sábado, 14 de noviembre de 2020

Excursión X244: Xorret de Catí por la Foradada y Ermita de la Purísima

FICHA TÉCNICA

Inicio: Xorret de Catí
Final: Xorret de Catí
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12 Km 
Desnivel [+]: 492 m 
Desnivel [--]: 492 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No 
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta












TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Para mi segunda excursión por tierras levantinas le propuse a Kika varias rutas, y eligió ésta que prometía no ser tan complicada como la anterior, la anunció así: 

Agradable ruta que no exige grandes esfuerzos. Ofrece espléndidas vistas que abarcan la Foradada, el Maigmó, la sierra del Cid y la costa. El recorrido se realiza por zona verde y arbolada y a su paso encontraremos una ermita, una caseta de vigilancia, un nevero y un área recreativa.

La ruta transcurre en parte por el área recreativa Xorret de Catí, situada en el término municipal de Castalla, en la comarca de l'Alcoià. Las instalaciones están rodeadas de un magnífico medio natural, entre la Sierra del Maigmó, los Rasos de Catí, la Crestería de Fraile y la Sierra del Cid, formando la hondonada de Catí.

El espacio natural, con una extensión de 125,9075 has, es propiedad de la Excma. Diputación Provincial de Alicante. En su conjunto cuenta con hotel, casa rural, refugios, cabañas y área recreativa

Y allá que nos fuimos, bien temprano, hasta el aparcamiento del hotel rural de Xorret de Catí, de gestión concertada, cerrado desde diciembre de 2012 y sin fecha prevista de reapertura.

Está situado junto a un área recreativa plagada de chopos, que cuenta con un amplio merendero con mesas de madera y carteles informativos con las rutas que desde este lugar se pueden realizar.

En la carretera a poco de llegar vimos nombres de ciclistas escritos en el asfalto, y es que La carretera que sube desde Castalla es un puerto de montaña muy duro, famoso en el ciclismo español por las llegadas de la Vuelta a España a la cima de Xorret. El puerto tiene una longitud de cuatro kilómetros, con un desnivel de 437 metros y rampas de hasta el 22%.

El nombre de este lugar hace referencia a la presencia de una antigua mina de agua de la que brota un pequeño chorro (xorret en valenciano) que abastecía a las masías cercanas.

Tras el saludo a los nuevos participantes, buscamos el inicio de la ruta, bajando por unas escalinatas al área recreativa, donde pasamos junto un pequeño rocódromo bulder, en el que Vanessa nos demostró sus habilidades para la escalada.

Cruzamos la carretera de Petrer-Castalla y sin apenas pendiente por una amplia pista de tierra señalizada con marcas rojas, por medio de un pinar en el que se alternan de vez en cuando olivos cargados de aceitunas.

Al remontar una leve cuesta, llegamos a La Ferrería, un cruce de caminos junto a una ruinosa casa, elegimos el de la izquierda para continuar por la pista de tierra, que al poco pasa a ser de cemento, que nos sale en dirección sureste. En la primera curva cerrada que da el camino, la abandonamos para continuar por una bonita senda, entre pinos carrascos y alguna encina, que nos sale a la derecha, señalizada con marcas azules.

Enseguida llegamos a la Foradada (foradá, en valenciano significa agujereada), se trata de un enorme paredón que tiene varios agujeros a modo de ventanas que la atraviesa de lado a lado.

Esta cresta, de unos 50 metros de altura, es conocida por albergar una escuela de escalada. Posee dos vertientes con niveles muy diferenciados.

La cara norte tiene unas vías muy exigentes físicamente y muy dificultosas, con grados entre VIaº y VIIIbº. La cara sur posee vías de placa de caliza que se encuentra ligeramente tumbada, lo que le confiere un abanico mas amplio de vías, albergando niveles desde IVº hasta VIIa+º, lo que en los meses invernales la convierte en el lugar perfecto para este deporte. En total posee 150 vías repartidas en ambas vertientes.

Una vez contemplada el alargado farallón, descendimos volviendo sobre nuestros pasos, con cuidado porque habían caído cuatro gotas y las piedras se habían puesto muy resbaladizas. Recuperada la senda, continuamos siguiendo las marcas rojas.

Dejamos atrás una zona de arbustos y matorral de coscoja, espliegogenista y jaras, nos adentramos en un pequeño bosque de pinos, donde enseguida abandonamos la marcada senda para subir por otra mucho más tenue que nos sale a la izquierda, señalizada por un gran hito de piedras.

