sábado, 3 de abril de 2021

Excursión X275: Lagunas de Torrevieja

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Torrevieja
Final: Torrevieja
Tiempo: 2 a 3 horas
Distancia: 11,2 Km 
Desnivel [+]: 56 m 
Desnivel [--]: 56 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 12

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx) 

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH 
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
El Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja (Alicante), es para muchos el “mar Muerto” valenciano, debido a que una de sus lagunas, la laguna rosa, tiene una concentración de 350 gramos por litro de agua de pigmento rosáceo, una cifra muy similar a la del Mar Muerto.

El parque alberga dos grandes lagunas, separadas entre sí por un anticlinal llamado “El Chaparral”, y que se diferencian por su color. 

La primera de ellas es rosa, donde además se localiza la explotación salinera torrevejense y que puede contemplarse como bello paisaje. Mientras, la Laguna de La Mata, es de color verde-azulado y en ella se encuentra el Centro de Interpretación de este parque natural, formado por distintos puntos observatorio de pájaros además de un área recreativa y de un bello entorno para caminar.

Ambas lagunas saladas presentan un tono verdoso durante la mayor parte del año, es durante el periodo estival y los meses de más calor cuando bacterias y algas, que habitan en el interior de una de sus lagunas, tiñen de color rosa las aguas.

Tras aparcar frente a la farmacia La Siesta, bordeamos la gasolinera de El Chaparral y la rotonda que hay a continuación para salir a la Vía Verde de Torrevieja, antiguo trazado del tren, que discurre la mayoría del tiempo entre juncos paralela a la laguna rosa.

La sorpresa no se hizo esperar, porque al cobijo de este humedal, los mosquitos, grandes como nunca los había visto, nos consideraron su desayuno del día. El buen tiempo y el calorcito se ve que han adelantado este año su desarrollo, más propio del periodo estival.

Resignados, aguantamos como pudimos las envestidas, yo incluso me aventuré a acercarme a la orilla de la laguna, por uno de los escasos pasadizos que permite el carrizal. Junto al agua pude comprobar “in situ” la sal cristalizada en su orilla y la concentración (10 veces más que el agua del mar) que tiene sus aguas.

Precisamente esta altísima concentración impide que la laguna constituya un hábitat para las aves. Pero pagué cara mi incursión, porque esta zona estaba aún más plagada de los molestos voladores.

Desesperados, aligeramos el paso y buscamos la forma más rápida de irnos a la otra laguna, la de la Mata, curiosamente exenta de tan voraces insectos. No fue hasta un poco después que pudimos hacer recuento de picaduras, una vez pasado el efecto anestésico que inyectan al picar, dejando como señal las características manchas rojas que nos producen comezón. Yo creo que me llevé el premio al más rejoneado, Vicky la que menos, ni uno solo se atrevió, deberían de examinar su sangre o su piel, algo tienen.

Al llegar a la rotonda de la CV-905, cambiamos el rumbo hacia la laguna azul, humedal que ofrece un ecosistema para muchas especies de aves, tal y como comprobamos, visualizándolas desde los observatorios de aves en varios puntos de la misma, el primero una torre de vigilancia a la que no nos resistimos a subir para contemplar desde su atalaya la laguna en toda su extensión.

Fueron declaradas Parque Natural en 1996, cuentan con un total de 3.700 ha, y ocupan parte de los términos municipales de Guardamar del Segura, Torrevieja, los Montesinos y Rojales.

Junto con los Parques Naturales de El Hondo y las Salinas de Santa Pola, forman un triángulo de humedales de una importancia crucial para el desarrollo de los ciclos biológicos de numerosas especies que lo utilizan tanto en sus migraciones como en su nidificación o invernada.

Un canal une ambas depresiones que, además, están comunicadas de forma artificial con el mar por medio de otros dos canales conocidos como “Acequiones”, conformando así una unidad de explotación salinera.

Las lagunas de La Mata y Torrevieja ya se utilizaban en 1321, fecha en que fueron cedidas por la Corona a la ciudad de Orihuela con la condición de que no fuesen enajenadas.

Más tarde, en 1389, la propia Corona concedió a la misma población la posibilidad de transformar la laguna de Torrevieja en albufera con el fin de explotar la pesca, pero la construcción del Acequión que la comunicaba con el mar se demoró casi un siglo, y fue en 1482, cuando se comprobó la inviabilidad del proyecto, al no entrar los peces en la laguna por la elevada salinidad de sus aguas. Orihuela renunció a la donación real por este motivo.

Una Real Orden declaró en 1759 la reversión de la propiedad de ambas lagunas al Estado. Pocos años después se llevaron a cabo las primeras pruebas de extracción de sal en la laguna de La Mata.

La explotación salinera organizada comenzó tras observarse la buena calidad del producto obtenido. Los primeros embarques de sal se realizaron en la rada de La Mata, pero tras comprobarse que las condiciones para la realización de esta tarea eran mejores en Torrevieja, se trasladó la explotación a ella.

En agradable paseo, ahora ya sin mosquitos afortunadamente, fuimos recorriendo por amplia senda el litoral occidental de la laguna de la Mata, muy frecuentado por paseantes y ciclistas en esta época del año.

Aprovechando la sombra de uno de sus pinares, paramos a tomar el tentempié de media mañana, con la vista perdida en las quietas aguas de la laguna, que desde aquí, parecía el mar.

Al alcanzar el extremo más al sur de la laguna, nada más pasar por otra zona de pino carrasco y piñonero, giramos a la derecha, iniciando el regreso al aparcamiento entre arbustos y florecillas silvestres de alegres colores como el tomillo, orquídeas y los amarillos jaramagos.

Cruzamos la urbanización de El Chaparral, plagada de bonitos chalets, y un parque hasta dar con el lugar donde habíamos dejado los coches, completando así el circular paseo.

Para olvidarnos de los mosquitos y celebrar todos la bonita jornada, nos fuimos a comer unos estupendos arroces al restaurante Luz de Mar, situado en la recoleta playa de los Locos, en Torrevieja, poniendo así fin a esta excursión que se merece más nota, pero como aún me acuerdo de las picaduras, la dejo con solo 3 estrellas.
Paco Nieto

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