lunes, 5 de diciembre de 2022

Excursión X376: Chorrera de San Mamés y Navarredonda

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Navarredonda y San Mamés. Madrid
Final: Navarredonda y San Mamés. Madrid
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9,9 Km
Desnivel [+]: 412 m
Desnivel [--]: 412 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 4

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Las predicciones meteorológicas para este lunes de macro puente no eran nada halagüeñas para toda la Comunidad de Madrid, pero por lo que pudimos analizar, sí eran algo más benévolas para la zona norte de la A1. Entrados en pleno otoño, es el tiempo que toca en esta estación y a Dios gracias, después de los calurosos meses que hemos sufrido este año y la falta de agua de la que adolecen arroyos, campos y embalses.

Con previsión de poca lluvia para esa zona, decidimos acercarnos este lunes a ver cómo estaba la chorrera de San Mamés, algunos más expectantes después de ver hace quince días, pletóricos de agua, los dos chorros de la Granja en la vertiente segoviana de los montes carpetanos, fruto de la fusión de la poca nieve caídas en sus cumbres en las semanas anteriores.

Una vez más, quedamos para economizar vehículos en el helipuerto de Venturada, para luego tomar dirección norte por la A1, y desviarnos posteriormente pasado el pueblo de Pedrezuela hacia el siempre espectacular valle de Lozoya.

Adentrados en el mismo, y una vez pasado el viaducto del antiguo tren Burgos – Madrid, tomamos el desvío hacia los coquetos pueblos de Gargantilla, Navarredonda y San Mamés, pertenecientes a la mancomunidad del valle de Lozoya.

Estas dos últimas localidades, situadas al abrigo del cerro de la Cruz y de la cuerda de los Reajos, forman un único municipio, aunque tienen dos núcleos de población separados por un par de kilómetros. Si tomáramos esos dos por separado, entrarían dentro del listado de las 5 o 6 poblaciones con menos habitantes de la comunidad de Madrid, Quizás por ello tengo especial querencia y estima por ellas.

Dentro de su término municipal se encuentra una de las chorreras mas espectaculares que se pueden encontrar en los alrededores de Madrid. Con sus 30 metros de altura es una de las más altas de la Comunidad de Madrid. En este enlace he recopilado las cascadas, chorro y chorreras más próximas a Madrid.

Llegamos a San Mamés, para dejar el coche en el aparcamiento público que hoy se encuentra vacío, cerca de la taberna el Chato, que a estas horas todavía está cerrada. Lugar muy recomendable para finalizar una ruta.

Vamos a dirigirnos primeramente hacia la quesería de San Mamés, famosa por sus estupendos quesos de cabra. El camino más habitual para llegar a ella es tomar la calleja de Tres Iglesias, que sale enfrente de la iglesia de San Mamés, junto a la carretera que va en dirección a Villavieja de Lozoya.

Pero nosotros hoy vamos a tomar otra alternativa. Salimos del aparcamiento y giramos a la derecha por la calle del río, atravesamos el arroyo del Chorro y luego giramos a la izquierda para ir a buscar la calleja de la Fuente.

La calle se convierte más adelante en pista cuando sale del pueblo, y en unos pocos minutos gira a la derecha y se junta con el camino de las Tres Iglesias, ya a la altura de la quesería.

Paramos un momento en este punto, y nos quedamos mirando un cartel que advierte sobre la presencia de lobos. En ese tiempo aparece el propietario de la quesería (Javier Colmenarejo). Le preguntamos por los encuentros con lobos en esta zona y concretamente sobre un video que hace años me pasaron sobre el ataque de unos lobos a varios terneros, en la aparte alta de la zona de los Reajos.

Nos comenta que ese ganado no era suyo, y que ese video lo grabo un vecino al que pertenecían las mismas. Sin embargo, nos comentaba que el ha sufrido varios ataques a sus cabras y que concretamente en el año 2015 perdió 80 de ellas por el ataque de lobos, en una zona que nos señala, no muy lejos de la quesería.

