domingo, 14 de abril de 2024

Excursión X476: Camino Francés. Etapa 12. San Juan de Ortega - Burgos

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: San Juan de Ortega
Final: Burgos
Tiempo: 7 a 8 horas
Distancia: 27,3 Km
Desnivel [+]: 233 m
Desnivel [--]: 360 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta
















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Tras dormir y desayunar en el hotel Restaurante HQ La Galería de Burgos, dejamos los coches en las proximidades del polideportivo municipal del Plantio de Burgos y un taxi no llevó a San Juan de Ortega para iniciar la última etapa de esta salida y además, la más larga.

Foto de grupo con el santuario de fondo y nos ponemos en marcha a las 8:15 de la mañana, en el que iba a ser el día más caluroso de la escapada.

Salimos  siguiendo la carretera de entrada que pronto alcanza un cruce. En el centro, hay una gran cruz de madera y a sus pies un gran cartel que indica la posibilidad de seguir un camino alternativo al oficial, pasando, entre otros, por Castrillo del Val, que desechamos.

Por lo que continuamos de frente por el camino oficial, internándonos en el llamado Bosque de Espinarejo, compuesto de pinos y robles siguiendo un cómodo y ancho camino de tierra, prácticamente plano.

Pasados dos kilómetros de agradable paseo, el bosque da paso a unas magníficas vistas de los campos de cultivo burgaleses. Aunque es imposible perderse, los escasos árboles que se encuentran en esta parte del Camino lucen una flecha amarilla en su tronco.

A nuestra vista, se despliega un extenso manto verde, solo roto por el blanco reluciente de la cal de las casas de nuestra primera parada, el bello pueblo de Agés, al que llegamos en leve descenso, tras recorrer casi cuatro kilómetros desde el inicio.

A nuestra izquierda, contemplamos de lejos la ermita de la Virgen del Rebollo, algo apartada del pueblo. En el albergue buscamos la sombra y nos tomamos un reanimarte café en su terraza, junto a una refrescante fuente con pilón.

De nuevo en marcha, nos desviamos a la izquierda para ir a conocer la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Mérida, del siglo XVI.

En ella se dice que, bajo una losa a la entrada, se enterraron los restos del rey navarro García Sánchez III "el de Nájera", que murió en la batalla de Atapuerca contra su hermano Fernando I de Castilla, en el año 1054.

La construcción de esta iglesia, de estilo gótico, data del siglo XVI. Siendo construida sobre un templo románico. La portada del templo es del gótico tardío y la espectacular espadaña, levantada sobre el muro occidental, del XVIII.

A la salida, a la izquierda y casi cubierto por la maleza, hay un pequeño puente de piedra sobre el río Vena construido por San Juan de Ortega en el siglo XII.

Este río nace en el municipio cercano de Arlanzón y su desembocadura en el río Arlanzón, en el centro de la ciudad de Burgos fue es el causante de las dos mayores riadas que ha sufrido la ciudad.

En los arcos del ayuntamiento se pueden ver en sendas marcas los niveles de máxima avenida. Viéndolo aquí, con tan poca agua, cuesta creerlo.

Los dos kilómetros y medio que nos separan de Atapuerca los recorrimos por el asfalto de una tranquila carreterita local (BU-V-7012) en línea completamente recta.

En el cruce que hay con la carretera que va al yacimiento paleontológico de Atapuerca, cuna de los primeros europeos, nos paramos a contemplar una serie de grandes menhires colocados en círculo.

Es un homenaje a los colaboradores con las excavaciones e investigaciones del yacimiento, en el que se han descubierto excepcionales hallazgos arqueológicos y paleontológicos, entre los cuales destacan los testimonios fósiles de, al menos, cinco especies distintas de homínidos.

Aunque pensamos ir a conocerlo, el yacimiento queda un poco retirado si se va caminando, además se necesitan al menos un par de horas para conocerlo mínimamente, tiempo del que no disponíamos por tener que regresar a Madrid en cuanto finalizáramos la etapa.

