lunes, 4 de abril de 2022

Excursión X332: Las lagunas de Peñalara

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,4 Km
Desnivel [+]: 616 m
Desnivel [--]: 616 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta































PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Queríamos pisar nieve y nos propusimos visitar las lagunas glaciares del Parque Natural de Peñalara y aprovechar de la última nieve que aún queda en las laderas de sus cerros.

En el aparcamiento del Puerto de Cotos nos reunimos bien equipados y abrigados. Nos acompañaba Dino, la mascota de la hija de Jorge Isidro, que siendo un Husky siberiano, hoy se lo iba a pasar a lo grande.

Enseguida pusimos rumbo al chozo de entrada y empezamos el ascenso por la pista del PR-3, en la que ya encontramos bastante nieve y un cartel que pone "Prohibido trineos", que no es nuestro caso.

.A mitad de la cuesta, a mano izquierda, vemos cómo de la Fuente Cubeiro mana un buen chorro de agua, lo raro es que no salga congelada, pensamos, con el frío que hacía.

Al final de este primer tramo de subida llegamos al Mirador de la Gitana, cuyo indicador de montañas señalaba los picos nevados de Cabezas de Hierro y Valdemartín. En su explanada se encuentra también, en el suelo, un reloj de sol hecho de piedra de granito al que alguien le había quitado la nieve de encima para poder usarlo.

Después de una curva a la izquierda llegamos al Cobertizo del Depósito, adornaba su techo multitud de carámbanos que colgaban afilados de él.

La pista estaba cubierta de nieve dura y teníamos que ascender con cuidado. Los pinos de su alrededor no tenían ya nieve, lo que contrastaba con el suelo. En el horizonte se podía divisar claramente la silueta nevada de la Cuerda Larga, todo un espectáculo.

A medida que ascendíamos, los pinos se iban volviendo más escasos y de menor altura. Al llegar a la primera bifurcación, abandonamos el PR-3 para seguir el camino que lleva a la Laguna de Peñalara.

Este camino bordea a media ladera la peña los Quesos, una de las cimas del Parque, reconocible por su pico de relieve redondeado, que está situada a mitad de camino entre el Puerto de los Cotos y el circo glaciar de Peñalara.

La pista va ascendiendo hasta llegar al Cerro del Cuco, que parece delimitar la frontera natural del bosque.

Desde él comenzamos el descenso en dirección al circo glaciar de Peñalara, que, con sus 140 hectáreas es el más extenso de la Sierra de Guadarrama. Se calcula que se formó en el período Cuaternario, hace 1.8 millones de años.

Nos desviamos un poco a la derecha para, hacia el sureste del circo glaciar, para contemplar una lagunilla, cubierta de nieve, más abajo nos encontramos con la Laguna Chica de Peñalara, también tapada por la nieve.

De origen glaciar, como todas las lagunas del Parque, tiene forma circular y escasa profundidad (máximo. 1,5m), está situada en una depresión de la morrena frontal que cierra el circo. Es una de las lagunas más pequeñas del parque y de carácter temporal, llegando a secarse completamente a finales del verano.

Continuamos rumbo hacia la Laguna Grande. Delante de nosotros la imponente cornisa de las cumbres del Parque te dejan literalmente helado, por sus laderas nevadas se suelen contemplar intrépidos senderistas que suben a Peñalara por su parte más complicada. Para mí es una experiencia que la tengo pendiente.

Descendimos hacia la Hoya de la Laguna, una gran hondonada desde la que contemplamos, a nuestra izquierda, en la distancia, el Refugio Zabala, situado sobre un resalte rocoso que separa las dos cubetas glaciares que conforman el circo de Peñalara.

La luz nítida hacía resaltar el color verdoso de las peñas y rocas debido a un diminuto liquen que las recubre.

El agua que desciende de la montaña a causa del deshielo se acumula en esta zona, convirtiéndola en un humedal surcado por numerosos arroyuelos que derriten la nieve por debajo, aflorando a la superficie en numerosos lugares. Esto nos obligó a prestar especial atención adonde poníamos el pie para evitar meterlo en una charca escondida.

El ascenso hacia la Laguna Grande, que ocupa la zona central de la cubeta glaciar situada en el nordeste del circo, está señalizada con hitos de madera y acondicionada en algunos de sus tramos. Un sistema de cables tendidos delimita la zona de protección del entorno natural.

