lunes, 6 de febrero de 2023

Excursión X386: Valle de la Angostura desde el Puerto de Cotos con nieve

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos. Rascafría
Final: Puerto de Cotos. Rascafría
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11 Km
Desnivel [+]: 467 m
Desnivel [--]: 467 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 10

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta 















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Como viene siendo costumbre, a lo largo del fin de semana se proponen las rutas para realizar la salida de los lunes con el grupo por Valles y Montañas. Es una buena forma de empezar la semana.

Esta temporada había nevado tarde y con las buenas temperaturas diurnas de los últimos días, probablemente la nieve no iba a durar mucho, así que había que aprovechar. Por diferentes motivos se pensó hacer un recorrido tranquilo desde el Puerto de Cotos y parte del Valle de la Angostura. Es una ruta clásica que se había realizado en alguna otra ocasión en diferentes épocas del año.

Amaneció un día muy bonito, soleado, algo frío pero sin viento. Nos encontramos con menos gente de la esperada en el aparcamiento. En esta ocasión éramos 10 participantes y dos perritas.

Iniciamos la ruta cruzando la carretera M-604, y nos dirigimos hacia el circuito de fondo de esquí. Al llegar a las escaleras de madera, parte del grupo nos pusimos los minicrampones. Carlos R había pertrechado bien a las perritas con muy buenos forros.

El circuito de fondo de esquí recorre en parte el Camino viejo del Paular (GR-10) hasta La Pradera. Es una zona habilitada de unos 5 km de longitud. En su inicio hay dos casetas de madera con un montón de carteles de prohibiciones a los que Jorge M les hizo sendas fotos: “No se permite paso de caminantes, ni deslizamiento con plásticos, ni trineos, ni perros…”, pero en esta ocasión no parecía que estuviese operativo, ni había vigilancia. Con cuidado nos adentramos en el camino. Había nieve, aunque no en exceso pero tenía una pequeña película helada.

Seguimos hasta La Pradera, una amplia zona con unas estupendas vistas de Guarramillas, Valdemartín y las impresionantes Cabezas de Hierro. Esta zona era conocida como la Pradera de los Guerrilleros, en la época de la guerra civil había puestos de observación y vigilancia, y todavía a día de hoy se pueden ver restos de estas construcciones.

En la pradera nos desviamos a la izquierda, y nos adentramos en un bosque por predominio de pinos albares. Esta parte era toda de bajada.

Cruzamos por un puente de madera sobre el arroyo del Toril. Había bastante nieve, aunque con calvas por algunas zonas y, continuando el descenso, llegamos a una paraje más abierto, el Camino de las Vueltas.

Este sendero estaba mucho más despejado, con mayor variedad de vegetación, y a nuestra derecha fuimos observando parte de las montañas que forman Cuerda Larga. Esta senda iba casi en paralelo a la carretera M-604. Al llegar a la confluencia con dicha carretera la cruzamos con precaución. Nos encontramos una barrera con un cartel informativo donde indicaba que no se podía pasar ni aparcar. Se trataba del inicio de una pista de uso exclusivo de forestales.

Continuamos descendiendo por este bello bosque, serpenteando por una zona de zetas. Había que tener cuidado, dado que bajo la nieve había una capa de hielo. Los que llevábamos los minicrampones caminábamos sin MAYOR problema, pero alguno que no los llevaba se dio algún resbalón.

Nos encaminábamos hacia el Arroyo de La Laguna. A Carlos R le preocupaba no poder atravesarlo con las perritas por lo que se desvió hacia el puente de piedra.

El resto continuamos por la pista forestal y pasamos por el Arroyo de La Laguna. Llegamos hasta el Arroyo de la Angostura y lo cruzamos por el Puente de los Hoyones que, aunque tenía nieve, se podía cruzar fácilmente. Nos volvimos a encontrar con Carlos R que venía a nuestro encuentro por la otra orilla. En esta zona hicimos una pequeña parada para tomar un tentempié y la foto de grupo.

A continuación iniciamos el ascenso. Nos mantuvimos paralelos al río, sin encontrar senda ni huellas anteriores, y con algunas zonas heladas.

A partir de aquí empezamos a contemplar una sucesión de pequeñas cascadas con caprichosas formas heladas sobre las piedras y abundante vegetación en las orillas del arroyo, incluso llegamos a ver un trozo de hielo esculpido en forma de pato.

Se trataba de una zona umbría, pero dejaba pasar rayos de sol que se reflejaban en el hielo provocando unos increíbles contrastes. Cada rincón era más bonito que el anterior, y sin duda candidatos a ser fotografiados.

Al llegar al puente de piedras dos integrantes del grupo iniciaron el regreso al Puerto de Cotos por el camino que habíamos traído. Habíamos quedado en reunirnos con ellos en Venta Marcelino.

