sábado, 19 de enero de 2019

Excursión X161: Faro Punta del Albir

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Albir
Final: Albir
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10,6 Km 
Desnivel [+]: 554 m 
Desnivel [--]: 554 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
La Sierra Helada (en valenciano Serra Gelada) es Parque Natural de la Comunidad Valenciana desde el 11 de marzo de 2005, abarcando una superficie de 5.564 ha. Está formada por un impresionante relieve, que se alza abruptamente desde la planicie de Benidorm y Alfaz del Pi. La sierra da lugar, en su frente litoral, a espectaculares acantilados de más de 300 m.

Y para conocer uno de sus recorridos más popular, que lleva al faro de la Punta del Albir, salimos desde el hotel en que nos hospedamos, el Sun Palace Albir, cercano al aparcamiento de entrada al Parque. El camino discurre por la antigua carretera que llevaba al faro, por lo que es accesible para todo el mundo, con poca pendiente y muy bien señalizado.

Nada más comenzar el recorrido, se encuentra una pequeña zona recreativa con mesas de madera y una fuente al doblar la primera curva. Enseguida por la izquierda nos sale una senda que entre pinos lleva a la Cala del Metge, pero que no será hasta la vuelta que la sigamos.

Continuamos hacia el faro, y tras otra curva, también a la izquierda, alejado unos metros del camino, se encuentra el primer mirador, protegido por un muro de piedras y madera, desde el que se tiene unas vistas espectaculares de la bahía de Altea y Calpe con el Peñón de Ifach, majestuoso, alzándose en medio del mar. Detrás las montañas. La sierra de Bernia, el Ponoig, Puig Campana, Cabeçó d’Or y la ciudad de Altea. Las fotos con tan incoparable fondo son inevitables.

Continuamos y un poco más adelante, tras otra curva a la izquierda, nos surge un segundo mirador, separado también unos metros del camino, justo antes de entrar en un túnel excavado en la roca. Las vistas son análogas a las del anterior, mejoradas en la parte de la playa de Albir por efectos de la perspectiva. Un panel informativo detalla cada uno de los puntos de interés de la panorámica.

De vuelta al camino, pasamos bajo el túnel, divisando a la derecha una roca con curiosas incrustaciones, que en realidad son fósiles de unos moluscos bivalvos, los condrodontos, ya extinguidos desde hace más de cien millones de años, y que vivían en el fondo marino que por entonces era esta sierra.

Desde aquí, al fondo divisamos ya nuestro objetivo, el faro del Albir, con los restos de la antigua torre Bombarda a su lado. Seguimos avanzando y después de otra curva a la izquierda, nos sale una senda que desciende al Racó del Pallarés, una playa muy visitada en verano, descendemos para conocerla, con cierta dificultad por la pendiente y con cuidado de no resbalar.

De vuelta al camino, continuamos disfrutando de las vistas del mar, y tras unas cuantas curvas, a mano derecha, en la ladera de la montaña, divisamos la cueva del Bou o boca de la Ballena, una cavidad producto del agua filtrada sobre la roca caliza a la que accedemos por una senda que remonta la ladera entre arbustos para disfrutar de las vistas y descansar a la sombra de su cavidad.

Tras el pequeño descanso, descendemos y continuamos el camino, donde enseguida encontramos otra senda a nuestra izquierda que desciende a la playa, y que además permite visitar las minas de ocre y la Cala de La Mina, lo que haremos a la vuelta de la visita al faro.

Desde aquí hasta el faro no queda mucho, pero antes, a pocos metros nos volvemos a desviar para conocer un nuevo mirador, llamado llamado Alfonso Yébenes Simón, que nos sale a la derecha, con cierta pendiente, pero protegido con vallas de madera. Ascendemos hasta la cresta, lo que nos permitió ver la parte de la sierra que da a alta mar, con sus impresionantes acantilados. Aquí nos hicimos muchas fotos, incluso nos salimos del terreno vallado, con muchísimo cuidado porque la altura es considerable, para ver la parte del faro que da al mar.

Tras las magníficas panorámicas, descendemos para seguir el camino al faro, al que llegamos enseguida tras superar un repechón. Desde las barandillas que rodea el faro, aún en funcionamiento, tenemos 360 grados de impresionantes vistas. Dicen que desde aquí con un poco de suerte se pueden ver delfines molares, que viene a alimentarse alrededor de la piscifactoría que hay entre el faro y el peñón de Ifach, pero nosotros no tuvimos tanta suerte.

El faro fue restaurado en el año 2011 y se ha convertido en un centro de interpretación de la sierra y el propio faro con paneles explicativos de la historia y funcionamiento del mismo, con imágenes e instrumentos de la época. Junto al faro se encuentra la torre Bombarda, torre vigía construida en el siglo XVII para defenderse de los piratas berberiscos y destruida durante la guerra de la independencia.

De regreso, nos desviamos a la derecha para visitar las minas de ocre y la cala de La Mina. Con cuidado de no resbalar en el primer tramo, el de mayor pendiente, descendemos por la senda, bien señalizada.

Enseguida, entre arbustos nos encontramos estas minas, explotadas ya por los fenicios y romanos y que duró, después de varios periodos de abandono, hasta mediados de siglo pasado. A la derecha de la senda principal nos aparece una pequeña cueva de paredes oxidadas por el hierro de las piedras. El ocre se utilizaba como pigmentación, basta tocarlo para comprobarlo.

Proseguimos este sendero hacia abajo y siguiendo unos pilares de piedra, restos de la antigua construcción para transportar el ocre hasta el mar, lugar donde los barcos lo llevaban a tierra, llegamos a la impresionante Cala de La Mina, lugar de fondeo de numerosos veleros e ideal para refrescarte si es época de calor, que no era nuestro caso.

Sus aguas limpias y transparentes y la tranquilidad del lugar invitan con buen tiempo a un refrescante baño o simplemente un descanso, como hicimos nosotros. Bordeamos la cala, para seguir por un sendero que nos lleva paralelos al mar al otro extremo de la cala. Desde ahí remontamos el barranco para regresar al camino, justo en la misma curva del desvío a la cueva.

Continuamos el regreso en plácido paseo hacia el aparcamiento de la entrada al Parque, pasando de nuevo por el túnel, pero a pocos metros de llegar a la zona recreativa, nos desviamos a la derecha para seguir la senda que dejamos pendiente que baja a la Cala del Metge, siguiendo un amplio camino entre pinos, donde nos esperan las aguas limpias y cristalinas donde si hubiese sido factible, seguro que nos hubiésemos dado un chapuzón. Continuamos desviándonos a la derecha para seguir una senda que bordea unas fincas y va a salir a la entrada del Parque.

Antes de regresar al hotel, descendimos a la playa del Albir, pasando junto al Centro de Educación Ambiental "Carabineros" y continuamos el descenso hasta llegar al Paseo de las Estrellas el paseo marítimo de Alfaz del Pi, en el que se va reflejando el nombre –dentro de su estrella de piedra y bronce- de los homenajeados en cada edición del Festival de Cine que cada mes de julio celebra este pueblo.

Tras el bonito paseo junto al mar, regresamos, pasando frente a la Villa romana, que data de los siglos II a V después de Cristo. La cuesta de la calle Camino de la Cantera nos devolvió al hotel desde donde iniciamos esta ruta fácil, didáctica e interesante, con excelentes vistas y llena de alicientes, que bien se merece 5 estrellas.
Paco Nieto

FOTOS

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