lunes, 27 de junio de 2022

Excursión X348: Valle de Navalmedio

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Cercedilla
Final: Cercedilla
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13 Km
Desnivel [+]: 568 m
Desnivel [--]: 568 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Para la última ruta antes de irnos de vacaciones, nos animamos a recorrer el siempre bello valle de Navalmedio, por el que discurre el río que le da nombre, uno de los primeros afluentes del río Guadarrama, junto con el río Pradillo, y el río de La Venta, que desemboca en Cercedilla antes del límite con Los Molinos. Tradicionalmente a partir de este punto se le denomina río Guadarrama.

El valle tiene una longitud aproximada de 6 km y una superficie de unos 10 km². Está limitado, en el noroeste, por la vertiente sureste de Siete Picos, y, en el sureste, por un cordal montañoso que comienza en la Bola del Mundo y que separa este valle del de la Barranca.

En el extremo noreste está el puerto de Navacerrada. En el extremo suroeste del valle está el embalse de Navalmedio,

Para disfrutarlo, quedamos en las proximidades del polideportivo de Cercedilla, desde donde echamos a andar descendiendo, por la calle Manuel González Amezua, en dirección noreste, en busca del primer encuentro de la ruta con el río Navalmedio.

Nada más cruzarlo por un amplio puente, dejamos la cómoda pista para girar a nuestra izquierda y subir al encuentro con la Ermita de San Antonio siguiendo una vereda junto a un muro de piedra que cruza un portillo.

En mitad de una extensa pradera donde existen mesas, bancos, un pequeño jardín y una fuente, se alza la ermita, construida en 1998 por 25 vecinos de Cercedilla, en la que se celebra la romería del santo cada 13 de junio, a pocos centenares de metros del embalse de Navalmedio y en las laderas de Siete Picos, del que se tienen unas bonitas vistas.

Dejamos atrás la ermita y su bonita espadaña rematada en cruz para salir por el portón que hay en el extremo noreste, para descender por el camino, que en dirección sur, bordea una finca hasta dar de nuevo con la pista que habíamos abandonado.

Por ella continuamos, cruzamos sin apenas darnos cuenta el arroyo del Baillo y enseguida volvemos a dejar la pista para seguir el sendero que surge a nuestra izquierda y que, entre robles, acaba uniéndose al Camino del Calvario, tras dejar a nuestra izquierda una finca en la que unos cuernos de vaca presiden su entrada.

El camino va a dar, pasados unos 300 metros, a la pista asfaltada de acceso al Embalse de Navalmedio que viene de la Fonda Real. Por ella continuamos en dirección al embalse, dejando a nuestra izquierda la Casona de Navalmedio, una finca reconvertida en restaurante asturiano.

El embalse no se puede visitar porque una puerta de hierro y una cerca lo impide. Continuamos por la senda que sale a la derecha, conocida como Trialera del Escorpión, que en dirección noreste comienza a remontar el valle, ahora entre pinos, dejando el río a nuestra izquierda.

Nuestra intención era continuar por este cómodo sendero, que a media loma llega hasta el pino de la cadena, pero al alcanzar la vereda de la Trialera del Miedo, no pudimos resistir la tentación de conocer el motivo de tan llamativo nombre y todos, menos una, nos lanzamos a averiguarlo.

El nombre podría habérselo puesto los ciclistas de montaña que al bajar por sus pronunciadas pendientes, con piedras sueltas, raices de los pinos y alguna que otra zeta, sentían esa inevitable sensación.

Por lo demás la senda en su tramo final, donde deja a la derecha la Casa de las Mariposas, goza de excelentes vistas del valle, con Siete Picos y el Puerto de Navacerrada al fondo.

La senda acaba en las proximidades de El Ventorrillo, donde se encuentra el Centro de Viabilidad Invernal de la Sierra de Guadarrama, que mantiene libre de nieve la carretera de los Puertos de Navacerrada y Cotos, y a su lado, la Estación Biológica, inaugurada en 1911, enseguida alcanzó un gran prestigio científico por los estudios de biodiversidad y adaptación de las especies realizados, tanto por investigadores nacionales como extranjeros. Depende del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Aquí más información sobre ella.

Tomamos la agradable pista que desciende desde el Ventorrillo al río de Navalmedio, cruzando el arroyo Regajo de los Baldíos, que llevaba poca agua, y al poco llegamos al Pino de la Cadena, donde de nuevo nos agrupamos todos.

El Pino de la Cadena, árbol que a modo de pulsera tobillera, tiene una cadena en su base con letras en rojo, guarda una historia de amor de un hijo a su padre.