Nos relata la odisea que tuvo que realizar para poder cobrar un precio razonable por cada uno de los animales, muy lejos del precio que fue tasado por la consejería de la CAM, y que tuvo que llegar incluso a Bruselas. Y cómo esa sentencia obligó a la Comunidad de Madrid a aumentar la cuantía de las indemnizaciones que estaba aplicando hasta ese momento. Dentro de esas indemnizaciones se debe de tener en cuenta no solo las reses muertas, sino también los daños colaterales que se producen en el resto del rebaño superviviente dado que, por el estrés sufrido durante el ataque, dejan de producir leche, e incluso quedan imposibilitadas para poder criar.

Aquí dejo este enlace y este otro con más información sobre esta noticia, que tuvo bastante eco en prensa.

También hablamos sobre sus quesos y nos comentó que sus quesos de cabra se han llevado varios premios a nivel nacional.

Tras unos minutos de charla, nos despedimos de él y proseguimos nuestro camino hacia la cascada, por la cañada de los Rendales. Unos cuantos metros más adelante, la pista se desdobla, descartando el ramal que sale a nuestra derecha hacia la zona conocida como el Quiñón del Trigo.

La pista va ganando altura poco a poco, todavía por zona despejada y avanzamos hacia la niebla que cae desde los Montes Carpetanos, a la vez que va apareciendo un pequeño chirimiri muy suave.

Cerca ya de la Casa del Leñador, la niebla nos va dejando entrever a ratos el tramo vertical de la cascada de San Mamés, que como era de esperar, hoy trae bastante agua. A nuestra izquierda y al otro lado del arroyo del chorro, vemos el camino de Navarredonda por el que vamos a regresar luego.

A la altura de esta construcción forestal abandonada, sorteamos la barrera que impide el acceso de vehículos y entramos ya al abrigo del bosque de pinos, que hoy se agradece, aunque no tanto como cuando aprieta el sol.

Continuamos adentrándonos en el pinar. Un poco mas adelante dejamos a nuestra derecha la pista que sigue ascendiendo hacia la parte alta de la ladera (uno de sus ramales, cruzara en la zona alta del arroyo del chorro). En este punto hay un mojón que marca los límites del Parque Nacional. Unos metros más allá nos encontramos con un pilón con caño, hoy sin agua.

La pista poco a poco se transforma en una senda, a nuestra izquierda desciende hacia el arroyo el camino que luego cogeremos para volver. Seguimos de frente, y pasamos por una zona donde se han producido unos pequeños desprendimientos, y al poco alcanzamos el puentecillo metálico que salva el arroyo de la Mata de la Ladera.

Aquí el sendero gira hacia la izquierda, y comienza a encaramarse ladera arriba por un tramo inclinado, aunque bien acondicionado con traviesas de madera y un pequeño cable protector que hace más sencilla la progresión por las rocas que hoy se encuentran mojadas.

Mas adelante y próximos a la base de la cascada, la senda se hace más tendida, y llegamos al primer mirador de la cascada. Al igual que el resto de los miradores que nos encontraremos, están protegidos desde hace unos cuantos años por una pequeña valla con cable de acero, para evitar accidentes (desgraciadamente los ha habido y alguno incluso mortal).

Aprovechamos para inmortalizar la cascada y realizar algunas fotos de grupo, tras lo cual proseguimos hasta la base de la cascada. Antes de llegar a ella, sale hacia la derecha el sendero que trepa paralelo a la cascada hacia el mirador que hay en la parte alta de la misma y luego prosigue paralelo al arroyo del Chorro.

El primer tramo de tierra es bastante inclinado, además hoy está muy resbaladizo y que junto con la niebla más cerrada cuanto más arriba, nos hace desistir de subir por el mismo.

Nos dirigimos a la base de la cascada, y nos deleitamos con las vistas de la misma, realizando una amplía sesión de fotos, aprovechando que hoy no hay nadie en esta (al contrario que la última vez que estuve por aquí con más de 200 personas haciendo cola para hacerse la foto con la chorrera de fondo), y dado que en la parte baja de la cascada todavía la niebla es benévola con nosotros y nos deja sacar buenas imágenes de la chorrera, que hoy luce impresionante.

Terminada la sesión de fotos, volvemos sobre nuestros pasos, y al alcanzar de nuevo el puentecillo.

