domingo, 7 de marzo de 2021

Excursión X268: Navacerrada por los tres embalses

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Presa de Navacerrada
Final: 
Presa de Navacerrada
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 12,5 Km 
Desnivel [+]: 419 m 
Desnivel [--]: 419 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta



TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
A una ruta muy parecida a esta la llaman "Ruta del Agua" en Becerril de la Sierra, porque no en vano pasa por tres embalses, tres arroyos, un río y varias fuentes, lo que la hace ideal para disfrutarla en épocas de no estiaje, como era nuestro caso.

Y para conocerla, dejamos los coches en el aparcamiento que hay junto al muro de la presa de Navacerrada, al lado de la carretera M-601, en un día nublado y que amenazaba agua, para añadirle más encanto.

Cruzamos al otro lado de la presa por la carretera que discurre por su ancho muro, construido en 1969, con una longitud de 517 m y una altura de 47 m.

El embalse estaba bastante lleno y arrojaba un buen caudal por su aliviadero inferior, a su lado se encuentran los depósitos de decantación de la depuradora, uno de ellos curiosamente recubierto de bolas negras, que según parecen evitan la evaporación y los malos olores, las llaman "bolas de sombra".

En el muro opuesto, las vistas del embalse son preciosas, parece un mar en calma. Al fondo, el pueblo de Navacerrada y las montañas recortadas por la densa niebla y las vaporosas nubes.

Llegados al extremo oriental del curvilíneo muro, nos desviamos a la derecha para subir a un repecho que hace de excelente mirador de la presa y todo su entorno. Desde allí, descendimos hacia la derecha, para evitarnos una curva de la carretera, a cambio tuvimos que sortear un tramito de jaras y matorral que tuvimos que ir apartando.

Tras cruzar la carretera, seguimos una senda que se adentra en el monte del Alto del Hilo, previo paso por una rústica portilla. A los pocos metros damos con la primera fuente del día. Enclavada en un muro de piedra, su caño manaba un buen chorro de agua fresca y clara, que caía en un pequeño recipiente de piedra, insuficiente para contener tanta agua.

Enseguida el sendero va ganando altura a la vez que gana en estupendas vistas hacia el embalse. La senda pasa entre arbustos y hay que estar atentos a no perderla, la dirección noreste y progresar hacia unos riscos es lo mejor para no salirse de ella.

Al llegar a los riscos mencionados, la panorámica ya era completa, fue una pena que estuviese tan nublado para poder hacerla aún más amplia, pero por el contrario, esto nos dio la oportunidad de contemplar el embalse con un aspecto misterioso y mágico.

A pocos metros de allí, alcanzamos el Cerro de las Cabezas, coronado por una caseta de vigilancia antiincendios, de amplias vistas, a la que nos apresuramos a subir.

Justo al lado de la caseta nos llamó la atención unas 15 tapas cuadradas de color blanco colocadas en el suelo, que no supimos deducir con qué fin se han puesto allí, aunque puede que esté relacionado con protecciones y control de tormentas eléctricas.

En agradable paseo, descendimos hacia el collado de las Cabezas. Una cuesta a la que siguió una pequeña bajada nos dejó junto a la M-607, que une Navacerrada con Cerceda. Cruzamos la carretera con cuidado para seguir por una senda coincidente a la vez con el Camino de Santiago desde Madrid y el GR-10, que va de Valencia a Lisboa, todo un cruce de caminos.

En ligero descenso, enseguida pasamos una portilla que, al abrirla, daba acceso al paraíso, porque esa era la sensación al recorrer un prado verde en el que zigzaguea mansamente un riachuelo formando unos pequeños meandros y lagunillas que me recordaban, en miniatura, a los que vi en Aguas Tuertas, allá por el Pirineo oscense.

Disfrutando de tan bello paraje, llegamos al encuentro con el arroyo de Peña Jardinera, donde giramos a la izquierda para remontarlo unos metros y poder contemplar la bonita cascada del Ángel, que se precipita desde el Almorchón de Abajo en un impresionante salto de agua, más espectacular de lo que me imaginaba, por llevar mucha agua.

Hechas las fotos de rigor, cruzamos el arroyo con ayuda de unas piedras y descendimos por la otra orilla hasta retomar el sendero por el que continuamos disfrutando del encantador paisaje del arroyo abriéndose paso por el manto verde.

Unos metros más abajo, vadeamos el arroyo de Peña Jardinera o Jardera, como también lo he visto escrito, iniciando una subida de unos 300 metros de desnivel en 3 km.  Al principio siguiendo el GR-10, que va ganando altura, pasa junto a un abrevadero pintado de rojo y llega a la fuente de la Colmena.

