jueves, 13 de mayo de 2021

Excursión X283: Rambla Salada de Albatera

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Albatera
Final: Albatera
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,4 Km
Desnivel [+]: 466 m
Desnivel [--]: 466 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 3

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Original ruta por la Rambla Salada, que corta de norte a sur la sierra de Crevillent, con agua permanente de una salinidad muy elevada surcando un paisaje único cercano a la población de Albatera, un municipio de la provincia de Alicante, en la comarca de la Vega Baja.

Convocados por Raquel, aparcamos en el pequeño descampado del camino de tierra que va a la Cantera de Cabezo Negro, donde se puede dejar el coche a un lado del camino para empezar desde allí la ruta. Aquí sus coordenadas.

Retrocedimos unos metros para seguir a la derecha, en dirección oeste, por una amplia pista forestal de cemento bien acondicionada que desciende con poca pendiente, teniendo a nuestra derecha un pequeño barranco seco y detrás unas fantásticas vistas de Les Finestres (Las Ventanas) grandes oquedades y formas erosionadas de arenisca de lo que en su día fueron fondos marinos de las cuencas sedimentarias del neógeno-cuaternaria.

Al poco, la pista pasa junto a una pequeña presa de piedras, donde la sal resalta con su color blanco del resto del entorno. Tras superar unas cerradas curvas del camino, dejamos a nuestra derecha unas pequeñas cárcavas que la erosión del agua está pacientemente modelando.

Sorprende que en un lugar tan árido pueda cultivarse algo, pero el riego por goteo y el almacenamiento del agua en balsas obran el milagro. Ante nosotros, grandes plantaciones de higueras colorean de verde el desértico paisaje.

Es justo aquí, al inicio de las plantaciones, donde dejamos la pista para ascender por el camino de tierra que sale a nuestra derecha y que tras zigzaguear durante unos 300 metros y ofrecernos unas fantásticas vistas de la zona, desciende hacia un par de antiguos acueductos que cruzamos por encima.

Los habitantes de la zona tuvieron que ingeniar estos sistemas de canalización para evitar que el agua dulce aportada desde la cabecera de la cuenca se mezclara con el agua salada de las surgencias existentes más abajo.

Un giro a la izquierda tras el último puente y un paso algo aéreo, protegido por una cadena, nos bajó al encuentro con el cauce de la Rambla Salada, por la que continuamos durante unos 4 kilómetros, en dirección norte, sorteando piedras y charcos.

Iniciado el ascenso por la rambla, enseguida pasamos junto a uno de los principales manantiales de agua salada que la surte. A su alrededor, se aprecian fácilmente los depósitos de sal formados por precipitación al evaporarse el agua en los periodos secos.

La filtración del agua de lluvia a través de las fracturas existentes en las rocas, da lugar a aguas subterráneas que disuelven y arrastran la sal existente en los materiales de base impermeables saliendo al exterior mediante surgencias de agua salada, como esta, que vierten a la rambla.

El agua salada circula por la rambla oxidando materiales y aportando sal a la misma, que precipita en periodos secos a lo largo del cauce y que marca de blanco los niveles de máximo caudal.

Llegamos a la zona del Barrón Negro, llamado así por el color de las rocas, que incorporan además delgadas incrustaciones longitudinales de color blanco. Para superar este gran escalón del barranco tuvimos que trepar con la ayuda de las manos.

A partir de este punto, el cañón sigue los meandros de la rambla, que encajonada entre recodos, pozas y zonas estrechas nos va mostrando los diferentes estratos del terreno, jalonados de surgencias salinas y oquedades.

Superados los meandros, llegamos a la zona de las ferratas, tres tramos cortos de vías, con grapas en U y cables de vida. La primera tiene 15 metros de altura, es la más larga y vertical, por lo que es muy recomendable trepar con sumo cuidado. Tras ésta hay otras dos, con pasos laterales de menor altura, equipados también con grapas.

En este punto unos carteles nos indican que hay que elegir entre seguir por la derecha para continuar, con algo más de dificultad, por la Rambla Salada e iniciar después el regreso, o seguir por la izquierda, el itinerario principal, que es el que elegimos nosotros.

Al poco, tuvimos que trepar por otra ferrata, la que llaman del lago, con 6 metros de altura, según reza un cartel, también con grapas y cable de vida, con una poza de agua verdosa que le da nombre. Como las anteriores, muy divertido su ascenso.

A partir de aquí, esta otra rambla sigue un trazado zigzagueante hacia el oeste hasta llegar a otra bifurcación, en la que seguimos las indicaciones de un cartel con "Salida a Pista Forestal", que nos saca a las estribaciones de la Sierra del Cuchillo, tras superar la última ferrata del día.

Por una empinada senda alcanzamos la pista de tierra, junto a unos almendros, por la que iniciamos el regreso, siguiendo la Cuerda de la Murada.

Una vez en el punto más alto del día, pudimos contemplar las magníficas vistas del Cerro del Agudo y Zulum en Abanilla además de tener una perfecta panorámica de las ramblas.

Al poco, pasamos junto a una enorme casa con piscina, en la que de buena gana nos hubiéramos bañado para quitarnos todo el calor acumulado.

Un poco más adelante, conectamos con la carretera de las canteras del Cabezo Negro, por la que seguimos, pasando primero junto al inicio de Rambla Ventanas y un depósito de agua.

A la cantera no se puede acceder, la rodeamos siguiendo la carretera, que se acerca a la Sierra de Albatera, donde contemplamos, por el otro lado del que lo vimos al inicio, las las Ventanas creadas caprichosamente en su cresta.

El paso por otro depósito de agua era la señal de que quedaba poco para alcanzar finalmente el punto de salida, dando así por finalizada esta ruta que nos ha dado a conocer este curioso fenómeno geológico situado a los pies de la sierra de Crevillente y que bien se merece 4,5 por el entorno tan sngular y lo divertida que resultó.
Paco Nieto

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