La Laguna Grande tiene agua de forma permanente es de forma ovoidal, con una longitud máxima de 127 metros y una anchura máxima de 73 metros. En ella no viven peces (como en ninguna de las lagunas del Parque, al congelarse en invierno), pero sí anfibios, y en sus riberas nidifican varias especies de pájaros. Nos hicimos un montón de fotos encaramados en las grandes rocas que salpican la ladera de la Laguna,

Tras la breve parada, buscamos la senda que, bordeando la loma, sube al mirador de Javier, situado a unos 300 metros de distancia de la laguna. Desde aquí se podía contemplar una espectacular vista de la Cuerda Larga y todo el circo de Peñalara.

En el mirador enlazamos con el PR-15, que se interna por la ladera de la montaña en leve ascenso, entre solitarios y heroicos pinos moldeados por el viento, sobreviviendo a los duros inviernos, año tras año.

Gradualmente la pendiente se volvió más empinada, lo que unido a encontrar alguna placa de hielo, hiso que alguna resbalara yéndose al suelo.

Tras la cuesta, alcanzamos un mirador natural señalizado por un enorme hito de piedras desde el cual se goza de las mejores vistas del macizo de Peñalara y las Cinco Lagunillas, que en esta ocasión, sin embargo, estaban prácticamente invisibles bajo el manto de nieve.

Esta zona para mi tiene un encanto especial, especialmente en primavera con el deshielo. En temporada de deshielo es pantanosa, por lo que el sendero que la atraviesa está protegido por pasarelas de madera, que hoy también estaban tapadas bajo el manto de nieve.

A continuación ascendimos por el canal que conduce a los llanos de Peñalara, planicie situada a los pies de la cornisa y que hoy se encontraba completamente cubierta de nieve, en dirección a la Laguna de los Claveles, que como era de esperar, también la encontramos nevada.

Continuamos la travesía de la gran planicie nevada, pasando al poco por la zona de las charcas, que hoy estaban completamente cubiertas de nieve, más adelante la Laguna Mariposa estaba igual.

Por aquí, los escasos pinos presentaban unas bonitas cencelladas y estaban semicubiertos de nieve. En el horizonte vislumbrábamos la característica silueta de Peñalara y el risco de los Claveles que cobija a sus faldas la laguna de los Pájaros.

Ésta es la más alta de todas las lagunas del Parque y una de las más grandes. De forma similar a la suela de un zapato, mantiene agua de forma permanente, al igual que la Laguna Grande, a pesar de su escasa profundidad (máximo 0,5 m). Esto se debe a la presencia de un sustrato limoso que impide que el agua se suma en el terreno.

Contemplándola no tomamos un refrigerio y tras un breve descanso iniciamos el camino de regreso volviendo sobre nuestros pasos, siguiendo el trazado de la PR-15 y disfrutando de la incomparable majestuosidad de la Cuerda Larga en el horizonte.

En el mirador de Javier nos reagrupamos todos y empezamos el descenso final hacia el Puerto de Cotos.

Al final de esta primera cuesta nos encontramos a la derecha con el chozo de vigilancia y de frente con el puente de madera que cruza el arroyo que desagua de la Laguna Grande, cuyas aguas, montaña abajo, se incorporan al caudal del río Lozoya.

Tras cruzar el puente giramos a la izquierda, siempre siguiendo el PR-15, que desciende bordeando la ladera hasta el pinar, particularmente hermoso en este tramo.

En la la fuente del Cedrón, con su agua fresca y cristalina, paramos a beber, y tras pasar por un portón para el ganado llegamos de nuevo al Cobertizo del Depósito por el que habíamos pasado esta mañana. 

Aquí volvimos a hacer una breve pausa para reagruparnos, bastaba ver la cara de Dino y participantes para saber lo mucho que había gustado la ruta.

Descendimos todos juntos el último tramo hasta el Puerto de Cotos, donde nos esperaba la última parada, el bar del refugio de la Estación, donde comimos.

Por las vistas espectaculares, la belleza imponente del paisaje glaciar aún cubierto de su blanco manto invernal y lo bien que lo pasamos, esta excursión se merece la máxima nota, 5 estrellas.
Paco Nieto

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