, con mesas, fuente y servicios.

Destaca en ella la espadaña con una única campana, el ábside al estilo románico, la cubierta a dos aguas en teja curva, y la piedra blanca utilizada en la fachada.

Encima de la puerta figura un rótulo con la inscripción "Ermita de San Francesc" y en la clave de su arco "2002", el año en que fue restaurada, fue el 4 de octubre, coincidiendo con la festividad del santo al que está consagrada .

Estaba cerrada, pero desde ella disfrutamos de unas bonitas vistas de Calpe, con la impresionante silueta del Peñón de Ifach al fondo, así como del litoral hasta perder la mirada por el cabo de San Antonio y el Macizo del Montgó.

Tras el breve descanso, continuamos por el camino, ahora con algo más de pendiente, hasta alcanzar la primera curva, en la que lo abandonamos para ascender por una pedregosa senda, que en menos de un kilómetro sube casi 150 metros de desnivel, único tramo más exigente de la ruta.

Cada cual a su ritmo y fuerzas, fue remontando la pronunciada pendiente a través de una torrentera, hasta llegar a un terreno en el que la pendiente disminuye y alcanza un cruce de caminos con un poste informativo, donde nos reagrupamos.

Tras la breve parada, seguimos por el sendero de la derecha, hacia el Pinet, en un recorrido de ida y vuelta de unos 400 metros de longitud, adueñado por un rebaño de cabras que echaron a correr al vernos y que en dirección este, enseguida alcanza un mirador de excelentes vistas.

Continuamos cercanos al despeñadero, con fuerte presencia de "lapiaz" en el que la senda en ocasiones se desdibuja y tras salvar una ancha falla, alcanzamos la punta del Pinet (502m), otro mirador desde el que parece que podemos sobrevolar el Peñón de Ifach.

Deshicimos el camino volviendo sobre nuestros pasos y al llegar al cruce de caminos continuamos hacia el sur, en ligero ascenso, en un recorrido de ida y vuelta de de unos 600 metros de longitud.

Al alcanzar la punta de la Mola (538m), disfrutamos de las imponentes vistas de la costa de Altea, Benidorm, la Sierra de Bernia, Sierra Gelada, el Puig Campana y la bahía de Calpe.

De regreso al cruce de caminos, continuamos por el único que nos faltaba por recorrer, el que en dirección noroeste asciende a la cima, por un paraje con ausencia de arbolado y la presencia de especies como el palmito, la coscoja, el tomillo y el esparto, así como un acentuado proceso de erosión de la roca como consecuencia del proceso de karstificación al disolver el agua los minerales, dando lugar al denominado "lapiaz" por el que a veces es incómodo pisar.

Antes de llegar a la cumbre, pasamos junto al Corralet de Oltá, completamente en ruinas, una pena, porque debió ser una hermosa construcción, rodeada por un bosquete de pinos que hacen muy agradable este lugar.

Bordeamos por su lado derecho el Corralet, y seguimos el sendero que trepa hasta una una bifurcación que nos indica la dirección a la cima y el sendero que a la vuelta tomaríamos.

Con poca pendiente, ascendimos por el cordal de Oltá, hasta la cima, donde el proceso de karstificación es, incluso, más pronunciado, parándonos en un mirador natural a contemplar las vistas desde el precipicio de la cresta.

En la cima de Oltá, situada a 587 metros de altitud, el punto más alto del recorrido, nos hicimos otra foto de grupo, mientras disfrutábamos de una impresionante vista de la cara norte de la Sierra de Bernia y de su abrupta cresta, del Montgó y toda la costa que se ve a ambos lados del Peñón de Ifach.

Regresamos sobre nuestros pasos hasta la anterior bifurcación, continuando el descenso por la senda que sale a la derecha del poste indicativo, que nos proporciona bonitas vistas del desfiladero del Mascarat y, al fondo, de la playa del Albir, la Sierra Gelada y Benidorm.

Otra manada de cabras nos entretuvieron el camino, con su deambular a la que bajábamos.

En las inmediaciones del Corralet, pasamos junto a un pozo, protegido por una especie de casetón, que debió proporcionar el agua a la casa.

Al alcanzar sus ruinas, tomamos una senda a la derecha, que discurre en constante descenso hasta el Pou de la Mola por el interior de un barranco con abundante vegetación, en el que predomina, nuevamente, el pino mediterráneo, el lentisco, la coscoja, el romero, las jaras y otras especies típicas mediterráneas.

Para llegar al pozo, en muy mal estado de conservación, hay que desviarse levemente a la derecha, en el fondo del barranco, porque si no, pasa desapercibido.

Frente al pozo, una casa también en ruinas marca el desvío hacia la derecha por el que continuamos hasta dar con una pista forestal que de seguirla a la izquierda, nos llevaría a la Ermita Vella, pero que seguimos en sentido contrario, hacia el norte, para hacer que la ruta fuera circular y no volver por el mismo camino.

Al poco, pasamos junto a a una casa en ruinas que le da un aspecto romántico al entorno. Más adelante junto a una antigua cantera de adoquines, la Pedrera, utilizados en la construcción de carreteras y calles.

Tras una cerrada curva, toca subir un poco de nuevo hasta llegar a la Finca Pastor, también en un lamentable estado de ruina. Desde ella se tienen unas bonitas vistas de las paredes verticales de la Sierra de Oltá y detrás, de todo el valle.

Continuamos el ascenso, que a estas altura de la ruta cansa más que al principio. Dejamos a la derecha, en el extremo norte del recorrido, una peña, en forma de aguja, separada del cuerpo principal de la montaña, denominada el Dedo (Dit d’Oltá).

Por último, la ruta alcanza su extremo norte y gira hacia el este, hasta llegar al denominado “Pas de la Canal”.

En la amplia praderita del collado alguien se había entretenido en marcar con piedras un círculo que encerraba un enorme corazón, ¡cosas del amor!

Aquí la pista da paso a una estrecha senda de piedra que desciende, en zigzagueando, entre pinares y en la que tuvimos que extremar las precauciones para no resbalar por la piedra suelta y las escurridizas rocas.

Durante el descenso, entre los claros del bosque, vislumbramos, de nuevo, la enorme mole del Peñón de Ifach.

El sendero acaba en una amplia pista de tierra que nos llevó hasta el cruce con una senda que conduce hasta la del inicio de la ruta, por un tramo de mucha vegetación, en la que destaca el pino mediterráneo, el lentisco y el romero, entre otras.

Unas traviesas mariposas y un enorme sapo junto al sendero, nos distrajeron el recorrido. En el sendero inicial paramos para reagruparnos, mientras gran cantidad de gente subía o bajaba del camino que va a la ermita.

Al llegar al aparcamiento, el panorama había cambiado, estaba repleto de gente, que se afanaba en hacer barbacoas, cantar y bailar en varios idiomas, sobre todo de paisas del este.

Con tan animado entorno, buscamos una mesa libre donde tomarnos los bocadillos, dando así por terminada esta bonita ruta con magníficas vistas sobre el litoral y las sierras cercanas y a la que le otorgo 5 estrellas.
Paco Nieto

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