lunes, 21 de junio de 2021

Excursión X291: Del Puerto de Navacerrada a las Dehesas de Cercedilla

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Dehesas de Cercedilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,4 Km
Desnivel [+]:  277 m
Desnivel [--]: 753 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Es muy raro que hagamos rutas lineales, en esta ocasión el ambiente en el grupo es de vaguería total y además teníamos un lesionado en recuperación, por lo que decidimos hacer un descenso y, además, tranquilito. Esto nos obliga a llevar dos coches, primero nos acercamos a Majavilán donde dejamos un vehículo para continuar juntos en otro hasta Navacerrada.

Desde el aparcamiento del Puerto caminamos por la carretera asfaltada que lleva hasta la Residencia de los Cogorros y el inicio del camino Schmid. A pesar de ser finales de junio amanece un día algo frio y bastante nublado en muchos momentos.

Al llegar a los Cogorros nos planteamos no ir por el concurrido camino Schmid que tantas veces hemos recorrido y hacerlo por una de las sendas intermedias que discurren entre el camino y la cuerda de Siete Picos.

Decidimos tomar el segundo de los desvíos que nos encontramos a nuestra izquierda por lo que avanzamos por la senda que va entre la Senda Herreros (PR-8) a nuestra izquierda y abajo, a nuestra derecha el Camino Schmid. En el comienzo es un sendero bien marcado, dejará de serlo al acercarnos al Collado Ventoso. 

La senda, siempre en sombra, discurre durante todo el trayecto junto a la isolínea de los 1900 m pero la impresión al recorrerla es de que va en subida constante.

En el kilómetro 2 de nuestro recorrido cruzamos el arroyo del Telégrafo y, al poco de pasarlo, ya circulamos por la zona conocida como Umbría de Siete Picos, en la vertiente norte de los mismos.

A menudo nos encontramos árboles secos con formas llamativas que nos piden a gritos que les hagamos unas fotos, como siempre Jorge por delante tirando del grupo y, en la cola Emilio, Teresa y yo que vamos algo mas lentos. No tardamos mucho en llegar al Collado Ventoso (1.5 horas para 4.5 Km).

Debatimos sobre subir al Cerro Ventoso, pero al final, optamos por ir al Puerto de la Fuenfría por una senda medio perdida que hay que tomar, bajando por el Camino Schmid, a la derecha a 500 m aproximadamente del Collado. 

Este sendero discurre por encima de la Carretera de la República por las zonas conocidas como El Lanchazo y La Calva y termina en la Carretera citada 200 metros antes de llegar al Puerto y con preciosas vistas del valle y del Majalasna.

Llegamos al puerto sobre las 12:30 y es allí donde paramos para beber y comer algo mientras nos deleitábamos con las panorámicas del Montón de Trigo y el Valle de la Fuenfría, que entre nubes, nos ofrecía unas excelentes vistas. 

La bajada decidimos hacerla por el Camino Viejo de Segovia que recorrí no hace muchos años por primera vez con Enrique Peso (mejórate) y es uno de los que más me gustan para subir al puerto, si es con nieve mejor.

Descendimos cómodamente, a pesar de lo deteriorado que está en alguna zona el camino. 

Nada más empezar, cruzamos el arroyo de la Fuenfría, poco después otro, sin nombre, que alimenta el anterior aguas abajo y llegamos enseguida a la bonita fuente de los Acebos, situada junto a una pasarela de madera (hay otra fuente con el mismo nombre en el mismo valle en el nacimiento del río Pradillo, cerca de la Senda Herreros).

Seguimos bajando y pasamos el regajo de la Peña y el arroyo de la Barranca, dejamos a nuestra derecha la senda que sube al Collado de Marichiva y, en unos minutos, llegamos al aparcamiento de Majavilán.

En coche hasta el Puerto de Navacerrada donde nos tomamos las preceptivas cervezas y nos vamos a comer a casita que, en esta ocasión, tenemos tiempo de sobra.

Diez kilómetros bien cómodos, en buena compañía, incluido Emilio que no es tan habitual. Se merece una calificación de 4 estrellas.
José Luis Molero

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