lunes, 3 de mayo de 2021

Excursión X280: El Canal de la Presa del Grajal

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puente del Grajal
Final: Puente del Grajal
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 5,8 Km
Desnivel [+]: 164 m
Desnivel [--]: 164 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3,5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












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RESUMEN
Para dar un paseo previo a una comida familiar, programe esta ruta ideal para realizar con niños al no presentar zonas de dificultad. Transcurre por el impresionante cañón que ha labrado el río Manzanares a su paso hacia el Pardo, entre Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares.

Aparcamos en en un lateral de la carretera, en una pequeña explanada un poco más arriba del puente del Grajal, pasada una cerrada curva y antes de llegar a la siguiente. porque en el que hay junto al puente han colocado una cadena que impide el paso de vehículos. Al ser festivo en la Comunidad de Madrid, había bastante público por los alrededores.

Nos pusimos en marcha descendiendo por un estrecho sendero hacia la presa del Grajal, encajada en uno de los tramos más agrestes del caprichoso río Manzanares, entre farallones de roca cortados a placer por la furia del agua.

La construcción de esta presa fue por iniciativa del entonces Marqués de Santillana, D. Joaquín de Arteaga y Echagüe. Construida en 1908 por la empresa del Marqués, Hidráulica Santillana, con un doble objetivo, por un lado suministrar agua a Madrid, y los entonces pueblos de Tetuán de las victorias, Chamartín de las rosas, El Pardo y Fuencarral, además de Colmenar Viejo, pero también para obtener la energía eléctrica escasa por aquel entonces, mediante la fuerza del agua, la primera de Madrid.

La presencia en la inauguración del entonces Rey, Alfonso XIII estaba de sobra justificada al ser el primer salto hidroeléctrico que suministraba energía eléctrica a Madrid además de la gran amistad personal que le unía al noble y empresario con el que compartía aficiones y veladas de caza.

Construida en sillería de piedra de granito, el material más frecuente y por ende más barato de la zona, tiene una altura de 10,5 metros y era capaz de embalsar 80.000 metros cúbicos de agua.

La presa del Grajal dejo de ser útil con la construcción del embalse de Santillana, junto al castillo del mismo nombre en Manzanares el Real unos kilómetros al norte, convirtiéndose en otra historia olvidada y en desuso en compañía del viejo y hermoso puente árabe que muy cercano a la presa encontramos en nuestro recorrido.

Remontamos el canal que bordea la margen izquierda del río, que bajaba con mucha agua, hasta donde desaparece el canal por ir subterráneo, muy próximo a la Central Hidroeléctrica de Navallar.

Desandamos el camino y llegamos de nuevo al Puente del Grajal, de origen musulmán, sirvió como infraestructura militar para la defensa de la Marca Media durante la reconquista de la península ibérica. El viejo puente construido hacia el siglo X, fue restaurado en el Siglo XVIII, de ahí su excelente estado. Con un solo arco de medio punto, de sillería con tímpano y pretil, solucionados por sillares y sillarejo y cimentado directamente sobre la roca. Tiene una luz de 10 metros y el ancho de su tablero es de 3,34 metros.

Formaba parte de un camino defensivo que facilitaba los movimientos de tropas entre Talamanca del Jarama, donde está la primera construcción de estas características aunque muy reformada, y el valle del Tietar. Por el camino quedan los restos escasos de los puentes de Alcanzorla, entre Torrelodones y Galapagar, o el del Pasadero, en las cercanías de Valdemorillo, de los que apenas queda el arco de medio punto. Este camino, sus puentes, atalayas y ciudadelas defensivas formaban parte de la Marca Media, la frontera entre el Califato de Córdoba y los Reinos Cristianos del norte entre los siglos IX y XI.

El nuevo puente, construido a su lado en 1895 le resta algo de belleza, pero ha contribuido a su conservación al liberarle del cada vez mayor tráfico que soportaba.

Nada más pasar los puentes, dejamos la carretera para seguir por el camino de la derecha, caminando por encima de lo que fue el canal que llevaba el agua de la presa, aprovechando la extraordinaria orografía del barranco y que en este enlace se cuenta en detalle.

Frente a nosotros se puede contemplar una enorme raja, que parece una falla, pero que en realidad fueron catas mineras en busca del apreciado wolframio, mineral que se utilizó en la II Guerra Mundial para endurecer el acero de los cañones de los tanques.

También se pueden ver algunos restos de vehículos despeñados, que lejos de parecer accidentes de tráfico son producto de los rodajes de cine que en esta zona se hicieron con estrepitosas caídas provocadas por exigencias del guion.

Pronto comenzamos a ver los restos de antiquísimos molinos harineros y batanes, construidos en el siglo XVII para la compactación de tejidos, que dan idea de la importancia económica de esta zona en otros tiempos.

Ambas industrias necesitaban de un curso de agua para aprovechar la energía hidráulica para su funcionamiento.

Bajamos por una senda bien definida al más grandes de los existentes, en el que se puede apreciar perfectamente su canal o caz por el que se llevaba el agua hasta el cubo de presión del molino, perfectamente identificable, aunque está lleno de tierra y hasta un árbol ha crecido en su interior.

Es una pena el verlos deteriorarse por la desidia que existe para acometer la recuperación de algunos de estos lugares.

Regresamos al camino subiendo por una empinada senda hasta que el canal se pierde en un túnel, momento en el que regresamos por donde habíamos venido, ahora con el cañón a nuestra izquierda, así hasta alcanzar de nuevo el puente del Grajal y de allí al aparcamiento.

Cumplido el propósito del paseo, nos fuimos a comer a un restaurante próximo a la plaza de toros de Colmenar, y para estirar de nuevo las piernas, al terminar nos acercamos a la cercana Ermita de Nuestra Señora de los Remedios.

Está situada junto a un importante enclave arqueológico donde se han encontrado elementos de ocupación fehacientes desde la época imperial romana, e indicios desde el III milenio a. C. destacando una necrópolis visigoda.

Delante de la puerta de acceso a la ermita se encuentra un pórtico aislado, traído desde el casco urbano en los años 1940, habiendo pertenecido al antiguo Hospital de pobres de Colmenar Viejo. La Ermita ha alojado diferentes rodajes cinematográficos desde los años cincuenta del siglo XX, siendo el de El Cid el más recordado.

El lugar cuenta con magníficas vistas a la sierra y al embalse de Santillana. En un risco, cerca de la ermita, se encuentra el Sagrado Corazón de Jesús, al que nos acercamos en agradable paseo.

De allí nos fuimos a ver las vistas de 360 grados que se tienen desde el Cerro Peñote, coronado por unas antenas y una caseta de vigilancia contra incendios. Terminamos la agradable jornada con unos cafés y refrescos en la plaza de los Arcos, dando así por finalizada esta excursión que bien se merece 3,5 estrellas.
Paco Nieto

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