lunes, 19 de septiembre de 2022

Excursión X358: Chilla - Peña Caballera

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Chilla
Final: Chilla
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,8 Km
Desnivel [+]: 683 m
Desnivel [--]: 683 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Después de haber estado recorriendo recientemente la parte norte de la Sierra de Gredos, por las Cinco Lagunas y Almanzor en esta travesía, me encantó la idea de poder hacer alguna ruta por la zona sur y así tener otra visión de esta gran Sierra.

Preparamos tres rutas, todas con inicio cercano a Candeleda, bonito pueblo del valle del Tiétar, situado al sur de la provincia de Ávila, donde pernoctaríamos.

Tras salir desde Madrid, fuimos directos al punto de inicio de nuestra primera aventura, para así no retrasar demasiado la partida. Se llega a él por la carretera que va al Santuario de Nuestra Señora de Chilla, cogiendo el desvío que sale a la derecha hacia el hotel Rural Nubia.

A las puertas del mismo aparcamos, echando a andar enseguida por la pista de cemento que a pocos metros nos lleva al Collado de la Umbría. Con ganas de estirar los pies, tras dos horas de viaje, con el cielo encapotado pero con buena temperatura, enfilamos la senda que asciende hacia el este, dejando a la derecha una granja.

Este primer tramo está señalizado como Senda de los Cabreros, SL-AV 2 y transcurre por medio de un enorme helechal, teñido de ocre tras el largo y seco verano. Solo unos desparramados robles se atreven a poner algo de verdor en el paisaje.

Cruzamos el arroyo de Candeledillas, casi sin agua y a continuación, medio tapada por unas piedras, encaramada en la ladera, vemos una fuente de la que mana un hilillo de agua. No paramos, y remontamos la ladera, algo erosionada por las torrenteras.

La cuesta se suaviza al llegar al collado, donde un hermoso roble parece servir de hito. Giramos a la izquierda para recuperar la dirección este que la cuesta nos había obligado a abandonar.

Desde este punto se tienen unas bonitas vistas del valle, destacando el embalse del Rosarito, el más grande al que abastece el río Tiétar.

Cruzamos otro arroyo, medio oculto entre los helechos, éste seco y al poco llegamos a lo que parece un oasis frondoso en el desierto, un precioso castañar, con sus peludos frutos aún amarillentos.

Estamos en el collado de la Boñiga, nombre que descubrimos su significado al entrar en la arboleda. Cruzamos el pequeño pero denso bosque, rodeados de castaños por los que se filtraba la luz, dándonos la sensación de estar en un bosque encantado. Aquí nos hicimos la foto de grupo.

Al otro extremo del castañar, a la izquierda nos desviamos para seguir ahora la indicación de Ruta de los Pozos del Tío Ruperto PR-AV 25, que viene de Candeleda. Unos carteles con mapas, indican el trazado de los senderos de esta zona.

Nuevamente nos toca ascender, con una pendiente suave pero constante, cruzamos el rojizo helechal, ahora en dirección noroeste, con toda la crestería de las cumbres de Gredos de frente. Hacia atrás el castañar y la llanura del valle.

En el collado de las Cruces paramos a ver la fuente de los Pilones, que queda a la derecha del sendero, a muy pocos metros.

De su caño salía un abundante caudal de agua que se iba repartiendo por los ocho pilones que tiene. Algunos aprovechamos para refrescarnos, antes de continuar el ascenso.

Dejamos el pico Juan González, a nuestra izquierda, para la vuelta y continuamos entre helechos, cantuesos y tomillos hacia nuestro objetivo, la Peña Caballera.

En una curva del sendero, a la derecha, se encuentra la fuente de Juan González, a la que me acerqué a fotografiar. Su verdoso entorno delataba que debía tener agua, como así confirmé, aunque solo un hilo de agua la hacía no estar seca.

Retomado el sendero, éste pronto enfila recto hacia la ya visible y cercana peña, sobrevolada por algún que otro buitre.

Ahora el sendero se vuelve pedregoso y tras un par de revueltas, alcanzamos la base de los riscos que tenemos que subir. Lo hacemos bordeándolos por la izquierda, hasta encontrar unos hitos que se desvían del sendero para dirigirse hacia la cumbre.

No cuesta mucho llegar hasta ella, aunque hay que trepar un poco para alcanzar la enorme roca que le da nombre a la Peña Caballera, situada a 1.482 metros de altura.

Ayudo a subir al resto de atrevidos y disfrutamos de los 360 grados de vistas que regala esta solitaria cumbre, mientras nos preguntábamos cómo tamaño pedrusco había acabado allí.

De izquierda a derecha, Peña de Chilla, Riscos de los Cachorros, el pico del Almanzor, el más alto de la Sierra de Gredos, Cuchillar, Hermanitos, Casquerazo, Morezón y Mira. Al otro lado, el amplio valle del Tietar. Cumbres tan imponentes, que engañosamente parecían estar al alcance de nuestras manos.

Con tan impresionantes panorámicas, paramos a tomarnos los bocadillos, tras lo cual emprendimos el camino de regreso deshaciendo nuestros pasos, solo que al llegar al collado, seguimos rectos hacia el pico Juan González.

Situado a 1.345m, tiene el privilegio de contar con vértice geodésico, desde el que se tienen unas bonitas vistas del entorno, que parecen agradar a un montón de avispas que parecían tener próximo su nido, por la gran cantidad de ellas que había, lo que nos hizo darnos prisa en sacar las fotos y huir lo más rápido de allí.

Para conectar con la senda principal, bajamos por veredas de cabras entre la vegetación hasta dar de nuevo con el camino marcado, poco antes de alcanzar la fuente de los Pilones.

En plácido paseo descendimos por el ya conocido recorrido, pasamos de nuevo por el agradable castañar y al llegar al arroyo de Candeledillas nos cruzamos con un paisano que iba a caballo, quien nos confirmó que Candeleda estaba en su último día de fiestas y que por eso los comercios estaban cerrados.

Al acabar la excursión nos alojamos en la casa rural donde íbamos a pasar los tres días y tras un refrescante baño en su piscina, mientras unos teletrabajaban, otros cuantos nos fuimos a buscar la cena del día siguiente, porque la de esta noche la resolvimos gratamente en el restaurante Casa Pepe, situado junto al ayuntamiento de Candeleda. 

Un baile en la plaza del pueblo, con caldereta y sangría incluida, cerró esta bonita jornada que bien se merece 4,5 estrellas
Paco Nieto

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