Construida en 1962, según reza en su frontal, tiene tres pilones alineados en horizontal y dos más que salen a modo de brazos de estos últimos.

Escuchando el chapoteo de su caño de agua paramos a tomarnos el tentempié de media mañana. El descanso y la comida nos iba a hacer falta para afrontar el tramo más empinado de la ruta, con una fuerte pendiente.

A unos metros de la fuente dejamos el GR-10, que baja hacia Mataelpino, para seguir la pista de cemento que nos sale a la izquierda, con varias zetas que tratan de mitigar la fuerte y dura pendiente.

Nos compensaba, sin embargo, las extraordinarias vistas de la Cuerda de los Asientos, la Sierra de los Porrones y de la llanura madrileña, todo ello decorado con un cielo entrenublado espectacular.

Alcanzado, por fin el collado Majaespino, nos tomamos un respiro mientras decíamos adiós a un compañero que tenía que regresar pronto a Madrid. El resto, atravesamos el portón en dirección a La Maliciosa, para enseguida llegar al segundo embalse del día, el de la Maliciosa, también llamada laguna de la Majada del Espino.

Estaba espectacular, llena a rebosar, no como la última vez que la vi, que apenas tenía agua.

Después de recrearnos con las fantásticas vistas del Peñotillo y La Maliciosa, volvimos sobre nuestros pasos y al llegar de nuevo al collado, iniciando el descensos por la plácida pista de tierra que sale a nuestra derecha y que enseguida cruza el arroyo de Peña Jardinera, del que se nutre el embalse.

Al poco, tenemos que pasar un portón que se abre a la derecha de una puerta metálica que cierra el camino. Unos metros más abajo, alcanzamos la bonita fuente de la Beceilla, a los pies de unos abedules que en verano dan una preciada sombra, de las pocas del camino.

Unos metros más abajo, otra fuente y ¡van unas cuantas!, brota de un depósito cuadrangular. Durante el descenso, disfrutamos de unas magníficas vistas del valle de la Barranca y el entorno de La Maliciosa mientras pasamos junto a hermosos ejemplares de enebros.

Alcanzado el río Navacerrada o Samburiel, como también le llaman por aquí, seguimos una senda que acompaña el descenso de las cristalinas aguas del río hasta llegar a la presa de los Almorchones, a los pies del Almorchón de Arriba. Es este un recoleto embalse, el tercero que da título a la ruta, en el que se remansa el agua que antaño servía para que los chavales del pueblo se bañaran en verano.

Hoy, sus dos saltos de agua desbordando el pequeño muro eran todo un espectáculo. Y fue precisamente aquí, contemplando la presa, cuando comenzó a granizar cada vez con más fuerza, lo que nos obligó a sacar las prendas de agua y paraguas. Menos mal que no duró mucho.

Con paso ligero, continuamos el descenso en dirección sur y siempre con el río a nuestra izquierda. En una bifurcación, seguimos por la izquierda hasta alcanzar la carretera M-607, que cruzamos para continuar por el paseo de la Longuera,  un corto pasaje botánico lleno de encanto en el extremo oriental de Navacerrada.

Al final del paseo, nos esperaba una preciosa vista del embalse de Navacerrada medio en tinieblas, con el Cerro del Castillo al fondo para hacer aún más bella la panorámica.

Continuamos por la senda que bordea el embalse por la izquierda, enseguida cruza el arroyo del Zahurdón y a continuación, por un bonito puente de madera, el río Navacerrada, a pocos metros de su desembocadura en el embalse.

A pocos metros cruzamos un último arroyuelo por unas tablas de madera colocadas en su lecho.Salimos a una alambrada que permite el paso por una singular puerta y continuamos a la derecha por una bonita vereda que bordea el lado oriental del embalse.

Al poco, la senda pasa por una sombría zona de pinar, donde se encuentra un agradable merendero con mesas y bancos de piedra al lado de una fuente.

Unos metros más adelante dejamos una antigua cantera a nuestra izquierda y alcanzamos una portilla que da acceso a la carretera de la presa. Solo nos quedaba cruzar de nuevo el muro y llegar a los coches.

Bueno eso y no menos importante, rematar el día con un buen menú en un bar de Collado Mediano, donde al poco comenzó a llover con ganas, por si el agua de los embalses, arroyos y fuentes que habíamos visto fuera poca.

Y de esta forma pusimos punto final a esta ruta del agua que bien se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

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