De allí nos fuimos a conocer la iglesia de  San Martín Obispo de Tours, que está situada en un alto que domina toda la villa. Está construida con calizas del lugar. La mayor parte de la construcción, es del siglo XVI con sus habituales características, poseyendo el añadido posterior de la Sacristía ya del siglo XVIII y de sillares más trabajados. La torre-campanario, es un gran prisma con un pequeño rebaje en bisel a la altura del piso del campanario.

En la cantina del pueblo paramos a tomar algo y enseguida buscamos la salida hacia el este, por un camino de tierra que nace junto a una zona de descanso con fuente.

Iniciamos desde aquí un leve pero continuo ascenso hasta alcanzar un pequeño bosque de encinas en la Sierra de Atapuerca.

El camino es bastante irregular y rocoso, prosigue paralelo a una alambrada del campo de maniobras del cerro Matagrande, del acuartelamiento Castrillo del Val, que dejamos a la izquierda.

Pronto alcanzamos un claro en la cima de esta colina, en la que se ha levantado una enorme cruz de madera, desde la que se divisa la gran llanura sobre la que se asienta la capital burgalesa, tan es así que ya podemos ver las agujas de la Catedral de Burgos.

A los pies de la cruz, los peregrinos dejan ofrendas en forma de cartas, botas rotas, fotos, estampas o una simple piedra para agrandar el montículo que poco a poco se está formando.

El descenso se inicia junto a un área de descanso con excelentes vistas en la que se halla un poema escrito en una gran pancarta, en la que reza "desde que el peregrino dominó en burguete los montes de navarra y vio los campos dilatados de España, no ha gozado de vistas más hermosas que esta", sacado del libro Las peregrinaciones jacobeas, de Luciano Huidobro.


Al final de la planicie nace un camino de tierra por el que continuamos el descenso, lo que se agradece después del esfuerzo de la subida.

Siguiendo las flechas amarillas, nos adentramos por un campo de hierba en el valle de Riopico, desde el que se divisan grandes antenas al fondo a la derecha, y cerca una cantera de áridos.

Pronto encontramos una bifurcación. Nosotros tomamos el camino de la izquierda, que nos conduce directamente hasta Villalval, de la que pronto vemos su iglesia de estilo románico que desgraciadamente se encuentra en un penoso estado de ruina, pero parece ser que está en proyecto recuperarla y convertirla en albergue del Camino.

Cerca de aquí se han encontrado tres dólmenes que afianzan el hecho de que por aquí vivieron nuestros antepasados.

Una fuente romana de dos arcos que brota de un manantial y una pequeña zona de descanso con árboles, nos proporcionaron el lugar ideal para tomar el tentempié de media mañana, con algo de sombra y frescor en el cada vez más caluroso día.

También un momento de risas, por el funcionamiento de una fuente de columna, que dejaba salir el agua pisando un pulsador en el suelo, algo que alguna no vio y pensaba que manaba por arte de magia.

Por una buena carretera asfaltada, enseguida recorrimos los pocos metros que nos separan de Cardeñuela Ríopico, municipio que comenzó a forjarse a finales del siglo IX, tras la fundación de la ciudad de Burgos.

Lo primero que nos encontramos es la Bocatería San Miguel, donde muchos peregrinos se afanaban en zamparse unas buenas raciones de tortilla con morcilla.

De haberlo sabido, nos hubiésemos reservado para degustar ésta y otras ricas sugerencias que tenían.

A la derecha dejamos la iglesia, renacentista, dedicada a Santa Eulalia de Mérida, un modesto y sencillo templo, de pequeñas proporciones, levantado a principios del siglo XVI, probablemente sobre una construcción anterior, sigue los estilos gótico y renacentista. 

En su interior destaca un retablo en el altar mayor dedicado a Santa Eulalia obra de Felipe de Vigarny, la única que salió de la catedral de Burgos. Como curiosidad, la parroquia conserva el documento original del Primer Juicio al Cid.