A partir de aquí tomamos la pista forestal cubierta por nieve, que por el día en parte se derrite, pero las bajas temperaturas de la noche hacen que se formen placas de hielo. No obstante, continuamos avanzando sin demasiada dificultad. Las perritas mantenían perfectamente el ritmo disfrutando el camino.

Dado que Carlos R no llevaba los minicrampones, decidió desviarse hacia la izquierda por una pista forestal al llegar a una bifurcación. No quería que las perritas pasaran por zonas complicadas, escarpadas y/o heladas. Sin embargo, posteriormente nos contó que tuvo que subir unos aproximadamente 200 metros de desnivel sin rastro de sendero ni huellas previas debido a la abundante nieve. En muchos momentos tuvo que llevarlas en brazos. Nos relató que, si hubiera continuado subiendo un poco más por la pista, la dificultad y el esfuerzo hubiera sido sensiblemente menor.

El resto seguimos hacia el Arroyo de las Cerradillas y allí se acababa la tranquilidad y empezaba la aventura. Tratábamos de seguir el track pero, como se había grabado en una ruta en ausencia de nieve, había que buscarse la manera de ir remontando las pronunciadas pendientes como podíamos, sin senda ni huellas previas, de la mejor manera posible.

En no pocas ocasiones nos hundíamos hasta la rodilla y en otras nos encontrábamos con hielo. Veíamos el arroyo abajo, demasiado cerca y no era nada apetecible bañarnos en unas aguas tan frías o, lo que era peor, darnos un buen golpe con las piedras y el hielo.

Desde el camino vimos la Poza de Joselu, un sitio impresionante en primavera-verano, para relajarse y disfrutar del entorno.

Jorge M y Carlos B nos iban abriendo camino. Nuestro siguiente objetivo era llegar a la Cascada Escondida o de los Tejos. Estos árboles fueron considerados mágicos desde la antigüedad, los celtas utilizaban su savia para impregnar de veneno las flechas, y con su madera construían arcos de gran resistencia y flexibilidad.

A esta cascada se accede atravesando dos bloques de piedra pero no fue posible dado que el camino hasta las piedras estaba helado y con musgo resbaladizo.

Proseguimos el camino hacia arriba con gran desnivel, pero continuábamos hundiéndonos. Volvíamos a bajar. Nuestra intención era llegar a conectar con el PR-27 porque cruzar el arroyo era imposible. Y volvíamos a subir como podíamos, entre pinos, ramas y más hielo.

Por fin Jorge M, que en ese momento iba por delante, pudo encontrar el camino hacia el sendero.

Mucho más cómodos, pudimos continuar hasta llegar al puente que cruza el Arroyo de Guarramillas.

Sin dudarlo bajamos unos metros para visitar la Poza de Sócrates. Una auténtica maravilla. Estaba en parte congelada por los laterales y parecía que le habían salido dos inmensas alas.

En verano el escaso caudal hace que pierda parte del encanto, no era el caso de hoy, que con el fuerte estruendo del agua al caer desde sus más de 6 metros de altura nos pareció un rincón fantástico.

Regresamos de nuevo al puente en donde algunos comieron, otros tomaron un tentempié, y otros se reservaron para ingerir algo más contundente en la Venta Marcelino.

Tomamos el PR-27 y subimos hasta el Refugio del Pingarrón, gestionado por la Comunidad de Madrid y que se encontraba cerrado. Seguimos ascendiendo, alcanzando enseguida la pradera que mejores vistas ofrece de Cabezas de Hierro, que nevadas, aún eran más imponentes. Cruzamos la carretera M-861 que conduce a las pistas de Valdesquí y a la izquierda continuamos por el PR-31 que nos condujo hasta el Puerto de Cotos.

Cuando llegamos al aparcamiento lo encontramos casi al completo. Un gran cambio con respecto a la mañana debido a que a la salida de los colegios los padres suben a sus hijos para que disfruten con los trineos y de la nieve.

Al sol nos estaban esperando en una mesa el resto del grupo, Carlos R, Teresa, Jorge I. Ellos ya habían comido y el resto tomamos cafés, refrescos, judiones y morcilla. Alguno se atrevió incluso a mezclar café con morcilla…

Aquí dimos por concluido este día que se preveía tranquilo y relajado y se convirtió en “una aventurilla” debido a que las rutas y los tracks cambian mucho dependiendo de la estación del año y las condiciones climatológicas. En cualquier caso fue un estupendo día y un maravilloso recuerdo.

Por la increíble y preciosa ruta, el día soleado, la estupenda aventurilla, y sobre todo la inmejorable compañía, le adjudico una puntuación de 4,5 estrellas.
Ara Sánchez

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