La cuenta un cartel que hay junto a él, resumida en lo que pone en la cadena: «A su querida memoria, 1840-1924». Este pino silvestre o pino albar (Pinus sylvestris) con una edad aproximada de unos 195 años y unos 25 metros de altura. está catalogado como árbol singular de la Comunidad de Madrid con el número 142.

Unos metros más abajo alcanzamos el arroyo de Fraguilla, que vadeamos sin problemas, e iniciamos el ascenso del valle por una senda que entre helechos y pinos conecta, 500 metros más arriba, con el Camino del Calvario, por el que seguimos.

El descarnado camino, con mucha piedra suelta y pinos que dejan mostrar sus raíces, un poco más arriba lo abandonamos por la primera senda que surge a la izquierda, en dirección norte, hacia el encuentro con el Regajo del Puerto, el arroyo que nace a los pies del Puerto de Navacerrada y que unirse al de Matasalgado y Fraguilla, dan lugar al río Navalmedio.

En su orilla paramos un rato a tomar el tentempié de media mañana. Este fue el punto más alto de la ruta, desde aquí ya solo quedaba bajar, lo que hicimos cruzando el arroyo un poco más abajo sin problemas, al llevar muy poca agua.

Lo acompañamos en su descenso por la Senda Whistler, que discurre muy próxima a él, sintiendo la humedad de su orilla, mientras sorteábamos troncos caídos en la senda y alguna que otra zona embarrada de su orilla.

Cruzamos el arroyo de Matasalgado y llegamos a los restos de lo que fue el campamento juvenil Alonso de Ercilla, del que poco queda. Al otro lado, cruzando el río Navalmedio por un puente de madera, llegamos a la fuente de la Pradera de las Cortes, donde llenamos las cantimploras antes de dirigirnos a buscar la mina del mismo nombre.

Por una empinada senda, algo confusa en sus inicios, llegamos a la bocamina, al cabo de unos 400 metros y después de cruzarnos con un colegio.

Esta pequeña mina fue construida entre los años 1856 al 1859 para la extracción de pirita arsenical (arsenopirita). Según parece, después de la Guerra Civil se intentó explotar durante un tiempo para extraer wolframio, material muy apreciado para el revestimiento de los cañones, y que llevó a buscarlo por toda la Sierra, como es el caso de la que se encuentra en Cabeza Líjar.

Se trata de una pequeña calicata de unos 3 metros, que desemboca en una galería de 30 metros de longitud con dos cortos ramales siguiendo el filón a derecha e izquierda.

Al final de su oscura galería se encuentra un Belén y algunos recuerdos dejados por los que se atreven a llegar hasta aquí.

Tras las inevitables fotos de esta curiosa mina, regresamos sobre nuestros pasos por la senda que nos había traído hasta aquí, ladera abajo, hasta alcanzar el Camino del Calvario, en la Pradera de las Cortes, por el que seguimos paralelos al río Navalmedio, entre helechos, pinos y abedules.

Justo cuando el camino se dirige hacia él para vadearlo, lo abandonamos para seguir por un sendero, bastante plano, que bordea el embalse de Navalmedio por su cara norte.

Desde un roquedal que hay unos metros a la izquierda del sendero, algo más libre de vegetación, pudimos contemplarlo algo mejor. Estaba medio lleno.

Tiene una capacidad de 11 hm³ y una superficie máxima de 93 hectáreas. Su función es regular las aguas del río para transvasarlas al embalse de Navacerrada, situado a los pies del vecino valle de la Barranca.

Dejamos a la derecha el Cerro del Corral de Simón, una vez sobrepasado el embalse y en dirección sur.

Seguimos por la senda que cruza las praderas de las Retuertas, con bonitas vistas de Cercedilla, hasta alcanzar el Río Pradillo, que nace unos 4 km más arriba, en la fuente de los Acebos. Lo cruzamos por una pasarela de hormigón y conectamos con el GR-10, en su ascenso hacia Camorritos.

Nosotros continuamos por el Camino de las Retuertas en dirección sur, hasta alcanzar las primeras casas del pueblo, para enseguida llegar al polideportivo, donde habíamos dejado los coches.

En el bar Rincón de la Cuchara de Cercedilla, celebramos el final de la ruta, degustando un estupendo menú, en el que no faltó unas manitas empanadas con salsa de tomate que me supieron a gloria.

Con los parajes visitados, curiosidades como la mina, el frescor de los arroyos y tan buen final solo se podía calificar a esta ruta con una buena nota, 4 estrellas le otorgo.
Paco Nieto

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