lunes, 23 de noviembre de 2020

Excursión X247: El Callejón de las Abejas de la Pedriza

FICHA TÉCNICA

Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 11,4 Km 
Desnivel [+]: 841 m 
Desnivel [--]: 841 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC

Ver esta ruta en Wikiloc

RUTA EN RELIVE
Ver esta ruta en Relive

RESUMEN
Ando en torno a la docena de crónicas, pero ninguna ha sido de excursión pedricera. ¡Y mira que vamos veces a La Pedriza! Más de una vez he pensado: ‘el día que me toque una crónica de La Pedriza me va a salir un churro. Piedras y piedras, cada una con su nombre’.

A veces identifico las formas pétreas: ‘Ah pues sí, esa masa de ahí arriba parece un pájaro’, o ‘es verdad, parece un hueso de jamón’ o por ejemplo ‘anda mira, El Elefantito realmente es como un elefante’. Curioso lo de ‘El Elefantito’, es como un elefante gigante, pero es que resulta que hay otra roca, más grande todavía que se llama ‘El Elefante’.

Todo esto mirando desde el ángulo exacto, claro está, que si no imposible de identificar nada. Pero, la mayoría de las veces, cuando alguien me señala la piedra de turno y me dice: ‘mira, Los Guerreros’, o ‘Las Damas’, ‘El Cocodrilo’ … yo suelo contestar, ‘sí, sí, ya lo veo’, pero … tururú, de eso nada monada, a duras penas reconozco tales formas.

Por cierto, que el aparcamiento era en Canto Cochino ¿habrá una piedra con aspecto de cochino, cerdo, puerco o marrano? . Pues sí, aunque hay que echarle imaginación.

Bueno, el caso es que ‘alguna vez tenia que ser’, y es que además en esta ocasión hasta me ofrecí voluntario para la crónica días antes de la excursión, sin saber que seria por La Pedriza, claro. En fin, ‘valor y al toro’. ¿habrá una piedra por aquí que se llame ‘el toro’? apostaría a que en La Pedriza hay una piedra que se llama ‘el toro’ y si me apuras hasta otra que se llama ‘el falso toro’. 

Esta excursión a priori iba a haber sido la semana anterior, pero dado que había llovido previamente, la prudencia aconsejaba dejarlo para otra ocasión (esta), no vaya a ser que dando brincos entre las piedras húmedas nos fuéramos a llevar algún disgusto por un mal resbalón. 

El día resultó espectacular, muy frio a primera hora, con escarcha en el campo, pero luego fue muy soleado, sin ni una nube, incluso pasamos calor. 

Nos citamos en Canto Cochino, en el que han remodelado el aparcamiento. La jornada prometía mucho. Para que fuera mejor aprovechada, nos acompañó el amigo Paco Cantos, buen conocedor de La Pedriza, lo que nos permitió identificar un sinfín de nombres de piedras y además tener un buen guía en la ruta. En La Pedriza, según el recorrido que hagas, es fácil meterse en un fregado por mucho track que se lleve. Por lo que la compañía del experto siempre da gran ayuda y seguridad. 

Iniciamos el recorrido hacia el norte, cruzando el puentecito de madera sobre el rio Manzanares para seguir por el camino llamado La Autopista, que va pegadito a un riachuelo a nuestra derecha, no estoy muy seguro, pero creo se llama Arroyo de la Dehesilla.

La Autopista, no es que sea la senda más cómoda que haya pisado, como puede parecer por su nombre, pero teniendo en cuenta que estamos en La Pedriza, pues sí, tiene bien merecido el nombre de Autopista. Hasta incluso hay algunas zonas empedradas para favorecer su tránsito. 

Durante este tramo dejamos a nuestra derecha Peña Sirio, en lo alto del monte. Pasamos por alguna piedra de forma característica. En algún punto hacemos una breve parada y Paco Cantos nos señala a la derecha algunas formaciones: El Canal de la Huevera, la Cueva de la Mora, el Risco de las Mezquitas.

Cruzamos un arroyuelo y un poco más adelante dejamos a nuestra derecha un puente de madera, que de cogerlo nos llevaría a El Tolmo, por el que regresaríamos más tarde. Este primer tramo ha sido muy cómodo, casi 2,4 km y solo unos 150 metros de ascenso. 

Seguimos por la misma senda, ya no tan autopista, en continuo giro hacia la derecha, la pendiente es cada vez mayor. Enfrente nuestro y al fondo podemos ver varias formaciones, algunas bastante conocidas, otras no tanto, pero que Paco Cantos no describe con una seguridad pasmosa. El Pájaro, el Platillo Volante, Los Guerreros, el Risco del Gargajo, el Puente de Lobos o el risco Matute. Y si miramos a la derecha Collado Vistillas, La Maza, El Vigilante ¿de verdad se puede ver es esa roca un vigilante? 

Hacemos una paradita en una especie de mirador natural, y desde aquí apreciamos como sale el sol por encima de las formaciones rocosas de nuestra derecha.

Cruzamos un puentecito de madera sobre el arroyo de la Ventana y dejamos a nuestra izquierda unas cascadas, son del arroyo de Los Poyos, que en este punto se une al de la Ventana. Llevamos unos 4 km y aproximadamente un tercio de la ascensión, unos 260 metros. Continuamos ascendiendo, dejando a nuestra derecha El Pájaro. 

Un poco mas adelante nos topamos con una piedra gigante, una mole, que claro, tiene nombre: El Buque. Efectivamente, esta vez sí, tiene claramente el aspecto de la proa de un buque. Frente a él observamos una gran cascada en el arroyo de la Ventana. 

