martes, 13 de octubre de 2020

Excursión X238: Circular por los Chorros de la Pedriza

FICHA TÉCNICA

Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,6 Km 
Desnivel [+]: 863 m 
Desnivel [--]: 863 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 7

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta












TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN
Tenía ganas de volver a recorrer uno de los rincones más bellos de La Pedriza: los chorros del Manzanares. Una espectacular sucesión de saltos de agua y pozas cristalinas del recién nacido río.

Comenzaremos la ruta en el aparcamiento del puente de las Ranas, porque el de Canto Cochino estaba en obras. Cargados de optimismo por el buen día que hace, cruzamos el puente de las Ranas y, lo más próximos posibles a la margen izquierda del río Manzanares, remontamos sus acaudaladas aguas.

Con el sonido del agua de fondo, disfrutamos con la densa vegetación de ribera del río, como fresnos, sauces, e incluso un tejo encontramos. Cuando no es posible acercarse tanto, caminamos por el PR-M18, el sendero que recorre el curso alto del Manzanares, señalizado con marcas amarillas y blancas.

Dejamos a nuestra izquierda el puente Cola de Caballo y poco más adelante el del Vivero. En este último podríamos haber optado por cambiar de margen y seguir por el PR, pero decidimos seguir por la misma orilla y explorar el tramo que va al puente de los Manchegos por este otro lado, que no conocíamos.

Cuando era posible nos acercábamos a la orilla del río para contemplar las grandes pozas y sus pequeños saltos de agua, de una gran belleza.

La ribera nos adentró en un paraíso de densa vegetación en la que el pino se iba imponiendo conforme nos acercábamos a la Charca Verde, espléndido remanso de agua del que añoro sus refrescantes baños en verano, ahora ya prohibidos.

El deterioro que iba adquiriendo en sus zonas más visitadas y el turismo irresponsable, que alteraba el cauce del río dejando basura por las orillas, provocó la decisión de tomar estas drásticas medidas.

Rodeamos las enormes rocas que hay junto a la charca siguiendo el trazado de una tubería que remonta el río unos 400 metros hasta el punto donde capta el agua. La senda no está muy señalizada, pero es fácil de seguir, siempre próxima al río, cruza el arroyo del Chivato, donde una roca señala que estamos en zona nudista, y pasa junto a un puente derruido.

Los colores otoñales comenzaban a percibirse en las hojas de los árboles y abundaban las setas a poco que nos fijáramos en el suelo, aunque a falta de los expertos del grupo, no nos atrevimos a cogerlas.

Al poco, alcanzamos la pista que viene de Canto Cochino, a escasos metros del puente del Francés, donde paramos a tomar el tentempié de media mañana mientras nos deleitamos con el melodioso sonido del agua al chapotear en un poza cercana.

Tras el breve descanso, continuamos la marcha cruzando el puente hasta llegar enseguida a la s escaleras de piedra que salen a la derecha, por las que continua el PR-M18 que habíamos dejado, justo donde hay un cartel, advirtiendo de la prohibición de la práctica del barranquismo, ya que hace muchos años esta zona era el único lugar de barranquismo que había en la Comunidad de Madrid.

Enseguida llegamos a una fuente perfectamente encajada entre piedras, aunque sin apenas agua. La bonita senda, señalizada con marcas blancas y amarillas, discurre a media ladera, con el sonido del río a nuestra derecha, que de vez en cuando nos ofrece unas espectaculares vistas de sus pozas de agua cristalina.

Seguimos las marcas blancas y amarillas, sobre los árboles y de vez en cuando sobre rocas, adentrándonos en la zona más abrupta que no la de mayor desnivel, donde la tupida vegetación, sobre todo los helechos y las jaras, intentan cerrar las sendas sin conseguirlo.

Al poco, alcanzamos el Puente del Retén, con una bonita charca de agua cristalina a su izquierda. Este renovado puente llegó a estar muy deteriorado y una escuela-taller lo restauro en el 2005.

Una vez lo cruzamos, comenzó la parte de mayor desnivel, entre pinares y durante 1 km aproximadamente se ascienden 200 metros. Seguimos los hitos y marcas del PR de la zigzagueante senda hasta la altura donde el rugir del agua comienza a dejarse sentir.

Un pequeño sendero que sale a la izquierda, con unas marcas en las piedras, nos indica que varios metros más abajo, al pie de de un denso pinar y de la loma de Cerro Ortigoso, se encuentra la cascada de los chorros del Manzanares, una larga hilera de pequeñas cascadas que se suceden unas a otras y que hacen de este lugar un rincón único y especialmente bello.

Quisimos verlo de cerca, y en lugar de volver sobre nuestros pasos, continuamos lo más próximos que pudimos al río, disfrutando de los continuos saltos de agua, chorreras y cascadas. Esta zona puede ser muy peligrosa en caso de lluvia por lo resbaladizas que pueden ponerse las rocas.

Al llegar al Barranco de los Chorros, se nos hizo imposible continuar junto al río, lo que nos obligó a subir por un lanchar hasta alcanzar de nuevo el PR-M18.

Por el que continuamos ascendiendo para unos pocos de metros más adelante desviarnos a la izquierda unos metros para contemplar la Poza de Nerón, precedida de varios saltos de agua que hacen de este sitio un lugar con mucho encanto.

Recuperamos el sendero y proseguimos el ascenso por el estrecho sendero del PR-M18, entre helechos ya amarillentos por efecto del estiaje. Vadeamos el arroyo del Berzoso con la ayuda de unas piedras. El paisaje no podía ser más alpino, rodeados de pinos y con el río Manzanares saltando de poza en poza a nuestra izquierda.

Por fin alcanzamos la pista y, a los pocos metros, el puente de los Manchegos, donde paramos para dar cuenta de los bocadillos al lado del río.

Repuestas las fuerzas, dejamos el PR-M18 en su camino hacia la Bola del Mundo, para seguir por la pista, que en ligero ascenso se dirige al collado de los Pastores, mirador privilegiado que con sus 1748 metros era la cota de mayor altura de la ruta. Desde él, se tiene unas magníficas vistas de la Cuerda Larga, la Sierra de los Porrones y toda la Pedriza, fáciles de localizar por tener cuatro paneles  identificando los perfiles de la sierra.

Tras extasiarnos con las panorámicas, iniciamos el descenso, con el alivio de saber que ya todo era bajada, al principio por amplia pista con varias zetas, y después recortando las curvas del camino por dos bellos senderos, el último desconocido hasta ahora por nosotros, así hasta alcanzar el Mirador de la Pedriza, que como era de esperar ofrece unas estupendas vistas de ella. Un poco más adelante pasamos junto a la fuente de las Casiruelas, de la que no caía ni una sola gota de agua.

Por una cómoda senda que evita la pista, bordeamos la Loma de las Casiruelas, entre pinos y enormes rocas de singular forma, hasta alcanzar las inmediaciones de Canto Cochino y de allí al aparcamiento del puente de las Ranas donde teníamos los coches.

Las cañas de celebración de fin de ruta nos las tomamos en Manzanares el Real al pie de su iglesia, dando así por finalizada esta estupenda excursión que se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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