lunes, 31 de mayo de 2021

Excursión X288: Valle de la Fuenfría por Arroyo Pradillo y Ducha de los Alemanes

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Cercedilla
Final: Cercedilla
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15,9 Km
Desnivel [+]:  696 m
Desnivel [--]: 696 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta































PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Unas fotos vistas en el grupo de Senderismo Madrid, que administro, picaron mi curiosidad por hacer este recorrido que remonta el arroyo Pradillo, tramo desconocido para todos y que nos dejó gratamente impresionados.

Quedamos en la plaza de Cercedilla, tras dejar los coches en el aparcamiento subterráneo de la plaza Nueva y tomarnos un café en uno de sus bares.

Subimos por la escalinata de la Travesía de la Pontezuela hasta dar, en dirección norte, con el Camino Cerca de la Mata por el que continuamos en plácido paseo entre una densa y verde vegetación. Cruzamos el arroyo de la Teja por un puente de hormigón y giramos a la derecha, en dirección este, siguiendo un encajonado camino llegamos al depósito de agua de Cantos Gordos, que abastece al pueblo.

Proseguimos el ascenso por el Camino de Majavilán, coincidente con el GR-10, señalizado con marcas rojas y blancas, rodeados de robles y bonitos chalets con amplios jardines.

El camino de tierra nos llevó a Camorritos, colonia construida en 1923 por la compañía de la nueva línea férrea, la Sociedad de Iniciativas del Guadarrama. Debido a la personalidad de sus creadores, miembros del Club Alpino Español y la Institución Libre de Enseñanza, pronto alcanzó un gran éxito como lugar de veraneo entre aquellos que buscaban un retiro en la naturaleza.

Se edificó siguiendo modelos alpinos con villas de paredes de piedra y madera, en las que trabajaron afamados arquitectos de la época. Tal como reza en una placa, José de Aguinaga, ingeniero del Eléctrico del Guadarrama e impulsor de la colonia, están ligados a este lugar.

Cruzadas las vías de la ahora abandonada estación de Camorritos, continuamos por el Camino de las Encinillas, señalizado con las marcas del GR 10, para ir ascendiendo hasta la parte más alta e ir disfrutando de las vistas de algunas de las villas de más original arquitectura.

Coronada la colonia, giramos a la derecha para seguir en dirección noreste por la Senda de la Teja, que entre robles y pinos pronto alcanza el arroyo del Polvillo, represado por un muro de piedra. Lo cruzamos por un puente de cemento, del que el agua se ha llevado gran parte, y seguimos en cómoda pendiente ascendiendo entre pinos y helecho que dejan entrever las vías del tren al puerto de Navacerrada a nuestra derecha.

Al poco, llegamos a nuestro objetivo, el arroyo Pradillo, aprendiz de río, que entre grandes rocas desciende saltándolas con alegre murmullo.

Un cartel señalizando una fuente hizo que bajase a buscarla y al pisar una de las rocas mojadas, resbalé cayendo al agua, afortunadamente sin consecuencias, solo un buen remojón, que me ayudó a hacer el camino bien fresquito. De la fuente, ni rastro de ella.

Remontar el arroyo fue de lo más agradable, cada dos por tres nos deleitábamos con las chorreras y pequeños saltos de agua que forma el arroyo en su descenso, especialmente bello es el que se encuentra en la desembocadura del Barranco del Arranque.

Siempre con el arroyo Pradillo a nuestra derecha, vamos ascendiendo hasta alcanzar su nacimiento, en la fuente de los Acebos, que al verla con poca agua, supuse que era por un atranque y efectivamente, una piña estaba impidiendo el paso del agua.

A la izquierda de la fuente crecen unos esplendidos ejemplares de acebos, de aquí su nombre, y a la derecha, el incipiente arroyo Pradillo, que junto al arroyo de la Venta y el arroyo del Regajo del Puerto, conforman, aguas abajo, el río Guadarrama.

Recuperado su siempre buen chorro al quitarle la obstrucción, junto a ella paramos a tomar el tentempié de media mañana amenizados por su hipnotizante susurro. Rellenamos las cantimploras con su fresquita agua y de nuevo nos pusimos en marcha.

Desandamos unos metros el sendero y, girando a la derecha, seguimos por el el Camino de la Pata la Cabra (PR-8), agradable sendero que entre robles y pinos desciende suavemente hasta la Pradera de Navarrulaque.

El origen de este apodo, es desconocido, algunas creencias apuntan a que el nombre, se debe a los cabreros que en tiempos pasados, traían a pastar su ganado, por estos parajes. Lo cierto es que el trazado desde la Pradera de Siete Picos a la de Navarrulaque, se asemeja a una pata de cabra.