Hay varios albergues en este pueblo de marcado carácter jacobeo, como prueba, en una fachada de una casa, vimos un expresivo mural sobre las mochilas de los peregrinos.

Continuaremos por la carretera que conduce, en unos dos kilómetros a Orbaneja Río Pico, en la que destaca la Iglesia de San Millán Abad, una sencilla construcción encaramada en un alto, en cuyo interior se guarda una curiosa talla de San Roque vestido con los atributos tradicionales del peregrino. Su portada está compuesta de arquivoltas ligeramente apuntadas y está cubierta por un pórtico enrejado realizado en 1877. A un lado de la nave está la torre que tiene un vuelco dispuesto para colocar las campanas y está fechado en el siglo XVII.

A la salida del pueblo se encuentra la Ermita de la Inmaculada, con espadaña de una campaña y escudo blasonado en el arco de medio punto de su entrada.

Enfrente una fuente proporciona algo de tranquilidad en los bancos con sombra que hay junto a ella, porque el calor a esta hora era ya de lo más molesto.

Continuamos por verdes campos sembrados a medio segar. Cruzamos la autopista A1 por un paso elevado, después la línea férrea, y muy cerca de Villafría, que es por donde continúa el Camino oficial, entrando en Burgos por el polígono industrial de Gamonal, aunque en los últimos años ha ganado terreno la entrada por la variante de Castañares. A su favor juega que los últimos kilómetros se realizan a través de un parque junto al río Arlanzón.

Esta última es la opción que elegimos, girando a la izquierda al llegar a una urbanización alcanzamos un área de descanso junto a una pista deportiva.

Por disfrutar de una entrad en Burgos más bonita nos perdemos el paso por Villafría y su iglesia parroquial de San Esteban Protomártir, del siglo XVI.

Bordeando las interminables instalaciones del aeropuerto, fuertemente vallado, llegamos a Castañares, una pedanía de Burgos. Pasamos junto a la pequeña Iglesia de San Quirico y Santa Julita, en la que destaca un nido de cigüeña coronando su espadaña.

Por un puente cruzamos un canal y un poco más adelante por una pasarela pintada de azul, el río Arlanzón, que llevaba bastante agua y junto al cual recorremos los próximos kilómetros hasta entrar en Burgos.

Pasamos bajo la A-1 y en el Parque de las Fuentes Blancas, paramos junto al río para mitigar el asfixiante calor que arrastrábamos. Algunos remojaron los pies en el agua antes de continuar el paseo por la ribera, que en la playa de Fuente Prior estaba muy concurrido de familias con niños y bañistas.

Estos itinerarios, en los que se han instalado numerosas fuentes, zonas de barbacoas y carril bici, forma parte del Cinturón Verde de Burgos.

De haber seguido el Camino oficial, nos hubiésemos perdido todo este entorno natural en el que abundan todo tipo de aves acuáticas, aunque nos hemos perdido el paso por la maravillosa Iglesia de Santa María la Real y Antigua de Gamonal.

Por el Paseo de los Atletas cruzamos el Parque de la Quinta hasta cruzar el río Arlanzón por el puente de la Evolución Humana y por itinerario urbano llegar a la Plaza de San Juan, punto de encuentro con el Camino oficial, prosiguiendo por la calle del mismo nombre, puerta de entrada al casco antiguo.

Pronto tomamos la larga calle Fernán González, que pasa junto a la Iglesia de San Lorenzo y nos sitúa ya en uno de los laterales de la majestuosa Catedral de Santa María burgalesa, con los termómetros de las calles marcando 32ºC.

Esta última etapa de nuestra escapada primaveral la califico con 5 estrellas, deseando retomar de nuevo el Camino en cuanto podamos, nos fuimos para Madrid, haciendo un alto en el restaurante La Varga, para comer. Esperemos que las próximas etapas sean menos calurosas, que ya toca.
Paco Nieto

FOTOS

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