lunes, 1 de julio de 2019

Excursión X186: Las Tres Cascadas de Cerler

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cerler
Final: Cerler
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 7 Km 
Desnivel [+]: 332 m 
Desnivel [--]: 332 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Con gran ilusión por poder descubrir algunos de los innumerables encantos del valle de Benasque, nos trasladamos desde Madrid a estas tierras de Huesca, habidos de recorrer, en cinco días, cinco rutas que llevábamos meses elucubrando.

Salimos temprano, para hacer más corta nuestra espera, y antes de las dos de la tarde ya estábamos a las puertas de este inmenso paraíso. Comimos en la terraza del bar del camping Bellavista, poco antes de llegar a Graus, con unas bonitas vistas del embalse de Barasona.

Una vez llegamos al Hotel Eriste y dejamos las maletas, nos trasladamos a Cerler, inicio de nuestra ruta, elegida cortita por el poco tiempo que teníamos después del largo viaje, pero que resultó mucho más interesante y bella de lo que esperábamos.

El objetivo era conocer las cascadas del Boom, siguinedo la ruta de las 3 cascadas, que une la localidad de Cerler con la zona de desagüe de la collada de Ardonés (2507 m), entre Tuca Royero (2544 m), Tuqueta Blanca (2607 m) y Tuca Redondo (2588 m), cuyos canales de desagüe en el fondo de la garganta, han hecho una gran labor de excavación y de erosión, dando origen a los tres saltos de agua.

Comenzamos el recorrido, en dirección sureste, por un sendero empedrado, señalizado con marcas amarillas y blancas de pequeño recorrido, entre densa vegetación. Dejando atrás los edificios de la población, fuimos ganando altura hasta alcanzar la singular Ermita de San Pedro Mártir, patrón de Cerler, junto a ella, unas mesas de madera invitaban a la contemplación del valle.

Frente a nosotros, el omnipresente cerro de Cerler, que con sus 2409 metros se señorea presuntuoso en solitario entre el Barranco de Ardonés y el del Ampriu. A nuestra derecha, la vista alcanza a ver Eriste y su vecino embalse de Linsoles.

Seguimos el recorrido saliendo a una zona bastante desforestada paralelos al río Ardonés, que a partir de este momento nos acompañó gran parte del recorrido. Poco antes de alcanzar el puente del Vadiello, se le unen las aguas procedente del Barranco del Ampriu, zona conocida como Palanca del Molino.

Cruzamos el puente de hormigón con barandillas de hierro y giramos a la izquierda, para remontar, en dirección noreste, la margen izquierda del Ardonés, esto es, con el río a nuestra izquierda.

Conforme avanzamos, el paisaje cambia y la ruta se va poniendo cada vez más interesante, dejamos a la izquierda otro puente, que no cruzamos, y nos vamos acercando a las cascadas, que ya comienzan a verse al fondo del valle.

Pasamos junto una represa de retención de sedimentos, punto en el que la senda se empina y gana altura, a la vez que bordea un denso bosque de pinos negros a media ladera, donde el valle del Barranco de Ardonés se cierra sensiblemente. El estruendo del agua al caer delata que estamos próximos a la gran cascada, la de Ardonés, la primera y más espectacular de las tres del recorrido, y que de repente asoma frente a nosotros colosal e imponente.

La sesión de fotos empapándonos con el agua pulverizada y que propiciaba efectos arcoiris, no se hizo esperar. Nos costó reanudar la marcha porque el lugar invitaba a quedarse allí una eternidad.

El sendero cambia de vertiente en el barranco, a los pies de esta cascada, mediante una pasarela de cuadradillo metálico a la que llegaba el agua en forma de suave refrescante rocío, y que con todo y con eso, sirvió de fondo para más fotos, aunque nos mojáramos.

Una vez cruzado el puente hicimos una pequeña bajada por terreno rocoso y algo resbaladizo por el agua que desprende la cascada. Para evitar problemas hay un cable que asegura los escasos metros comprometidos, facilitando el paso.

Inevitables también fueron las fotos desde esta otra perspectiva de esta maravilla. Enseguida encontramos la segunda cascada, que baja desde el Barranco del Clotet y sin ser tan espectacular como la de Ardonés, es la más alta de las tres y también muy bonita, aunque llevaba poca agua, en primavera seguro que es más llamativa.

Al poco, abandonamos momentáneamente el sendero para acercarnos a los pies de la tercera cascada, la que baja del Barranco de la Mascarada y que no desentona en absoluto con las otras dos, aunque tampoco llevaba mucha agua.

Proseguimos nuestro camino, era inevitable no volver la vista atrás a contemplar las tres cascadas a la vez. Una panorámica de gran belleza.

Conforme descendemos, se amplia el valle, entre densos pastizales, con excelentes vistas hacia el oeste, permitiendo ver las impresionantes cumbres las tucas y agujas de Ixeia y del macizo de Posets, visibles durante la mayor parte del regreso, así como el Pico de Cerler, que ahora nos queda a nuestra izquierda.

Nos sorprenden las terrazas de Paluenga, antiguos prados de siega que aún dejan ver la estructura de bancales, cada vez más deteriorada desde que dejaron de cultivarse y, el paso de los años, va rompiendo su estructura.

Toda esta zona del Ampriu se cultivaba con cereales hasta bien mediado el siglo pasado, lo que hacia que fuese necesario aterrazar el terreno para conseguir la formación de un suelo mejor. Además, lo frágil de este terreno, asentado sobre materiales de morrenas glaciares, hace que sea fácilmente erosionable.

Pasamos por una bonita zona de abedules poco antes de vadear el Barranco Alto, donde un numeroso grupo de ovejas pastaban la verde hierba de su rivera.

Pasamos junto a una borda, que es como en el Pirineo llaman a las edificaciones donde se resguarda el ganado o se almacenan productos agrícolas, especialmente comida para los animales. Un poco más adelante, me emocioné al ver en uno de los claros del bosque al majestuoso Perdiguero, mi primer tresmil.

La senda se encaja entre muros de piedra poco antes de entrar en Cerler, donde finalizamos la ruta, celebrándolo en la agradable terraza del hotel HG Cerler, finalizando así esta preciosa, sencilla y fotogénica ruta que nos sirvió para calentar las piernas de cara a todo lo que nos esperaba en los cuatro siguientes días y que bien se merece 4 estrellas.
Paco Nieto

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