Antes de llegar a la Pradera, pasamos junto a la fuente de Ignacio, en la que su tocayo Nacho se refrescó aplacer. Poco después, llegamos al mirador de Las Rocas de Laín, bonito paraje desde el que se disfruta de las hermosas vistas de los Siete Picos y su entorno, al estar situado casi en el centro, del hueco o cóncavo de los Siete Picos.

Dos pequeños bolos de granito, están grabados con el año del homenaje de la agrupación Aurrulaque, del Club de Senderismo de Peñalara, a Pedro Laín Entralgo, que fue médico, historiador, ensayista, filósofo y amante de la naturaleza, y en el otro, se halla parte de la carta que el intelectual escribió a Luis de Rosales, a propósito del Guadarrama.

Junto a la roca, en un canchal se encuentra el petroglifo del dragón, en referencia a cómo se le conocía antaño a Siete Picos, por sus crestas, que se asemejan a las de este mitológico animal.

Pasado el arroyo del Polvillo, llegamos a un alargado banco, con una leyenda en uno de sus respaldos, recordando a Enrique Herreros, personaje con una gran dimensión cultural, en la España del siglo pasado. Montañero, en primer lugar, por lo que nos atañe, humorista, dibujante cartelista, periodista y cineasta. Esta ruta fue trazada por él, de ahí este simple monumento, dedicado por el círculo Aurrulaque.

En él no hicimos las fotos de grupo, y pocos metros después, llegamos a la Pradera de Navarrulaque, donde se cruza el GR-10 con la Carretera de la República. donde se encuentra un hito de granito que conmemora la declaración de Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama en 2013. Y cerca de allí, unas rocas a modo de mesa conmemoraron en el Aurrulaque de 2002 el año Internacional de las Montañas.

Muy próximo, se encuentra el bonito refugio Aurrulaque, donde hicimos una breve parada, a buen recaudo del sol, al arrullo del sonido del agua de su fuente, antes de encaminarnos hacia la senda Victory, llamada así en honor de Antonio Victory, que fue presidente de la Sociedad Peñalara y gran conocedor de la Sierra de Guadarrama, además de un apasionado de la Naturaleza.

La senda coincide con el PR-6 y discurre medio equidistante a la carretera de la República, entre pinos de gran porte y sin grandes desniveles por el Poyal del Rubio, cruza el arroyo de Cerromalejo y del Acebo, pasa por el mirador de Matagitanos, con estupendas vistas del valle de la Fuenfría, pasa junto a tejos de hermoso aspecto y acaba en el puente de madera que hay encima de la Ducha de los Alemanes, bonita cascada por la que se precipita el agua del arroyo de la Navazuela desde una altura de dos metros.

Debe su nombre a las duchas que se daban en ella los primeros montañeros de la sierra -varios de ellos de origen alemán- a principios del siglo XX. Antiguamente se le llamaba "chorro del Árbol Viejo", por un viejo tejo que sigue creciendo junto a ella.

Tras refrescarnos bajo la cola que forma al caer el agua, descendimos por la margen izquierda del arroyo de la Navazuela, entre pinos, tejos, enebros, helechos y rosales silvestres hasta alcanzar la carretera de la República, junto al puente que salva este arroyo.

Sin dejar el suave trazado de la carretera de la República, pasamos junto al arroyo de los Acebos, donde a pocos metros visitamos el llamado Descanso de González Bernáldez, recoleto rincón de paz y sosiego junto a unos acebos espectaculares.

Monumento elegido en recuerdo al que fue un gran defensor del movimiento ecologista en España, al que en 1988 se le concedió el primer premio nacional al Medio Ambiente.

A pocos metros de aquí, dejamos la carretera de la República para seguir la senda que sale a la derecha, con gran pendiente, que zigzaguea entre pinos y rocas hasta llegar al arroyo de Cerromalejo, con muy poca agua, al poco una fuente entre piedras, de la que manaba bastante agua, y en agradable paseo por la ladera de las Berceas, alcanzar la Vereda Alta.

Por ella seguimos, en dirección sureste hasta el Raso de Pedro Morales, previo paso por la Piedra de Pablo. En este cruce de caminos, continuamos descendiendo entre pinos por la senda que en dirección sur se dirige a Las Eras y el Collado de los Burros.

El resto fue descender hacia Cercedilla, entrando por la calle del río Guadarrama, enseguida cruzar las vías del tren y pasar junto a la Iglesia de San Sebastián y terminar comiendo en la terraza del restaurante Muñoza, frente al Ayuntamiento.

Por todo ello esta ruta de arroyos, bosques de robles y pinos y con mucha sombra y agua, que recorre muchos de los rincones más bellos de la Fuenfría, bien se merece la máxima nota, 5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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