martes, 11 de diciembre de 2018

Excursión X157: Puerto de Malagosto desde Rascafría

FICHA TÉCNICA
Inicio: 
Rascafría
Final: Rascafría
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 19,7 Km 
Desnivel [+]: 932 m 
Desnivel [--]: 932 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 3

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Con un día frío y algo de niebla nos acercamos a Rascafría para iniciar en la plaza del ayuntamiento esta larga excursión, con el grupo bastante mermado por cuestiones de salud.

Salimos de la plaza girando a la izquierda por la carretera M-604, la que hacia Lozoya, enseguida nos desviamos a la derecha por la M-611, la carretera que sube al puerto de Canencia, para dejarla a los pocos metros por el Camino Natural Valle del Lozoya, que recorre la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, por un valle salpicado de pinares centenarios, que cuenta con la presencia constante del río Lozoya.

El Camino comienza en el Puente del Perdón, junto al Monasterio de Santa María de El Paular y termina en El Cuadrón, tras 31,7 km de recorrido, 605 m de subida y 455m de bajada, pero que en estos primeros tramos es completamente llano.

Tras dejar atrás el cementerio de Rascafría, continuamos por una vía pecuaria que atraviesa la urbanización “Los Grifos” por un agradable paseo entre fresnos, rebollos y avellanos hacia Oteruelo del Valle, cruzando previamente el Arroyo del Gallinero y el Arroyo Entretérminos, que llevaba bastante agua, lo que nos obligó a utilizar la bonita pasarela que lo salva. Por nuestra derecha contemplamos cómo el sol remonta por la Sierra de la Morcuera entre la niebla, creando unos bonitos contraluces.

Entramos en Oteruelo del Valle por la plaza de la Fragua, donde su antiguo potro de herrar nos evoca un pasado que se remonta a la época medieval, cuando estos pueblos del valle surgieron ligados a la repoblación de la sierra llevada a cabo por cuadrillas segovianas, integrados en el "Sexmo de Lozoya" como unidad administrativa de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia. Tras la reestructuración provincial realizada en 1833, pasaron a formar parte de la provincia de Madrid.

Salimos del pueblo por la avenida de La Paz, cruzamos la carretera M-604, y por el camino que sale a la izquirda, en dirección noroeste, continuamos entre dehesas con caballos que se nos acercan y vacas paciendo tranquilamente en la hierba.

Mirando hacia atrás contemplamos el embalse de Pinilla, medio oculto por la niebla y hacia la izquierda la imponente silueta de Peñalara, con toda su cumbre nevada, que la hace parece aún más grandiosa.

Entre fincas, por camino llano, pasamos junto a un estanque que un pequeño arroyo llena de agua para el ganando. Aquí, sin camino evidente que seguir, tratamos de buscar el olvidado PR-20, giramos hacia el norte, iniciando el ascenso hacia el puerto de Malagosto, entre jóvenes robles y fresnos.

Conforme ascendemos, las vistas del valle ganan en belleza, a la vez que nos enredamos en zarzas y matorrales, que sin una senda evidente, tratamos de superar buscando los pocos claros que la loma ofrece en esta zona conocida como la Pared Cimera, vaya usted a saber por qué.

Pasamos una cerca entre fresnos, con portón abierto, y alcanzamos, tras sortear matas y zarzas, una praderita en la que destacaba un precioso acebo cargado de bolitas rojas cuan árbol de Navidad desde donde se tenía una amplia panorámica del valle del Lozoya y del recorrido que habíamos realizado hasta llegar hasta aquí.

Continuamos entre zarzas, buscando la casi inexistente senda. Un poco más arriba, tras saltar un murete de piedras rematado con alambrada, alcanzamos el Camino de Segovia, que une el puerto con Alameda del Valle y que visto lo visto, quizás hubiese sido mejor haberlo ascendido desde allí, aunque hubiese supuesto unos cuántos kilómetros más.

