martes, 2 de noviembre de 2021

Excursión X308: El Palmeral de Alicante

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Alicante
Final: Alicante
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 11,4 Km
Desnivel [+]: 80 m
Desnivel [--]: 80 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 3
Participantes: 12

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta




























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Nos unimos al grupo de Rutas Urbanas Alicante, organizado por Caminos y Senderos de asyma sendeando Alicante, que una vez a la semana quedan para recorrer algunos de los sitios más emblemáticos de la capital levantina, en este caso el objetivo era llegar hasta el Palmeral de Alicante.

Como suele ser habitual, habíamos quedado en la Plaza de España, cercana a la plaza de Toros y precedida por el monumento a las hogueras.

Mientras esperaba al resto del grupo, me acerqué a la Plaza de Santa Teresa, situada enfrente, en este pequeño jardín romántico en el centro de la ciudad está situado el Panteón de Quijano, construido en 1857 en memoria de Trinitario González de Quijano, gobernador civil de la ciudad, considerado un héroe por su actuación humanitaria durante la epidemia de cólera de 1854.

El espacio se encuentra delimitado por una cerca de hierro, y se accede a través de una escalinata hoy retranqueada. En su jardín encontramos araucarias, olmos, grevilleas, bouganvillas, aligustres, lantanas y aves del paraíso.

Dispone en su parte central de un monumento funerario o panteón dedicado al gobernador, compuesto de un gran obelisco con cuatro grupos escultóricos, rodeado de jardines de tipo romántico. Junto al monumento se halla la denominada gruta romántica, que el ayuntamiento rehabilitó en 2011 para ponerla en valor tras ser usada durante años como almacén de jardinería.

En el fondo del parque, se encuentran dos estanques artificiales; el mayor está decorado con una cornucopia y el otro, de menor tamaño, con una pareja de ranas.​

Una vez estábamos todos, nos pusimos en marcha dirigiéndonos por la calle Calderón de la Barca al Mercado Central, un edificio de estilo ecléctico, con ornamentos del modernismo valenciano, de principios del siglo XX.

La fachada trasera recae a la plaza 25 de Mayo, llamada así porque en ese día de 1938, durante la Guerra Civil Española, el Mercado Central y otros puntos de la ciudad fueron bombardeados por la aviación italiana procedente de Mallorca. El número de víctimas se calcula en trescientas personas muertas, entre ellas diez niños, y más de mil heridos. En su interior se conserva el reloj que había en su fachada, parado para siempre con la hora del bombardeo, las 11: 19.

Desde allí, por la avenida de Alfonso X el Sabio llegamos a la plaza de los Luceros, la más emblemática de la ciudad. Posee en el centro una fuente monumental construida en 1930 en la que figuran unos caballos.

En la plaza giramos para descender por el bulevar de Federico Soto hasta llegar al Parque de Canalejas, prolongación de la Explanada de España.

Se caracteriza por disponer de una serie de árboles centenarios de grandes dimensiones (Ficus macrophylla), que ofrecen sombra durante casi todo su recorrido. Su cercanía al mar hace de este parque un lugar ideal para el descanso. En sus dos extremos, se encuentran dos fuentes decorativas.

Con las primeras luces, continuamos por la avenida de Loring, pasamos junto a la Estación de Autobuses hasta dar con la Casa del Mediterráneo, situada en la antigua estación de ferrocarril de Benalúa.

Las instalaciones de la estación estuvieron operativas entre 1888 y 1974, constituyendo durante muchos años la cabecera de la línea Alicante-Murcia.

Proseguimos por el Parque del Mar, de reciente creación. Son 55.000 metros cuadrados de espacios verdes, con numerosas especies de arbolado y arbustos, con vocación de poder ampliarse en el futuro sobre los terrenos ferroviarios propiedad de Adif que median entre la zona verde y el trazado de la avenida de Elche.

Recorrimos este parque al que han incorporado una plataforma mirador, que ofrece una visión panorámica del barrio de San Gabriel, de toda la prolongación del parque, y de la ciudad con el Castillo de Santa Bárbara al fondo.

Al pie de este mirador se encuentra un nido de ametralladoras, llamado búnker de Babel, construido en la Guerra Civil, que ha sido restaurado y puesto en valor, como muestra del patrimonio histórico de la ciudad.

