lunes, 12 de septiembre de 2022

Excursión X356: Navacerrada por los cinco embalses

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Navacerrada
Final: Navacerrada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,2 Km
Desnivel [+]: 608 m
Desnivel [--]: 608 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Tener en una misma ruta cinco embalses, cuatro arroyos, dos fuentes y un río no suele ser lo habitual, pero en el entorno de Navacerrada esto es posible, e incluso más, porque dejamos de lado, no lejos de donde pasamos, otro embalse, cuatro arroyos y dos fuentes adicionales.

Tras las vacaciones del verano y algún contratiempo de salud en vías de superación , hoy hemos llegado a 8 participantes, muy por encima de las anteriores, lo que evidencia un cierto estado de regreso a la normalidad.

Con el cielo muy nublado, iniciamos la ruta en una de las urbanizaciones, situada al este del pueblo, enseguida cruzamos la carretera M-607, que va a Colmenar Viejo, y enfilamos una pista paralela al río Navacerrada, o Samburiel, como también le llaman por aquí y que pronto nos lleva a los pies del primer embalse del recorrido, el de los Almorchones.

Es un embalse muy pequeño, el que más de los que visita esta ruta, pero que a los chavales del pueblo les debía parecer una piscina olímpica cuando se bañaban en él, en tiempos en los que las piscinas eran un lujo al alcance de muy pocos.

El curioso nombre le viene de estar a las faldas del Almorchón de Arriba, palabra de origen mozárabe que se aplica a orónimos de forma redondeados o gruesos en terrenos de poco valor.

Le hicimos varias fotos a este recoleto rincón de aguas clara y transparentes en el que se reflejaba su entorno.

Con el río siempre a nuestra derecha, remontamos su cauce hasta conectar, ya casi al final, con la pista que lleva al aparcamiento de la Barranca. Nos esperaban otros dos embalses, uno a continuación del otro.

El primero, el del Pueblo de Navacerrada, estaba medio vacío, prueba más que gráfica de la atroz sequía de este inusual seco y largo estiaje. 

Nunca le había visto así de bajo, daba pena. Se construyó para abastecer a Navacerrada, de ahí su nombre, pero se quedó pequeño para la cada vez mayor población a la que abastecer y de ahí que se construyera en 1969 el de Navacerrada, de mucha más capacidad.

Continuamos por la pista, de la que enseguida nos apartamos para, por la derecha, seguir la vereda que lleva a la Casa de Guías, donde hay una fuente con su nombre, y junto a ella, unas mesas de granito donde hicimos una pequeña parada.

Continuamos hasta alcanzar el segundo de los embalses, el del Ejército del Aire, llamado así porque se construyó en 1949 para abastecer de agua al Sanatorio Antituberculoso y Casa de Reposo del ejercito del Aire, edificado un poco más abajo y que en 1965 pasó a ser el Sanatorio del Santo Ángel. 

Cerrado definitivamente en 1995, la fecha marca el inicio de las numerosas leyendas que aportan un punto tenebroso a su ya de por sí fantasmagórica apariencia, acrecentada por su aspecto cada vez más ruinoso.

Cruzamos el embalse por la pasarela que hay sobre la presa. En el agua remansada se paseaban unos patos y se reflejaba, como en un espejo la Maliciosa.

Tras atravesar una cancela metálica, giramos a la derecha, rebasamos de nuevo el embalse del Pueblo de Navacerrada, ahora por la otra orilla, e iniciamos la subida por la Senda Camino Sur de la Maliciosa. 

Primero con una suave pendiente ascendente, que se vuelve algo más empinada tras cruzar un arroyo, sin agua como era de esperar.

Fuimos ganando altura, andando entre piornos y enebros, por esta senda que algunos del grupo pisaban por primera vez.

Dejamos a la izquierda la figura de un gran perro y a la derecha la de un pequeño dromedario y tras superar unos riscos abandonamos este sendero que conduce a la cara más vertical de la Maliciosa y seguimos por la vereda que sale a la derecha, hacia la cuerda de los Almorchones.

Culminado el punto más alto de la ruta, ya esperábamos que todo fuese bajada, lo que más de una celebró.

