martes, 3 de abril de 2018

Excursión X133: Los Chorros de la Granja de San Ildefonso

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Granja de San Ildefonso

Final: La Granja de San Ildefonso
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,2 Km 
Desnivel [+]: 780 m 
Desnivel [--]: 780 m 
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 8

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Para continuar en la búsqueda de cascadas y chorreras que lleven mucha agua, nos acercamos a la Granja de San Ildefonso, sinónimo de belleza, arroyos y magníficas vistas.

Salimos de la explanada que sirve de antesala al Palacio, dirigiéndonos en dirección noreste hacia el Parador Naciomal de Turismo, que dejamos a nuestra izquierda, descendiendo en busca del Paseo del Pocillo.

Enseguida lo abandonamos al llegar a las puertas de la Fábrica de Vidrio, para seguir por el Camino de Mata de la Sauca, cruzamos el arroyo de las Flores, que por primera vez veo con algo de agua y eso que en su reciente canalización ha dejado preparado su cauce para caudales que ya quisiera el río Eresma.

Continuamos siguiendo la sombría pista entre robles melojos, haciendo muy agradable el recorrido. A nuestra derecha, visualizamos una cantera de granito abandonada y al poco la pista cruza el arroyo del Chorro y Grande y enseguida, tras una curva, el Arroyo del Chorro Chico.

Poco antes de llegar al Rancho de Berrueta, a 3 Km del inicio, alcanzamos la puerta de entrada a la Casa Forestal de la Pedrona, una finca de la Junta de Castilla y León que normalmente está cerrada y que siempre he deseado conocer.

Para nuestra sorpresa hoy podía transitarse, lo que aprovechamos para seguir por su amplia pista, que pronto se empina en suave y constante pendiente. Es aquí donde Sol se da cuenta que se ha dejado el móvil en el coche y junto a José Luis deciden ir a buscarle, no volviéndonos a ver hasta llegar al Chorro Chico.

La pista de tierra está flanqueada de robles que exhibían sus peladas ramas, a la espera que la primavera las vista de hojas y engalanen su silueta, bella de por sí al trasluz de la fresca mañana.

Al frente se asoma altanera la Atalaya, cerro que domina el valle por el que discurre de caldera en caldera el río Cambrones, regalo para bañistas en verano.

Nada más superar la primera curva, el murmullo del agua del Arroyo del Hueco nos alegra el camino. Paralelos a él continuamos el ascenso, acercándonos cada vez más a sus saltarinas aguas. Un cartel nos orienta sobre el nombre de esta zona: "Monte SG-1002 de Elenco. Los Saltillos".

El arroyo lo tenemos tan cerca que no podemos resistir la tentación de acercarnos a fotografiar sus numerosos pequeños saltos que alegran la vista y el oído.

Unos metros más arriba lo cruzamos por una puente, y poco después dejamos a la izquierda el camino que nos llevaría a La Pedrona, continuando en su lugar de frente, en dirección noroeste primero y luego norte, para continuar ascendiendo por la larga pista.

La altura alcanzada nos permite divisar el embalse del Pontón Alto, muy recuperado de su estiaje, y al fondo el Palacio de Ríofrío y pueblos aledaños, amén de la omnipresente Atalaya, coronada por las antenas que hay en su cumbre de 1.647 metros.

Pasamos junto a la indicación, que a la izquierda de la pista, señala el lugar donde está situada una pequeña fuente, llama da del Eslizón. Un poco más adelante, a los 6,5 km del inicio, nos encontramos con la pista que viene de los Chorros, por la que seguimos, no si antes charlar un poco con unos guardias forestales que estaban justo en el cruce de los dos caminos, justo en la loma donde se sitúan las famosas Calderas del río Cambrones, que desde aquí se adivinan valle abajo.

La pista por la que continuamos bordea primero en dirección sureste y después noreste la loma de Los Saltillos, un cerro de 1614 metros. Al sol de su cara sur paramos a tomar los bocadillos, con impresionantes vistas de La Granja, con las cumbres de la Mujer Muerta adornadas con un precioso manto blanco.al fondo.

Reanudada la marcha y superada la parte más alta de la ruta, iniciamos un ligero descenso, cruzando el Arroyo de la Majada y a continuación el del Hueco, donde encontramos gran cantidad de nieve en la pista, lo que hace que los más desconfiados se pusiesen los gretes, aunque pronto vimos que no era para tanto.

Al cabo de un par de kilómetros, a la sombra de Peñas Buitreras, en dirección sur, alcanzamos el puente sobre el arroyo del Chorro Chico, desde donde divisamos cómo se precipitaba el agua desde uno de los riscos. En espera de que llegasen los compañeros que fueron a rescatar el móvil, algunos nos animamos a subir a la base de la chorrera, siguiendo una senda marcada con hitos de piedras que sale poco antes del puente. Mereció la pena el esfuerzo porque la contemplación de cerca de la chorrera nos proporcionó un vistoso espectáculo.

De regreso al puente, ya habían llegado los compañeros, reanudando la marcha ascendiendo por un repechón y seguido de una fuerte bajada hasta alcanzar el Arroyo del Chorro Grande, que a falta de puente, es obligado su vadeo, con la ayuda de unas escurridizas piedras. Nada más pasarlo, nos desviamos a la izquierda para seguir por la senda que asciende, en poco menos de 50 metros, a la base del Chorro Grande, que con tanta agua estaba espectacular. Aprovechando la presencia de un grupo de niños con sus padres, nos hicimos la foto de grupo, amén de otras muchas más.

Retomada de nuevo la pista, continuamos el regreso, pero en lugar de seguir la cómoda Senda del Chorro que desciende plácidamente, a alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, se le ocurrió seguir un camino distinto, consistente en subir por una empinadísima cuesta cruzar el Arroyo de la Fuente del Infante, descender hasta el Arroyo de Peña Berrueco, subir otra cuesta, eso sí, de menor pendiente, continuar por unas zetas y por fin alcanzar la urbanización de Seo de Urgel.

Salimos junto al Arroyo de las Flores, que discurre paralelo a la tapia del Palacio hasta llegar a la plaza del toros, donde giramos a la izquierda para visitar el Pozo de la Nieve, construido en 1736 por encargo real para abastecer al pueblo, que se creaba entonces, y fue sufragado por los vecinos con un impuesto especial.

En el 2011 fue reconvertido en sala de conciertos y exposiciones, incorporando una cúpula de cristal, que emula una gigantesca bola de nieve, un suelo de cristal deja ver el pavimento originario de losas de barro y las paredes de piedra con una profundidad de más de ocho metros. El pozo oval, de 11 por 9 metros, fue descubierto por la Asociación Castellarnau, de estudios históricos en San Ildefonso.

Desde allí, solo quedaba bajar a la Plaza de los Dolores y alcanzar de nuevo la explanada del Palacio, dando así por finalizada esta bonita excursión con el agua como principal protagonista, ganándose 5 merecidas estrellas.
Paco Nieto.

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