Inicio: Camino de Planisses. Castalla
Final: Camino de Planisses. Castalla
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,3 KmFinal: Camino de Planisses. Castalla
Tiempo: 5 a 6 horas
Desnivel [+]: 596 m
Desnivel [--]: 596 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 17
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
En la excursión del pasado miércoles, a la que subíamos a lo más alto del Maigmó, vimos, hacia el noroeste, unas montañas por las que el sol desaparecía dejando un estallido de colores ocres y rojos, éstas eran las cumbres del Maigmonet y el Alto de Guisop.
Y para conocerlo, quedamos en su cara norte, en un pequeño ensanche de la carretera que sube a las antenas, una vez pasado el desvío de la carretera del Mirador de Alicante, justo en un recodo donde sale el camino que va a las Planisses.
Por ese amplio camino de tierra echamos a andar, en dirección noroeste, con leve pendiente de subida. A nuestro alrededor, pinos y arbustos nos acompañan en el recorrido.
Al poco, el camino da una cerrada curva para salvar el Barranco de Rechil, en el que hay una pequeña balsa, junto al camino, para facilitar que los animales beban cuando lleva agua porque ahora estaba seca.
Continuamos el ascenso, otra curva y otro barranco, a nuestra izquierda un pequeño refugio excavado en las blancas calizas margosas características de esta zona, y finalmente llegamos al pozo de nieve de Planisses o de Briga, una pequeña joya de la arquitectura industrial de los siglos XV-XVII que con sus 12 metros de diámetro y 9,5 de fondo, es quizás el más profundo de la zona, pero en lamentable estado de conservación. Tiene la casa de los neveros pegada pared con pared con el mismo pozo. Desde no hace mucho está vallado para evitar accidentes.
Continuamos caminando ahora por una gran explanada con cultivos abandonados al lado del camino, en los que los cardos en flor y otras hierbas se ha adueñado del paisaje.
Al poco y tras una cuesta, nos encontramos con las Casas de Planisses, en ruinas y valladas para evitar males mayores, solo una queda con la techumbre.
Viejos símbolos de esta sierra que poco a poco van desapareciendo ante la desidia de particulares y la administración.
Continuamos por el Camino de Planisses para llegar al Aljibe, un antiguo y profundo pozo con su vieja pileta abrevadero, cerrado por una cancela sin candado. Desde aquí tenemos unas extensas panorámicas del Maigmó.
Seguimos subiendo hasta alcanzar un cruce en el que hay un poste del PR-CV 85, donde dejamos el camino para seguir este sendero por el que continuamos subiendo hasta el nuevo poste en dirección al pozo de nieve del Carrascalet, también vallado.
Construcción del siglo XIX, tiene 11 metros de diámetro y 8,5 de profundidad, a su lado están los restos de la “cava de gel” construcción en la que se trabajaba el hielo para comerciar, hay una galería excavada en la caliza, de dos puertas, donde se guardaban los aperos y se almacenaba la nieve prensada lista para repartir con carros y burros.
Tras la breve parada para contemplar este reducto histórico, continuamos el ascenso hacia la parte más elevada de la Sierra de Carrascalet.
Esta pequeña sierra se extiende al norte de la Sierra de Maigmó, con la que enlaza a través de Les Planisses y el Alto de Mossén Francés y al sur del Despeñador.
El Alto del Carrascalet tiene 1.245 metros de altura, pero su escasa prominencia le hace ser un cerro bastante plano, sin un pico o vértice que le distinga. Está rodeado de carrascas de escasa altura, de donde le viene el nombre, además de matorral de monte.
Algunos subimos al cerro que hay frente a él para tener unas buenas panorámicas de la puesta de sol, que ya comenzaba a ponerse.
Desde allí iniciamos un descenso de casi un kilómetro por camino bastante deteriorado, que nos lleva por el cordal de la sierra, donde tenemos unas preciosas vistas de la luna sobre el Maigmó y su masa forestal hasta alcanzar el cruce desde donde sale el sendero que, pasados 300 metros llega a la Cueva de Mossén Francés, a la que no fuimos porque la noche se nos echaba encima.
Continuamos en descenso hasta alcanzar un collado roturado, ahora en barbecho. Aquí se cruzan varios senderos, nosotros continuamos de frente, por un sendero entre pinos y carrascas que nos ataja parte del camino al que volvemos a salir, para poco después tomar otra senda paralela a la izquierda que nos alivia momentáneamente del camino.
De nuevo en la pista, enseguida la volvemos a dejar para tomar otro atajo por la derecha, bastante estrecho, que entre pinos y carrascas y tras varias zetas, nos lleva a la cresta de la montaña, donde hay un poste indicativo del PR-CV 31 que pasa por aquí.
A unos 50 metros a la derecha, se encuentra nuestro objetivo, el Alto del Guisop. Desde sus 1.249 metros de altura se contempla la silueta del Maigmó, el Maigmonet, Rasos del Catí, la Sierra del Cid y el Despeñador, así como toda la llanura de Alicante y el mar.
El sol ha dado paso a la luna, que cercana a su plenitud, nos ilumina la bonita noche tras la cumbre del Maigmó, a pesar de lo cual no es suficiente y tenemos que ponernos los frontales y encender las linternas.
Descendemos con cuidado por la cresta, siguiendo un estrecho sendero en dirección sureste, para luego seguir otra senda que nos ataja sin tener que patear la tediosa pista, para luego conectar finalmente con ella para subir al cerro donde se encuentran las antenas de comunicaciones que rematan su cumbre.
Junto a la caseta de los guardas forestales hay un mirador con bancos de piedra, donde hicimos una parada para tomar un aperitivo-
Había prisa y pronto iniciamos el descenso por la Senda de los Forestales, bajada pedregosa en la que con la poca luz había que prestar atención para no resbalar.
Al llegar a un cruce de senderos, desechamos el que de frente nos llevaría hacia la rocosa cima del Maigmonet, para seguir el de su izquierda, que bordea su cara norte.
En estricta fila india, porque la anchura del bonito sendero no da para más, descendemos a buen ritmo hasta llegar a una pedrera, de la que sale un casi imperceptible sendero a la izquierda, que va a dar a la conocida como Senda de las Setas.
El empinado sendero va perdiendo altura a cada paso hasta conectar con amplio Camino de la Menta, que enseguida nos lleva a la carretera que sube al Mirador de Alicante, por la que continuamos hasta dar con la curva que conecta con la carretera de subida a la antenas.
Ya solo nos quedaba seguirla para llegar a los coches y reunirnos para tomarnos los bocadillos y dar así por finalizada esta bonita ruta que califico con 4 estrellas.
Paco Nieto
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