El ascenso se complicó un poco al llegar al muro rocoso donde desemboca, aquí giramos a la izquierda, subiendo junto a la pared y poco después una pequeña trepada por una grieta de la roca nos eleva a lo más alto del acantilado.

Las vistas desde allí son espléndidas, se contempla la majestuosa sierra de Maigmó, el Cid, del Fraile, la Foradada y la costa alicantina. Continuamos hacia nuestra derecha, en dirección suroeste hasta alcanzar una pista por la que discurre el PR-CV30, que cruzamos en dirección a un depósito de agua.

Dejamos el depósito a nuestra izquierda y ascendimos por una senda con cierta pendiente hasta alcanzar los Rasos de Catí, un imponente despeñadero de unos cien metros de altura no apto para gente con vértigo.

En su estrecha cresta, con unas vistas de infarto hacia Peña Muntesa, paramos a tomarnos el tentempié de media mañana y hacernos las fotos de rigor. Cuando estábamos a punto de irnos , se nos acercaron otros senderistas que venían cresteando el farallón, nos animaron a seguir por allí, en lugar de volver sobre nuestros pasos como teníamos previsto.

Fue una buena decisión, porque el sendero que primero sigue por la cuerda, al filo del precipicio, y después desciende entre pinos, carrascas, y tomillo, no pudo ser más bello.

Alcanzada la pista de tierra del PR, continuamos por ella el descenso hasta alcanzar el barranco de Choli, ahora seco, y punto de menor cota de la ruta.

Desde allí, tocaba subir por una pista de cemento que, tras pasar una barrera, acaba en el collado de Amorós. desde donde ascendimos, por una senda entre pinos que en dirección noreste alcanza una pista en la se ubica una caseta de madera utilizada como observatorio forestal contra incendios.

Por su escalera fuimos pasando todos par tener un recuerdo. Continuamos en ligero descenso por una senda paralela en su primer tramo a la pista, hasta bajar a la Ermita de la Purísima, también conocida como Ermita de Catí, está situada en la partida de Catí, en el Collado de Moros, dividiendo la Rambla de Cachulí y el Barranco de Choli.

El edificio consta de nave, sacristía y refugio de acceso exterior con chimenea para poder hacer fuego. La fecha exacta de su construcción se desconoce, pero se tiene noticia de ella por un informe de 1779. Ante su avanzado estado de deterioro, fue restaurada en 1991 y ahora no le vendría mal un repasito.

Desde 1994 se celebra una romería en honor de San Jaime, fecha de gran significación en el ámbito rural petrerense, e incluso alguna que otra boda, en la que es tradición que la novia luzca un ramo de flores de cerezo.

Por una senda que sale en dirección noroeste, descendimos hasta cruzar una pista y termina en lo que queda de la bóveda de un pozo de la nieve. bastante deteriorado, reflejo de tiempos pasados, en los que el comercio de la nieve estaba (por raro que parezca en Alicante) mucho más presente en las vidas de los alicantinos que el negocio del turismo actual.

Durante el siglo XIX, vivimos lo que los meteorólogos llaman la "pequeña época glacial", inviernos crudos en los que la nieve y el frío abarrotaban estas montañas, en las que se llegó a contar con hasta 5 pozos de nieve.

Dejamos tan histórico lugar, penosamente abandonado a su suerte, para iniciar el ascenso hacia nuestro lugar de partida, pasando junto a la Casa de la Administración, rodeada de fastuosos pinos, y conectando en la zona del Carabassí con la pista por la que pasamos al comienzo de la ruta.

Al llegar al área recreativa, visitamos el estanque que forma el xorret, proveniente de la Cueva del Agua, excavada por los árabes para poder filtrar el agua de los acuíferos del subsuelo, y así canalizar tan preciado bien durante todo el año.

Junto a la cueva, un pozo artesiano, otro legado de la ingeniería hídrica de los árabes en su búsqueda de agua para los cultivos.

Subiendo por una escaleras, regresamos al hotel, que tiene una cruz en piedra, a pocos metros del aparcamiento donde pusimos fin a esta bonita ruta de buenas vistas y mejor compañía.

Para rematar el día, algunos nos fuimos a comer a una masía cercana, que costó un poco encontrar, haciendo que esta excursión se merezca 4,5 estrella.
Paco Nieto

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