viernes, 15 de enero de 2021

Excursión X258: Torrelodones por el Canto del Mirador

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 3 horas
Distancia: 6,1 Km 
Desnivel [+]: 131 m 
Desnivel [--]: 131 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 3
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Torrelodones seguía confinado y por cuestiones de tiempo, buscamos una ruta corta que saliera del pueblo, nos decidimos en hacer esta que ofrecía bonitas vistas desde el Monte de los Ángeles y seguir pisando nieve.

Desde la Plaza del Ayuntamiento, que continuaba con mucha nieve y su fuente congelada, nos encaminamos hacia la calle Carlos Picabea. Al acercarnos a la a la Iglesia de Nuestra Señora de la Ascensión, comprobamos que tenía un aspecto invernal digno de los pueblos de los Alpes.

Enfilamos la calle Camino de Valladolid, en dirección al polideportivo, pasamos junto al cruceiro que queda a nuestra derecha y a mitad de la subida, nos desviamos por la senda que nos sale a la derecha hacia el colegio Peñalar, que estaba cubierta por un espeso manto blanco de nieve.

Enseguida, conectamos con la rampa de cemento que sube a las antenas de telefonía y TV que hay junto al refugio de la fundación Apascovi y que, excepto en su tramo final, estaba libre de placas de hielo. Por la parte de atrás seguimos la senda que pronto alcanza el depósito de agua del Canal Isabel II que abastece al pueblo.

La senda prosigue por la derecha de la valla de la finca del Monte de los Ángeles, en dirección noreste, ignorando las que descienden hacia el pueblo.

Esta bonita senda discurre entre encinas, jaras, tomillo y lavandas, apenas perceptible por estar tapadas por la nieve, pasando por varios aglomerados graníticos que hacen de excelentes miradores con estupendas vistas de la parte más occidental de esta pequeña Pedriza, desde donde además se contempla gran parte del pueblo y, en la lejanía, la extensa planicie de Madrid, con sus inconfundibles torres. Mucho más cerca, destaca la omnipresente silueta del Palacio del Canto del Pico.

Por un estrecho paso, continuamos por la serpenteante senda, que entre grandes rocas y matorral va abriéndose camino hasta alcanzar la tapia de la finca del Canto del Pico. El alto muro de piedras apiladas se extiende de este a oeste en perfecta línea recta.

Pasamos por uno de los rotos del muro, que da paso a un camino por el que continuamos en dirección oeste unos metros hasta abandonarlo en la primera curva para seguir una senda con la misma dirección que llevábamos. Al poco, otro paso de la tapia nos sitúa en un camino que bordea la Berzosilla.

Lo seguimos en dirección noroeste para continuar por el que enseguida surge a la izquierda, para dejarlo poco después para seguir una senda, que en unos metros nos llevó a un promontorio rocoso llamado Canto del Mirador, al que se asciende por unos escalones labrados en la piedra granítica.

El lugar no puede ser más acogedor, al resguardo del viento, cuenta con un amplio banco, labrado en la roca al estilo de la Silla de Felipe II, y un sillón, también cincelado, justo enfrente.

Desde este privilegiado mirador se tienen unas vistas impresionantes de 360º, divisando casi al completo la Sierra de Guadarrama y medio Madrid.

Tras las fotos de rigor, iniciamos el regreso volviendo sobre nuestros pasos hasta volver a cruzar la tapia del Palacio del Canto del Pico por segunda vez, retroceder unos metros más por la senda que habíamos traído, hasta alcanzar una roca partida, donde hicimos un giro de 90º hacia la izquierda, para continuar por la senda que desciende, en dirección sureste, rodeados de encinas, madreselvas, juncos y jaras engalanadas de nieve.

La senda gira poco después hacia el sur siguiendo la margen derecha de un regato, que se acerca a la primera de las charcas, completamente congelada.

Continuamos bordeándola por la senda que recorre su lado este, que entre encinas, enebros y grandes rocas, alcanza la charca del Loco, la más grande y bella. Completamente congelada parecía una pista de patinaje.

Tras las fotos de rigor, proseguimos el descenso bordeándola por su cara sur, proseguimos por el camino principal y después, por la senda, que en dirección sur sigue paralela al riachuelo de desagüe de las charcas y alcanza las primeras casa del pueblo, justo donde se une al arroyo del Canto del Pico.

Cruzamos la avenida de la Dehesa y descendimos por las escalinata que da acceso a la senda que, paralela al arroyo, se interna en el Parque Flor de Lis hasta alcanzar la calle Nueva y la plaza del Arca del Agua, regresando así a la plaza del ayuntamiento, previo paso por la la plaza del Caño, una de las más antiguas de la Comunidad de Madrid, dando así por finalizada esta cortita, pero gratificante ruta que se merece 3 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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