Desde allí se tienen unas bonitas vistas del Peñotillo, la Maliciosa, la Barranca y la Cuerda de los Asientos, donde habita un pétreo dinosaurio al que hace tiempo no visitamos, tendremos que planificar una ruta para ir a ver cómo está, que seguro nos echa de menos.

Descendimos por una bonita senda en busca del arroyo de Peña Jardinera, solo un poco de vegetación y un árbol delataba que por allí discurría un arroyo, porque no había ni rastro de agua, lo dicho, una pena lo mucho que la tierra lleva esperando que llueva con ganas.

Fue decir esto y comenzó a chispear, no mucho, pero sí lo suficiente como para tener que sacar los paraguas o chubasqueros.

Paramos a que escampara en el embalse de la Maliciosa, el cuarto del día, al que entramos al ver que la puerta de la alambrada que le rodea estaba abierta. Sentados en unas solitarias piedras nos tomamos el tentempié de media mañana mientras escampaba.

Ya sin lluvia, rodeamos el tristemente medio vacío embalse y antes de abandonarlo, nos hicimos la foto de grupo.

Llegados al collado de Majaespino, algunos propusieron bajar por el camino más corto hacia los coches en vista de que podía volver a llover, pero les convencimos para completar la ruta, con la esperanza de que no no llovería más, como así fue.

Bajamos por la pista de cemento, realizando varias zetas que tratan de mitigar la gran pendiente que tiene, dirigiéndonos hacia el sur, dejando el collado de los Escondidos a la derecha.

En una de las curvas, dejamos la pista para continuar por el sendero del GR-10 que viene de Mataelpino

Nos compensaba, sin embargo, las extraordinarias vistas de la Cuerda de los Asientos y de la llanura madrileña con sus torres señoreándose en el horizonte, todo ello decorado con un cielo entrenublado espectacular.

Enseguida llegamos a la fuente de la Colmena. Construida en 1962, según reza en su frontal, tiene tres pilones alineados en horizontal y dos más que salen a modo de brazos de estos últimos.

Escuchando el chapoteo del agua al caer de su único caño, paramos un instante a hacernos una foto antes de continuar por el sendero, que pasa junto a un abrevadero pintado de rojo y desciende al encuentro del arroyo de Peña Jardinera, donde conecta con el Camino de Santiago, señalizado por su característica concha y flechas amarillas.

Esto que normalmente es un vergel, estaba amarillento de puro seco, el arroyo sin gota de agua, por lo que ni nos molestamos en acercarnos a la cascada del Ángel, que aún estando cercana, nos hubiese supuesto un paseo en balde.

En ligero ascenso, enseguida pasamos una portilla y llegamos al cruce con la carretera M-607. Al otro lado, subimos al collado de las Cabezas.

Sin mucho ánimo, insinué con cierta ironía subir al Cerro de las Cabezas, esperando que nadie se animase, pero no fue así y dos me acompañaron, el resto inició el descenso hacia los coches.

En fuerte subida, pronto alcanzamos el cerro, coronado por una caseta de vigilancia antiincendios, de amplias vistas, a la que nos apresuramos a subir, pero un cartel situado en el tramo final prohibía encaramarse a la caseta, porque estaba ocupada por el vigilante.

Al lado de la caseta nos llamó la atención unas 15 tapas cuadradas de color blanco colocadas en el suelo, que no supimos deducir con qué fin se han puesto allí, aunque puede que esté relacionado con protecciones y control de tormentas eléctricas.

Desde allí contemplamos nuestro quinto embalse, el de Navacerrada, también bajo de nivel como era presumible.

Deshicimos el camino hasta el collado y descendimos hacia la cola del embalse, pasamos una portilla de pescadores, cruzamos el río Navacerrada y el arroyo del Zahurdón, para continuar, tras pasar un portón por el Paseo de la Longuera, una camino en el que se muestra una variada muestra de flora autóctona y que nos llevó hasta el inicio de la ruta.

Para completar el estupendo día, la mayoría nos fuimos a degustar el estupendo menú que sirven en la Terraza de Felipe, en Navacerrada, dando así por terminada esta estupenda excursión que bien se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

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