Por el despejado camino, que se agradece sobremanera, ascendimos por la Loma de Peñas Crecientes, desde las que tenemos unas excelentes vistas del Valle del Lozoya, Cuerda Larga, Sierra de la Morcuera, Peñalara y del cercano Hoyo Borrascoso, unos de los vestigios de circos glaciares que pueblan la cara sur de los Montes Carpetanos.

Tras las pertinentes fotos con tan espléndidas vistas, descendimos al Collado de Vihuelas, dándonos así un pequeño respiro tras la subida, antes de afrontar el empinado tramo que nos faltaba para llegar al puerto de Malagosto, situado a 1.928 metros de altura.

En el alto una inscripción en piedra recuerda las andanzas del Arcipreste de Hita por este lugar, que en su en su libro de Buen Amor, s. XIV, cita como puerto ‘Malangosto’ en su cántiga de la“serrama de Malangosto” (959): “Passando una mañana / el puerto de Malangosto / salteóm una serrana […]”.

Sin embargo, los expertos sostienen que "agostar" significa pastar el ganado durante el verano en las dehesas; y agostaderos se llama a los sitios o pastos donde agosta el ganado. Así que Malagosto significa en realidad mal sitio de pastos o mal sitio para pastar el ganado o mal agostadero.

La famosa romería del Cristo de Malagosto se celebra el primer domingo de agosto en este puerto, en la que dicen es la romería más alta de Europa.

Resguardados del gélido viento tras las rocas del muro de separación de Madrid y Segovia, dimos cuenta de los bocadillos, esta vez sin el apreciado vino de Jorge, mientras nos deleitábamos con las magníficas panorámicas que desde aquí se tienen.

De nuevo en marcha, tomamos el PR-32 en dirección sur, ascendiendo la cuerda carpetana junto a la alambrada que marca los límites de Segovia con Madrid, alcanzando al poco la cota de mayor altura del día, Las Poyatas, con 2.013 metros, en la que había un todo terreno rotulado con "Sierra de Guadarrama. Parque Nacional", el primero que veo con tal inscripción.

Dejando el puerto de las de las Calderuelas unos 300 metros a nuestra derecha, abandonamos el PR- 32 para descender por el PR-35 hacia Rascafría, coincidente durante un par de kilómetros con un amplio cortafuegos, con excelentes vistas de Peñalara y la Cuerda Larga.

Poco después de cruzar una pista, la senda se interna de frente en un frondoso pinar, pero su rastro se puede seguir sin problemas gracias a los hitos y lo que parece un cauce de un arroyuelo hasta alcanzar el Raso de la Cierva.

El lugar no tiene pérdida, porque desde bien lejos se ve la torreta de vigilancia contra incendios que ahora estaba cerrada. Junto a ella, se encuentra el mirador de las Caseruelas, con una caseta desde la que se se tienen amplias vistas del Valle del Lozoya, el ramillete de pueblos de su orilla, destacando en primer término el Monasterio de Santa María del Paular, y al fondo el embalse de Pinilla.

Sin abandonar el PR-35, ahora convertido en amplia pista, un par de zetas nos lleva a las Matillas y unas cuantas curvas nos pone a pie de un hermoso robledal salpicado de hermosos ejemplares de pino en la zona conocida como las Cayadas, donde dejamos momentáneamente el PR-35 para enlazar un poco más abajo de nuevo con él.

Pisando un manto de hojas caídas, con el arroyo del Artiñuelo cercano, a nuestra derecha, entramos en Rascafría por la calle del Reventón y de a continuación por la de la Amargura, la primera seguramente en referencia al palizón que nos hemos dado y la segunda a lo que sentiremos pronto al estar lejos de este entorno tan precioso.

En uno de los bares de la plaza celebramos el fin de ruta y brindamos por la pronta recuperación de los compañeros que hoy no nos han podido acompañar a esta exigente ruta que se merece 4,5 estrellas.
Paco Nieto

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