Frente a esa construcción defensiva, una lámina de agua que acaba en una bonita cascada y una lagunilla, que recuerda donde se ubicaba la línea de costa que protegía, y que desapareció con la ampliación de la zona portuaria, lo que hace más ameno el paseo.

Salimos del parque y proseguimos junto a las instalaciones del puerto, en la zona del Varadero, cruzamos por un puente el Barranco de las Ovejas, también conocido como rambla de Rambuchar, nace cerca de la cumbre del Maigmó, y recoge las aguas de las sierras del Maigmó, Cid, Fontcalent y otras de menor altura a través de numerosas ramblas tributarias.

Su cauce, normalmente seco, experimenta fuertes crecidas como consecuencia de lluvias torrenciales, por lo que ha sido canalizada, dotando al cauce de una gran capacidad potencial para evitar sus frecuentes inundaciones. La anchura del cauce canalizado es de 55 m justo antes de la desembocadura, donde nos encontramos.

Nada más pasar el puente, cruzamos las vías de la estación de San Gabriel por un paso elevado, y por un semáforo la avenida de Elche, recorriéndola unos metros hasta llegar a la entrada del Parque de El Palmeral.

Este parque perteneció en sus orígenes a la finca El Carmen. A finales del siglo XIX se degradó con la inauguración del ferrocarril a Murcia y la ampliación del puerto hacia este, empezaron a instalarse fábricas y almacenes a lo largo de la playa de Babel.

El ferrocarril y la carretera no solamente afectaron al palmeral directamente disminuyendo sus dimensiones, sino que lo separaron y aislaron del mar mediante una sólida barrera rompiendo la relación directa que tenía antes.

La creación y extensión del barrio de San Gabriel entre 1910 y 1930 y la instalación de una industria de aluminio entre 1952 y 1956 supusieron dos nuevos perjuicios para la extensión y pervivencia del Palmeral.

Su estructura es consecuencia de su uso original para cultivos propios de la huerta organizados según una red de acequias de riego, balsas, caminos, sendas y ribazos en las que las palmeras se plantaban en los márgenes siguiendo una configuración de huertos, y creaban a su vez un microclima interior especial favorable a los cultivos. ​

Se mantuvo al margen de la ciudad, en un estado de total abandono que le llevaron a una considerable degradación. En 1997 se inauguró el nuevo parque de El Palmeral. En él se crearon accesos y aparcamientos, se rodeó con un muro de piedra, y se intervino en el interior del Palmeral para introducirle elementos como columpios, quioscos, un circuito para bicicletas y un circuito artificial de agua bombeada desde el mar emulando un río, un lago y una grandiosa cascada.​

A pesar de esta intervención, que no respetó los huertos agrícolas a los que las palmeras daban sombra, se logró salvar este bello lugar que estaba a punto de perderse.

Tiene una gran vegetación autóctona, típica de esta zona, y llegó a contar con más de 7000 palmeras, que pueden llegar a medir unos 20 m de alto y de 30 a 40 cm de anchura. Sus hojas son de 6 a 7 metros de longitud. Sus frutos son los llamados dátiles, de color naranja, carnosos y dulces y miden de 3 a 9 cm.

A la entrada del parque se instaló un templete, en el que se lleva a cabo una programación de actuaciones de animación, teatro infantil y títeres.

En 2008 fue inaugurada en El Palmeral una gran cruz conmemorativa armenia, o jachkar, que había sido donada por la colonia armenia residente en España por la "buena acogida que los armenios siempre han recibido por parte de Alicante y de los alicantinos". También tiene un kiosco donde poder tomar algo, cerca de un mirador hacia el mar.

Con la noche se echó encima, volvimos sobre nuestros pasos, acercándonos al Rincón del Varadero a degustar sus famosos bocadillos de calamares, pero estaba cerrado y tuve que volver otro día para probarlos, dando fe de que están buenísimos.

En resumen, un agradable paseo para deleitarse con los parques y el Palmeral de esta bella ciudad, además de conocer a nueva gente del grupo, por lo que le otorgo 3 estrellas a esta excursión.
Paco Nieto

FOTOS

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