Nuestro ascenso ahora hace varias pequeñas zetas, para suavizar la pendiente. Nos distraemos ligeramente, dejando paso a un atleta que baja corriendo, como si tal cosa. Esta mini distracción hace que nos desviemos del track ligeramente, durante unos 200 metros, por lo que retrocedemos para recuperar el camino correcto hacia el objetivo del día: El Callejón de las Abejas. Cruzamos el arroyo de la Ventana. A estas alturas ya llevamos unos 5 km y algo menos de 500 metros de desnivel. 

Seguimos, vemos el Risco del Uno, efectivamente, una piedra vertical que bien puede parecer el número uno. Nos paramos súbitamente y permanecemos en silencio. Delante nuestro y a muy poca distancia tenemos un rebaño de cabras, que parecen estar demasiado acostumbradas a la presencia de humanos, no huyen despavoridas. 

Un poco más arriba, justo cuando vamos a entrar en el Callejón de las Abejas, hacemos la parada del Ángelus para picar algo y reponer fuerzas. A la derecha tenemos El Caballito (con un poco de imaginación parece un caballo de ajedrez), y un poco su izquierda, el Collado de la Ventana, por el que pasaríamos a la vuelta. 

Continuamos, ya en el Callejón de las Abejas, paso casi vertical entre moles rocosas. Al parecer los pastores tuvieron por aquí colmenas, que pudo ser el origen del nombre. Delante tenemos Las Damas, el Cocodrilo y el Risco del Balcón. Si miramos hacia atrás podemos ver claramente el aparcamiento de Canto Cochino, en que habíamos iniciado la ruta. Podemos apreciar lo mucho que hemos ascendido, y con pendiente. 

Apenas hay vegetación, y la ruta es muy empinada, con abundantes señales de piedras para marcarnos bien el camino. A la izquierda vemos la Aguja del Sultán. Y a nuestra derecha y casi pegados a ellas tenemos unas moles rocosas, en las que oímos un constante zumbido de insectos, tal vez abejas. También pudo ser este el motivo del nombre de este ‘Callejón’. En esta zona, en ocasiones hay que trepar un poquito más para avanzar entre las rocas. 

Llegamos a lo alto, el final del Callejón, estamos en el Collado de la U. A nuestra espalda contemplamos La Bola del Mundo, La Maliciosa, el Puente de los Poyos (que no pollos, ojo). Hemos recorrido casi 6 km y ascendido unos 750 metros, casi el punto más alto de la jornada, estamos a unos 1770 metros de altitud. 

Desde el Collado de la U, giramos a la derecha, hacia La Ventana, y dejamos a nuestra izquierda una gran mole de piedra (como no), se trata de El Puro y más adelante, El Nevazo, que esta toda resquebrajada, pero que seguramente hace un porrón de años fue de una única pieza, al estilo de lo que aún es El Yelmo.

Y si miramos hacia adelante, hacia el sureste tenemos buena vista panorámica: El cerro de San Pedro (ese que se ve casi casi desde cualquier punto de la sierra), el embalse de Santillana, el viaducto del AVE, la cárcel de Soto, etc. 

Giramos aún más a la derecha y en las rocas a lo alto vemos otro rebaño de cabras que, al igual que el anterior, tampoco parecen asustarse mucho. Estamos en la parte de atrás de La Ventana. 

Iniciamos el descenso, pasamos una zona en que el camino no esta muy claro y tiene bastantes matojos, lo que lo hace un tanto impracticable. 

Vemos la Falsa Bola y continuamos de nuevo por una senda difícil de seguir, ya en clara bajada. Estamos en la zona de Navajuelos. Descendemos un poco más y cuando el camino esta más claro paramos a comer. 

Continuamos con el descenso, pasamos un bosquecillo. A nuestra izquierda tenemos el Balcón Oscuro y el Cancho Amarillo, otra mole de piedra, con algunas partes de un tono claramente amarillento, esta es la puerta de entrada al Laberinto. Un poco más abajo llegamos a una zona muy complicada, en que tenemos que hacer algunas cabriolas para descender un tramo entre rocas, pero de una gran belleza. 

Finalmente llegamos al arroyo de la Dehesilla, que cruzamos, ya con buena senda, que nos lleva primero a La Masa, y un poco mas adelante a El Tolmo. Ambos son enormes piedras redondeadas, y aisladas. La duda: ¿se habrán desprendido desde alguna forma rocosa mayor? ¿o más bien han sido sacadas a la luz tras la erosión de las zonas que las rodeaban? A nuestra espalda distinguimos claramente El Hueso, y mejor aún El Pájaro. Llevamos casi 10 km y hemos descendido casi 600 metros. 

Bueno, pues ya nos queda poco, desde El Tolmo, a unos 600 metros llegamos al puente de madera que al principio habíamos dejado a la derecha. Muy cerquita del Refugio Giner de los Ríos, en Llano Peluca. Cruzamos el puente y ya estamos de nuevo en La Autopista. Y desde aquí solo nos queda desandar los 2,4 km por los que ya habíamos pasado al principio. 

Y final de la jornada. Que resultó fenomenal, mejor de lo que yo esperaba y eso que la previsión era muy buena. Tuvo frio, sol, calor, cabras, aventura, buenas vistas, tramos sencillos y otros complejos, incluso muy complejos. Y sobre todo encanto, mucho encanto, lo habitual en La Pedriza. Me atrevo a calificarla con 5 estrellas.
Jorge Montero

No hay comentarios:

Publicar un comentario