lunes, 3 de junio de 2019

Excursión X182: Valle de la Fuenfría y Miradores de los Poetas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas
Final: Las Dehesas
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 14,6 Km 
Desnivel [+]: 768 m 
Desnivel [--]: 768 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 3

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
El valle de la Fuenfría siempre nos asegura una ruta con encanto, tires para donde tires y para confirmarlo nos acercamos a las Dehesas, punto de partida de innumerables senderos que atraviesan de norte a sur y de este a oeste las lomas horadas por el río de la Venta.

Partimos del aparcamiento que hay enfrente de Casa Cirilo, cruzamos la carretera y nos dirigimos hacia la fuente del III Retén, atravesando para ello una bonita pradera, siguiendo una vereda marcada con círculos de pintura naranja.

En el montañoso término de Cercedilla hay, según los mapas, 72 fuentes, la mayoría de esas fuentes, unas 50, se hallan en el valle de la Fuenfría, que ya su nombre lo dice todo.

Prueba de ello es que a escasos metros del aparcamiento se encuentran tres de ellas, la fuente de la Teja, la de Majavilán y la del III Retén, con alto muro de piedra y nombre grabado en una de ellas, en la que paramos por un instante antes de cruzar el río de la Venta por una pasadera de madera y doblar a la izquierda, casi hasta llegar al embalse de la Venta, para ascender en zigzag por la ladera oriental del valle, entre un espeso bosque de pinos silvestres.

Por la vereda de los Encuentros, que así se llama, y luego por la Alta, igualmente señalizada, llegamos a la fuente del Pocito, que estaba medio perdida y fue recuperada en el año 2000 con motivo de la fiesta montañera del Aurrulaque, cuyo promotor, Antonio Sáenz de Miera, adorna todos los años el valle con un monumento nuevo, en este caso bonito y de práctico.

Continuamos hasta, un poco más arriba, dar con la carretera de la República, por la que continuamos a la derecha para alcanzar el mirador de Vicente Aleixandre, hecho con rocas en forma de quilla de barco en Aurrulaque de 1985, y desde el que se domina una magnífica vista de Siete Picos.

Seguimos, entre rocas escritas con poemas de varios poetas, hasta llegar, siguiendo una bonita senda, al mirador de Luis Rosales, tras pasar primero por el vértice geodésico que hay a su derecha.

El mirador fue inaugurado en el Aurrulaque de 1986, en homenaje a este poeta, que veraneaba en Cercedilla. El Aurrulaque, nombre que se da a los montes comunales de Cercedilla, nació, como iniciativa de la Fundación Cultural Cercedilla, en 1984 con el objetivo de disfrutar del paisaje y fomentar el senderismo haciendo una marcha y un acto colectivo cada verano.

Tras leer una poesía de uno de los libros que se guarda en un recinto cerrado incrustado en la roca y disfrutar de las hermosas vistas del pueblo de Cercedilla, regresamos sobre nuestros pasos para continuar por la carretera y acercarnos a ver la hora en el Reloj de Cela, que si hay sol, la da con precisión astronómica desde el Aurrulaque de 1995, donde se declaró "caminante de la Sierra del Guadarrama antes que Nobel" y que dio cuenta de sus correrías por estos parajes en el Cuaderno del Guadarrama, publicado ese mismo año.

Unos metros más allá, nos encontramos con el Monumento a los Primeros Caminantes de la Sierra de Guadarrama, singular y alegórico: siete traviesas de madera colocadas en artístico semicírculo apuntando a los Siete Picos. Monumento a ganaderos, cabreros, leñadores, maestros, geólogos, escritores, pintores y pioneros del montañismo.

En plena pradera de Navarrulaque, nos encontramos otro monumento, un hito de granito que conmemora la declaración de Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama en 2013. Y cerca de allí, unas rocas a modo de mesa conmemoraron en el Aurrulaque de 2002 el año Internacional de las Montañas.

Muy próximo a él, se encuentra la bonita fuente-refugio Aurrulaque, que nos proporcionó sombra y agua mientras reponíamos fuerzas. Desde allí nos encaminamos hacia la senda Victory, llamada así en honor de Antonio Victory, que fue presidente de la Sociedad Peñalara y gran conocedor de la Sierra de Guadarrama.

La senda coincide con el PR-6 y discurre medio equidistante a la carretera de la República, entre pinos de gran porte y sin grandes desniveles por el Poyal del Rubio hasta alcanzar el mirador de Matagitanos, un roquedal con impresionantes vistas del valle.

A partir de este punto, la senda desciende en zig-zag entre rocas hasta alcanzar, tras un giro a la izquierda, el arroyo de la Navazuela, donde se encuentra la Ducha de los Alemanes, una bonita cascada por la que se precipita el agua desde una altura de dos metros. Debe su nombre a las duchas que se daban en ella los primeros montañeros de la sierra -varios de ellos de origen alemán- a principios del siglo XX. Antiguamente se le llamaba "chorro del Árbol Viejo", por un viejo tejo que sigue creciendo junto a ella.

Tras refrescarnos bajo la cola que forma al caer, cruzamos un puente de madera y remontamos la margen derecha del arroyo de la Navazuela, entre pinos, tejos, enebros, helechos y rosales silvestres hasta alcanzar la carretera de la República, junto al puente que salva este arroyo.

Sin dejar el suave trazado de la carretera de la República, enseguida llegamos a la fuente de Antón Ruiz de Velasco, bautizada así en memoria de un destacado miembro de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara. En ella nos refresquemos antes de continuar por la carretera, hoy día convertida en pista forestal.

Al pasar por el mirador de la Reina, disfrutamos de las amplias vistas que desde allí se tienen del valle de la Fuenfría y algunos cerros de la sierra, destacando el Montón de Trigo.

Poco después, coronaremos el puerto de la Fuenfría, donde paramos a admirar un hermoso caballo blanco que campaba a sus anchas en busca de algo de comida.

El regreso al fondo del valle lo hicimos por el Camino Viejo de Segovia, que desciende por la loma occidental del valle, dejando la Calzada Romana mucho más abajo.

En la fuente de los Acebos, y van ya unas cuantas, paramos a tomar los bocadillos, bajo la sombra del frondoso pinar. Cruzamos el Regajo de la Peña, el arroyo de la Barranca y de Majavilán antes de llegar a la fuente del mismo nombre y de allí al punto de inicio, el aparcamiento de las Dehesas.

Como Casa Cirilo estaba cerrada, las cervezas de celebración de fin de ruta nos las tomamos en la estupenda terraza del Hostal Longinos, cerca de la estación de Cercedilla, dando así por finalizada esta excursión que bien se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

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