lunes, 29 de abril de 2019

Excursión X173: Cerros de Pelayos de la Presa

FICHA TÉCNICA
Inicio: Pelayos de la Presa

Final: Pelayos de la Presa
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 19,7 Km 
Desnivel [+]: 877 m 
Desnivel [--]: 877 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Pelayos de la Presa debe parte de su nombre y de su economía al pantano de San Juan, motor que hace que el sector turístico y de servicios multiplique por cinco su población en temporada estival.

Y para recorrer algunos de los cerros que la rodean, iniciamos esta ruta en la plaza del Ayuntamiento, acercándonos antes a ver la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, reconstruida después de ser incendiada durante la Guerra Civil, solo se salvó la espadaña, del siglo XVII. En su exterior destaca un cruceiro y una de las campanas que se recuperaron y en la plaza, la Picota, que se mantiene en pié a pesar del paso de los años.

Salimos del pueblo por el camino de Navapozas, que al principio está asfaltado, y al poco pasa a ser de tierra, entre grandes casas agrupadas en urbanizaciones. Poco antes de llegar a la M-501, cruzamos el arroyo de Fuenfría y por un paso subterráneo, la carretera.

Giramos a la derecha para continuar en paralelo a la carretera durante un trecho, cruzando primero un arroyuelo y después, por un puente, de nuevo el arroyo de Fuenfría, ambos con poca agua.

Enlazamos con la Senda de Valdenoches, señalizada con un poste. Enseguida la abandonamos a la izquierda, donde comienza una fuerte pendiente de subida, al cerro del Alambrado, que discurre entre pinos, encinas, jaras, brezos y romero, cuyos aromas alegran nuestros pasos.

Atravesamos un cortafuegos y al poco enlazamos con la Senda del Cerro de Valdenoches, por el que seguimos un kilómetro, dejando a nuestra derecha la Casa de los Forestales y a la izquierda un vivero aparentemente abandonado.

Cruzamos de nuevo el arroyo de Fuenfría y enseguida alcanzamos un alto por el que pasa un cortafuego, que a la izquierda se dirige al Cerro de Valdenoches, plagado de instalaciones de telecomunicaciones y, a la derecha, a Altolamira. Desde este privilegiado mirador natural, las vistas del pantano de San Juan y alrededores son impresionantes.

Desde allí, en dirección oeste, por el cortafuegos subimos a Altolamira, que con sus 1.038 metros sería el punto más alto de la ruta. Está coronado también con antenas y un vértice geodésico desde el que se tiene unas magníficas vistas.

Desde este alto con tan buenas miras, descendimos, en dirección sur, por otro cortafuegos hasta el Camino de Fuenfría, tramo que tuve que repetir por haberme dejado olvidados los bastones junto al monolito del vértice geodésico.

Giramos a la izquierda y continuamos descendiendo, en dirección este, hasta el cruce con la Cañada de Talavera, también llamado en este tramo Cordel del Puente de San Juan, que seguimos, en dirección sur, hasta cruzar el arroyo del Majadal, a poco más de un kilómetro.

Giramos a la izquierda, abandonando la Cañada de Talavera, y en dirección este continuamos por una pista casi plana, lo que nuestras rodillas agradecieron sobremanera y, a poco más de un kilómetro, pasamos junto a la Casa de la Coneja. Unos metros más adelante, en la ribera del arroyo de la Puebla paramos a tomar los bocadillos, aprovechando como asientos un abrevadero con pozo y agradable entorno.

Menos mal que habíamos cargado las pilas, porque nos esperaba una cuesta con fuerte pendiente para ascender al Cerro Corrales, cuya cumbre situada a 882 metros de altura está marcada por un hito cuadrangular en el que nos hicimos fotos como si de un vértice geodésico si tratara, yo creo que tarmados más de la cuenta para así tomar aliento.

Si la subida nos pareció agotadora, peor fue la bajada que nos esperaba: 160 metros de desnivel en 600 metros de recorrido, además por un terreno arenoso propenso a los resbalones que puso a prueba nuestras rodillas.

El Camino de Villa del Prado a Pelayos nos sirvió de red al final de la escarpada rampa. Por él seguimos, en dirección norte, con el arroyo de los Chorrerones a nuestra derecha y las laderas del camino plagadas de cantueso que nos regalaban el aroma intenso de sus flores violetas.

Poco después de un kilómetro, al llegar a un nuevo cortafuegos, cambiamos de vertiente e iniciamos un suave descenso que nos llevó a las cercanías del arroyo del Jaralón, y justo en el cruce con la Cañada de Talavera, admiramos lo que quedaba de agua en la laguna que se forma donde se unen los arroyos Labores y Jaralón.

Continuamos por otro empinado cortafuegos ¡cómo no!, que nos llevó a los 822 metros de altura del Cerro de las Mucas, tras ascender 120 metros en 800 metros de fatigosa cuesta. Dedicamos un buen rato a recuperarnos mientras esperábamos a los más rezagados.

Desde allí, solo nos quedaba descender por una senda, con preciosas vistas del pantano de San Juan y el espectacular cerro de San Esteban, y que, con sus innumerables zetas, suaviza los más de 200 metros de desnivel que hay hasta alcanzarla la urbanización Las Musas, en la que nos sorprendió la decoración en piedra de una de sus primeras casa.

Al llegar a la carretera M-501, la cruzamos por un túnel, continuando por el Camino de Valdeyeros hasta regresar de nuevo a la plaza de Pelayos de la Presa, dando así por terminada la ruta, no sin antes celebrarlo con las ansiadas cervezas en el bar el Bocao, lo que subió a 4 estrellas esta larga excursión.

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