domingo, 6 de diciembre de 2020

Excursión X250: Recingle Alt de la Serrella por els Frares de Quatretondeta

FICHA TÉCNICA

Inicio: Quatretondeta
Final: Quatretondeta
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,2 Km 
Desnivel [+]: 917 m 
Desnivel [--]: 917 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 12

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta














PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Nueva ruta por tierras alicantinas, tras la de ayer por la Serreta, hoy tocaba por la Serrella, y es que Alicante, en contra de lo que muchos piensan, está plagada de Sierras, hasta 169 picos de otras tantas sierras he podido contar en los mapas del IGN.

Con algo de incertidumbre porque hasta avanzada la noche del sábado no tuve plaza en el grupo Senderismo Alicante de Meetup para hacer esta ruta, una vez admitido, tocaba madrugar para estar a las 9 en el punto de inicio, a más de una hora de San Juan.

Mientras esperábamos a los más rezagados no dejaba de mirar la imponente mole resquebrajada y erosionada por el agua y el viento que con unos 15 km de longitud, discurre de este a oeste, con una naturaleza accidentada hace de barrera intercomarcal, teniendo por el sur a la Marina Baja y por el norte al Condado de Cocentaina y a la Marina Alta.

En un ensanche de una pista cercana al pequeño pueblo de Quatretondeta comenzamos a caminar los 15 participantes de esta bonita y exigente excursión hacia la medular de la Serrella, en la que despuntaban las curiosas figuras que forman los "frailes", pináculos rocosos producto del desgaste que el agua ha producido en las calizas.

El camino en este primer tramo es cómodo y amplio, marcado con las señales blancas y amarillas del PR-CV 23, y va ganando suavemente altura entre bancales de olivos con las aceitunas (olivas, dicen por aquí) aún pendiente de recoger. De vez en cuando hay carteles informativos que dan cuenta de cómo se formaron las agujas o de la flora y fauna de este lugar.

Dejamos atrás la Carrasca de la Tía Sofía y tras superar unas zetas que minimizan la pendiente de subida, alcanzamos la Font del Espinal, pequeña fuente encajada entre un pequeño murete de piedra, de la que manaba un pequeño hilo de agua.

A partir de aquí, la pista gana en pendiente y al poco la dejamos para seguir la senda que nos sale a la derecha, marcada con puntos azules, en dirección suroeste, por la que discurre en su primer tramo una tubería medio enterrada.

Un giro a la derecha nos permite enfilar hacia la base de los Frares, el sendero se va estrechando y las rampas comienzan a ser más exigentes, apareciendo la primera pedrera bajo los espectaculares paredones de roca caliza, que superamos sin mayor dificultad porque la senda es muy perceptible, aunque hay que tener cuidado, un mal tropiezo nos haría caer desde bastantes metros.

La perspectiva de los Frares desde abajo era espectacular, alguna de las agujas tienen más de 50 metros de altura. Estas calizas se formaron en el Oligoceno, hace más de 20 millones de años.

Bordeando las primeras formaciones, eligiendo la subida a izquierdas en una bifurcación que se presenta, se llega al primer paredón en el que hay que trepar un poco, pero sin demasiada dificultad.

El premio son unas vistas espectaculares de las agujas de los Frailes y acercándonos a la derecha, de un desfiladero que se deja ver por un enorme cortado.

Entre carrascas, esperamos a que todos superaran el escalón para proseguir el ascenso. Una segunda pedrera, mucho más corta que la anterior, nos pone a los pies de otro paredón muy vertical, que hay que salvar trepando como se puede con las manos, buscando los agarres y los apoyos en los salientes de las rocas.

Si se mira hacia arriba, por corto espacio de tiempo, se puede ver la Cueva Foradada, que es una amplio vacío en la roca, colgado sobre la pendiente.

Superado este tramo, sin duda el de mayor dificultad de la ruta, la senda gira hacia la izquierda, pasa junto a una cueva de poca profundidad y se acerca, en dirección sureste, a un nuevo paredón, que hay que salvar con otra trepadita, aunque más sencilla que la anterior.

El paisaje no puede ser más espectacular, montones de agujas rocosas nos rodean, un extraordinario capricho de la naturaleza.

Giramos levemente a la derecha y por la loma de Penya Creus descendimos buscando el denso pinar que se nos presenta de frente, por una senda que al principio no es muy evidente. Al llegar a un colladito, giramos a la derecha, en dirección noreste, conectando al poco con una pista de tierra.

Seguimos por la pista en suave descenso al principio, para luego ascender con algo de pendiente. Antes de la segunda curva, nos debíamos a la izquierda, por una senda que nos lleva a un collado, en la base del Alto de la Serrella.

Un acondicionado camino, con postes de madera y una cuerda en el último tramo, da acceso a la caseta de observación y al vértice geodésico que indica que hemos alcanzado los 1359 metros de la cima del Recingle Alt de Serrella.

Las vistas desde allí eran impresionantes. Al norte el inmenso valle y el pueblo de Quatretodenta en primer término; al noroeste, la Sierra de Benicadell; al oeste la Sierra de Mariola con el Montcabrer presidiéndola; al sur el Cabeçó D'Or y la Sierra de Aitana, con las antenas de la base militar, perfectamente visibles; y al este, la Sierra de Aixorta y el embalse de Guadalest, entre otras.

Con estas panorámicas, paramos a tomarnos el tentempié y descansar un poco, porque la llegada de un numeroso grupo hizo que abreviáramos para no coincidir con tanta gente.

Regresamos sobre nuestros pasos hasta el collado, desde donde se abren dos posibilidades para regresar, una por por carretera y pista por la loma del Fondo de la Sálvia, la otra por la cresta de esta última, que es la que seguimos.

El sendero, que busca la cuerda en dirección noreste, estaba un tanto desdibujado, pero con la ayuda de algún que otro hito era fácil de intuir. Con paso rápido, pronto llegamos al punto más alto, la Peña Heura, excelente promontorio que con sus 1351 metros nada tenía que envidiar en cuanto a vistas al anterior. Con el Pla de la Casa de fondo nos hicimos la foto de grupo.

Continuamos girando a la izquierda para descender en dirección sureste por una sinuosa senda, con cuidado de no resbalar por la piedra suelta y los desniveles que tenía.

Al llegar a una explanada, utilizada como bancal de cultivo, giramos a la izquierda para internarnos en un bosque por el que descendimos hasta dar con una pista que nos llevó a un collado donde se cruzan varios caminos, todos ellos señalizados en unos postes.

Continuamos por la pista hacia la izquierda, descendiendo hasta alcanzar la la Font Roja, alargada como un abrevadero, que tenía una delgada capa de hielo sobre sus aguas.

También tiene un par de mesas con bancos y una caseta, donde supongo captan el agua para la tubería que vimos al principio y que ahora en el descenso volvimos a contemplar.

Pasamos por una pedrera, no muy larga y por un agosto pasadizo, al que llaman El Paset, una nueva pedrera, algo más incomoda nos introdujo en un bosquecillo, donde enlazamos con la senda y después pista por la que habíamos subido esta mañana.

En la Font del Espinal, hicimos un alto para reagruparnos y en cómodo paseo de bajada, regresamos a donde habíamos dejado los coches, finalizando así esta exigente aunque preciosa ruta que se merece la máxima nota, 5 estrellas.

Agradezco a Salva y Tomás el haberme permitido compartir con ellos y el resto del grupo esta estupenda jornada repleta de alicientes y buenos momentos.
Paco Nieto

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