Al poco, Flor se percata que ha perdido uno de sus guantes, sin embargo, yo veo que los tiene en las manos, pero resulta que llevaba dos pares. Pues nada, en solidaridad con ella todos damos la media vuelta de nuevo y otra vez sendero para arriba hasta la base de la cascada.

Una vez recuperado el guante rebelde, volvemos a bajar por el sendero, hasta alcanzar el poste que nos indica a la derecha el ramal que se dirige hacia Navarredonda. El sendero baja por el pinar en paralelo a un muro de piedra que hoy aparece cubierto de musgo, realzando la belleza de este lugar.

Tras un giro a la derecha encaramos el ultimo tramo de bajada para cruzar por un puente de piedras el arroyo del Chorro. Al otro lado nos toca subir un pequeño tramo inclinado también acondicionado con pequeñas traviesas de madera que hace más fácil la subida.

A este tramo sigue otro en horizontal, en el que pasamos al lado de una enorme roca cubierta de musgo a la que realizamos varias fotos. El sendero torna en ligero descenso en busca de la linde del pinar, para una vez traspasado el muro de piedra que rodea el mismo y que está protegido por una valla de madera que impide el acceso del ganado al mismo, entrar en una enorme pradera herbosa donde pastaban varias vacas.

A partir de aquí ya el sendero está marcado con pequeños carteles amarillos que nos acompañaron sin pérdida posible, hasta el pueblo de Navarredonda.

El sendero comienza a ascender por la derecha de la pradera entre alguna que otra zarza, para alcanzar otra pradera en la parte más alta. En este punto, el camino torna a la derecha y atraviesa una pequeña puerta de madera. Viendo el mapa del GPS nosotros decidimos seguir recto para intentar coger una pista más adelante que nos acortaría la ruta de vuelta.

Vamos dejando a nuestra derecha un muro de piedra y vamos buscando un camino que aparece un poco más adelante a la derecha de este. Llegamos a la altura donde el GPS indica que sale el mismo, pero se adentra en una finca vallada con muro de piedra y una valla metálica en su parte superior. Como nos surge la duda si podremos o no salir por el otro extremo de la finca, decidimos no acceder a la misma y seguir en paralelo esta valla, para ver si el algún momento podemos rodearla y bajar directamente hacia San Mamés. Tras pasar varios muros de piedra, y ver que la valla que venimos siguiendo no tiene visos de terminar, desistimos de nuestro empeño, y retomamos un poco más arriba, el camino natural hacia Navarredonda ya casi a la altura del depósito de agua de esta localidad.

Entramos en las calles del pueblo, pasamos junto a la iglesia de San Miguel Arcángel reconstruida tras la guerra civil, con su espadaña de tres campanas, perfectamente alineadas.

Este es uno de los pocos pueblos de la Comunidad de Madrid que no tiene tiendas, y que el pan todavía lo trae el repartidor en su furgoneta todos los días. Otros repartidores como el frutero, también se acerca al pueblo un par de días a la semana. Quizás por eso, por lo menos para la gente de fuera, conserva su encanto.

Atravesamos la plaza del ayuntamiento y bajamos por las escaleras para tomar la carretera que une este núcleo con San Mamés.

En el paseo por la carretera, nos llama la atención dentro de una finca un pequeño arbusto con flores rosáceas. Nos indica Juan que se trata de un Bonetero, y lo que vemos no son flores, si no los frutos de éste con forma de cápsula que componen cuatro gajos. El fruto es tóxico y se usaba como insecticida. Realizamos varias fotos desde varios planos y proseguimos camino, para poco más adelante, entrar en la población de San Mamés.

La lluvia nos ha respetado toda la ruta y solo nos ha acompañado un pequeño chirimiri que tampoco nos ha importunado mucho.

Para finalizar la ruta nos dirigimos hacia Gargantilla para degustar unas tapas en la antigua casa Pedro.

A la excursión le otorgo 4,5 estrellas, por la compañía, lo espectacular de las chorreras, porque la lluvia nos respeto y sobre todo por la comida y la sobremesa en buena compañçia.
Carlos Revilla

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