sábado, 20 de mayo de 2017

Excursión X104: Los Peñascales y Torre de los Lodones

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: Torrelodones
Final: Torrelodones
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,6 Km
Desnivel [+]: 237 m
Desnivel [--]: 237 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 3

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta














PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
Nueva ruta con mi sobrino Alejandro con paseo hasta el embalse de los Peñascales y después a la Torre de los Lodones, dos de las atracciones de Torrelodones.

Salimos de la plaza del ayuntamiento y, siguiendo por la calle Real, cruzamos la Avenida Conde de las Almenas, título que ostentaba el primer propietario del cercano Palacio del Canto del Pico, uno de los símbolos más reconocibles del pueblo, caído en desgracia y en el más terrible de los abandonos.

Dejamos atrás la rotonda del Dedo Gordo, mediocre reproducción del que fue un risco que había a la salida del pueblo, junto a la antigua carretera de la Coruña, volado en la construcción de la autovía A-6.

Continuamos hacia el campo de fútbol y nada más alcanzarlo, giramos a la izquierda, descendiendo hacia el cementerio, al que rodeamos por su lado oeste.

Desde allí, giramos a la izquierda, para conectar con la Avenida de los Peñascales y calle Júcar hasta alcanzar la presa del embalse de los Peñascales, oficialmente llamado de Gabriel Enríquez de la Orden, aunque pocos deben de saberlo.

Fue construido en 1962 para abastecimiento de agua de las urbanizaciones de su entorno, si bien ha perdido este uso con el desarrollo de otras infraestructuras hidráulicas por parte del Canal de Isabel II, que suministran agua a las viviendas de Los Peñascales.

La presa tiene 179 metros de longitud y 18 metros de altura, que no impiden que su capacidad de
almacenamiento se haya mermado mucho por la continua sedimentación a que está sometido.

El humedal al que ha dado lugar el embalse está integrado, desde el año 1985, dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, así como su zona de influencia, poblada por sotos y encinares carpetanos.

Tras una situación de medio abandono, el Ayuntamiento de Torrelodones aceptó el 16 de junio de 2014 la cesión gratuita de los terrenos que ocupa el embalse de Los Peñascales así como la presa, ante el riesgo que existía de inicio de un expediente de puesta fuera de servicio de la presa y su desaparición a medio plazo.

En el sentido horario, fuimos bordeando su ribera, siguiendo una preciosa senda que lo circunda.

Es un placer pasear por la preciosa senda, que rodeada de juncos, zarzamoras, jaras y flora de ribera serpentea entre las lujosas viviendas que lo circundan, dejando ver a cada recodo el embalse.

Un par de puentes salvan los arroyos que lo nutren de agua, especialmente bonito es el puente sobre el arroyo de Trofas, el que más caudal aporta.

Al terminar de completar la vuelta a las aguas, en la otra punta del muro de la presa, continuamos por las escalinatas que descienden con cierta pendiente hacia la antigua depuradora, frente a la cual hay un puesto de control de la urbanización, un pequeño aparcamiento, un buzón de correos, una parada de autobús, una fuente y un banco, para que no falte de nada.

Continuamos por la Avenida del Lago, para a los pocos metros desviarnos por el camino que, paralelo al arroyo de Pretil, se interna después, convertido en senda, en el Prado de la Solana, ascendiendo entre encinas, en dirección noroeste, de nuevo hacia el cementerio, al que se llega tras cruzar el arroyo de Villarejo.

Bordeamos el cementerio por su cara sur y, al ver que la puerta norte del campo de fútbol Julián Ariza estaba abierta, entramos a tomarnos un refresco en su bar.

Tras el breve descanso, salimos al paseo de Joaquín Ruíz Jiménez para enseguida llegar a la Avenida Conde de la Almenas, para por la calle Camino de Valladolid continuar hasta desviarnos a la izquierda hacia la explanada del punto limpio y, nada más pasar bajo la A-6, ascendimos por la escalinata que conduce a la Torre.

Entre los riscos, llegamos a la emblemática atalaya musulmana que dio origen al pueblo, allá por los siglos IX a XI y que tenía como misión vigilar uno de los caminos que se dirigía hacia los pasos de la Sierra de Guadarrama, el que en 711 utilizó Tariq para su avance por la parte norte de la península ibérica.

A sus pies se contempla buena parte de la Sierra de Guadarrama y medio Madrid a lo lejos, así como el pueblo a vista de pájaro y el abandonado a su suerte Palacio del Canto del Pico.

Continuamos por el camino que en dirección suroeste alcanza un pequeño bello pinar, que da paso, a la izquierda, a una senda que entre pinos y jaras desciende hacia el Mirador de Las Marías y, más abajo, a otro mirador desde el que se tiene unas preciosas vistas de la planicie de Madrid, mientras abajo no paran de cruzar trenes por las vías que, poco más arriba llegan a la estación de Torrelodones.

Tras el descanso contemplativo, continuamos el descenso por una de las muchas veredas que surcan este bonito enclave hasta llegar de nuevo a la explanada del punto limpio.

Con las primeras luces de la tarde, pasamos bajo los puentes de la A-6 entramos de nuevo en la plaza de la Constitución, donde se ubica el ayuntamiento, origen y final de esta estupenda excursión por dos de los parajes más naturales y sorprendentes de Torrelodones y que bien merece ser calificada con 4 estrellas.
Paco Nieto

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